*Dibujo de Erika Kuhn.
http://obraerikakuhn.blogspot.mx/
La Nada le dice al Todo: “ten, antes de que nos
dividan” *
No te mojes, ave de pico delgado
mira que este pueblo es un sueño
lejano.
No tienen sentido tus cantos
bajo esta lluvia,
tu himno triste del corazón
recrea caminos que ya no existen
más.
A ti te he cantado, me dirás
y mi repugnante rostro
se hará incomprensible para ti y
tu lluvia.
Sabes a dónde iremos
cuando acaben de desgranarse las
nubes,
hacia dónde van los cantos,
en dónde se mece el recuerdo de
las palpitaciones
que nos llevan fuera del ritual.
Sal de la lluvia que ese no es
tu cuerpo,
tu plumaje se ha saciado.
Dejanos construir mitos
de donde emane nuestra
existencia.
Dejame colgarlos en cada foco de
la habitación,
para ir luego a hacernos cometas
con los azulejos del alma en los
pies,
tus ojos, mis ojos bajo la
sombra
amanecen en el frío del tiempo.
Me has dicho con voz humana
que nada en lo que creo es
cierto:
que esa alma de la que hablo
no es más que un ominoso invento
que por ingenuidad he creído.
Mientras tanto,
una verdad distingo en tu canto:
El Sol se entrega al mar en sus
pieles de arena,
bebe la sal de su cristal...
Pero yo no lo veo:
sólo miro arena,
un cabello como el tuyo,
sólo miro que ya te vas.
*De hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com
ENTRE EL INFINITO Y EL INSTANTE FLUYE LA VIDA…
LA BAILARINA*
Lo que vislumbraba entre parpadeos era un paisaje en el que nada
parecía haber escapado a la más total desolación.
El Talismán
Stephen King y Peter Straub
Acaba de despertar y no recuerda
nada. Desconoce su nombre, por qué ha dormido en el suelo, por qué esta enorme
habitación que en vez de ventanas tiene oquedades que la miran como cuencas
vacías. Se incorpora y se asoma a una de ellas. Más allá de una muralla de
pequeños escombros y paredes rojizas aún en pie, sin llegar a formar parte de
estructura arquitectónica alguna -piezas extraviadas de rompecabezas-,
distingue la línea del océano.
Un fragmento de espejo pegado a
una pared le devela su imagen. ¿Ese es su rostro y esa su edad? ¿Cuál será su
nombre? Importa poco si, como presiente, es el único ser vivo, extraño
remanente de una ecuación equivocada. Recorre su cuerpo con la mirada. Lleva un
traje de bailarina, zapatillas… Aventura un plié, quiebra la cintura, se alza
en puntas… La asalta un inmenso deseo de danzar. La música parece brotar de los
retales de ciudad donde ha perdido la memoria. Salta al exterior por el mayor
de los agujeros, de cuyo dintel cuelga un rótulo: “Exit”. Leve cual algodón,
cabriolea entre las ruinas. Gira, salta, mueve los brazos sintiéndose libre, al
fin, sin saber de qué.
Asoma entre pared y pared de las
otrora fundaciones del hombre, ahora gañidos que brotan del suelo. Siguiendo el
impulso de la coreografía que mana de su interior, se acerca a la costa
sorteando raíles que revelan lo que fue la línea de un tren. “Las Tierras
Arrasadas”, piensa, sin saber a qué rincón ha ido su alma a extraer esa frase
sin sentido. Baila sobre la arena, cada vez más lejos del esqueleto de la
civilización. Se acerca al líquido elemento y, justo cuando la ola acude a
lamer sus pies, se arremolina dulcemente sobre sí misma, acompañando el giro de
un suave balanceo de brazos. Recuerda que tiene el poder de transformarse en
cisne y salta al vacío.
Un instante antes de que sea
lavada su conciencia de haber llorado tanta muerte, equipaje demasiado atroz
para tan largo viaje, recuerda por qué ha sobrevivido a la hecatombe: quería
regalar su última danza al mar y el cielo.
En un universo lejano, el primer
llanto de un recién nacido arranca la sonrisa de los presentes. Venimos entre
lágrimas… y es que no todo puede ser borrado por los que manejan los hilos del
destino. Algo subsiste de la mujer y del cisne, imborrable e inquieto,
palpitando en la gnosis de la Creación.
*De Marié Rojas Tamayo.
La Habana. Cuba.
*
Grito.
Mi voz no alcanza
a rozar el aire.
Se rompe,
como el agua entre las piedras,
cae,
desde sí misma se despeña.
Palabra sola,
ramita rota
que arrastra el río.
*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
http://temblor-esencial.blogspot.com.ar/
IR AL SUEÑO*
Ir al sueño cada noche no es
sólo el reposo.
Es ir al encuentro
de una consentida omisión de luz
para entreverse uno
con rostros diversos.
Ir al sueño es corregir
las muertes que la vida nos da.
Hundirse en aguas inseguras
para volver en los relieves del
sol.
Sin concesiones.
Una parte mía elige pactar.
Le creo al río onírico
y a la luz principiante
Acepto
esta alianza de ojos abiertos.
Si me miente el día
la noche regresa...
y el tema infinito recomienza.
Jugar a morir.
Y a despertar.
*De Miryam Colombotto Seia. miryamseia@cablenet.com.ar
Del amor sin esperanzas*
El hombre sale a recibir al
sodero en medio del temporal de la mañana. La oscuridad del cielo se expande
hacia el adentro de la casa, hace sombras en todo.
Ezequiel pregunta: -¿Estas solo?
El hombre se queda como tildado
y no responde con el "Si" obvio.
-Si la ves a Mariana mientras
vas de reparto, decile que venga a tomar unos mates.
El sodero pone cara de asombro.
-Como no, se lo diré, aunque
puede que tarde un tiempo en descubrir cual es tu Mariana.
*De Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial@hotmail.com
https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar/
BYE BYE LOVE*
Utilizaron una canción movida,
hay una mujer que se desdobla, es muchas mujeres, baila, se esconde, se
transforma en muchas porque se cambia el peinado, el color del cabello. Es un
comercial de shampoo, invita a la diversión, el cambio, el juego. Nos advierte
que permanentes o planchado o trenzado no afectarán al cabello gracias a ese
producto milagroso que lo fortalece y repara.
La música es pegadiza y vital,
como debe ser. Claro que si una la escucha con un mínimo de atención y algo de
memoria puede advertir que es una versión de la que usó Bob Fosse en “All that
jazz”, para ese fantástico número musical en el final, cuando se despide de la
vida y saluda a cada una de sus amantes, a su hija, a sus amigos, y se alegra
de haber sido perdonado por todos y alejarse hacia la muerte que sucede en otro
plano, solo, sin ningún glamour, en una cama de hospital.
Toda la película es sobre la
muerte, esa amante hermosa, la única de siempre, la fiel, la que lo recibirá
finalmente en sus brazos y se burlará de los alardes y debilidades ocultas. La
muerte, esa mujer elegante que proporciona la salida apoteótica en el
escenario. La muerte, única confidente y única seguridad. Ella estará allí.
Y la canción dice adiós, adiós
amor, adiós adiós felicidad, hola soledad, pienso que voy a morir.
Bob Fosse en ese film logró que
casi todas las amantes fuesen sus amantes de la vida real. Y cuentan que cuando
se rodaría la última escena, la ensayó él mismo en vez del actor que lo
representaba, y al finalizar el ensayo se volvió hacia uno y dijo con lágrimas
en los ojos “¿Viste? ¡Me perdonaron!”
Narrar la propia vida,
exponerse, transformarla en ficción para actuar sobre la realidad. Hacerse
perdonar con las líneas que él mismo escribió, ficcionar su propia defunción
que ocurrió luego de la misma manera, cigarrillos, alcohol, pastillas, vida
enajenante y el corazón que ya no soporta.
Un poco más profundo, con más
significado que la propaganda del shampoo. La misma canción, diferentes
aspiraciones.
Me pregunto cómo la escogieron
los publicistas. Saben que en estos días pocos son los que no comprenden esas
palabras en inglés, adiós, amor, soledad, muerte. Quizás saben, también, que
nadie se toma el trabajo de pensar, que todo se acepta si tiene buen ritmo y
hay colores y una mujer bella. Aunque esa mujer bella sea la muerte, y una
muerte bastardeada.
*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
HUIDA*
“Huyo de lo que me sigue; voy detrás de lo que huye de mí.”
(Ovidio)
Este capricho mío de llorar
descalza.
Esa empecinada boca de hierba
que me nombra.
Pájaro negro que grazna sobre
antiguos cálices.
Recién nacida. Vieja rugosa y
desdentada.
¿De que múltiples rumores de
espejos me arrancaron?
Yo jugaba entre lápidas. Árboles
tristísimos y trigales venerables.
Y robaba flores a los muertos.
Nardos y flores de papel morado.
Bravura de polleras cortas.
Trenzas y largas falsedades.
Huía y huía y Dios me perseguía.
No me alcanzaba
No lo consigue, aun. No lo
consigue.
Fugitiva yegua con crines
coloradas.
-¿Tampoco viene este domingo,
madre?-
Ella alisaba los pliegues de la
almohada.
Una desnudez de hierro la
arropaba.
Un vaso de agua y cuatro hembras
yertas.
Y el reloj se detuvo .Y la
noche.
Quise beber, tirada es sus
faldas de albahaca.
Sus manos de Magdalena, cruzadas
sobre el pecho.
Leve brisa elevando un cansancio
de años.
¿Están todos? No. No están.
¿Por qué esa soledad ¿ ¿Quien te
obligó a orinar de pie?
¿Escuchas madre? Es la eterna
nebulosa.
Es otra vez el mar… y un puñado
de sal en mis desiertos.
*De Amelia Arellano. amelia.arellano01@hotmail.com
*
Es posible que él salga a mirar
las estrellas.
Debe tener, sin duda,
las manos cruzadas en la
espalda,
como cuando camina junto a mí
y esconde sus manos de las mías,
como si se guardara para sí
alguna pertenencia que pudiera
robar.
El hombre porque es hombre
debe sentirse a salvo
y él encierra en sus manos
lo que no me ha de dar.
Sin embargo, yo sé
que él está saliendo ahora a
mirar las estrellas,
y sus manos
se abren como pájaros
buscándome en la oscuridad.
*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
http://temblor-esencial.blogspot.com.ar/
La epigrafista*
*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar
"La poesía tendrá siempre
ojos de perro perdido, /siempre dará luz a lo imposible. (...) La poesía
siempre será perder lo que consigo nombrar,/ dentro de una maleza roja./ Y una
fiebre idéntica a la belleza (en su explosión). (...) La poesía: ruina de ruinas,/
la luna iluminando un descampado/ y otra vez el perro que persigo y me
persigue./ Toda la crueldad del mundo en sus ojos ardientes/ (remedo de los
míos en una tierra que danza)".
Estos versos los escribió mi
amiga la poeta Paulina Vinderman, y nos alientan a seguir pensando en la
imaginación que se mete en la realidad, que es dura y se resiste, como escribió
aquel digno maestro que se llamó Raúl Gustavo Aguirre, pero que la poesía
siempre habrá de vencer para dar su sombra al viajero.
A veces se me da, de puro
empecinado, en pensar en todos los crepúsculos que me he perdido desde que me
vine del pueblo. De ese sol inmenso que rueda agonizante tras el pinar azul de
don Peralta. Y ese pelotón de terneros que como un ritual corre hacia él, hasta
que el duro alambrado con sus púas lo detiene. Y entonces regresan cabizbajos y
buscan con un rugido quejumbroso el balido angustiado de sus madres, porque
perciben esa separación que les hurta la leche de sus ubres para ser vendida
luego.
Son imágenes que deflagran,
haciéndose un espacio por aparecer en lo entrevisto, o el sueño que se filtra
de a poco cuando es el párpado que esconde la memoria, como la otra, la que
recuerdo mientras releo estos libros que tienen sus anotaciones en los
márgenes, con una breve letra que el lápiz ubicó como un pequeño fusil hacia el
foco de la atención que seguramente alguien olvidará muy pronto; esa mano
desconocida. Hasta que lo recuperen cuando otros ojos vuelvan a posarse en él,
pero es otra la mirada, otro el destino de ese sentido que abre horizontes a
otros ojos, desconocidos pero igualmente atentos.
Toda despedida es promesa y la
pasión es la urgencia, que nos espera siempre para hacernos reír o llorar o
simplemente no esperar nada.
Nosotros tampoco esperábamos
nada al volver de nuestros días iguales, con nuestras hondas impiadosas que
intentaban cortar abruptamente el vuelo de un pájaro y a veces en ese acto
imperioso la vida quedaba cerrada con una mancha de sangre, un plumerío en el
aire y la piedra asesina caída a un costado, olvidada en el pasto tan alto que
cubría nuestras propias estaturas tan breves de entonces.
¿Ese "no esperar nada"
resumía un estado de ánimo? ¿O era la sensación de vacío que se disfrazaba de
distracción o de olvido de ese mundo pequeño y tan nuestro?
Asociaciones diversas como
puntos de contacto que las alas de los pájaros conseguían urdir en el vacío
azulado y engañoso del aire, que como sabemos bien no es cielo ni es azul y acá
viene el lamento de aquel monje poeta: que pena que no sea verdad tanta belleza.
*Los poemas citados pertenecen
al libro La epigrafista de Paulina
Vinderman, hilos editora, Buenos Aires, 2012.
-Fuente:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-56925-2016-10-12.html
*
Duermo con vista a un
pedacito de cielo, una lluvia de infinito cae .sobre los sueños.
Me abrigo en el arte efímero de
los pequeños momentos, Entre el infinito y el instante fluye la vida.
*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar
***
InvenTREN
PARADA KM 79*
De estación en estación, y todas
las estaciones vacías, y todas con lluvia, y todas con este olor a campo y
algunos papeles mojados en los andenes. El campo apenas adivinado detrás de las
ventanillas que no cierran bien y dejan entrar el frío, las gotas de agua en el
vidrio que tiemblan y trazan recorridos oblicuos.
Y yo, finalmente, yo en este
tren que se mueve irremediablemente hacia adelante y más adelante, y a medida
que las estaciones se suceden se va acercando a mi apeadero, en donde detendré
el viaje que para el tren continúa más y más allá, siempre más adelante y más
lejos en esta noche interminable.
El viaje como una continuidad,
un largo camino de aquí hasta allá, y yo que no voy de aquí hasta allá sino que
me bajo antes, en un intersticio, yo que detengo mi viaje en este tren que va a
continuar sin variar casi el peso, sin extrañarme. Yo que voy descontando
paradas, un latido en falso en cada estación, un retorcijón en el vientre cada
vez que tacho en el espacio otro nombre que me acerca a destino.
Llueve, siento humedad en el
aire, abrigo mojado, pelo húmedo, ronquidos desde otro vagón. El paisaje que se
va, que queda atrás, y más atrás, y fuera de alcance. No hay luna. No hay cielo
hoy, sólo una negrura espesa y una lluvia inevitable.
Lluvia, lluvia y trenes, y
estaciones. Y una mujer sola en un vagón con el abrigo húmedo y una sola maleta
y la mano apretada contra la boca cerrada sobre los dientes apretados. Yo.
Ya casi, falta poco. Tomo mi
maleta para tener algo en la mano, para convencerme de que es cierto que me voy
a bajar. Me convenzo tomando la maleta y arreglándome un poco el peinado
arruinado por la lluvia. Me aferro a mi maleta porque si esto no es un sueño el
tren va a detenerse y en vez de seguir sentada en un viaje infinito me voy a bajar.
Me voy a poner de pie con mi maleta, voy a llegar hasta la puerta, voy a bajar
al andén y voy a encontrarme con Pedro después de esta larga, larguísima
semana.
Va a estar ahí esperándome, ya
nos pusimos de acuerdo. Con las manos en los bolsillos, seguramente. Terminando
un cigarrillo o mirándome de frente con los brazos cruzados. Va a estar ahí
esta noche, nos vamos a subir al auto, vamos a llegar a casa y no sé si vamos a
decir algo. No lo sé.
Siento ya su cuerpo sentado al
lado del mío en el automóvil, la sensación del tapizado del asiento, mis ojos
fijos en el rosario que cuelga del espejito para no mirarlo a él, silencioso, a
mi lado.
Ya me imagino en casa, dejando
la culpable maleta en el ropero, metiéndonos rápido en la cama para dormir al
menos unas horas hasta que suene el despertador. Veo el desayuno con el mate y
yo otra vez usando las pantuflas y el pullover rojo que quedó en el ropero.
Otra estación, ya casi. Si fuese
de día seguramente podría comenzar a reconocer parajes y alguna casita rodeada
de árboles. Pero no veo nada. Nada de nada.
Mamá me dijo que una se casa
para siempre y que los hombres tienen sus cosas y que la mujer tiene que
aprender a manejarlos. Y dijo mamá que cada esposa con su esposo y cada
carancho a su rancho y que la vida es esto y no cuentitos de princesas y
zapatos de cristal. Le dio vergüenza que yo haya escapado de mi matrimonio y
haya vuelto al pueblo. Se reía con las vecinas pero a mí me congeló con los
ojos fríos cuando me abrió la puerta. Ella habló con Pedro por teléfono y que
si, que claro, que me mandaba de vuelta que las cosas se arreglan entre marido
y mujer y basta de pavadas.
Es la próxima ahora, Pedro con
las manos en los bolsillos seguro, y elevo el cuello de la campera que no me
tapa el moretón pero lo subo igual, no quiero que Pedro vea el moretón que es
como acusarlo y recordar que me escapé.
Ahora sí, en medio de estaciones
y estaciones y estaciones está la parada en el kilómetro 79, ni nombre tiene mi
parada, es apenas un intersticio por donde me voy a caer para siempre para
siempre. Y me veo desapareciendo por ese hueco entre campos, esa grieta entre
paredes. Me veo alejándome con Pedro y el rosario colgando y el color azulado
en mi cara que ya no se ve porque se aleja. Se aleja de este tren que acaba de
detenerse.
Me pongo de pie, tomo la maleta,
me subo de nuevo el cuello del abrigo y camino hasta la puerta del vagón. Estoy
caminando en sueños, lo sé. No siento el suelo duro bajo los pies ni el olor ni
los sonidos ni siento mi propio cuerpo. Esto ocurre despacio y de forma
borrosa. Alguien camina con una maleta y es mujer y se acerca a una puerta del
vagón de un tren detenido en una casi estación para dejarla junto a un casi
hombre para que vaya a un casi hogar.
Me quedo. Me quedo y el miedo
desborda, rompe, me hace transpirar en una oleada roja de pánico salvaje.
Aprieto la manija de mi maleta. Me quedo.
Cuando el tren vuelve a ponerse
en movimiento y se sacude, y después se empieza a apurar y al fin corre sobre
sus rieles brillantes de lluvia yo, una mujer con una maleta, me pongo a alisar
los pocos billetes que tengo en el bolsillo, me acomodo en el asiento e,
infinitamente desamparada, sola, sin saber cuál será el futuro, duermo en una
calma de feroz alegría.
*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:
ÁLVAREZ DE TOLEDO
POLVAREDAS. JUAN ATUCHA. JUAN TRONCONI.
CARLOS BEGUERIE.
FUNKE. LOS EUCALIPTOS.
FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR
UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN
RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO. ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
D. SÁEZ. J. R. MORENO.
EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO
VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA. LA PLATA.
***
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PLOMER. KM. 55. ELÍAS ROMERO. KM. 38.
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LIBERTAD. MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS. JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI.
KM 12. LA SALADA. INGENIERO BUDGE.
VILLA FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
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