viernes, agosto 15, 2014

VIVIR LA HONDURA DEL INSTANTE...

 
*Claude McKay
-Fuente: "Vientos y mareas de West Indies/ De Jamaica a Guyana – 71 poemas".
 
 
 
 
 
 
 
DESPUÉS DEL INVIERNO*
 
 
 
*Claude McKay
 
 
Algún día, cuando los árboles hayan perdido sus
hojas
Y contra el blanco de la mañana
Los pájaros temblorosos se hayan resguardado
De la noche debajo de los aleros,
Volveremos nuestras caras al sur, amor,
Hacia la isla del verano
Donde las torres de bambúes son el centro del
bosque
Y las orquídeas de boca ancha sonríen.
 
 
Y buscaremos la colina silenciosa
Donde se alza el arbusto del algodón,
Y saltan los risueños arroyos cristalinos,
Y trabajan zumbando las abejas.
Y construiremos allí una cabaña
Con acanalado techo oscuro,
Al lado de un claro del bosque, con campanillas
azules perfumando cerca,
Y helechos que nunca se marchitan.
 
 
 
-Claude McKay nació en cercanías de James Hill, Clarendon, Jamaica, en 1890. En 1912 publicó su primer libro de poemas, Songs of Jamaica, escrito en dialecto patois, y partió hacia el sur de los Estados Unidos para estudiar agronomía, carrera que abandonó al poco tiempo. Durante algunos años estuvo viviendo en
Londres, donde se dedicó al periodismo. Y ya en el Harlem, promediando la década del ’20, intervino en las luchas reivindicativas
de su raza y escribió poemas y artículos, para constituirse en una de las personalidades del movimiento cultural y poético Harlem Renaissance. Las páginas de su poemario Harlem Shadows (1922) son referenciales. Por otra parte, sus novelas Home to Harlem (1928) y Banana Bottom (1933) siguen mereciendo
estudios y ediciones, tanto en los Estados Unidos como en el Caribe. Falleció en Chicago, de un ataque al corazón, en 1948.
Su antología Selected Poems se editó en Nueva York a los cinco años de su muerte.
 
 
*Del libro inédito de Eduardo Dalter "Vientos y mareas de West Indies/ De Jamaica a Guyana – 71 poemas".
 
 
 
 
 
 
 
 
 
VIVIR LA HONDURA DEL INSTANTE…
 
 
 
 
 
 
 
 
GUARDANDO EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES*
 
 
 
Mis cabellos matan el sol. Son negros mis cabellos; negros como la boca del traidor, como la nariz de un perro en el bosque, negros son como el centro de tus ojos.
Mis cabellos son negros.
Diría que ensortijados, diría que espléndidos en su derrame móvil sobre mi espalda y mis hombros desnudos. La belleza lisa y bruñida de cada cinta de resumida oscuridad es un fustazo de dicha nunca apropiada, nunca gozada por mortal.
Ah mis cabellos. Ondulo mi cintura blanca, tiendo acuáticos brazos fantasmagóricos. Observo con fascinación mi sombra arbórea y móvil. Y aguardo.
Junto a mis hermanas aguardo, y guardo la puerta del jardín donde los hombres no tienen cobijo.
 
Yo guardo y aguardo y espero.
Te espero.
Con los ojos del corazón te veo, y no con los del peligro. Detrás de los párpados, detrás de los velos te añora mi frágil corazón de hembra sola.
Te llama mi anhelo. Transparentes vahos de deseo te atraen hasta la puerta que no debes cruzar, que no debo permitir que cruces.
Sé que vendrás.
Sé que por tierra y agua marchas hacia mi destino. Y que más pronto que tarde tu sombra dibujará tu belleza sobre mi tierra yerma. Aquí estarás para cumplir la promesa de la muerte y las espadas. No ruego otra baraja ni otros dados.
Sé que vendrás. Me basta.
Sé que puedo recorrer tu cuerpo duro con mis manos, que puedo atrapar el hombre con mi boca anhelante. Pero sé asimismo que la dicha está contaminada de brevedad, que la fugacidad de la carne tibia se transformará en piedra contra mis senos ansiosos. Te matará mi amor, amor. Mi fatal mirada.
Mi amor te transformará en estatua de piedra. Sólo la dicha de contenerme en tus ojos es mi anhelo, y tal dicha, lo sabemos, sería tu sentencia. Mis cabellos de serpiente se retuercen y anudan en deseo e ira.
Mi amado, debieses comprender que Medusa te ama aunque mi amor confluya con la muerte. No será para nosotros la ternura. Morir o destruir al objeto de mi amor, tal es la torpe suerte que me ha tocado.
Perseo, dejaré que me decapites y te ufanes de tu hazaña.
 
 
*De Mónica Russomannorussomannomonica@hotmail.com
 
 
 
 
 
 
 
 
*
 
 
Vivir la hondura del instante y sumergirme en él. No es sólo concentración: es la verdadera vida.
Fuera de esa sumersión estamos en mil cosas, es decir, en ninguna, o sea, muertos
 
 
*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com
 
 
 
 
 
 
 
 
*
 
 
La tarde
se detiene,
suspendida
en los hilos
de luz
que teje
y desteje
el viento
entre las ramas.
En este instante
de pájaros agrestes,
la pureza
y la crueldad
son las únicas
certezas
sobre el mundo.
 
 
 
*De MARIANA FINOCHIETTO.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ESCRITOR FANTASMA*
 
 
"Deja la ira en la ceniza muerta."
María Magdalena Álvarez
 
 
Nace la sombra del sol en la ventana.
Apenas lo nota el ojo
difícilmente parpadea
y pesado cae sobre la hoja.
 
El cuerpo de palabra
desnuda un grito en la boca,
inicia el encabalgamiento de voces
entre la soledad y el goce inmaterial de tinta.
 
Escribe y fuma. Duelen sus manos.
Ha dejado agonizar el canto de las cerraduras
en el gris de lluvia de la página.
 
Sepultada su ira en ceniceros
habla consigo mismo. Es un fantasma.
Nadie lo reconoce.
 
En su boca la alegría es irreal como su vida
como su muerte.
 
 
 
*De Darío Olivaoliva_angeldario@hotmail.com
-Del libro "Epígrafes". 2008.
 
 
 
 
 
 
 
 
*
 
 
Hace días
 
el cielo
 
se partió
 
en migajas de invierno
 
que caen susurrando
 
eternos silencios.
 
Para escucharlos
 
sólo hay que llenarse los ojos
 
de precipicios obscenos.
 
Quien quiera ignorarlos
 
evitará la tragedia
 
que se esconde
 
tras la sonrisa amable
 
del tiempo.
 
 
*De Vanesa Álvarez. vanesui@hotmail.com
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Soñar no cuesta nada*
 
 
 
Soñé que me llevaban haciendo turismo a un castillo en Italia.
Desde lo alto se veía el mar azul.
Había algunos hombres y algunos invitados, entre otros mi padre.
Mi preocupación en el sueño era como iba a pagar eso, la magnífica belleza del lugar. También tenía cierta inquietud porque varios hombres me pretendían al mismo tiempo y temía a los problemas, peleas, disgustos que esa situación podría traer aparejado.
La preocupación económica era bastante obsesiva  y opacaba el disfrute. Tanto así que cuando me desperté, quedé con el alivio de perder el mar azul y la deuda.
 
 
Moraleja
Si tienes un sueño tan vivo. Si adentro tuyo está ese paisaje simplemente hay que nadar en el placer, disfrutarlo, vos lo creaste.
 
 
 
***
 
 
Como el muro que cayó una vez, quizás caiga con este terremoto financiero en el bolsillo del Imperio (iba a decir corazón pero no tiene) esa idea de que todo se compra, se vende, se paga, ese dios del dinero.
 
Aprendí soñando que lo más bello no tiene precio. Todavía no hay en los mercados rodajas de crepúsculos, grandes ofertas en amaneceres.
 
Le di la razón a Epicuro en su creencia en la bondad de los placeres. Era una filosofía que destacaba la amistad, por lo tanto desechaba los placeres que podían hacer posible mal a uno mismo o a los otros.
 
Lo más que se pueda de placer sin daño.
Linda consigna para una pancarta.
Basta de silicios o coronas de espinas o cruces, otra vida es posible
 
Los sueños crean realidad o permiten soportarla.
 
Si varios hombres se pelean por vos debe ser un sueño.
 
Si es de verdad sos una artista.
 
El arte y los sueños se funden
 
 
 
*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ARRAIGO*
 
 
 
De qué sirve mi verde, si el abrazo no es fronda.
De qué sirven mis cenizas de amor
El sol, armado con lanzas de fuego,
Verdugo implacable  del bosque profundo,
Despuebla
Mi pajonal de verde.
Arde rojo de sangre y ceniza.
La luna, piadosa, le acerca
La humedad plateada del amor.
De qué sirve la luna, en cenizas de ausencia
Si al irte te has llevado mi esplendor hecho verde.
¡Oh, dioses del averno, acallad mi boca!
¡Oh, sol! ¡Oh, pajonal!
¡Despobladme de verde las manos!
¡Lo merezco!
¡Cambiad mi sangre por arena!
Olvidé:
El verde deslizante de la lagartija entre las piedras.
El arco iris sonoro de los loros.
El verde denunciante de los árboles quietos.
Olvidé el picaflor, la ortiga, el cactus.
De qué sirve el solsticio que se anuncia
Si mi corazón no es una yema verde, verde espera
El sol
Desarmado, sin lanzas, ni fuego.
Compañero ardiente del bosque profundo,
Puebla
Mi pajonal de verde.
La ceniza se va y la sangre queda.
La luna, más luna que nunca,
Le acerca
La humedad plateada del arraigo.
 
 
 
*De Amelia Arellanoamelia.arellano01@yahoo.com.ar
 
 
 
 
 
 
 
 
Palabras con “F” *
 
 
Al hombre le cuentan una historia cercana.
Ocurrió unos años atrás. El amigo del hombre conoce a una mujer que vive a 500 km de su ciudad. Resulta que se forma una pareja a distancia. Ellos se quieren. Mantienen la relación por varios años. Se extrañan mucho pero resisten la espera. Sólo el hombre puede viajar y lo hace cada 15 o 20 días. Si, logran festejar juntos los respectivos cumpleaños. En uno de esos cumpleaños sucede lo que el amigo del hombre desea contar: los presentes comienzan a jugar con rondas de preguntas difíciles. La memoria hace un juego inestable y selectivo: el hombre conserva la foto vívida de cuando a su compañera le preguntaron si creía en "la fidelidad" ella respondió con un "No" acompañado del movimiento de tragar saliva. El amigo del hombre tenía apenas unos instantes para ensayar una respuesta. Hasta el día de hoy sostiene que fue la respuesta más honesta. Lo relata con cierto orgullo. Como un hallazgo digno ser donado para quien lo necesite:
 
"La única posibilidad de fidelidad es la felicidad"
 
 
*De Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial@hotmail.com
 
 
 
 
 
*
 
 
del fuego impropio
 
que se ofrece en un destello,
 
del secreto confluente
 
de la falta de palabras,
 
de la música que pasa
 
y te deja
 
suspendida
 
centelleante
 
entre la luna y la noche.
 
 
*De alejandra alma. almaalma3h@gmail.com
 
 
 
***
 
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