lunes, agosto 10, 2009

UN INTERCAMBIO DE FUEGOS Y CENIZAS...


Conjuro de secretos ingredientes*





Cardando estoy
las finas hebras
del deseo
despierta mi lengua
conjuros voces de delfines
soy la clandestina
bruja
agregando huesitos de doncellas
al caldo que te bebes.



*de Verónica Capellino. veroaleph@hotmail.com
-Variaciones de los Sentidos, de amor, desamor y erotismo- SADE y Lux. Colecc. Orion






UN INTERCAMBIO DE FUEGOS Y CENIZAS...





*



Se fueron desvaneciendo sus dedos de escritor, intentaba ordenarle que se tonificaran para seguir acariciando versos, relatos, locuras que le ocurrían. Pero el fluido de sus falanges estaba seco. Las silabas salían con un esfuerzo de aprendiz de lectura, Las consonantes no coincidan con sus intenciones.
Además, en su cabeza sentía el temblor de sus recuerdos. No era agradable escucharlos empujados por el paso del tiempo. Era un ruido de silbatos desprolijos que anulaban la sucesión de alguna aventura que lo colmara de felicidad.
El pasado de un amor de esplendor, sin rutinas ni aburrimiento, se había quebrado. El deseo de continuar enamorado, ya no tenía un sentido inspirador. Se había marchado, lentamente al chocarse con las miserias de los dos. Esta sensación comenzó a aparecer, en un principio, con alguna interrupción del diálogo. Quizás, demasiado idealizado. Mas tarde, las conquistas de la compañera empezaron a confundirlo y viceversa.
El tiempo de estar juntos transcurría de la primavera al infierno, el estado de la risa y la simpatía fue reemplazada por temas prohibidos
En una noche de insomnio titubeaba en su lengua, Intentaba buscar una excusa para seguir estando vivo.
No logró en esa pálida noche una tregua.
Vio su alma tan oscura y odiosa, que rezongó hasta cuando le transportó el sueño.-




*De Azul. azulaki@hotmail.com







Pedir fuego / buscar cenicero*



*Por Juan Sasturain



Debe ser por influencia de una última y jubilosa relectura de las novelas de James Cain -el de El cartero llama dos veces, Serenata, Pacto de sangre y otras sangrientas desmesuras con inevitable mujer fatal- que volví a una definición que tiene sus años, mantiene vigencia de apotegma, como diría el General. Es la que dice que, ante una mujer cigarrillo en mano que te encare, hay dos posibilidades: que busque fuego para encender o cenicero para descargar. Todas las historias negras que valen la pena de ser contadas o escritas calzan en las generales literales o metafóricas de alguna de esas dos variantes.
Por ejemplo y por lo común, las minas de Cain, al menos en el cine -que no siempre respeta ni debe respetar la letra-, desde Lana Turner a la perversísima Stanwick, modelo acabado por Billy Wilder, todas iban de salida al frente con el faso sin filtro de los años treinta por delante de los ojos fijos, pequeña lanza en ristre al corazón del lancero encendedor que las encendiera, las ayudara a enviudar sin culpa y con seguro.
Si ésa es la mina de ida, que va hacia el fuego como una equívoca polilla con aguijón, también está la otra, la mina de vuelta, quemada, que vacila portadora de cenizas incolocables, empardadas a sus ojos tristes, necesita dónde poner los restos de una pasión mal consumida, las pruebas, lo que le quedó del festín o los errores; sólo busca un cenicero, un gil, un depósito para la pena o el cadáver en el sótano.
Basta con recorrer la lista de los vulnerables personajes de Goodis, sometidos a la fatal rubia esquinera, las minas pesadísimas de Jim Thompson o el repertorio de regaladas por interés compuesto que se cruzan en el camino y se estiran en el espinoso lecho de Spade o Marlowe buscando primer fuego o tardío cenicero -con poca o ninguna suerte ulterior- para ratificar la tipología con sutiles variantes. Y ni hablar de Spillane y trogloditas ulteriores. Quiero decir: cierta novela policial suministra el esquema, con variantes recurrentes, de la metáfora del faso revelador de cierta condición femenina. Y no debe ser casual que si bien hay y habido grandes autoras de narrativa criminal dentro del esquema clásico de detection a la inglesa, no hay mujeres cultoras de la novela hard boiled o negra durante su período de
nacimiento y apogeo. No contamos a la notable Patricia Higsmith, claro, pero la creadora del Ripley no nos sirve de excepción a la regla precisamente.
Por eso, lo perturbador o indecente sería bajar el modelo ficcional a su versión soft, cotidiana, sin puñaladas traperas ni alevosas manipulaciones criminales ostensibles. La vida diaria en el amor, digo, la esgrima convencional del arrime y la seducción, ¿podrían definirse en términos de intercambio de fuegos y cenizas?
Para cierto machismo menos impresentable que políticamente incorrecto, sería fácil reconocer al hombre requerido, supuesto portador de la soberbia llama que se quema, se funde en el encendido del convite femenino; o al santo varón que se ofrece equívoco contenedor, se abre como depósito de lágrimas,
cenicero de últimas, y queda ahogado o marcado por la herida gris, la furia oscura de la brasa apagada de prepo.
El del cigarrillo mediador y revelador de actitudes es sólo un modelo ficcional masculino, fechado y poderoso, como los reconocibles desde hace décadas en las tiras televisivas de la tarde de los canales de aire, o las sitcoms más aggiornadas al paladar femenino bienpensante que mira el cable.
Lo más triste y sintomático para nosotros, lectores impenitentes de novelas llenas de humo y de disparos en la noche, espectadores de películas en blanco y negro con tipos de sombrero y mujeres sin filtro, es que ya no se fuma, que ya no se puede fumar, que no se debe incluso, y que pronto no se sabrá -como pasa con los diez mandamientos o las veinte verdades- de qué estamos hablando al pedir fuego o mencionar el ominoso cenicero.



*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-129732-2009-08-10.html







Bien debiera ella saber*


La simetría
me reconviene:

bien sabe ella que nada
del todo simétrico
podría esperarse
plausiblemente
de mí.




Bé hauria ella de saber*



La simetria
em reconvé:

bé sap ella que res
del tot simètric
no podria esperar-se
plausiblement
de mi.


*de Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar
-Traducción al catalán: Pere Bessó i González.








PARA DISCERNIR LA "SEÑAL DE ALGO A RESOLVER"
Angustia no es "trastorno"*



*Por Isidoro Vegh


La angustia, en su forma clásica, se caracteriza por una opresión que, quienla padece, la siente en su cuerpo. Otras veces se manifiesta de otros modos,llamados "equivalentes de angustia", que también implican el cuerpo: sudoración en las manos, sensación de hipotensión, taquicardia. Formas variadas en que llega, a quien lo padece, algo que puede leerse de distintos modos. En el mundo en que vivimos es posible, ciertamente, apelando a recursos químicos, a las llamadas psicodrogas, atenuar al extremo este
afecto; lamentablemente, se difunde una conclusión que lo menos que podemos decir es que manifiesta un error: que la angustia, como afecto, no es más que un trastorno. Se pierde algo que pensadores como Heidegger, Sartre, más lejos Kierkegaard, reconocieron como una manifestación que habla del ser, de
la existencia.
Para nosotros los psicoanalistas, y desde el creador del psicoanálisis Sigmund Freud -que escribió un trabajo clásico llamado "Inhibición, síntoma y angustia"-, hay una angustia que es "señal": una señal que se aloja en lo que llamamos el yo, pero que se dirige a la dimensión del sujeto. La angustia es una señal en el cuerpo que le dice al sujeto que hay algo a resolver. ¿A resolver dónde? No en el cuerpo sino en su existencia. Si leemos así este afecto, pasa de ser un trastorno a convertirse en el indicador de una oportunidad.
También en estos tiempos que habitamos, el lenguaje tiende a confundirnos con una palabra que abunda: un adolescente puede decirnos, por ejemplo, "tomo la droga porque me gusta", pero ese mismo adolescente puede ser también el que nos diga: "Me gusta mucho la música". Y cuando le preguntamos
qué hace con eso, nos cuenta que ha formado una banda, que estudia música, que practica horas y horas. En los dos casos se trata de un "me gusta". En el primero, puede contarnos que, como consecuencia de esa práctica de la droga, cuando pasa el efecto se siente mal deprimido, sabe que va a ser mal visto por sus seres queridos y además advierte que es algo que él no puede parar; ya ha adquirido el acostumbramiento de la droga, su cuerpo se lo reclama y advierte, con gran desesperación, que por ahí solo no puede salir.
En cambio, el otro "me gusta", que tiene que ver con la música, lo lleva a dibujar una sonrisa de alegría, comparte con sus compañeros esa experiencia, piensan hacer recitales con otras bandas, invitar allí a sus amigos, lo practica con entusiasmo, aun a pesar de que a veces implica horas y horas de esfuerzo: es un "me gusta" ligado al deseo.
Entonces, el lenguaje de nuestros días se presta a una confusión, desconoce una verdad que dijo hace varios siglos aquel gran filósofo holandés, Baruch Spinoza: "La esencia del hombre es el deseo". También lo dijo, a su manera, el poeta y pintor inglés William Blake: "El que no realiza su deseo, engendra peste". Una peste que hasta es literal, no sólo metafórica, pues arruina el funcionamiento del cuerpo. Son ejemplos de que nuestro cuerpo no es reductible ni a un monismo mecanicista, como el que nos proponía La Mettrie en El hombre máquina -el ser humano no es reductible a un conjunto de órganos que funcionan-, ni tampoco se trata de un dualismo que, como en la época de Platón, podía formularse con un cuerpo y un alma. No se trata de un paralelismo cuerpo-espíritu, sino de tres dimensiones, como en la
propuesta trinitaria. Se anudan tres registros: el registro simbólico atañe al lenguaje, al hecho de ser el único viviente capaz de enhebrar chistes o de elevar plegarias; se anuda a su vez a la representación imaginaria, esa que nos hace sentir que habitamos un mundo al mismo tiempo que nos oculta que ese mundo en el que creemos es apenas uno, que está recortado por las marcas de nuestras relaciones personales y de aquellas que nos indica el lenguaje que practicamos.
Por último, el registro de lo real, que no se iguala a la realidad. La realidad no es más que la que cada uno vive según las marcas que lo constituyen. Lo real es eso por lo cual la ciencia viene a descubrir lo que
sólo se muestra bajo un modo velado. Podemos decirlo al revés: si la verdad de las cosas se mostrara a cielo abierto, la ciencia no sería necesaria. Eso que está en el límite de la palabra y de la representación es lo real, y el psicoanálisis viene a descubrir que también funciona como real ese diskette que nos habita y que nuestra conciencia no puede registrar a cielo abierto: el inconsciente. Funciona como un software que decide la eficacia de ese hardware que llamamos cuerpo.
La paradoja, en estos tiempos en que se nos quiere convencer de que el genoma es el que define el destino de nuestro espíritu, una nueva ciencia, llamada epigenética, ha venido a descubrir que el genoma, por sí mismo, no actúa, que el genoma actúa en relación con el medio ambiente, en la relación que el sujeto mantiene con su medio, y que, en ésta, el lenguaje es inexorable, que está allí, interponiéndose; descubre que hay genomas que se encienden o se apagan según la relación con el medio. Así, viene a decirnos
que el movimiento es exactamente el inverso: que la eficacia del genoma como la eficacia de todo lo que constituye nuestro cuerpo dependen esencialmente de las relaciones que el ser humano mantiene consigo y con los otros.



*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-129456-2009-08-06.html








VUELO FUERA DE RADAR*




*Por Miriam Cairo. cairo367@hotmail.com



UNO

No podríamos decir que la narradora sicalíptica es víctima de su tiempo porque en cualquier otro también se habría sentido expulsada. Ni siquiera es probable que pudiera encontrar espacio en el porvenir, porque lo esencial, en la narradora, es el inconformismo y una inclinación natural por respirar
los perfumes de naturaleza escandalosa.



DOS
Uno la ve, a la sicalíptica, en la mesa del bar, con sus ojos reales, sus dedos taquígrafos y su oído misterioso, escuchando conversaciones ajenas para luego hacer malabares con la historia. De la peripecia no puede salir nada mejor que una excentricidad, una metamorfosis conceptual, una percepción del mundo que alborota.



TRES
A falta de patíbulos donde derramar el vino de la muerte, ella construye un relato cada madrugada. Es probable que todo cuanto escriba sea percibido como no real, pero la sicalíptica tiene otras sospechas. Piensa que lo no real es lo real que al mundo se le escapa. Y así sigue dando vueltas de la manivela de una escritura activamente ensimismada. Bebe, también, pero por el escándalo no se debe culpar al alcohol, como tampoco se debe culpar a la oscuridad por las cópulas apagaditas de los crisálidos y de las crisálidas.



CUATRO
En sus textos de codorniz concibe la realidad como un prisma o un holograma, o un telescopio según las dimensiones o el origen de las criaturas por descubrir. Cualquiera sea la revelación, la sicalíptica escribe con una enorme carga de belleza pero a veces se la va la mano y espanta.



CINCO
Para comprender lo inapropiado de su escritura, convendría no entender nada.
Primero, porque la sicalíptica sufre de claustrofobia. Muchas veces, ella misma quisiera cobijarse en una vida de frases hechas, en un lugar común, en una idea de salón, en un poema de manual, en una conducta de código civil para sentir el calor corporativo, social, pero se queda sin aire aunque nadie la ahorque: es sensible a todo tipo de estrangulación sofisticada.



SEIS
Luego de haber ido al bar real, y de escuchar la conversación real de la crisálida real, con la amiga real, la narradora sicalíptica siente un hervidero de hormigas palabras en el corazón cerebro. El pensamiento conventual de coleópteros o de los arácnidos de dos, cuatro u ocho patas, le provoca asma. Entonces, no tiene más remedio que elegir entre una sobredosis de Ventolín, o imaginar culonas, o escribir sobre lo que no ocurre para que al menos ocurra una ilusión antes de que no ocurra nada. (Ella está convencida de que las culonas, no por ser irreales son menos necesarias).



SIETE
También es cierto que si no tuviera otra cosa que hacer, tal vez la sicalíptica no escribiría. Si le pagaran por hacerlo, de seguro buscaría trabajar en algo más inútil. Nunca haría aquello por lo cual mereciera más del diez por ciento o menos de una migaja. Que nadie piense que le está quitando algo: es ella quien ofrenda su escribir fuera de borda, su vuelo fuera de radar, su sombrero sin cabeza. Y por último, a modo de enmienda, o de "ars poetica", o de pararrayos, digamos que si la sicalíptica erige
culonas y no escribe sobre lo que no escribe es porque ella cree que la realidad habla por sí sola. No necesita ventrílocuo.



*Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-19677-2009-08-08.html







Por la ranura de la memoria*


-Del Inventren 2003. Estación Villa Numancia.


En estos días me la he pasado echando monedas por la ranura de la memoria, esperaba escuchar el sonido del tocar fondo, el rebote. Pero no, abismo sin fin , no concluyen ni las imagenes de la caida ni el silbido del aire desplazado, fricción de recuerdo que cosquillea la piel del tiempo. Puede haber sido la pregunta de mi hija, que se acerca a los 5 años y que desde los tres no tiene al papá viviendo en su casa:
¿ Papá, vos estabas cuando yo era bebe?
Allí esta la memoria cortada en pedacitos, colchón de espuma y nube, sonidos sin voz. Tambien, puede haber sido esa foto, caida, arrugada y humeda que encontre detras del escritorio en la casa de los chicos. Estoy en una baranda de trocos casi saliendo de la foto, un perfil leve, viendo un lago quieto, espejo de montañas que descienden en colores de día nublado. Es el sur, la foto la tomo mi amigo Ruben, habíamos terminado una obra y nuestra sociedad laboral, y nos fuimos de viaje al sur, creo que la foto es cerca de San Martín de Los Andes. Compartiamos trabajo y una amistad estrecha, como un tiempo atrás habiamos compartido escuela secundaria, y una militancia de ideas que podría habernos llevado a ser asesinados. Todavía no imaginabamos que a poco de andar la amistad quedaría distante por cuestiones menores. Lo cierto es que hoy, me veo en su compañia, dentro del Dodge 1500, cortando el mundo con ironías salvajes, escuchando uno de los tres o cuatro casettes que siempre se llevaron en todos los viajes. Y hasta recuerdo el estribillo y la voz grave, solemne, del tema que siempre generaba mi risa. "...Porque siento que el culo me pesa...", Cantaba Jorge y nosotros reíamos atravesando distancias de Varela a Numancia, mientras sacabamos improvisando en el aire el número de durmientes que necesitabamos para revestir las paredes de la obra. De esa época, tengo borrada la imagen de la estación, pero a unos metros bajo un tinglado estaba la maderera que hacía lo que pidieras en quebracho. Que extrañas esas vías angostas, parecian de tren de juguete, uno imaginaba un tren idealizado, sin conflictos ni miserias humanas circulando por allí. Son los fines del 81, y a los 21 años cualquier cosa podíamos elaborar con risas, casi un programa de radio-novelas haciamos en esos viajes donde mirabamos el entorno con el ojo indiferente que da la velocidad de un auto.
Pero si, recuerdo las vías, y tenía -y tengo- una extraña sensación cuando uno cruza una barrera en las rutas y ve las vías perderse, fugarse en un punto inalcanzable del horizonte.
Creo que hay algo muy profundo, en eso de cortar las vías viendo las vías achicarse a un punto lejano, previendo la cercanía de una locomotora que, en su inercia ciega, nos corte el tiempo de andar por nosotros mismos, en nuestras propias cuestiones. Tengo hoy sensaciones indefinibles, mientras escucho y veo la caida de las imagenes, esa sensación extraña de haber pérdido muchos trenes en la vida, quieto, aferrado al silencio y la inmovilidad, sin ver destinos posibles, más alla de mis pasos sin ver. De mi temor ciego a tomar un tren equivocado, -irreversible-, tambien esa desición ajena e inexplicable de aferrarme a lo existente, sin poder ver más allá de la estación. Sintiendo, eso si, que al abrir los ojos bien grandes, me habían cerrado el ferrocarril y las vías no llevaban a ningún lado.
En el 97, volví a la estacíon Villa Numancia con mi hijo de tres años de la mano, compartíamos una extraña obseción por el tema de los trenes, y el me acompañaba por estaciones reales o abandonadas, veíamos el enganche de las locomotoras, el decía "ahí, baja el tito que engancha", dibujaba los trenes y esas extrañas conexiones de locomotora a vagones: "tubito, arito con cadena, los topes, falta algo..?". La estación estaba muy deteriorada, el reloj sin agujas, la Virgen de Lujan, el techo de tejas con huellas de pequeños meteoritos. Allí cerca una escuela, con niños que juegan y gritan, más cerca una casa con patos, gansos, gallinas, creo que nunca vimos tantas aves detras de un alambrado.
Y allí mi hijo, hizo toda la fuerza de sus tres años con la palanca del cambio de vía, o de señales?, -te acordas que lo moviste vos papá... ? -me dijo hace unos días cuando le pregunte si recordaba Numancia. Tambien encontramos un clavo de riel contra durmiente, muy oxidado y lo trajimos desfondando casi mi bolsillo del vaquero.
Ya no había trenes, pero uno soñaba los viajes del futuro o del pasado. Mi padre tomando la letorina hacía el puerto de Napoles, partiendo de Italia para nunca volver.
Yo con mi padre en el oscuro vagón de regreso de Quequén cuando el trataba de explicarme como jugaba a "la murra" en Italia, era algo asi como piedra, papel y tijera pero más complicado. Del otro lado apenas recortada por la luz de luna llena que llegaba del campo, una anciana italiana empezo a contar las historias de su padre jugando a la murra. Creo que me quede dormido, escuchando la media lengua de mi padre compartiendo sus recuerdos, agitando las manos en la oscuridad.
Cuando despierto, y creo que he dormido muchos años (aun despierto), muchas ausencias se han abierto ante mis ojos, la muerte de mi padre, la prematura muerte de Ruben en Valencia. El fin de mi matrimonio, y de compartir día a día el despertar de mis hijos, menos tiempo tambien para visitar estaciones abandonadas o tomar trenes reales de la mano cuidando a los chicos de tropezar en el peldaño.
En todo esto pensaba, mientras recordaba esas visitas a la estación Numancia, cuando creo entender por que estoy aquí escribiendo, imaginando, dandole vías de vida al tren del futuro.



*de Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial@hotmail.com







Correo:



ENCUENTRO DE POETAS AMIGOS EN SANCRIS*


“...si no creyera en lo más duro/ si no creyera en el deseo/ si no creyera en lo que creo/ si no creyera en algo puro/ si no creyera en cada herida /si no creyera en la que ronde / si no creyera en lo que esconde / hacerse hermano de la vida / si no creyera en quien me escucha / si no creyera en lo que duele / si no creyera en lo que quede / si no creyera en lo que lucha...
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera...”

Silvio Rodríguez


“De versos, cuentos y otras presencias... ”
Encuentro de amigos escritores

San Cristóbal – Altos Cine XX de Septiembre
(Sociedad Italiana)

Boulevard San Martín y Alvear

Sábado 15 de agosto a partir de las 14,30

Para la pausa: cafecito, chocolate, té y ricas tortas

Nos acompañan:

Marta Goddio, Tere Guzzonato y Cacho Agú (poetas santafesinos), Ramón Columbié (promotor cultural y cuenta-cuentos cubano), Ceferino Ballesteros (poeta representante de la comunidad mocoví), Poetas y narradores del Taller de Escritura Creativa de la Comuna de San Guillermo.

Organizamos los alephianos: Ángel Alassia, Mónica Díaz, Cacho Lucero, Gabi Meneghini, Nilda Moraz y Vero Capellino

Colaboradora especialísima: Alicia Carrizo


-Enviado por Verónica Capellino veroaleph@hotmail.com



*


Inventren... Próxima estación: SATURNO.
Colaboraciones a inventivasocial@yahoo.com.ar



*


Queridas amigas, apreciados amigos:


En el próximo programa de Poesía y Música Latinoamericana, en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!) presentaremos:


El domingo 16 de agosto de 2009 música del compositor mexicano Armando Luna Ponce, poesías de Elena Fassio (Argentina) y música de fondo de Jorge "Lobito" Martínez (Paraguay).

¡Les deseamos una feliz audición!



ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!! (Recomendamos usar http://24timezones.com/ para conocer las diferencias horarias).



REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!



Freundliche Grüße / Cordial saludo!

YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.

www.euroyage.org

Schießstatt-Str. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel: ++43 662 825067





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