lunes, agosto 29, 2011

ESTE PRESENTE AÚN NO TIENE FUTURO...



*Ilustración: Walkala. -Luis Alfredo Duarte Herrera- http://galeria.walkala.eu




JUNTO A LA VENTANA*



A Eduardo Francisco, que también miraba


Estaba junto a la ventana del bar, tomando café con un amigo, cuando de pronto, en medio de la charla, surgió el tema del futuro, que es, hoy por hoy, un tema del que nadie dice mucho.
Por otra parte, nadie da fe de lo que escucha cuando se trata el tema. Es como si la cuestión de la que se habla derivara en bueyes perdidos o en imaginerías sujetas con piolín.
Más: acerca del futuro, los jóvenes creen estar escuchando frases de clisé, y no es extraño que bostecen, se distraigan, o sientan otra vez que se está abusando de sus años.
Y tienen razón, porque el futuro ya pasó, o está terminando de pasar. Aquel pasado de entreguerra, y de la larga guerra fría, tenía un futuro, por cierto, que ya se concretó.
Hace 50 años, recuerdo, el futuro eran los robots, la computadora, los viajes al espacio, y una tecnología que iba a hacer posible que cada hombre trabajara sólo unas pocas horas al día.
Eso se decía, se escuchaba. Y la gente que podía ahorraba pensando en su futuro, aunque fueran monedas o sueños, porque había que estar preparado para esos tiempos anunciados.
Pero este presente aún no tiene futuro; hay que crearlo o no, aunque, por ser tan precaria su base, y estar tan desacreditado, no ofrece alguna posibilidad que se vislumbre.
Por otra parte, el mundo, la humanidad, no pueden hoy creer que el descaro tenga algún futuro a favor que no sea él mismo en su precariedad y en su pozo.
Además, la geopolítica, con sus misiles, y la economía, con su rapiña, no ofrecen otro horizonte, como para extender un crédito que no tenga las horas contadas y el aire escaso.
Lo que conocemos hoy son los restos y el reflejo de un futuro que ya se consumó, de un presente que alguna vez supo creer, e imaginar, acaso con alguna ligereza.
Este presente, le dije a mi amigo, así como se ve, aún no tiene futuro; sólo tiene semana que viene, o mes que viene, y techo bajo, muy bajo, piso incierto, y no se sabe bien adónde va.
Al futuro de este presente, o del que venga, hay que inventarlo; y no sé, no puedo saber, dadas las cosas, si será posible, o será creíble, en medio de este viento oscuro.

Queda por inventar primero un presente, hoy o mañana, que pueda sostener en sus horas una confianza, un brote, algún espejo. Mientras tanto, “es lo que hay”, dicen algunos, y ya sin más.



*De Eduardo Dalter. eduardodalter@yahoo.com.ar
Temperley, agosto, 2011











AQUEL TIEMPO*



*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar


En ese tiempo traslúcido yo me iba silbando con mi perro y mis tramperas, mis boleadoras de plomo y mi honda matadora de pájaros.
Cuando escribo “en ese tiempo”, es como si no hubiese existido o estuviera allí, esperándome, como una película detenida que espera el accionar de la manivela para que todo vuelva a andar. Si bien los medios de locomoción eran más primitivos con respecto al presente, y la vida más sacrificada, y tal vez gracias a eso había más movimiento y más gente en los negocios y en las calles, que, si no fabulo con el paso de los años, la población era más numerosa. Pero no, no fabulo porque están los censos para atestiguar el lento desgranamiento de numerosas familias que comenzaron a migrar hace setenta años y hoy lo hacen con mayor premura, aunque no se van las enteras familias sino la parte más joven y dinámicamente expectante del pueblo. No obstante, a veces, se me van cruzando algunos nombres, fechas, situaciones que hoy son el olvido y que resultaron interesantes en su momento.
Sé que no conmuevo a nadie si escribo algunos nombres, pero alguien debe hacerse cargo de ejercer una justicia melancólica, o un gesto reparador, pese a los vientos de olvido y desolvido.
¿Quién se acuerda de Adrian Oscare, a quien apodaban “El Juez”, siendo que no era sino un oscuro hombreador de bolsas de la Casa Arregui? ¿Y los hermanos Aróstegui?, Vicente y Ricardo, eran “el Vasco grande” y “el Vasco chico”, respectivamente.¿Y Faustino Brochero, apodado “Pancita”? ¿Y Cipriano Carmen Herrera, el popular “Chocolate”? ¿Y Rosalino Mansilla, Raúl Cornelio Arias, apodado “El Manco”, y su hermano Albino, negro como la noche, no hacía honor a su nombre?. ¿Y Juan Amalio Herrera a quien todos llamaban “El Chino”, y don Horacio Vega, y el “turco” Abraham Salí, a quien llamaban “El turco sucio”, o a Francisco Alí, a quien decían “El turco Francisco”?
¿Y don Esteban Echeverría casado con doña Dolores Fino que vendía chocolatines y helados en la puerta de la cancha?
Toda esta gente vivía en el pueblo antiguo y sus gestos estaban nimbados como por una luz tan clara que casi siempre enceguecía, como el sol si se mira muy de frente.
Los primeros diecisiete años de mi vida estuvieron absolutamente tiranizados por una sola pasión excluyente: el fútbol. En el primer equipo que yo vi, el primer equipo al que mi viejo me llevó a mirar como jugaban estaban aquellos ídolos que hoy permanecen intactos en la memoria de los veteranos: Tin Morón, arquerito heroico: en defensa Quique Moreno, Anselmo Vera, a que llamábamos “Verita”, Juicho Becerro,”Tit” Gardella, Capobianco, “Tuto” Vega.
Y adelante: Morenito, Carbonin, Parabatti: Remigio Gramajo, el “Loco” Moreno que se vendió en un clásico y como era ferroviario llamó ese domingo a la 11 de la mañana al club diciendo que había atropellado una vaca y estaba detenido.
¡Las pasiones que producían en ese entonces los clásicos! Empezaban las ansiedades y los pronósticos quince días antes y se comentaba una semana después el terror de la circunstancia de una derrota o las mieles de un triunfo. Todo el barrio “El Jazmín” participaba de los preparativos aunque la emoción ese día tenía que ser agasajada. Doña Emilia Latini de Peralta era nuestra vecina y consultaba a sus amistades, nobles señoras que se fanatizaban por la camiseta roja y entre ellas hacían una cadena de oraciones y en esos días el “Ramos Generales” del Cholo Belluschi incrementaba la venta de velas y se concurría más a la Iglesia para reforzar “in situ” las oraciones.
El reducido, el cuasi recoleto, pero visto a la distancia, el inmenso tiempo de entonces era amplio como el mismo universo, en esas primeras emociones en que todo se daba por amor a una camiseta, no importa si del barrio, o del Club, a esas protoremeras a la cual le colgábamos unas chapas de gaseosas de entonces a modo de distintivo o esas blancas, muy usadas que osábamos pintarle una inscripción o un distintivo porque entre los agujeros que ostentaba su uso auguraba un pronto pase al indecoroso destino del trapo de piso o siquiera repasador que limpiaba la plancha de las cocinas económicas ahítas de marlo o de leña seca esa que no hacía llorar los ojos de las señoras de entonces. Sus lagrimales se preparaban para ser usados oyendo las radionovelas ingenuas: “El paisano mala suerte” con Federico Fábrega y su compañía que recorría los polvorientos caminos de entonces, donde los pueblitos se colgaban en ese bordado asequible y lloroso en el hilo sentimental y cuasi ingenuo a prueba de corazones sensibles.
Nosotros, en ese tiempo, habíamos armado un equipito aguerrido con el cual competíamos en partidos de hacha y tiza con otros barrios de entonces.
Sin embargo, por más que recorro mi memoria quienes eran esos otros pibes que con entusiasmo armaban sus propios cuadros para jugarnos un desafío, han sido olvidados.
Sólo recuerdo como entusiasta “armador” de otros cuadros rivales al buenazo de “Nenucho” Faravelli, a quien todavía suelo ver por las calles de esta ciudad donde transcurrimos nuestro exilio de años. Sin embargo, hace poco le hice esta misma pregunta.¿quienes jugaba con vos contra la barrita dura del barrio “El Jazmín”?. Yo sólo recuerdo a Edgardo Tossini, le digo. Y él siempre amable me dio alguna respuesta que no me satisfizo porque los que me nombró eran muy chicos con respecto a nosotros. Hubo, lo digo amablemente, un desacuerdo o un desacople entre su recuerdo y el mío, que al ser dos subjetividades persiguiendo el retazo percudido de la memoria, es factible que se pierdan en los vericuetos insomnes de la nada.







CHIMBOTE CANTA SOBRE RUINAS*
(1977)



Chimbote llora sobre su propia tumba.
Caos. Destrucción. Lamentos.
Nada está en su lugar.Nada.
Un dolor expectante. En las piedras, en el cielo,en el mar.
Han callado los niños y las voces.
El guanaco y el cedro. Las lunas y los soles.
Es hora de silencio bajo la tenue lámpara de niebla.
Chimbote llora, más no cae. Es de cholos la lucha.
Otras, más cruentas ha ganado.
Y recorre, las calles, las llanuras, los valles.
Las profundas quebradas de Santa Ana.
Nada ha cambiado . Nada.
He vencido otras muertes, otros exterminios.
Ha aprendido a hablar con las antiguas voces.
Voces de totorales, de garzas.
Las mismas rosas de algodón y cobre.
El Río Santa, fluye en sangre de seibo.
Alimenta la Cordillera blanca.
Ay de mí. Ya no puedo dudar.
Algo me dice que esta es otra prueba.
No cabe indecisión. Es el mismo mar. El mismo cielo.
Laten. Indoblegables látigos.
Mi corazón chimbote.
La paloma en su nido,
El delfín en el mar y en la cumbre el cóndor.
Y los hombres de América. Ah, los hombres.
Árbol americano, dicen. Árbol soy y soy ichu. Inextinguible
Inadvertido gigante canta en las roncas raíces de la tierra.
Roncas raíces que lloran y que cantan.
Chimbote llora y canta sobre su propia tumba.



*De Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar








POBRE DEL CANTOR*



“…Yo me muero como viví”.
“El necio”, Silvio Rodríguez.


Pobre del cantor
que cantó a la verdad
y se arrepiente y miente.

Pobre del cantor
que se arrodilla y llora,
que se arrastra y lame.

Pobre del cantor
que se enriqueció
y volteó la espalda.

Pobre del ingrato
que olvida la historia
y olvida su origen.


*De Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu
-Para La Jiribilla. 29 de agosto 2011.







JOSÉ MARTÍ*



*Por Luis Alfredo Duarte Herrera.
-FUENTE: XICóATL No 62


El 28 de enero del presente año se cumplen 150 años del nacimiento del cubano José Martí. YAGE y XICóATL dedican este número a exaltar la memoria de uno de los más grandes hijos de América, quien a pesar de su corta existencia - truncada en uno de los episodios de la guerra por la independencia de Cuba del dominio español - dejara uno de los más grandiosos legados líricos, políticos y periodísticos de toda la historia hispanoamericana.

Al echar una mirada general a las 12.500 páginas que componen los 27 tomos de las obras completas de José Martí lo primero que reluce en sus escritos es su profunda sensibilidad y humanismo, su febril inteligencia e imaginación productoras de una interminable sucesión de conceptos, imágenes
y metáforas, expresados a veces con una simplicidad desbordante, a veces con una complejidad exigente, pero en todo caso con una lucidez, un refinamiento y una honestidad sin par en las letras americanas. En cada línea Martí va dejando testimonio de su gran cultura y conocimiento en diversas áreas de la
ciencia y de la vida, de su gran admiración por los adelantos tecnológicos de su época, de su respeto y fervor por los grandes hombres de la humanidad, de su amor por la naturaleza.

Su discurso político o periodístico está siempre liado a un enaltecimiento preponderante de la vida y de los grandes fines individuales y sociales, a una preocupación constante por la educación y el bienestar de su pueblo, por la libertad del hombre y de América. Sus versos son principalmente la exaltación cultivada y sensible de todo el amor que un ser humano puede tener por sí mismo, por sus semejantes y por todo cuanto lo rodea.

Tan fecunda es la obra de Martí que ningún hijo de América puede serlo de verdad, sin haber bebido del límpido manantial de sus pensamientos y sin haber ardido en el fuego purificador de sus ideales; porque a él le fue dada la gracia tan esquiva de guardar y transmitir el gran espíritu libre que
vaga en las cumbres, las aguas, los bosques, los llanos y las selvas de América; a él, el gran enamorado de la libertad y la justicia, de la honestidad y el trabajo, del ser humano y de los pueblos americanos de habla española.



MARTÍ, EL POLÍTICO

Es doloroso constatar que las condiciones políticas actuales de los territorios americanos de habla española continuan mostrando esencialmente las mismas características que en los tiempos de Martí. Nuestra América no ha superado su condición servil como colonia, a la que fue relegada desde su
descubrimiento por parte de los europeos. Hoy la América Latina no es más la criada del rey de España pero sí la sirvienta de Estados Unidos, estado que mediante el uso de todo tipo de artimañas políticas e intervenciones militares directas o indirectas, desde la primera mitad del siglo XIX comenzó a manejar a su antojo el continente. Ya en 1835 promovió la independencia de Texas del dominio español para luego anexársela. En 1847 invadió y desató una brutal guerra contra México, mediante la cual, al año
siguiente, logró apoderarse del 55% de su territorio(1).
El 20 de junio de 1898, cuando los cubanos estaban a punto ya de alcanzar su independencia de España, las tropas estadounidenses invaden la isla durante un período de cuatro años, lapso en el cual disuelve el partido creado por Martí y el ejercito libertador, deja implantada una neocolonia e impone una enmienda a la Constitución que le daba derecho a intervenir militarmente en el país cuando le viniese en gana. Puerto Rico fue convertida en colonia.
Haití, República Dominicana, Guatemala, Nicaragua y otras naciones de Centroamérica, inclusive México, fueron más de una vez intervenidas militarmente por Estados Unidos. Igualmente propugnó la independencia de Panamá de Colombia, con el propósito de apoderarse del canal interoceánico el cual manejó y explotó económicamente hasta hace poco tiempo.
Mediante grandes inversiones, falaces democracias, golpes de estado, gobiernos militares oprobiosos y serviles y mediante una creciente injerencia política, económica, ideológica y cultural, Estados Unidos ha manejado la América Latina a su antojo, especialmente después de la segunda guerra mundial.
Los 200 millones de pobres forjados con la transplantación de sistemas de valores, de propiedad, de educación, de dominio, de estratificación social y económica ajenos a Indoamérica - un continente tan inmensamente rico - son una horrenda herida que contradice cualquier modernidad y humanismo, una
forma derivada de esclavitud que maltrata la condición humana y se está constituyendo en factor esencial de la ignominia moral reinante, la falta de valores propios y la destrucción de la naturaleza y el medio ambiente, mediante esa interacción estrecha e intensiva que existe entre los esclavistas y los esclavos de intereses preponderantemente económicos.

La libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre (2), sentaba como premisa Martí; también que No ha de ser respetada voluntad que comprime otra voluntad (3) ... Patria es algo más que opresión, algo más que pedazos de terreno sin libertad y sin vida, algo más
que derecho de posesión a la fuerza. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas ... Imponerse es de tiranos. Oprimir es de infames (4), escribía Martí con motivo de la proclamación de la primera República Española.

Muchos y muy profundos son los legados del pensamiento político de José Martí para los hijos de América: el alimenta a cada instante el concepto de libertad como supremo valor ético, como premisa de vida individual y social imprescindible, como eje de la práctica cotidiana; alimenta el concepto de igualdad entre los hombres y se identifica con las luchas de los trabajadores; propugna por una sociedad libre de cualquier esclavitud, sin odios de razas. Martí nos enseña que el problema de la independencia no es el cambio de formas sino el cambio de espíritu, Martí nos reclama y nos recalca una educación en el espíritu de nuestros pueblos (5), Martí nos regala su comprensión profunda sobre el gran peligro que Estados Unidos constituye para la libertad y el progreso de las naciones latinoamericanas:
De nuestra sociología se sabe poco, y de esas leyes, tan precisas como esta otra: los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos (6).

En los tiempos de Martí, Estados Unidos lanzó un convite para la creación de algo similar al ALCA (Alianza de Libre Comercio Americano) que con lujo de prisas intenta imponer hoy en el continente.
Jamas hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder, ligadas por el comercio libre y útil con los pueblos europeos, para ajustar una liga contra Europa, y cerrar tratos con el resto del mundo (7).
Los peligros no se han de ver cuando se les tiene encima, sino cuando se los puede evitar. Lo primero en política, es aclarar y prever. Sólo una respuesta unánime y viril ... puede libertar de una vez a los pueblos españoles de América de la inquietud y perturbación, fatales en su hora de desarrollo ... (de) la política secular y confesa de predominio de un vecino pujante y ambicioso, que no los ha querido fomentar jamás, ni se ha dirigido a ellos sino para impedir su extensión, como en Panamá, o apoderarse de su territorio, como en México, Nicaragua, Santo Domingo, Haití y Cuba, o para cortar por la intimidación sus tratos con el resto del universo, como en Colombia, o para obligarlos, como ahora, a comprar lo que no puede vender, y confederarse para su dominio ... un pueblo que comienza a mirar como privilegio suyo la libertad, que es aspiración universal y perenne del hombre, y a invocarla para privar a los pueblos de ella (8).



MARTÍ, EL POETA

A muy pocos políticos en América les ha sido concedida una pluma tan poética, emocionante, apasionada, brillante y profunda; a su vez, pocos poetas han poseído la capacidad política y de convencimiento, la lucidez de Martí, tanto en la expresión como en la acción. El secreto de su talento tanto político como literario, así lo creo yo, fue la exploración del amor y la verdad en sus más elevadas dimensiones posibles. En Martí el discurso político y periodístico posee un tono que enardece y convence y la clave de su magia es un tono lírico, natural, sencillo y magistral, cargado de unos niveles de espiritualidad tan altos que eleva las mentes - desde las más burdas hasta las más exquisitas - a grados inexplorados de reflexión y gozo intelectual.
De otro lado sus versos son una elevada articulación de la mejor sensibilidad, la poesía de Martí nace del ser humano y vuelve a él cargada de meditaciones y verdades, es una expresión depurada de los sentimientos y anhelos humanos más profundos. La poesía de Martí parte de la naturaleza y retorna a ella, sus versos se adentran en sus misterios, en su sabiduría, en sus olores, sabores y colores. Martí reclama y proclama la emancipación latinoamericana, no sólo política sino también cultural; para ello aporta una de las obras poéticas mas valiosas y ejemplares para todo aquel que se sienta vibrar en su alma esa conjunción compleja que brota del suelo americano y de los múltiples apareamientos humanos y culturales que en él se han producido. El arte por el arte no es para Martí, para él arte es una mezcla justa de contenido profundo y refinamiento, una amalgama de amor, belleza y sentimiento expresado mediante una estética iluminada.



EPÍLOGO

Creo que Gabriela Mistral no exageraba al decir que José Martí era el hombre más puro de la raza. Y tal afirmación vale tanto para sus virtudes como para sus defectos. Sus virtudes se destilan como un torrente límpido a través de toda su obra literaria, de su vida ejemplar entregada a alcanzar la libertad de Cuba y defender la libertad de la América Latina. Su mayor defecto, en mi concepto, haber sido también marcado por la savia violenta que mancha toda la historia de occidente sin haberla podido superar, lo cual lo llevó a perder su vida en la guerra cuando apenas tenía 42 años de edad. A Martí, a
pesar de su conocimiento profundo de todo lo mejor que brota de en nuestra tierra americana, no le fue concedida la gracia de poder experimentar y practicar la espiritualidad pacifista de muchas de nuestras antiguas comunidades indígenas, acosado como estuvo por circunstancias históricas de una terrible violencia e injusticia. A veces al leer cualquier uno de los escritos de Martí, tan cargados como están de una profunda espiritualidad, me entra la inquietud sobre cuáles reflexiones le hubiesen inspirado las enseñanzas políticas, éticas y religiosas de Mahatma Gandhi, ese gran lider cuyo pensamiento está tan ligado a un algo que presiento también como profundamente nuestro. Entonces recuerdo aquella sentencia iluminadora de Martí La libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre la cual me confirma la comunión existente entre estos dos
grandes maestros.



Notas: (1) Datos tomados del discurso pronunciado con motivo del Día Internacional de los Trabajadores por el presidente Fidel Castro el 1. de mayo del 2001, publicado en la Revista Casa de las Américas # 223, abril-junio 2001, La Habana, Cuba, pág. 23 y ss.
(2) En La República Española ante la Revolución Cubana, publicado en 1873 en forma de folletín en Madrid. Todas las citas textuales de este trabajo han sido tomadas de la "Edición Digital de las Obras Completas de José Martí", publicado por el Centro de Estudios Martianos, Calzada 807 esq. A 4, Vedado, CP 10400 La Habana, e-mail: amarti@cubarte.cult.cu Tel. (++537) 55 22 97
Fax: (++537) 33 37 21.
(3) Ibidem.
(4) Ibidem.
(5) Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras
repúblicas. En Nuestra América, publicado en El Partido Liberal, México, 30 de enero de 1891.
(6) En Las Guerras Civiles en Sudamérica, publicado en Patria, Nueva York, 22 de septiembre de 1884, ob. cit.
(7) En CONGRESO INTERNACIONAL DE WASHINGTON, su historia, sus elementos y sus tendencias, publicado en La Nación de Buenos Aires el 19 y 20 de diciembre de 1889. Ob. cit.
(8) En CONGRESO INTERNACIONAL DE WASHINGTON, su historia, sus elementos y sus tendencias, publicado en La Nación de Buenos Aires el 19 y 20 de diciembre de 1889. Ob. cit.



*Luis Alfredo DUARTE HERRERA.
(1 noviembre de 1958 - 27 agosto de 2010)

-Más textos en http://www.euroyage.org/es/luis-alfredo-duarte-herrera








Capturar la obra*



Desmalezo el arte cuando encuentro sus silencios,
cuando me acerco a sus límites,
cuando arribo al extremo de esa frontera
donde la materia se transmuta.

Sigue estando
aunque cambiada,
si pudiera conocer el cómo y el por qué,
alguna finalidad,
el sentido,
su dirección.

Algo en la obra se resiste a comunicarme
su significado,
ver lo uno en lo otro,
lo extranjero,
me acerco en puntas de pié y cuando más me acerco, mayor confución,
son sólo manchas,
el objeto resbala.

Cercano a los desbordes infranqueables de sus límites
el fuerte tiza de su color hispano,
el derrumbre herrumbre del espesor
se propasa,
la obra escapa a la clandestinidad.
¿Cómo representar lo irreal...
cuando lo que se ve no es exactamente lo que se ve?
Invisible subversión.


*De Juan Disante. disante.juan@gmail.com
www.juandisante.blogspot.com



*

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