*Dibujo de Erika Kuhn.
*
Alboroto de gorriones
Van al árbol dormitorio
florecido en pájaros de la
noche.
No caen a pétalos.
se acompañan
de hoja en hoja.
Ellos
Se preguntan
porque no hacen nido.
Mirando al cielo vedado
por hojas y pájaros.
Se abrazan.
Y hacen del abrazo un nido.
*De Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial@hotmail.com
EN EL AIRE DE SONRISAS E
ILUSIONES INTANGIBLES…
-Textos de Eduardo
Francisco Coiro.
*
Hay momentos.
Como en esta lluvia. En los que el hombre quisiera barrer con las tristezas. La
lluvia hecha de gotas como lágrimas.
Con
obstinación, el hombre busca algo perenne que lo conecte con la fuerza de la
vida. Después de un buen rato de estar parado delante de la ventana. El cielo
gris por cielo. El hombre logra lo que necesita: la trenza de Mariana cayendo
como espiga de un dorado sol y perdiéndose entre sus pechos.
Con ver esa imagen
-que sólo esta en su mente- la tarde ya es una iluminación.
*
Se desnudan.
Ella apoya su espalda contra el
respaldo de la cama.
Abre sus piernas.
Deja sus piernas dobladas, las
rodillas quedan como una cima curva y perfecta.
Un haz de luz que se filtra por
los postigos entornados les da un aspecto irreal. Son la superficie de un
planeta mágico.
Ella Desnuda. Con sus piernas
abiertas y el sexo expuesto, recibe al hombre.
El hombre apoya su espalda en
los pezones se chispean a la altura de sus pulmones.
Ella lo contiene en sillón de
mullida ternura humana. Abre un libro, recorre en silencio las páginas.
Cada vuelta de hoja genera una
brisa o un huracán en la piel.
Él se concentra en la
respiración. Los pulmones son una caja perfecta de resonancia. Siente al latido
del corazón de ella como doble latido del propio corazón.
Ella comienza a leer.
Su voz se eleva en catedrales.
En su voz que eleva en
catedrales hay un eco de otra voz dormida.
El hombre cierra los ojos. No
esta del todo allí.
Hay una niña que canta en latín.
Cuando su voz vuela, se despega del coro y los fieles se giran, dejan de ver
hacia el pulpito y buscan el origen a ese desgarro del aire que llega a los
oídos.
Afuera, probablemente esta
nevando, el reloj de la iglesia esta congelado como en una postal sepia a las
10 y 5 minutos de una mañana de domingo. Los tejados rojos cubiertos en
algodones de nieve. El río D'Orba hace espuma al chocar contra los pilotes del
puente de hierro y madera, más allá, el horizonte se eleva como en una visión
de piernas que culminan en cimas nevadas de luz matinal.
El hombre, que se elevo lejos
lejos para imaginar el canto de su abuela, vuelve al cielopiel que
acaricia.
*
Como quien
encuentra un tesoro, o un bien imprevisto a los pies de la cama encontré el
botón azul noche. En la tarde oscura pensé en tu andar desabotonado por algún
punto del saco. La llovizna dejando gotitas y nubes en los lentes de tus
anteojos. Y así, de repente, este pequeño objeto que se desprendió de tu
ausencia te trajo de nuevo a mi lado. La habitación se ilumino por completo de
tu sonrisa desnuda.
*
Dos novios se
dan un beso en el andén. La chica sube al tren.
Beatriz vuelve
a decirle "cuando la gente se quiere ver, se ve". Fue la despedida y
ocurrió cuando ese hombre que mira era un adolescente de la edad del chico que
quedo allí, parado en el andén, viéndola partir.
REPELENTE
Hace un tiempo
me ofrecí a participar de un experimento. Me invito el amigo Kalman Popik que
trabaja de genetista en EE.UU, fue algo antes de que apareciera toda esta
euforia del dengue y el sika y otras fiebres tropicales. El experimento consistía
en aplicarse unas vacunas -inocuas según me dijo- para repeler al mosquito
hembra de varias especies. El cuerpo humano comienza a segregar una sustancia
acompañando a la sudoración normal y el mosquito hembra ni se acerca. Paso el
tiempo y mi amigo me escribió preguntándome si notaba algún efecto raro. ¿Como
cual? -le conteste.
Bueno, algunos
de los voluntarios de diferentes países han referido que no logran generar
atracción sexual en las mujeres de su entorno. Esto ha generado una sospecha
para la cual no hay estudios concluyentes aunque si evidencia empírica.
SIOFN
El hombre lee
su informe otra vez:
"He
observado que hacemos el amor en la esperable indiferencia con la que un
empleado administrativo lee, firma y sella un expediente. Para el cual lo
verdaderamente importante es el control. Que el expediente este en el estante
correcto, disponible para cuando sea necesario otra firma, otro sello, pasarlo
a otro estante con cierta indiferencia como si fuera a otro abandono.
(....)"
"Después
de haber pasado varias veces por el planeta Siofn los seres tienen una vida sin
pasión. Los supera saber que su nuevo cuerpo tiene fecha de vencimiento; ya no
sienten estar en una vida verdadera con peligros y desafíos, incertidumbres,
frustraciones.... se limitan a administrar su tiempo en redes psicofísicas a
las que confirman su pertenencia con gestos tan automáticos, tan naturalizados
en su inconsciencia (...)"
Por eso el
hombre ruega que lo transfieran a un planeta de "sangre caliente"
donde la vida merezca ser vivida. Donde pueda sentir de nuevo -como aquella
remota vez- que cada instante es un principio y un final.
LECCIÓN
A edad oportuna
la abuela se lo había dicho a su madre con todas las letras.
Años después su
madre pudo explicárselo a ella con la firmeza de un catecismo. Como un saber
que no debe ser olvidado:
“Hay que
conquistar el corazón del hombre, pero que él no conquiste el tuyo”
No entregar
jamás el corazón -ni la ilusión- era la consigna implícita.
El tiempo pasó
escurriéndose como el agua. Su libertad era tan profunda como su soledad.
En la cola del
banco, mientras esperaba su turno para cobrar la jubilación. Escuchó la
conversación de dos mujeres jóvenes que hablaban de cómo “Enganchar un tipo”.
Quiso hablarles
pero se le hizo un nudo en la garganta.
NOVELA
Cuando la hija tenía
7 años, lo sorprendió cantando la canción de una novela.
El hombre anotó
tal cual desde la voz de la niña:
Desde el primer
día / supe que te amaba
con mi alma
enamorada
como un
vagabundo / no me da respiro.
Porque nunca
nunca serás mío
Y no me importa
nada / por que no quiero nada
...y aprender
como duele el alma
como un adiós.
Porque tengo el
corazón valiente.
prefiero amarte
después de verte.
Se va a saltar
a la soga. El hombre la escucha desde el patio contar la seguidilla de saltos.
Al rato vuelve y cuenta sobre el anticipo del nuevo capítulo del lunes con el
cual bombardean a cualquier hora. Dice que Martín y la Monita se van a dar el
primer beso después de huir sobre un caballo blanco.
Entonces ese
hombre le preguntó a su hija de que tratan las novelas y la respuesta lo dejó
entre la risa y la perplejidad. Las palabras de los hijos son un alivio ante la
complejidad del mundo que tanto abruma los días.
"De
cuernos y secretos". - dijo en tono de complicidad.
UNA INTEMPERIE REGADA DE ESTRELLAS
Otra vez pensé
en Raquel. Caminábamos de la mano por la calle peatonal de su ciudad, hoy
lejana para mi. Era invierno y de madrugada, íbamos como suspendidos en el
aire. La noche estaba estrellada y limpia, por momentos parecía que el cielo se
derrumbaba y las estrellas estaban ahí nomás, como al alcance de una mano
extendida.
Estábamos solos
en la calle o al menos sentíamos que éramos los únicos seres presentes en ese
momento tan único y tan frágil a la vez. Una pareja que buscaba una casa, una
cama para resguardarse de un frío polar.
Y ahí
aparecieron las preguntas sin respuesta sencilla. ¿Que hacía allí lejos de mi
pueblo con ella? ¿Que era aquello tan fuerte que nos unía? ¿Era el amor o la
devastación de la vida antigua la que nos dejaba unidos en esa intemperie
regada de estrellas?
Pensé en la
intemperie como algo primitivo: una pareja se refugia de temores y amenazas
bien reales. Buscar una caverna, encender el fuego, abrazarse, cubrirse con
unas pieles. El mundo era ese ínfimo presente, la idea de la presencia del
pasado en sus vidas no tenía sentido. El futuro por definición no existía. Solo
ese presente.
Después
llegaron trabajosamente los descubrimientos. Los seres que viven su realidad en
un escenario interno que llevan consigo, en una neurosis que los protege y
limita a la vez, su propia caverna y el rugido de sus ancestros dinosaurios por
si no alcanzara con los miedos reales de la jungla social.
En eso estaba,
bien perdido en pensamientos sin solución, cuando llegamos a la casa.
Y antes o
después del cariño físico, Raquel me trajo las pantuflas de su ex marido para
que no se enfriaran mis pies en el camino al baño.
FLORECIDO
El hombre la
había arrancado de su vida como se arranca a un yuyo indeseable en el jardín.
Con la misma
brutalidad en el tirón, tratando de arrancar la raíz de cuajo. Sin sentir nada.
Al otro día, justo al otro día. El hombre plantó en su lecho a una muchacha
bella como una azalea. La mujer se marcho prontamente sin echar raíces en su
vida.
No se quedo
quieto. Siguió plantando bellas mujeres que se marchitaban antes del amanecer.
Nadie pudo crecer ni florecer en ese lugar. Su vida era un jardín desierto al
que regaba inútilmente antes de anochecer.
Hasta que
percibió esos movimientos adentro. Esos pujos que sintió por todo su cuerpo y
que se ramificaban de noche a día con la velocidad implacable de la naturaleza.
Y eran la luz y esa tibieza que anuncian una primavera cercana.
El hombre se
vio a la siguiente mañana en el espejo, comprendió lo que sucedía.
No había
logrado extirpar bien las raíces.
Sus brotes se
abrían paso por sus poros y estaban a punto de estallar en flor.
-Sólo pido que
las flores sean del color de sus ojos. Pensó resignado.
UNA GOTA DE HUMANA TERNURA.
Así estaba el
hombre.
Y esto que no
es decir nada daba a entender que en su vida casi todo hacia agua. Se le
escapaba la belleza de los días como en un colador.
¿Y que le
quedaba en el colador? Sólo los restos pensantes de alguien que no podía
percibir la felicidad. ni buscarla consecuentemente.
Ya no le
preocupaba la soledad pequeña de noches vacías de abrazos. De despertares con
la boca besando la piel de la almohada. No era la penuria de sentido a la luz
del día, cuando su vida se escurría en rutinas auto-administradas para no caer
en la percepción del vacío. No era la soledad pequeña entonces. No era eso sino
la enorme soledad del desamparo la que lo atormentaba por debajo de cada paso
que daba. Sentía que el suelo, lo más material y evidentemente sólido que se
nos brinda en la ciudad ya no era seguro para él. Sentía ciénagas. Arenas
movedizas donde los demás seres pisaban veredas y calles. Sólidas, evidentes.
Ese hombre
leía. Leía hasta que una frase lo fulminaba y lo obligaba a cerrar el libro y
transitar varios días con ella circulando en los laberintos de su mente, que
por costumbre, no conducían a ninguna salida. Pasó con "Una gota de humana
ternura" leída en "la octava maravilla" de Vlady Kociancich.
Entre lágrimas
se vio como un mendigo de amor buscando alimentarse de sonrisas que recibía
tras algún piropo ingenuo.
Y además el
encierro. Ese temor desmedido a alterar sus pocas rutinas.
Quería y
necesitaba de algo que le diera aire a su vida.
Pero no lograba
superar la etapa del diagnostico.
Hasta que logro
asumir que lo suyo era ser “enamorado del aire”.
Esa imagen -aun
ilusoria- “vivir de amor en amor etéreo” le ilumino el día, ahora debía seguir
adelante buscando día tras día sostenerse bien en el aire de sonrisas e
ilusiones intangibles.
LO
VERDADERAMENTE HEROICO
Le dejo a su sobrino sus
cuadernos de notas por legado. Le llegaron embalados en una caja y atados con
hilo de yute. Son cuadernos comunes de hojas rayadas y espiral que vienen con
su título en la tapa. El hombre elige abrir el que dice “Amor”.
Son frases sueltas. Según parece
muchas eran propias, del propio saber del tío gestado en años de andar por la
vida. Otras escuchadas. A veces frases subrayadas con resaltador en un recorte
de diario.
Todo prolijamente anotado con su
letra cursiva grande y clara, que le elogiaban tanto en su empleo de revisor de
cuentas.
El hombre va al final del
cuaderno. Esa es la última frase. Tiene una aclaración:
“Me dicen en el bar que lo dijo la
Rosa Montero en un reportaje. No es textual, la escribo con mi memoria no tan
buena…"
Lo verdaderamente heroico es
querer al otro tal cual es.
"Tal cual el otro es" -Escribe para dar énfasis a la
frase.
Luego sigue una reflexión:
“Cada vez seremos más los viejos
solitarios. Hasta que lleguemos a estar sentados en el geriátrico mirando un
Potus.
Con suerte habrá una ventana
para ver el movimiento de la calle.
Y en una mañana cualquiera, una
viejita se sentara al lado nuestro. Nos tomara la mano.
Y será tarde para casi todo,
menos para sonreír”
*
Atar al deseo con una cadena, como antaño se ataba
al perro de la casa, para que ladre pero no se aleje demasiado. Menos mal que
los ojos no se pueden atar así nomás. Por ahora hasta que esos anteojos de
realidad virtual se hagan de uso común y se pueda ver sólo en la película
permitida de la vida.
7 DE JULIO.
Cada tanto
huyen a una vida anónima.
Viajan en
trenes comunes, con ropa sencilla y anteojos oscuros.
Ahora cumplen
el deseo de viajar en un tren de época recientemente reciclado.
Van en un tren
tirado por una locomotora Garrat -fabricada originalmente por Beyer Peacock-
que tiene 116 toneladas. La más pesada de la dotación original del Midland.
El tren corta
la llanura pampeana rumbo a Carhue.
A los dos les
gusta hacer el amor en ese camarote estrecho que los obliga a dormir
acurrucados. En ese tren cuyo traqueteo se convierte por momentos en un suave
vaivén de barco.
Van al pequeño
pueblo de San Fermín.
Donde se
anuncia una corrida de toros, sin toro.
Muchachos y
muchachas vestidos con sus ropas blancas correrán por las vías.
El toro será un
gigante negro y humeante que ha sido caracterizado a partir de una locomotora
North British recientemente puesta a nuevo.
En una de las
fotos que les enviaron puede verse al toro que tiene una boca gigante de
utilería que raspa los durmientes de madera y va a devorar a varios de los
corredores en los casi 1000 metros que dura la carrera.
El tren llega a
San Fermín envuelto en sus nubes de humo y atravesando una densa niebla.
Bajan. Ven
partir presurosos a los recién llegados que son recibidos por parientes o
amigos. A los solitarios que corren a ponerse en la fila de espera para tomar
alguno de los pocos taxis disponibles en ese pequeño pueblo.
No tienen apuro.
Caminan el andén. Se acercan a observar de cerca a una locomotora que no quiere
partir. Ni hundirse en la densa niebla que no deja ver mucha más allá del final
de la estación.
Es un amanecer.
Ese es el primer tren del día que llega antes de que los rayos del sol se
impongan a la niebla.
El tren se va.
Los envuelve la soledad. Son una pareja de turistas que no tiene demasiado
interés en salir de ese espacio mágico del andén de un pueblo perdido en la
llanura. Del tren queda apenas un sonido que se aleja irremediable.
Ellos siguen
allí viendo las fotos que revisten las paredes del andén. Las fotos se
acompañan de un escueto relato sobre el viejo que se extinguió y volvió a
refundarse con la vuelta del tren. Están las fotos de las celebraciones previas
del San Fermín hechas allí.
Caminan de la
mano. Mano derecha de él a mano izquierda de ella.
Están, como
cuando están juntos y paseando, bastante ajenos al mundo.
Hasta que la
tensión en el brazo de ella los puso en guardia. Son esos peligros inminentes
que se perciben en la piel antes que en la conciencia.
La voz les
hablaba en inglés norteamericano.
Esa voz era de
una gitana que se acercaba siguiendo sus pasos.
-Hola Brad.
-Hola Angelina.
Ahora ambos se
sobresaltaron por igual.
-Quiero que se
cuiden, hay mucha envidia alrededor de ustedes.
-hay gente mala
que asedia la dicha.
Ella giro
bruscamente y le dio la espalda a esa voz.
Él se quedo
enfrentando con su mirada fija en los ojos de la gitana.
Su presencia
era una antigua pregunta: ¿Cual es el día en que las pesadillas alcanzan a lo
real presente?
Fueron
instantes. Apenas instantes.
La gitana
siguió hablándole a ella, como si él fuese una sombra o apenas un sínthoma. El
otro es un sínthoma, le decía el analista.
-No te vayas.
No te escapes.
-Que no te voy
a violar.
Ella volvió a
estremecerse.
-A vos ya te
violaron hace rato… -Remató la gitana.
-Porque no te
cortas la lengua. -Pensó él con furia, mientras vio la imagen de la espada de
Aquiles en el aire buscando con su filo en brillos al cuello de la gitana.
Lo inundo el
deseo de verla decapitada. De llevarse esa cabeza como se lleva por todas
partes a un mal recuerdo. Pero la gitana eludió el corte y se desvaneció en la
niebla.
Ellos se
miraron, por un momento se desconocieron. Fue un volver a ser desconocidos y
darse cuenta a un solo golpe de silencio.
Él no quiso
decirle que esa gitana habitaba en sus pesadillas desde niño. Que ella se había
dejado ver una y otra vez -Hasta ese día a prudencial distancia- en distintos
lugares del mundo a los que pisó llevado por profesión o turismo.
Ella sintió el
corte en su propia memoria de piel.
Se preguntó si
aquel suceso tan encapsulado en olvidos, había ocurrido un séptimo día del
séptimo mes.
De la gitana
misma quedaron dudas.
Hasta que
vieron ese goteo de sangre, que se espaciaba y desaparecía al atravesar el
umbral de la estación.
*
-Lo
inconsciente esta servido.
¿Vas a comer?
¿Vamos a
comernos?
¿Con voracidad,
como el caníbal hambriento que duerme en el cerebro reptiliano?
¿O lentamente,
como esos matrimonios que cuelgan de sus telas de araña acumulando años y
polvillo?
**
-Eduardo Francisco Coiro
nació en 1958 en Lomas de Zamora, Argentina. Es Licenciado en Sociología de la
Universidad de Buenos Aires. Es Editor del proyecto cultural Inventiva
Social, una publicación virtual abierta para escritores.
-Contacto: inventivasocial@hotmail.com
***
InvenTREN
Nos veremos otra vez*
Llueve, y
llueve fuerte. Afuera de la ventanilla el horizonte esta velado por una cortina
de agua.
Nos queda
intentar arreglar las cosas desde la literatura piensa el hombre.
El arquitecto
Ricardo Klepka acaba de ver a Irene entrando al vagón. Le hace señas para que
se siente al lado de él. Irene que tarda en reaccionar, pasaron más de 20 años.
El pasado es otra persona, otro mundo al que ya no pertenecemos, y eso incluye
a las personas que quedaron allí apresadas en esas capsulas congeladas.
Pero el saludo
es emotivo, abrazo, besos. Esa sensación de vértigo que da el no ver al otro en
décadas.
¿Cómo me
reconociste? –Pregunta Irene.
-Sos vos,
igualita antes del tiempo, solo te falta el cigarrillo en los labios y el humo
dejando fantasmas.
-Me prohibieron
el cigarrillo, pero yo fumo a escondidas, es un ritual personal y no voy a
renunciar mientras el cuerpo me lleve hasta un kiosco y pueda comprar los
cigarrillos por mi misma.
Ricardo
recuerda esa imagen en el estudio de arquitectura donde ambos trabajaban. La
vista fija de Irene en la ventana, como no viendo o viendo otra cosa. Ese aire
a la Pizarnik que descubrió cuando la vio leyendo un libro con la foto de
Alejandra en la tapa.
Irene que le
dice con aquel libro en mano y su infaltable cigarrillo en la boca:
-Decidí que iba
a fumar una tarde a los 11 años viendo a mi abuelo fumar en el patio.
“Veía a mi
abuelo fumando solo en el patio. Esa concentración de estatua viviente imposible
de describir: ¿en que pensaba?
Viéndolo con
ese hilo de humo que se disipaba en el aire dejando siluetas que jugaba a
descubrir mi abuelo era una locomotora mansa. Era de los viejos de antes,
macizos, parecían invulnerables. Esos bigotes tipo manubrio de bicicleta que
después descubrí que eran igualitos a los de Hindenburg.
Como los
abuelos de muchos otros niños mi abuelo había sido foguista ferroviario.
El abuelo
armaba sus propios cigarrillos sin filtro o fumaba en pipa, pero yo empecé a
fumar en la adolescencia los negros Parisiennes, éramos minoría las mujeres que
fumábamos negros”.
En un momento
se funden los recuerdos con la palabra presente de Irene que evoca los momentos
compartidos: me encantaban esas horas donde no pasaba nada o no había trabajo y
se hablaba, se fumaba y se tomaba mate hasta la hora de irse cada cual a su
casa.
Llueve mucho
che, el tren parece un barco. En este momento ya debe haber gente con el agua
al cuello. –dice Ricardo volviendo por un instante la mirada a la ventanilla
¿Te acordas del
proyecto de la casa-barco? Dice Irene.
-Vendría bien
retomarlo, todavía tengo cuadernos con apuntes y los planos enrollados.
De memoria: “El
barco casa es una unidad transportable, pensada para ser utilizada como
vivienda en medios urbanos manteniendo sus características de flotabilidad ante
situaciones de inundación extrema” recuerdo la risa de los dueños del estudio,
“ni en el Delta lo usarían”.
-Vos terminabas
indignado Ricardo: "ustedes en la única tecnología en la que creen es en
la bolsa de arena delante de la puerta"
-Algunas veces
los maldecía en polaco y otras en ruso. Y si me preguntaban, les decía:
consíganse traductor a mí me pagan por proyectista.
La música
funcional del tren les acerca a Serú Girán.
¿Te acordas
cuando lo desafinábamos a dúo? –dice Irene abriendo bien grandes sus ojos
verdeagua.
Si te hace falta quien te trate con amor
Si no tenés a quien brindar tu corazón
Si todo vuelve cuando más lo precisás
Nos veremos otra vez
Un encuentro
casual puede ser alegría imprecisa. Un puente sobre el tiempo para desatar
todas las preguntas.
La próxima
estación esta lejos como el futuro impredecible.
*De Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial@hotmail.com
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:
ÁLVAREZ DE TOLEDO
POLVAREDAS. JUAN ATUCHA. JUAN TRONCONI.
CARLOS BEGUERIE.
FUNKE. LOS EUCALIPTOS.
FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR
UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN
RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO. ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
D. SÁEZ. J. R. MORENO.
EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO
VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA. LA PLATA.
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Midland:
ENRIQUE FYNN.
PLOMER. KM. 55. ELÍAS ROMERO. KM. 38.
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ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS. JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI.
KM 12. LA SALADA. INGENIERO BUDGE.
VILLA FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
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