martes, noviembre 04, 2014

EL RESPLANDOR DE SOMBRAS CIEGAS...



*Obra de Claudio Uzal. El pájaro Azul, 2014
Óleo sobre Lienzo. 112x 92 cm. (c) UZAL








AMORES*



Ese viento que te besa el rostro
y golpea al intruso, lo amo.
Como amo la lluvia que  empapa
y recorre  tu cuerpo sin excusas.
Amo la soledad que grita y espera
que aparezcas desde algún lado de la sombra
y a la Luna, con solo imaginar que la estés mirando.
Amo el tiempo que muere y se lleva con él
los mejores recuerdos y a los amigos
que están, pero ya no se ven.
Amo y sueño la revolución que se desgrana
porque dio mucho más y no podía.


*De Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu







EL RESPLANDOR DE SOMBRAS CIEGAS…








Un corazón que late en los pies*



Eres tu propio cielo,
Tu propia luz,
Tus propios colores.


Eres tu propio cielo,
Con sus divisiones armónicas,
Con sus milagros cotidianos.


Eres tu propio cielo,
Con tu piel llena de estrellas,
Tus mejillas sonrojadas hasta la nariz.


Con tristeza en tus ojos
Muestras a los hambrientos:
Dominados,
Pero no convencidos de esa dominación.


Eres tu propio cielo
Azul y negro,
Sonriente y ocurrente.


Eres tu propio cielo
Que cuando se rebela con sangre y sueños
Recupera su existencia.


Eres tu propio y amarillo cielo,
Que cubre adornando sus orejas
Con la caída entre cascadas de tu cabello.


Eres tu propio cielo
Con los bolsillos desgarrados,
La miseria sosteniendo a quienes dicen:
“Esto es vivir en paz”.


Eres tu propio cielo
Que añora mirar el día
Que ponga de pie a los oprimidos...


Eres tu propio cielo,
Tu propia tierra,
Tu propio mar,
Que apachurro fuerte entre mis brazos
Para que la deuda externa
No te arranque también de mi lado.


*de hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com











MANIFIESTO PARA SORDOS*




Si ya lo sé,
que poesía y fraseo
no son
las mismas cosas.


Que el canto
y el aullido
no van en la misma
línea, lo comprendo
y no me enojo.


Quizás
hemos hecho mucho
de lo primero,
y el público
continúa indiferente
y sordo.


Entonces
es hora de revisar
el método,
actualizar
los manuales,
y al volver,
empezar de nuevo
por algún punto
cercano
a la mujer o al hombre
que malvive
en la calle
del vivir. Ahorrémonos
el tiempo
que es lo que menos
tenemos.


Los trucos
dejémoslos a los magos,
a los políticos.
Vamos a escarbar
en el HOY
con las uñas
o con los dientes,
vamos a mordernos
uno a otro,
vamos a acostarnos
con el barrio
entero
enlodándonos
con lo humano
y lo promiscuo.


Basta de jugar a los inmortales
sólo son muertos
sobre muertos
preocupados
por los vivos. Es hora
de volver
al poema, al árbol,
a Juan, al perro
y al vecino.


*De Daniel Montoly. danielmontoly@yahoo.es









Pablo de nadie, Pablo del silencio*



*Por Nechi Dorado. nechi.dorado@gmail.com


Aquí nomás, en un pueblito costeño donde rompen las olas del mar postrándose ante la arena pasa sus días un ser incompleto, mitad hombre mitad niño que siempre se me ocurrió de espuma. Que se me ocurrió de arena.
Ver a Pablo deambular por las calles es estar frente a la imagen del abandono más imperdonable, es como presenciar el epílogo de una profecía ya que todo el pueblo vaticinó que el joven inacabado representa un peligro para los vecinos, sobre todo para las pocas personas que acariciamos sus pelos duros de mugre, donde el salitre compite con los piojos para ver quién dura más en esa cabecita.
Todos hablan de lo arriesgado que resulta que el chico ande deambulando por las calles donde los baches parecen bocas abiertas dispuestas a deglutirse todo y que más de una vez nos han hecho pensar si los misiles que se arrojaron en las guerras de oriente medio, no habrían impactado por sobre ese pavimento resquebrajado.
Pocos murmuran en voz baja por las dudas que los árboles escuchen y transmitan lo que realmente deberían haber transmitido los vecinos: la realidad tenebrosa de ese Pablo; la ausencia absoluta de las obligaciones del estado; de las instituciones que deberían ser contenedoras de jóvenes en su misma situación; de las iglesias a pesar de que hay tantas en la zona que hablan de pecado y amor al prójimo cuando nadie sabe quién será ese famoso prójimo y qué cosa tan extraña es el pecado que siempre asienta sus bases sobre la marginalidad. La ausencia evidente de organizaciones autoproclamadas de derechos humanos que tampoco se dignaron averiguar quién se debe hacer cargo de esa especie de alma errante, vagabunda, despreciada.
De haber un paro general y contara con la misma fuerza que tuvo la ausencia de protección para este joven y tantos en su misma situación, seguramente cualquier país vería resquebrajados los cimientos de la inoperancia histórica. De la desidia más obscena.

Pablo, el que me decía “yo te cuido, doña”, un día dejó de hacerlo atrapado ya de lleno en las garras de la droga que le ofrecen y se sabe quiénes, aunque de eso no se hable tampoco por considerarse peligroso. Aunque a esos se los llame señores en lugar de mafiosos, dado que el miedo suele reverenciar lo inmundo.
Porque en ese, como en todos los pueblos costeños la bruma del mar que invade las calles en las noches crudas del invierno, tapa también realidades desde lo impúdico del olvido. Allí todos saben muy bien quién es quién. Quiénes son los que viven sin trabajar gozando de privilegios, comiendo todos los días, enmascarados tras antifaces cínicos trasladándose en autos de alta gama que ni intentan ocultar lo inescrupuloso de su accionar permanente.
Pablo se volvió agresivo, es decir, descubrió su acritud escondida entre los retazos descoloridos de la infancia, mucho antes de cumplir sus dieciocho años vacíos de amor, repletos de hambre y miseria. Si alguien me preguntara si existe superlativo de la palabra miseria, diría que no tengo dudas y lo mencionaría con su nombre, Pablo.
Al joven-niño porque su cerebro partido por la indigencia y por su genética lo dejó estancado en los siete años, se le prohibió la entrada a la escuela.
–Es muy agresivo, justifican. Golpea a sus compañeros, los lastima, tiene la fuerza de los locos, agregan, como para evidenciar que no es posible contenerlo y tal vez es cierto que no resulte fácil. Lo que nadie dijo fue que Pablo reprodujo lo que la vida le enseñó desde que abrió sus ojos al mundo hostil al que arribó, seguramente sin que lo llamaran. Empujado por la promiscuidad en alguna de esas noches donde el amor se vuelve ausente para dar paso al instinto, casi animal, embriagado por los vahos del alcohol y otras sustancias que vaya uno a saber qué extraña conjunción conforman como para descargar espermatozoides fallados que lleguen a destino.
Pablo, con su discapacidad cerebral fue un excelente alumno capaz de reproducir las lecciones de destierro y desamparo que corrompieron su alma en este mundo corrompido por los generadores de miseria que pocas veces asustan y poco se mencionan pese a tener nombres y apellidos. Pese a esconder sus falencias vestidos con cuello, corbata y guante blanco que los convierte en señores y señoras de baja estofa, aunque respetados.
Pablo debía tomar medicación de por vida como para equilibrar el funcionamiento de su cerebro resquebrajado, medicamentos que nadie le compró jamás. Pablo representó para sus “tutores” un importante estipendio mensual obtenido gracias a los favores de algún puntero que le otorgó un subsidio por discapacidad que jamás cumplió su destino final: el equilibrio de esa mente dispersa.
Tampoco hubo quién controlara dónde iba a parar esa colaboración aunque todo el pueblo supiera para qué se utilizaba. Todos menos los que debían hacer un seguimiento de la situación de la criatura.
Al no poder ingresar a la escuela, Pablo comenzó a ir todos los mediodías a la hora que sus compañeros salen de las aulas, con el fin de agredirlos físicamente. Imagino su corta comprensión cavilando sobre “por qué ellos pueden y yo no”. Pablo se habrá sentido un perro rabioso; Pablo fue discriminado por ser tonto, minusválido, en un mundo donde ser moreno y pobre cumple la inexorable ley no promulgada, aunque casi institucionalizada que lo condena al desprecio.
Nadie fue capaz de hablar con un juez de minoridad o si lo hicieron, cosa que no me consta ante la evidencia más angustiante, habrán hablado en arameo, como para que nadie lo entendiera. Tampoco hubo sacerdote que lo hiciera, ni docentes, ni funcionarios porque muy cerca suyo, con vínculos no reconocidos pero existentes, hay algún guardián de la ley y ya sabemos, es peligroso tirarse contra las jinetas que pisan duro y matan con demasiada celeridad. A los pobres.
Pablo de espuma, Pablo de arena como lo llamé algún día, me enteré que semanas atrás fue ingresado en el hospital con su cuerpito esmirriado literalmente molido a palos.
Seguramente se habrá hecho el “vivo” con alguien y éste se habrá defendido. Pablo es muy fácil de estropear a golpes, la única defensa que conoce es la de agredir primero para ganarle a la vida que lo descartó situándolo en el lugar donde se ubica a los residuos.
A Pablo lo mandaban a robar porque su impedimento lo colocó en situación de inimputabilidad y el botín que los jefes compartirían con él, serían apenas unas monedas que le alcanzarían para un paquete de galletas vencidas, tanto como para engañar al hambre que retuerce las tripas y gime pero es bastante ingenuo y se conforma con cualquier cosa.
Pablo está en la cama de un hospital como una cosa depositada al azar, donde tal vez coma algo más que galletas. Tendrá por primera vez una sábana que tape los moretones que quedaron como medallas, premio al que acceden con facilidad los “delincuentes” siempre y cuando pertenezcan a la categoría de pobres de toda pobreza, de todos los días, de cada momento.
No sé cómo saldrá Pablo del hospital donde se encuentra si acaso sale. No sé qué será de él, una vez recuperado, si es posible que eso suceda. Lo único que sé es que en caso de soldarse sus huesitos descalcificados, volverá a pasar sus noches bajo algún alero en una de las tantas casas deshabitadas en invierno. Hasta que algún día, tal como le juraron que habrían de hacer en caso de que “no se dejara de joder” aparezca con la cabeza agujereada tirado entre los médanos de esa playa que vio correr su hoja de vida envuelta entre la desvergüenza de un silencio cómplice de la barbaridad más espuria.
El chico es peligroso, dicen. El chico anda falopeado* todo el día, agregan. ¿Dónde consigue las substancias? Lo saben todos, menos los que deberían saberlo aunque también lo sepan.
Si tanta desidia no adquiere para la subjetividad popular un minuto de atención, estamos a un paso de una muerte anunciada, silenciada, oculta, porque la miseria social, económica y sobre todo la humana es la peor enemiga de la vida.
Y Pablo de nadie, Pablo del silencio, también merece vivir aunque parezca mentira…







ESPERA*


"Soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre…”
(Charles Bukowski)


Ese animal, más bello que las bestias humanas.
Tiene el resplandor de sombras ciegas.
La vida lo fumó como un pucho.
Él repite el ritual sobre su herida abierta.
Para matar el tiempo comparte la comida de perros callejeros.
Sus pies renguean entre arpones. Ya no le duele, no.
-La piedra ya no pesa Sísifo –
A veces, quizás para apurar la cicuta, la recuerda.
Mira hacia abajo, se concentra en el vidrio y añora.
Bebe de los pezones de la noche y del súcubo.
Negro que te quiero negro, negra muerte, negra vida.
¿Como olvidar el agua? ¿Los espejos? ¿Las orugas?
En su barba los pájaros hacen nido, y el viento.
Suele volar con sus fantasmas cuando llueve.
Lo acompaña una campana rota y un agua marina.
Y… hay que vivir hermano, toma esta moneda.
Sabe que el vendaval es pasajero… y espera.
Alguna vez se ha permitido ser lápida.
Un murmullo de lágrimas que cubren esa espera.
Pero lo sabe “Dios está enfermo, grave”
Lo conforta la ceniza del pucho, que demora y no cae.

Ese animal, más bello que las bestias humanas.
Me astilla. Hace añicos el costado de mi culpa.



*De Amelia Arellano. amelia.arellano01@yahoo.com.ar













ELA O’FARRYL ESTÁ CANTANDO ADIOS FELICIDAD*



Aun no tenemos catorce provincias ni médanos de aire para empinar pájaros de papel estraza. Somos la lumbre detenida allí donde cuelga la cimitarra, el arcabuz. No ha llegado el humo que mata los pájaros. No ha llegado mi padre con su diente de morder cebollas y escupir al cielo. La primavera se confunde con una mujer fluvial que se voltea y me muestra los pechos. Soy el que dibuja la rayuela en el mapa de la patria. La que salta es mi hermana. Al otro lado del patio conversan los difuntos que esperan a los ciclones, las guerras chiquitas y mundiales. En el brasero del vecino se hunde la carne que un día fue sangre caliente del bosque. En las tendederas ondean las sábanas que en su día fueron las franjas blancas de la bandera. Del huerto familiar llega a un olor que no saben los hospitales. Las frutas en ristre pasan en trenes veloces rumbo a la memoria. En el cuaderno de bitácora mi madre apunta los abortos, los nacimientos, los eclipses. Yo estoy al centro de la nada y bebo un agua nutricia mitad sangre mitad resurrección.



*De Reynaldo García Blanco. centrosoler@cultstgo.cult.cu










FLOR DEL AGUA*



Son tiempos de guerra,
tiempos de paz.

La paz para llorar con calma,
paz para soñar en medio de un mundo plano
sin bordes ni letreros de precaución.

La guerra para llevarse sin llanto,
para amar el canto del aguapolvo
que narra canciones,
para construir la curvatura que envuelve al cielo
con hojas de maíz y cacao molido.

Caminar
como si se anduviese buscando la muerte,
pero a la muerte no se le busca:
a ella nomás se le canta,
se le arrulla o se le hacen cosquillas
con la mano fría.

Tenemos dos mazorcas
que marcan los tiempos de paz
y los tiempos de guerra según el Sol.

La paz para prepararla con chile,
la guerra para comer sopa sobre la mesa.

La pintura con la que el cielo se viste
es reflejo de instantes con los que nos miramos
soñando y licuando vaivenes
que quizá nos devuelvan como semillas al mundo.

Con la ley en la mano
no llegaremos demasiado lejos,
nos dice el viento que regresa viejo.

El corazón escamoso como iguana
se calienta con la boca abierta
dejando escapar silencios
que todo movimiento pacífico,
si ha logrado verdaderos cambios,
ha avanzado siempre sobre un movimiento armado
que se nos trata de ocultar debajo de la historia,
debajo de un mar que acurruca su arena
que es de tantos colores,
surcos,
arados,
recuerdos.


*De hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com



Nota 1: http://apia-virtual.com/2014/10/22/reprimen-a-las-estudiantes-de-la-normal-rural-de-panotla-tlaxcala/

Nota 2: http://www.eluniversal.com.mx/ciudad-metropoli/2014/marchan-este-lunes-por-alumnos-de-ayotzinapa-1048041.html

Nota 3: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/10/22/se-suman-universidades-de-guadalajara-veracruz-y-michoacan-a-paro-nacional-en-apoyo-a-normalistas-4359.html

Nota 4:  'el Estado es un  órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del  "orden" que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases. En  opinión de los políticos pequeñoburgueses, el orden es precisamente la conciliación de las  clases y no la opresión de una clase por otra. Amortiguar los choques significa para ellos  conciliar y no privar a las clases oprimidas de ciertos medios y procedimientos de lucha para el  derrocamiento de los opresores' (V. I. Lenin. El Estado y la Revolución)


***

El pasado 26 de septiembre de este año 2014, un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en el municipio de Iguala en el estado de Guerrero, México, al retirarse de esta ciudad de Iguala después de realizar un acto político para recaudar fondos, elementos de la policía municipal les cortaron el paso y dispararon contra los camiones
donde viajaban los estudiantes, muriendo tres personas y siendo detenidos 43 estudiantes por los policías, quienes los atacaron con ayuda de miembros de un grupo de narcotraficantes. Horas más tarde, cuando los sobrevivientes narraban estos hechos a la prensa local, nuevamente un grupo de policías y miembros del cartel del narcotráfico llamado “Guerreros Unidos” dispararon contra los estudiantes, profesores, periodistas, familiares... Resultando otras tres personas muertas. A la fecha, finales de octubre, los 43 jóvenes siguen sin aparecer. El Estado mexicano se ha convertido en un Narcoestado (ya tiene tiempo de ello), que está en clara oposición a los intereses populares y nacionales. Diversos sectores de la población mexicana se están organizando en marchas y manifestaciones para exigir la aparición con vida de los estudiantes. ¿A caso quienes están formando parte de este narcoestado, van a juzgarse según la ley? ¿Aún existe en México la posibilidad de buscar un bienestar social por la vía de las instituciones? En este estado de Guerrero existen grupos guerrilleros como el EPR, ERPI o las FAR-LP quienes se ha pronunciado sobre el caso de Ayotzinapa y han planteado accionar militarmente










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INVENTREN
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J.J. ALMEYRA.
-Por Ferrocarril Midland-


GOBERNADOR ORTIZ DE ROZAS
-Por Ferrocarril Provincial-

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