jueves, octubre 18, 2007
PARA VIVIR COMO PREGONAMOS
Te sueño, sombra. Llegarás un día.*
Te sueño, sombra. Llegarás un día.
Serán tuyos mis ojos*, como dijo el poeta.
Serán tuyos mis labios y la mano que se alza
contra las injusticias y la mano que estrecha
las manos estrechables y los pies que cabalgan
la tierra estremecida y el corazón que sangra
herido de silencios.
Ese día por fin se cerrarán todas las puertas.
Serán tuyos mis ojos, ya no quedarán lágrimas
ni habrá un lirio en mi pecho
ni en el humilde tálamo florecerán sonrisas.
Esa noche será la noche del olvido.
No habrá después un solo espejo que nos reconozca
y nuestros nombres devendrán sólo palabras
que el tiempo irá borrando
de la ingrata memoria de los charcos.
Te sueño, sombra. Llegarás un día
con tus besos de escarcha, con tus dedos helados
y una sentencia entre tus dientes incendiarios.
Después, ni un sólo ángel
sembrará con mis cantos la alborada.
* Referencia al poema Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, de Cesare Pavese.
http://www.aragonesasi.com/sergio/pavese.htm
*de Sergio Borao Llop. sergiobllop@yahoo.es
http://sbllop.blogia.com
Para vivir como pregonamos...
LEON FERRARI GANO EL LEON DE ORO, EL MAXIMO GALARDON DE LA 52ª BIENAL DE VENECIA
“Es una especie de favor que me hizo Bergoglio”*
Desde Venecia, el artista plástico no oculta su satisfacción por el reconocimiento a una obra que aquí despertó la ira de los sectores más reaccionarios: “La Iglesia en la Argentina está tratando de copar la política, dando signos de querer meterse en la política de lleno, lo cual me parece terrible”.
*Por Mariano Blejman y Karina Micheletto
“Le tendría que dedicar este premio a Bergoglio”, dice por teléfono León Ferrari a Página/12, desde su cómodo hotel veneciano, con las emociones aún frescas pero a punto de irse a dormir. Lo dice después de haber sido elegido como el mejor artista de la 52ª edición de la Bienal de Venecia. No es que le tenga un aprecio demasiado personal al cardenal porteño: con el placer de la ironía, el artista interpreta el premio que recibió ayer en esa ciudad italiana, nada menos que el León de Oro, como un coletazo más del revuelo que causó su última muestra en el Centro Cultural Recoleta, visitada por más de 30 mil personas y aprovechada por unos pocos para ejercer una forma conocida de patoterismo fundamentalista: la destrucción de lo diferente al propio pensamiento.
Lo que suena a Medioevo ocurrió en diciembre de 2004: un grupo de fanáticos religiosos irrumpió en aquella muestra (una monumental retrospectiva que abarcaba 50 años de obra) al grito de ¡Viva Cristo Rey!, y destrozó –literalmente– algunas de las obras de Ferrari. Luego de una polémica con visos irreales, el artista plástico se vio obligado a cerrar su muestra antes de tiempo, considerando que creaba “un clima de tensión que perturba el normal funcionamiento de la institución”. Ahora, algunas de las mismas obras que se salvaron del destrozo son reconocidas a nivel internacional, con una de las distinciones más prestigiosas del mundo del arte. Y, con ellas, vuelve a cobrar voz el trabajo tantas veces silenciado de León Ferrari, responsable de obras como la versión ilustrada del Nunca Más editada por este diario.
“Desde hace dos años no paro de trabajar, estuve en siete bienales”, cuenta ahora Ferrari, emocionado por ganar uno –el más importante– de los cuatro Leones de Oro. El máximo premio de la Bienal fue decidido por un jurado internacional presidido por el español Manuel Borja Villel –director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona– e integrado por Iwona Blazwick, directora de la Whitechapel Gallery de Londres; Ilaria Bonacossa, conservadora de la Fundación Sandreto Re Rebaudengo de Turín; Abdellah Karroum, comisario independiente afincado entre París y Rabat, y José Roca, director de arte del Banco de la República de Bogotá. Otros premiados fueron la jordana Emily Jacir, seleccionada como mejor artista menor de 40 años, y el estadounidense Benjamin Buchloh, ganador del premio al mejor historiador de arte (la novedad de este año). También se reconoció a la representación de Hungría como mejor pabellón nacional, por un trabajo de investigación fílmico sobre la relación entre cultura y ocio a través de los centros culturales de Budapest realizado por Andreas Fogarasi.
“Hace tiempo que la Argentina no recibe este premio”, rememora Ferrari, quien cuenta que recibió la noticia hace dos días en la ciudad de los canales. En la Bienal –que comenzó el 10 de junio pasado, finaliza el próximo 21 de noviembre, y ya fue visitada por más de 230 mil personas–, Ferrari está presentando una versión reducida de la muestra del escándalo en el Centro Cultural Recoleta. Entre otras obras, están en Italia el famoso Cristo crucificado sobre un caza norteamericano, de 1965 (La civilización occidental y cristiana), los collages trágico-irónicos de las torturas medievales utilizadas por la Inquisición sobre la cabecera de L’Osservatore Romano, una iconografía de los ’80, un trabajo sobre la guerra de Irak, y varias obras alrededor del Nunca Más.
Tres años atrás, la retrospectiva de Ferrari en el Recoleta desató una novela que define cierto estado de cosas en la Argentina. La muestra abarcaba dibujos, grafismos, heliografías, cuadros y esculturas de metal que daban cuenta de cincuenta años de la carrera de Ferrari. Pero toda la atención giró alrededor de sus intervenciones sobre la iconografía cristiana. Primero fueron las amenazas por carta. Luego, las concentraciones de fundamentalistas católicos rezando el rosario ante las exposiciones. Hasta allí, historia conocida para Ferrari. Pero la intolerancia dio un paso más: parte de las obras expuestas fueron destrozadas por un grupo de fanáticos religiosos que irrumpió en la muestra, entre los cuales habrían estado implicados los mellizos Gristelli, alguna vez custodios del ex comisario Miguel Etchecolatz. Ante la demanda interpuesta por una asociación ultracatólica, una jueza mandó a clausurar la muestra y, aunque finalmente la exposición pudo reabrir sus puertas, el propio artista decidió cerrarla días más tarde. En aquella oportunidad, el cardenal Bergoglio dio la voz oficial de la Iglesia: habló de “blasfemia” y de “vergüenza”.
“Es curioso, ¿no?”, reflexiona hoy Ferrari, sin perder el buen humor. “Yo trabajé durante años sin que nadie me diera bola. Por lo general nunca me invitaron a muestras oficiales. Y en los últimos dos años, después de lo que pasó en Buenos Aires, me invitaron a siete bienales, en Alemania, San Pablo, Valencia...”.
–¿Tiene algún agradecimiento en especial, entonces?
–Es una especie de favor que me hizo ese Bergoglio, a quien le tendría que dedicar el premio, que sin duda tiene una figuración política muy grande en este momento. Porque ahora la Iglesia en la Argentina está tratando de copar la política, con los crucifijos de Elisa Carrió, con la (Gabriela) Michetti, con los curas que se meten en las elecciones... Están dando signos fuertes de querer meterse en la política de lleno, lo cual me parece terrible. No me parece terrible la religión: sí me parece terrible que aquellos que ejercen el poder en la Iglesia crean que todos los demás deben obedecer las leyes que ellos imponen.
León Ferrari es un mito viviente en el mundo del arte. Nació en Buenos Aires en 1920. Su padre fue arquitecto y también artista plástico, pero él se formó como autodidacta. Exiliado en 1976, se radicó en San Pablo, Brasil, donde realizó experiencias con diversas técnicas: fotocopia, arte postal, heliografía, microficha, videotexto, libro de artista. En 1991 volvió a vivir en Buenos aires, donde continuó definiendo a la Iglesia Católica a través de su arte, o haciendo pasteles y dibujos sobre lo que Noé Jitrik llama “la arqueología del signo”. Fuera de su labor como plástico, publicó un libro de poemas y numerosos artículos en este diario. En el año 2000 realizó la muestra Infiernos e idolatrías en el Centro Cultural de España, contra las torturas humanas y divinas. En una sala expuso reproducciones de infiernos famosos (Miguel Angel, Giotto, Bosco, etc.) y en otra inventó o copió formas de torturas cristianas, pero aplicándolas a Vírgenes, Sagrados Corazones y santos de yeso. Aunque no llegaron a tanto como en la muestra del Recoleta, en aquella oportunidad también aparecieron grupos católicos que instalaron una suerte de altar en las puertas del centro cultural, y en medio de banderas y estandartes rezaron el rosario y arrojaron basura, pintura y una granada de gases lacrimógenos en el interior del local.
Este ha sido un año con alto contenido político para la Bienal de Venecia, cuya curadoría está a cargo de Robert Storr, catedrático de la Universidad de Yale y vinculado también al MOMA. “Hubo muchas obras con perfil polémico”, cuenta Ferrari. “Una vinculada a los atentados del 11 de septiembre, otra de una muchacha que hizo 3500 retratos de los americanos muertos en Irak, una crítica al capitalismo por parte de un grupo húngaro, y por primera vez Africa tiene una presencia importante en la Bienal”, enumera. De hecho, otras tres obras de fuerte carga política –y situadas en los márgenes del siempre elitista y autorreferencial mercado artístico occidental– fueron premiados en esta bienal.
La obra de la palestina Emily Jacir, ganadora del premio como artista menor de 40 años, hace foco en el poeta y miembro de Al Fatah Wael Zuaiter, abatido a tiros por un comando israelí en Roma el 16 de octubre de 1972, en el marco de las represalias indiscriminadas contra intelectuales palestinos tras los atentados de los Juegos Olímpicos de Munich. La instalación recoge postales, cartas, fotografías, libros, filmaciones y documentos sonoros que en conjunto ofrecen una visión caleidoscópica de la vida personal y la ideología del intelectual palestino exiliado. El búlgaro Nedko Solakov obtuvo una mención de honor por un trabajo que hace pie en la disputa entre Rusia y Bulgaria por la propiedad intelectual del fusil AK-47. Su instalación, que “ha sorprendido al jurado por su contenido”, utilizaba videos, textos, objetos y mapas para explicar, con una aparente objetividad cargada de ironía, la fascinante historia de cómo intentó, infructuosamente, conocer la versión de las dos partes enfrentadas. Y, en la apertura, se le otorgó el León de Oro a la trayectoria a Malick Sidibé, nacido en Mali en 1936, uno de los grandes fotógrafos documentalistas africanos. De allí que la prensa europea esté hablando en este momento, luego de la distinción de Ferrari, de “el triunfo del arte verité”.
Este reconocimiento internacional llega en un momento especial no sólo en la carrera de Ferrari, quien se ríe cuando comenta que hoy “le dan más bola que nunca”, también a pocos días de que la condena al ex capellán de la Policía Bonaerense
Christian Von Wernich, acusado por crímenes de lesa humanidad en el marco del genocidio, diera la vuelta al mundo. Reflexiona Ferrari: “No sé si fue premonitorio a la luz de lo que ahora pasa con Von Wernich, pero mire cómo funciona la Iglesia: la misma Iglesia que funcionaba durante la dictadura, que ni siquiera lo deja afuera a Von Wernich después de haber sido sentenciado a cadena perpetua por su participación en el genocidio. A lo mejor piden perdón dentro de 500 años...”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-93155-2007-10-18.html
La casa de Castelar y la Torre de Babel*
*Por Luis Bruschtein
Cuando era chico tenía la sensación de que Castelar estaba muy lejos de las rutas principales. En esa época, a mediados de los años '60, nos juntábamos para estudiar en la casa de León Ferrari, como a siete u ocho cuadras de la estación. Una vez, Carlitos Spataro vio una de las torres de alambre que hacía León y preguntó qué era. Me parece que Pablo, uno de los hijos de León y compañero nuestro del Nacional de Morón, le contestó: "la torre de Babel" o algo así. Y Carlitos largó una carcajada tan contagiosa que nos pusimos a reír todos. Nos podíamos reír, pero al mismo tiempo esa casa llena de objetos de arte y sus mundos secretos que se nos permitía descubrir nos seducía poderosamente.
Todos éramos amigos de algunos de los hijos de León y Alicia: Marialí, Pablo y Arielito, o de los tres. Mis tres hermanos y yo teníamos edades correlativas con ellos así que íbamos seguido a esa casa en la que siempre había adolescentes aspirantes a hippies o rockeritos a los que Alicia ofrecía un té con masas impecable a la hora ídem. León ya había empezado a pelearse con el papa Paulo VI por la guerra de Vietnam y tenía guardado en un cuarto el bombardero con el Cristo crucificado junto a otras de sus
obras. Y además, todos sabíamos, y nos parecía impresionante, que el papá de León, que para nosotros era el abuelo de los chicos, había sido constructor de catedrales.
Era una casa suburbana en el suburbio, el centro estaba lejísimos, nada se hacía con sentido de noticia en los diarios, sino con una pertenencia casi tribal, como se hace en los barrios. Así lo vivíamos de chicos, pero León en esa época pasaba por el Di Tella y comenzaba su batalla en Tucumán Arde, con
la CGT de los Argentinos. Y en su casa también se exhibió más tarde, en forma clandestina, la película de Pino Solanas La hora de los hornos.
El tiempo pasó. Pasó el '73 y llegó la dictadura. Arielito, mis hermanos, Pata Villa, Carlitos Spataro y otros chicos de aquel grupo de adolescentes fueron desaparecidos. León, Alicia, Pablo y Marialí marcharon al exilio en Brasil. Pablo se convirtió en un matemático brillante, Marialí, que es hipoacúsica, se recibió de psicóloga, y León, que había vuelto a sus estructuras de alambre, ganó la Bienal de San Pablo.
A la vuelta, nos encontramos en la ronda de las Madres, en la Plaza. Todo el afecto y la calidez de la casa de Castelar seguían en la mirada de Alicia, pero ahora también con el peso de un dolor insoportable por Ariel y por esos recuerdos. La casa del centro, a metros del Bajo, producía un efecto parecido a la de Castelar, llena de objetos de arte, animales exóticos, tipo sapos extraños o axolotls, algunos vivos y otros embalsamados, retablos medievales, reproducciones de cuadros renacentistas colgadas de las paredes o desbordando mesas y escritorios. Después del 19 y 20 de diciembre del 2001 inundó Internet con sus collages. Cuando empecé a publicar la revista Lezama, en esa época, le insistí para que hiciera los editoriales, pero no escritos, sino con sus imágenes. Me mandó varios CD con toda su obra: Bush
jugando al fútbol con el planeta, cucarachas y ratas invadiendo el Congreso y la Rosada, calaveras y el águila rampante y muchas más.
León lleva sus 87 años con la lucidez, la frescura y el sentido de la ironía de un tipo sin edad, como fue siempre. Ganó el León de Oro de la Bienal de Venecia, la mayor distinción de las artes plásticas, pero ya hace varios años que los principales museos del mundo empezaron a comprar su obra. A él le agrada, por supuesto, este giro de los acontecimientos, pero nunca lo buscó o, por lo menos, nunca hizo la menor concesión para conseguirlo. Ese es un verdadero record.
*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/93155-29587-2007-10-18.html
Jueves, 18 de Octubre de 2007
jose ribas y la marca que dejo "ajoblanco" en españa
"Mi generación buscaba el camino de la libertad"*
En su libro Los 70 a destajo, el editor recorre la historia de una de las revistas culturales más importantes de España, que llegó a vender cien mil ejemplares y se convirtió en un emblema intelectual contra todo tipo de autoritarismo.
Ribas quiso, a través de su libro, "ir al ayer, pero sin reinventar el pasado".
*Por Silvina Friera
"Soy muy fan de la Argentina, vengo cada año y me quedo como un mes", cuenta el catalán José Ribas, fundador de Ajoblanco, revista libertaria que en 1977 llegó a vender cien mil ejemplares y que se convirtió en uno de los faros más potentes para la generación nacida en los años '50. Los 70 a destajo
(Emecé) rehúye de las etiquetas genéricas. No es una memoria ni una crónica ni una confesión ni un diario, aunque aprovecha y mezcla muchos de los recursos de cada uno de estos géneros. Las 574 páginas del libro ofrecen una narración trepidante en torno del hippismo español, la música progresiva,
Sevilla como epicentro del emergente underground, el desmadre valenciano, la lucha obrera, los últimos estallidos del movimiento estudiantil contra la dictadura franquista, el teatro independiente, los freaks. Desde una perspectiva callejera y anarquista, recupera e ilumina las múltiples voces que hicieron posible la transición en España y la creación de una revista contracultural. "Quise ir al ayer, pero sin reinventar el pasado. La memoria es muy traicionera y tenía que recuperar todo aquello tal como fue. No he puesto lo que luego supe, sino lo que entonces supimos y tal como lo sabíamos", dice Ribas en la entrevista con Página/12.
Ribas plantea que en la universidad se fraguó la pugna entre el autoritarismo franquista y los extremismos de izquierda, el maoísmo y el leninismo. "Mi generación buscaba el camino de la libertad sin ningún tipo de autoritarismo, ni el franquista neoliberal ni el autoritarismo de izquierda", señala el autor. "No queríamos que nos dijeran cómo teníamos que ser, cómo teníamos que pensar y cómo teníamos que vivir." Ribas decidió que la revista se llamaría Ajoblanco por la sopa más popular que existe en
España. Y esa sopa cultural, que picaba más fuerte que el ajo, se leía en los bares, pubs, clubes, en las compañías de teatro, en comunas creativas.
Durante la primera etapa, de 1974 a 1980, la revista alcanzó a tener un millón de lectores. "Fue muy fuerte el impacto que tuvo en aquella época. El primer número salió en octubre del '74 y Franco murió en septiembre del '75.
Estábamos en Barcelona, éramos contraculturales y la censura no se dio cuenta de lo que estábamos haciendo."
-¿Por qué hubo tantas discusiones con algunos miembros de la revista, por ejemplo, con el escritor Quim Monzó?
-Ellos eran más malditos, no creían en la revolución libertaria. Eran herederos del pop art de Andy Warhol y no veían posible que se pudiera cambiar el mundo, pero todavía había muchas perspectivas utópicas abiertas.
Aún no estaba decidido lo que iba a pasar en el mundo, porque si bien en España había una lucha antifranquista, también había una lucha contra el sistema, contra el consumismo, y se estaban desarrollando nuevas prácticas en el mundo de la educación libertaria, en la ecología, en la sexualidad.
Había muchas revoluciones pendientes.
-¿Una de esas revoluciones fue la del lenguaje?
-Sí, buscábamos un nuevo espacio, un nuevo lenguaje, necesitábamos comunicarnos. Ajoblanco surge de la necesidad de buscar un lenguaje de la libertad, porque no había palabras para expresar lo que sentíamos, porque el lenguaje estaba tomado o por el franquismo o por el lenguaje dogmático del marxismo o del estructuralismo. Nosotros buscábamos la vida, vivir tal cual pensábamos. Fuimos una generación bisagra, "la generación acorralada", porque estábamos entre la generación de Felipe González, que pactó con el poder multinacional y siguió las directrices de Washington para que en
España se mantuviera la estabilidad a cualquier precio, y la generación que vino después, más nihilista y ya decepcionada con lo político, con el espacio de la polis, con la participación.
-¿Desde las páginas de Ajoblanco se reflejó ese nihilismo?
-No, nunca lo reflejamos porque buscábamos recuperar el pasado libertario español. Creíamos en la revolución cultural por encima de cualquier cosa y el primer Ajoblanco fue muy activista. En la segunda etapa de la revista (de 1987 a 2000) hubo un intento de perfeccionar la democracia y poner a España
en contacto con las culturas latinoamericanas emergentes y con las culturas del mundo árabe. Pero nunca fuimos malditos, creíamos en la cultura de la participación.
-¿Qué repercusión tuvo la revista fuera de España?
-Los franceses estaban muy asombrados de lo que estaba pasando en España, que un país que había estado tanto tiempo atado al franquismo pudiera presentar una alternativa tan solvente. Los '70 fueron fundamentales no sólo en España sino en todas partes porque se fundó el mundo actual, tanto el
mundo que triunfó a través de la presión de la publicidad y de los medios de comunicación, como el mundo que no triunfó, pero de alguna forma está latente. Muchos de los presupuestos con los que alumbramos los '70 están por hacerse, son cuestiones pendientes, como el problema de la representación política y de la democracia.
-¿El contexto de decadencia del franquismo les permitió ser mucho más osados?
-Sí, era una época de mucha confusión, aparte estábamos en Barcelona, donde la libertad llegó antes de la muerte de Franco por una serie de circunstancias de tipo económico y de distancia con el poder político, que estaba en Madrid. Había muy pocos guerrilleros de Cristo Rey, la extrema derecha que en Madrid era terrible, entonces todo esto propició una gran conmoción y agitación en Barcelona. La gente tomó las calles sin el concurso de ningún político porque no sabíamos quiénes eran los políticos; todavía no tenían rostro Felipe González, Jordi Pujol, Pascual Maragall, no se sabía ni quiénes eran. Había muchísima ansia porque estaba todo por hacerse. Había mucha motivación e ilusión porque la gente creía que podía participar activamente en el cambio social, político y cultural que se avecinaba, y que era indeclinable.
-¿Qué balance hace de la primera etapa de la revista?
-En la primera etapa, los que hacían Ajoblanco eran los lectores. Teníamos una gran comunicación con los lectores, y el primer Ajoblanco fue una premonición de lo que sería Internet: recibíamos unas mil cartas semanales y venía gente de diferentes puntos de España, que tomaba trenes y autobuses para vernos. La redacción de Ajoblanco se convirtió en un punto de encuentro. Esa gente venía a buscar consejos para liberarse. Había una gran necesidad de vivir otra vida, de experimentar. En el primer Ajoblanco no
había profesionales que lo hicieran sino que todos éramos actores, tanto los lectores como los que hacíamos la revista.
Después de la muerte de Franco, la revista padeció la censura: estuvo suspendida durante cuatro meses, desde marzo del '76, por un artículo en el que se reivindicaban las fiestas populares. "Aquello fue una campaña de marketing sin precedentes, porque después de la suspensión empezamos a vender más, 80 mil a 100 mil ejemplares. La dictadura languidecía y la gente ya no tenía miedo", explica Ribas. "Pero en el '77 los políticos destrozaron ese movimiento a través de los Pactos de La Moncloa, unos pactos de
estabilización porque en aquel momento había un 70 por ciento de inflación.
El PSOE, que acaba de aparecer, y el PC de Carrillo firmaron con Suárez los pactos, que no implicaban otra cosa que controlar el movimiento social y sindical dentro de la nueva estructura partidista, autoritaria, jerárquica y con caciques. Por eso digo que ahora en España lo que hay es un franquismo
de partidos, porque se detuvo el proceso de transición."
-¿Los Pactos de La Moncloa abortaron la posibilidad de una revisión profunda de los crímenes cometidos por el franquismo?
-No solamente eso, el franquismo fue mucho más complejo de lo que parece, pero lo que sobre todo abortó es el proceso nuevo que se había iniciado a principios de los '70, que tendía a que en España hubiera una democracia mucho más participativa y con una sociedad civil mucho más estructurada a
través de los movimientos sociales. Los partidos políticos no se democratizaron internamente en España, sigue sin haber un proceso de democracia interna.
-¿Por qué es tan complejo el franquismo para los españoles?
-El franquismo creó una inmensa nueva clase económica, la clase media, muy conservadora, que prefiere antes la seguridad a cualquier cambio. El franquismo triunfó a nivel económico, por eso es tan complejo. Y la política de Felipe González en los '80 no es más, económicamente hablando, que la culminación del plan franquista, pero con seguridad social.
-¿Y la política de Rodríguez Zapatero también continúa con la línea franquista?
-No, Zapatero cayó por casualidad, creo que es un colado, una persona que no tenía en principio contacto con los poderes fácticos del mundo, de la aldea global. Intentó hacer una revolución de cultura republicana, de abajo hacia arriba, pero en el fondo no ha habido un cambio en la Ley de Educación. Sin
una reforma profunda del sistema educativo, no puede haber una cultura republicana de base, con lo cual creo que también Zapatero ha fracasado.
-Sin embargo, ciertas leyes, como la modificación del Código Civil, que permite el casamiento de homosexuales y lesbianas, podrían considerarse como un triunfo de Zapatero, que se conecta con esa libertad que se proclamaba en los '70.
-En lo que triunfamos fue en el cambio de las familias. En este momento las familias españolas están entre las más modernas de Europa, porque hubo una gran revolución interna, y el diálogo entre padres e hijos es mucho más fluido que en Italia o Francia. Esa revolución de los '70, que tenía que ser social, finalmente acabó siendo una revolución más íntima, a través de la sexualidad libre. La familia española es lo que más ha cambiado, y lo que ha hecho Zapatero es reconocer lo que ya estaba sucediendo en la realidad. En España siempre han ido por delante los movimientos sociales a la ley política. Sin la revolución de los '70, no habría habido en España un cambio de mentalidades. Porque la movida de Madrid es hija de los '70, pero sin el contenido político y social de los '70.
-Usted insinúa en el libro que la semilla de lo que se conoció como el destape estaba en los '70, ¿no?
-Sí, claro, es evidente. Basta con leer Ajoblanco, Interview, Cambio 16 o publicaciones como El viejo topo, que hicieron un destape en todos los niveles. Pero después, el destape quedó solamente en lo más individual. Se acabó la era del "nosotros" y apareció la era del "yo", más individualista y más desconectada de lo social.
-¿Esa era del "yo" hizo que Ajoblanco no saliera durante siete años?
-Sí, estas revistas de agitación tan combativas, que buscan la realidad por encima de todo, necesitan parar un tiempo porque la propia dinámica del día a día te fagocita y pierdes el sentido de la realidad.
-¿Es posible reeditar una experiencia como la de Ajoblanco?
-Ahora es necesario. Los grupos "anti lo que sea" están muy dispersos, hay muchos en España, en México, en Colombia, en Venezuela, en Argentina. Creo que nos deberíamos unir porque finalmente compartimos algo que no tiene fronteras: la lengua. Y además somos sociedades con unos valores humanistas muy poderosos, porque somos latinos y nos gustan el sincretismo y mezclar culturas. Tenemos un capital enorme y muchas experiencias para compartir e intercambiar. Debemos superar esta enorme dispersión porque hay mucha más gente de la que parece. Ahora los viejos tenemos que dejar paso a las nuevas
generaciones, darles nuestro pasado para que ellos puedan gestionar futuros.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/2-7997-2007-10-18.html
La ficha
José Ribas (Barcelona, 1951) dice que quiere ser novelista. "Ha llegado el momento de la literatura. Siempre quise ser escritor, lo que pasa es que me di cuenta de que no quería ser un escritor de libros, sino que quería vivir la vida, y luego escribir sobre lo vivido", señala este agitador cultural que a los 21 años fundó la revista Ajoblanco. "Ahora estoy empezando una novela sobre la depravación a la que nos conduce este sistema, cómo nos mata por dentro, y cómo nos hace ser lo que no queremos ser. Los personajes son jóvenes de 30 años, la edad difícil actualmente porque la adolescencia se ha prolongado mucho y a los 30 es cuando hay que optar y tomar decisiones. Es un momento muy duro y pasan cosas graves."
Textual
"¿Por qué esta nueva revista? Porque no queremos una cultura de imbecilistas. Porque estamos ya hartos de divinidades, sacerdocios y élites industrialculturalistas. Porque queremos intervenir, provocar, facilitar y usar una cultura creativa. Porque todavía somos utopistas. Porque queremos gozárnosla con eso que llaman cultura. Porque tenemos imaginación para diseñar otra, si ustedes quieren. Porque siempre hay un porqué que nos apremia y Ajoblanco intentará entenderlo y manejarlo a nivel revista. Porque
Ajoblanco se sitúa fuera de los cenáculos de los grandes iniciados en el juego y el rito de pasarse la pelota cultural. Ajoblanco no es una revista deportiva para información de jugadores de primera división. Ajoblanco vuelve a la simplicidad, la creación, el interés por todo aquello que sea nueva sensibilidad. Porque ha oído, ella también, el grito: '¡Despertad jóvenes de la nueva era! ¡Desplegad vuestras inteligencias contra los mercenarios ignorantes!, pues llenos están los campamentos, los tribunales y las universidades de mercenarios que si pudieran prolongarían para siempre la guerra de los cuerpos y arruinarían la lucha de la inteligencia'. Eso oyó William Blake. Ajoblanco quiere sintonizar con todos los que luchan por una nueva cultura. Se te ofrece como revista y pide tu colaboración en esta utopía que estamos poniendo en marcha para reflejar en ella, con toda fidelidad, nuestros sueños y nuestra acción, lo que nos llevamos entre manos."
-Manifiesto editorial de Ajoblanco, en Los 70 a destajo (Emecé).
*Fuente: Página/12
Albur de una espera*
Mordiendo las palabras
mis ojos escriben
pensamientos de aire.
Subo los peldaños
de mi escalera de cristal
albur de aquellos días.
Sé que se han ido
con la eternidad de las olas
en un barco sin rumbo.
Pero aún llevo su tatuaje
en mi piel que le habla
y me obliga hoy como ayer
a recostarme en su playa.
*de Xenia Mora Rucabado xeniamora@ciudad.com.ar
Correo:
Dia de la lealtad !!!*
En este dia de la lealtad quisiera saludar a todos aquellos que son y han sido leales.
Leales a la amistad, leales al amor. Leales frente a la vida.
Porque, como cantó Pablo:
retornarán los libros las canciones
que quemaron las manos asesinas
renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores
Lealtad, sobre todo, concebida como lealtad a uno mismo.
Caiga quién caiga, y aunque vengan degollando, lealtada a nuestros principios.
Lealtad a la forma que tenemos de ver la vida, eso que los antiguos llamaban "ideología".
Es decir, lealtad para vivir como pregonamos.
A esa lealtad me refería, ché.
¿O qué habían pensado?
*Udi, el polígrafo del barrio La República
udi.cuatro.catorce@gmail.com
"Los momentos en que somos más libres e iguales en este sistema son aquellos que dedicamos a la consecución de la utopía. El resto del tiempo somos meros esclavos."
"UN WOODSTOCK MURGUERO EN LA PAMPA GRINGA"*
(*) NOTA PREVIA: ESTERELATO FUE ELABORADO PARA SER POSTEADO EN EL GRUPO DE YAHHO "DALE MURGA" PERO QUIERO COMPARTIRLO CON MIS CYBERELACIONES
Aquello acerca que "las comparaciones son odiosas", contrasta que la noción de pensamiento, según la cual este es "una comparación mental entre dos o más ideas". Así mis vivencias frescas acerca del 8
Encuentro nacional e murgas, que tuvo lugar los días 13, 14 y 15 de octubre, en esa bella localidad del
Oeste santafesino, me lo hacen comparar con aquel legendario megarecital rockero que tuviera lugar en
ese lugar ingles a fines de la década del sesenta..
Hay una manualidad o artesanía, conocida como patchwork, que se traduce algo así como "colcha de
retazos". Includo hay una película con ese nombre. En el patchwork, cada uno cose y borda su retazo y parte, y luego al ensamblarlos, queda formada la colcha como un todo. Bueno, utilizo esta alegoría, para comunicar y compartir mi "retazo", de este patchwok que fuera el Suardi 2008.
Más bien invito a que cada uno dé testimonio de sus vivencias, porque dudo que alguien pueda hacer un
panorama de la sumatoria de los contactos interpersonales que se fueron generando en esos tres
intensos días. Nadie puedo estar al mismo tiempo actuando u observando todo ese vertiginoso acontecer,
cuya apoteosis (que no significa en modo alguno que haya sido los mas importante del encuentro) ya que
todo lo fue repito la apoteosis fue la maratónica presentación de las murgas que comenzó a eso de las 9
de la noche del domingo y finalizado cerca de las siete de la mañana del lunes, que fue la ultima
matanza, de los que todavía seguían en pie...
Si bien el sábado hubo también presentaciones de las murgas en la plaza del pueblo, esta la supero en
duración, a tal punto que dudo alguien haya podido percibir todas las murgas que pasaron por el palco.
Entre las cosas que se fijaron en mi sensibilidad, voy a compartir las que me vengan fácilmente a la mente a la hora de escribirlas. Ninguna tiene más relevancia que las otras. Tiene tanto valor el baile, la
percusión, la melodía, el contenido y la indumentaria...Creo que las presentaciones oscilaron en las 25. (Refiriéndome a la sesión apoteósica o apoteótica.).en cada presentación los participantes hacían su descarga de energía y comunicación. Hubo "rejuntes" de murgones que desfilaron juntos. Incluso
en los murgones que desfilaron separadamente casi todos, llevaban algun integrante de un marga amiga. Y
en las respetivas matanzas se iban prendiendo los del publico, que valga consignarlo era todo publico
murguero, ya que la población local parecía seguir su vida y sus festejos típicos del fin de semana de
pueblo de provincia. Esto implicaba que los observadores eran todos murgueros calificados y que
cada presentación era seguida con "ojos clínicos". Una murga de La Plata interpretó una canción cuya letra hacia referencia a la murga que no compite y ese era el tono de las presentaciones: la de los trabajos comunitarios. Este trabajo en común resalto con la presentación de las murgas del Gran Mendoza, con sofisticados números de extracción circenses, similares a los que aquí hace "La Redoblona", pero con una calidad en cuanto la de los zanqueros bailando y a los números de conjuntos con fuego, dignos de lo mas sublime del arte circense. Fue muy interesante la presentación de "Los. del Calicanto", murga estilo uruguayo de la ciudad de Córdoba (luego en la Terminal converse con el moreno uruguayo que tocaba los platillos), que supo sortear la falta de los diez micrófonos que son el estándar de las murgas uruguayas y se pudo escuchar su canto a capella, sobre todo uno que relataba el problema de las murgas de la ciudad de Córdoba. La murga que había venido de Montevideo, tuvo lamentablemente problemas con la falta de los 10 micrófonos, y su canto "a capella", impidió percibir la calidad de su presentación. La murga rosagasarina "Okupando levitas" nos hacia percibir como las murgas de La Plata, las de Rosario y las de Córdoba ciudad están muy influenciadas por los institutos de arte universitario. Su énfasis eran las letras (al estilo que aquí nos tiene acostumbrados "Cachengue y Sudor",
que allí también participó activamente), pero en el caso de la murga rosarina, hubo un muchacho haciendo
la parodia de esas señoras o vecinas de barrio que "odian"a las murgas, que con mucho arte puso énfasis
en el problema que las murgas tiene para el despliegue de su arte popular.
Por su telurismo me "pego" mucho la murga jujeña.
Sonaban muy telúricos, muy "folk".Su estilo fue baile y percusión.
Todo tuvo el sabor de lo autogestionado. Se notaba -por suerte- la no influencia de organismos oficiales (Y ojalá siempre siga así). No quita que el municipio local haya colaborado. Hubo actividades paralelas, a
la sinergia que se generó espontáneamente en el camping "Cavallo" y en la plaza, pero se me hace que
fueron absorbidos por lo que se generaba alrededor de los bombos y de los danzarines. Bueno; este es mi retazo. Me queda claro el potencial energético de los murgones. Se aprendió mucho y quedo claro que la otra modalidad carnavalesca (que es muy importante en el interior) la de las modalidades tipo "escola do samba", no participo en ese encuentro. No se trata de que participe o no, dado que cada uno genera su autoorganización. Tan solo lo consigno. También me queda claro que todo fue hecho a pulmón, con esfuerzos propios y ayuda mutua, desde los preparativos para el viaje y lo que paso en Suardi. Lo dije en el mensaje que mande de Suardi, aunque como lo escribí sobre la pata, por allí se perdió. Por cada murguera y murguero presente en Suardi, había varios de tras de ellos, que no pudieron estar presentes, y que estaban pendientes de todo lo acaecido. Es más; si Momo mediante se produce el encuentro en el 2008, el camping va a quedar chico para recibir a la multitud de carpas y sus respectivos ocupantes. Bueno este fue mi "retazo".
Espero estimulo a que otr@s aporten el suyo.Buenos Aires martes, 16 de octubre de 2007, 09:38 de la
mañana
*de Alfredo Armando Aguirre. choloar@rocketmail.com
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