martes, agosto 10, 2010

COMO UNA NUBE DE POLVO EVANESCENTE...


*ILUSTRACIÓN: RAY RESPALL ROJAS.


"RÍO DE LAS PENAS"*



"...Es angosta la puerta
y acaso la custodien negros perros hambrientos
Y guardias como perros..."
OLGA OROZCO



Este río es una confluencia de ríos.
Se sube a las cornisas.
Fluye por los lechos.
Apedrea la luna. Rompe la soledad.
Invita a recorrer la noche a diosas o manzanas.
Misteriosas. Íntimas. Disfrazadas de santas.
Las muerde y las penetra, descalzo.
Arrasa vertientes. Lagunas. Malecones.
Puede ser cascada o aluvión.
Descansa en las riberas.
Se rebela. Se desangra en el alma de los muertos.
Muere y resucita. En el mar, en lagos, en la tierra.
Desaparece y se transforma en nube.
Diques sin compuertas.
Inframundo.
Vino lento que recorre infiernos.
Nirvanas.
Sabe que solo una balsa llega.
No obstante, se niega a la moneda o a la rama de oro.
No hay ritos sepulcrales, ni monedas, ni lenguas.


También a mi me moja.
Me recorre en dirección contraria.
Socava las vides enterradas.
Me liba en púrpura.
Moja las dos islas de mi cuerpo.
Se derrama en prodigio. Besa lo que encuentra:
Las sienes de mi pulso. El trébol de mi boca.
Mis cristales de roca. Los lejanos eneros.
Las doloridas huellas. Los pies, frágiles, de barro.
Transforma los desiertos, viñas calladas, tan secretas.
Enredamos los tallos y las rosas.
Me tomo de las bridas. Testaferro de vida.
Enfrentamos los deltas: Triángulos.


Boca de sed, lagarto entre palmeras.
En mi vientre fundamos ásperas heredades.
Ha bebido el zumo de mis pechos. Y ha llorado.
Y llora todavía, como un perro extraviado.
Forastero del viento. Bitácora perdida.
Crucifijo en los cuatro puntos cardinales.
Río. Río herida. Hijo, río.


Este río vino es una cascada de golondrinas negras.
Lleva en sus ojos una aurora ausente.
Señales que vienen desde el este.
Fogata de domingo. Blanco guardapolvo abierto.
Mensajero de la sed.
La sed abierta y la botella rota
Amante sin retorno. Tálamo.
Río que ha traspasado límites de angustia.
Río hambre de madre. Pan y llanto y oro.
Llanto que se esconde en la cueva del oso
Apostata. Empecinada búsqueda en jardines ajenos.
Río que se torna en mansedumbre y en rabia se evapora.
Río padre. Vino sacrílego. Amado. Irreverente.


Me escucho crecer en estas cepas.
Dormida piedra, sobre piedra mojada.
Rumor de agua sagrada.
Mis ojos se enredan en sus ojos de agua.
Doliente río de salitre y lava
Río de entregas y de esperas. Quietas, expectantes.
Labios resecos. Gotas.
Río de esperas. Silencio de hospitales.
Tez macilenta y sonatas de arena.
Río resurrección del vino. Río de deudas y deudores.
Río que clausura las sombras. Que escribe crucigramas.
Evade los preceptos triangulares y perros de tres cabezas.


Río que me besa las grietas y las máscaras.
Que me empapa... y me bebe.



*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar






COMO UNA NUBE DE POLVO EVANESCENTE...







A FIDEL*





En su 84 cumpleaños.





Cuando la luz parpadea,

la oscuridad amenaza

y la esperanza tropieza : tú alumbras.





Cuando el crimen se oculta

y las nubes anuncian tormenta,

porque el imperio oculta funestas intenciones: tú denuncias.





Cuando la guerra, el clima y la pobreza

amenazan de muerte al Planeta: tú denuncias.





Cuando el silencio calla lo que debe decirse, saberse,

y la duda nos niebla el camino: tú orientas.





Ahí estás, siempre tan necesario, a la mano:

Quijote Luminoso, Guardián de la Esperanza.





Por eso eres Fidel, nuestro Fidel, sólo un Fidel.







*De Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu

-Un poema para Fidel. 13 de Agosto 2010.








XII Hija*




Niña aún
el mundo rodaba en sus pies.

Cuarenta países, decía,

para volver a la tertulia con las cosas
que su estatura de entonces le daba.


Mujer, ya
talla su sombra de fronteras
de voces recientes
y las hace suyas.

La estatura, crisálida ayer, de niña
hoy
mariposa trashumante entre la tertulia
con las cosas y el mundo.





XIII Con sus quince*



Ella, con sus quince
adolece de variadas cosas
menos de sus quince.


Eso importa porque aún el saco
no tiene tanta cargas de ausencia
y los sueños saben a arcoiris.


Amanece su cuerpo
y si todo va bien
será portal de nueva vida.


Ella, con sus quince
aún brinca en la vereda
para llegar al cielo.
Cacho Agú
Agosto 2010


*Poemas de Oscar A. Agú. oscarcachoagu@yahoo.com.ar








UNA TAPERA*



La tapera desde donde podemos observar el campo pertenece al casco de la estancia de los Roza. La construcción está, pese al paso inexorable del tiempo, en condiciones de ser habitado, hasta con los materiales nobles de otro tiempo. Con un parque amplio –que hoy cubre un alto yuyal- con un grupo importante de añosos eucaliptos. Recorrimos un poco el lugar y mi hermano me recordó que desde aquí se veía en otro tiempo ese bello y populoso bosque de coníferas que el primer Lynnen hizo plantar en 1880 más o menos cuando compró estas quince mil hectáreas al gobierno de Santa Fe y según comentarios aún andaban algunos ranqueles merodeando “las casas” y –según versión de los herederos- se los tenía que mantener a raya con un Rémington. Supongo que ya no maloquearían pues se había dado lo que la cultura liberal llamó “conquista del desierto”, con Julio Argentino Roca como adalid, ese general afortunado como lo llamó Lisandro.
El primer Roza se casó con una nieta de primer Lynnen que se llamó Guillermo o Arnaldo o nombre similar germánico, pero éstos venían de la “Suiza milenaria”, según nombra Pedroni.
Desde allí imaginaron aquel hermoso bosque que plantó el fundador y uno de sus nietos trató convenientemente para sembrar soja –supongo- y que habrá vendido a un buen precio. No es fácil conseguir árboles de cien años enseñoreados en esa pampa bruta que antes de ellos, es decir los pinos y los eucaliptos, sólo había del galope atronador del Ranquel, algún gaucho solitario con su tropilla encauzada hacia la cruz del sur y la ventisca dura de agosto o en el enceguecedor sol de los eneros cuando no había un árbol cien leguas a la redonda, sólo un ombú con sus raíces gigantescas, pero aunque sirve de sombra todos sabemos que no es un árbol auténtico.
Y cuando caímos en cuenta de esa falta, en verdad nos dolió mucho porque como bien dice mi hermano, un árbol es más importante que una casa en el sentido de reemplazo. Una casa se tira abajo, y, si se tienen medios, pronto se levanta otra. Pero un árbol necesita varias generaciones de hombres para volver a dar sombra propicia y protectora a los viajeros en este caso y en primer lugar.
Habíamos dejado el auto en el camino porque la tranquera de entrada estaba cerrada con una gruesa cadena y aherrojada por un gran candado, motivo por el cual debimos saltar por sobre él cuatro hilos del alambrado tieso, y allí me di cuenta que no es fácil manejar huesos y músculos que abandonaron hace tiempo los ejercicios y más tiempo aún hace que nos abandonó la juventud. El paseo había sido relativamente incómodo porque habíamos transitado por un malezal importante y recorriendo ese parque abandonado y lo que quedaba del antiguo chalet, pudimos apreciar aquel antiguo esplendor del casco propiamente dicho, porque el campo, aquello que produce la riqueza seguía intacto como seguía sin modificarse el grupo familiar que directamente había herederado de aquél Roza, el primero, a quien atendía cuando iba a comprar cajones de sifones a la sodería del “Mono” Boccolini.
Una vez por semana se apersonaba este hombre bajo, grueso y moreno, vestido enteramente de gaucho, pero no montando a caballo sino conduciendo un “rastrojero” repleto de polvo, con algunos tallos de cardo espinudo en el radiador que había venido comiéndose el viento desde la estancia.
Era, por lo que recuerdo, un hombre parco, que bajaba de su vehículo al que llevaba casi hasta la sala donde se llenaban los sifones y me ayudaba a bajar los cajones vacíos.
Saludaba, hecho el cambio de cajones, se iba con el ceño siempre fruncido, hasta la semana próxima. No recuerdo que hayamos tenido una sola conversación en ese año que yo, peoncito único del establecimiento, hacia mis primeras armas laborales en la vida.
Siempre me llamó la atención una gran cicatriz en una de sus manos, en realidad le faltaba la mitad de la palma como me habían dicho que había ido a pelear de voluntario en la segunda guerra, yo fabulaba que sería una herida de granada.
Nunca pude constatar si era verdad que él había combatido, o era otro y me los confundía.
Tampoco recuerdo si pagaba la cuenta por mes o yo le cobraba cada vez que venía.
Sí, recuerdo que era uno de los pocos que entraban por ese portón ya en sulky, ya en auto o como él, como don Roza, en rastrojero y que eran, indefectiblemente gente que vivía en el campo. No creo haber atendido a más de seis personas distintas.
Después, el “Mono” me subió al carro para ayudarle en el reparto y después me largó solo, pero eso no fue enseguida sino cuando yo me puse más práctico (más “canchero”, se decía en esos tiempos remotos) y aquí sí fui feliz, porque yo era como un pajarito que ansiaba la libertad. Podría mirar las chicas que ya comenzaban fuertemente a interesarme. Como era muy tímido sólo hacía eso: miraba o paraba el carro unos minutos para ver un partido de fútbol en un baldío, o me divertía con los borrachos en los numerosos boliches de entonces.
Pero el momento más sublime de la mañana o de la tarde era cuando me comía un familiar de jamón casero con mucho queso –ya en el bar de “Pito” Mazza si era de mañana o de don Atilio Valvazón por la tarde- y luego salía con el alma bien templada, el corazón contento y el espíritu optimista, ya que nada pone tan de buen humor al hombre como el estómago lleno. Claro que difícilmente se haga una revolución con ellos.
Y volviendo a esa tarde en que hicimos aquella visita campestre con mi hermano, deberé agregar que no recuerdo el nombre del establecimiento, escrito en cemento en los altos del chalet abandonado.
No recuerdo si era “Las Golondrinas” o “Las Horquetas” o algo por el estilo.
Lo que sí se me pegó en las retinas fue el regreso por ese callejón largo y polvoriento, cuando al doblar en el recodo del antiguo puesto de Samonta, un par de hurones presurosos escaparon de entre las ruedas del auto en movimiento y se perdieron en unos yuyales altos, que se meten en este momento del recuerdo como una nube de polvo evanescente.



*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar








POR ESOS RIELES DE DIOS*




Cuando mi amigo Iván me propuso que compartiera con ellos ese viaje en una zorrita ferroviaria, no lo pude creer. Recientemente “Jubilado” y alejado definitivamente de los rieles y de “Mis” Locomotoras, tener nuevamente la posibilidad de sentir el “traqueteo” de un vehículo ferroviario por las vías, era algo que no me podía perder.
Iván, querido amigo y compañero de trabajo, amante como yo de los ferrocarriles, más allá de su tarea (Conductor de Locomotoras), sueña también con un país mejor y con un sistema ferroviario mucho mejor que el actual.
“…vos preparate una mochila, bolsa de dormir, tus medicamentos, una frazada, unos pesitos y preparate a conocer una nueva aventura que te servirá para contarle a tus nietos, algún día”, me dijo socarronamente.
Su idea de tratar de reivindicar el servicio ferroviario de pasajeros, tratando de que vuelva el tren a unir pueblos olvidados y lograr que se puedan reactivar ramales clausurados, no es nueva. Entre muchos proyectos e ideas “Locas”, cuestionadas incluso por algunos de sus propios compañeros, surgió esta que en definitiva fue la más viable: Lograr conseguir las zorritas, acondicionarlas, lograr los permisos correspondientes y conseguir ayuda para solventar los gastos; toda una quimera!
Y el sueño se hizo realidad. El lunes 5 de febrero de 2007 a las 9 y 10 de la mañana, Domingo Pronsato y Amadeo (así fueron bautizadas las zorritas) comenzaron a escupir humo por sus escapes, recordando viejos tiempos y ansiosas por salir a devorar kilómetros como antaño.
Una multitud las rodeaba frente a la entrada más importante del Puerto de Ingeniero White, Autoridades, amigos, familiares, generaciones de ferroviarios unidos por una misma pasión, El ferrocarril, elevaban sus brazos y sus manos en una despedida llena de emoción mientras que “Pronsato y Amadeo” hacían sonar sus sirenas, luciendo y haciendo flamear a puro viento y sol, las banderas Argentina y Chilena, encastradas en sus vientres.
Los medios de comunicación registraban nuestra partida mientras que nosotros, ajenos todavía a la dimensión que tomaría nuestra aventura, sonreíamos y saludábamos a todos en una comunión de abrazos, saludos y sonrisas.
En permanente comunicación radial con Ferro expreso Pampeano y Ferrosur Roca concesionarios de la línea férrea y vía celular con el apoyo terrestre, (una Traffic – taller), comenzamos recibir las primeras demostraciones de afecto de la gente: Una señora avisó a una radio local, que a nuestra pasada por Estación Algarrobo, a 73 Km. Del recorrido, nos esperarían con “Comida y bebida”.
Pensando en Domingo Pronsato, bahiense y autor principal de esta “Loca idea” de unir los océanos Atlántico y Pacífico en el siglo pasado, mediante un corredor ferroviario llamado “Trasandino del Sur”, ni me di cuenta que estábamos en nuestra primera parada: Estación Daniel Cerri. Una revisión de rutina a los dos vehículos y 12,15 Hs. Estábamos nuevamente en camino.
Los medios periodísticos daban información de nuestro recorrido, eso motivó que mucha gente nos saludara desde distintos lugares como pasos a nivel, terraplenes y estaciones a nuestro paso. Almuerzo en Estación Médanos, mates con bizcochitos en Algarrobo con esa señora y su familia que nos dijo que nos esperarían y horas después la cena en estación Anzoátegui, donde culminaba nuestra primera etapa, a 136 Km. De nuestra partida.
Por razones de seguridad, no viajábamos de noche, y luego de sacar las zorritas de la vía y de efectuar las revisiones de rigor, cenamos pizzas y empanadas para luego armar las carpas bajo el alero de la estación, meternos en nuestras bolsas de dormir y soñar mirando ese cielo inmenso, inundado de estrellas.
El amanecer del día 6 de febrero nos encontró alistando los equipos y saboreando unos matecitos bien “Ferroquinas”, deliciosos “amargos” con el agua a punto (para no quemar la yerba), y preparándonos para esta nueva etapa que de no mediar inconvenientes, nos insumiría unas 10 hs. Para llegar al próximo destino.
La partida no se hizo esperar y a las 7 de la mañana, ya estábamos nuevamente en camino.
Las zorras parecían jóvenes corceles, con el traqueteo parejito de sus viejos motores a explosión demostrando un entusiasmo contagioso y una salud envidiable, a pesar de sus 70 años de vida y trabajo. Las horas fueron pasando y los kilómetros también; atrás iban quedando estaciones, pueblos y parajes. Río Colorado, Pichi-mahuida, Fortín uno, Benjamín Zorrilla, Km. 967 y finalmente Darwin, a 335 Km. De nuestra partida, a donde llegamos a las 16,00 Hs. Finalizando la segunda etapa prevista.
Unos buenos mates, charlas, anécdotas y miles de historias ferroviarias con esa gente maravillosa como Néstor Carreras y su familia, que nos cobijó y nos llenó de atenciones brindándonos un buen baño, una exquisita cena y una mullida cama.
Al otro día bien temprano, luego de un reparador descanso, y de cambiar impresiones y recabar información con las cuadrillas de vías y obras del lugar, el amanecer nos empuja a seguir el histórico viaje, rumbo al Neuquén.
Atrás fue quedando el valle medio y las tierras de Ceferino Namuncurá; Chimpay, Chelforó, Chichinales, Villa Regina, Ing. Huergo para llegar finalmente a Padre Stefanelli a solo 3 Km. De General Roca y a 497 Km. De Ing. White.
Allí las revisiones y reparaciones menores de las zorras, carpa, cena, bolsas de dormir y frío…mucho frío!
Jueves 8 de febrero, la mañana fresca y el sol asomando entre la alameda, nos despierta.
La fisonomía del paisaje ha ido cambiando y la belleza del alto valle del río negro, aparece en todo su esplendor. Manzanares, Perales, viñas y toda clase de sembradíos de frutas de estación, se ven por doquier. Nuevo alistamiento del equipo, ricos mates, puesta a punto de los motores y proa rumbo a Neuquén.
A poco de salir, comienzan las sorpresas: gente en los pasos a nivel y en las estaciones, se agolpan a nuestro paso, saludándonos y aplaudiéndonos, pidiendo que los ayudemos en su reclamo de que vuelva a circular el tren de pasajeros “Estrella del Valle”, cancelado hace años por esas cosas de la política…
Los medios locales de radio y televisión nos hacen detener la marcha y nos llenan de preguntas a las que respondemos gustosamente, mientras que la gente nos rodea observándonos absortos, seguramente preguntándose: de dónde habrán salido estos locos, y los chicos…llenando sus ojos de imágenes fantásticas, seguramente soñando con viajes y héroes, acariciando con sus manos los fríos fierros de las zorras…
El viaje continúa y los pueblos ubicados entre la cinta asfáltica de la ruta Nacional 22 y las márgenes del río negro, van quedando atrás.
General Roca, J.J. Gómez, Allen, Cipolletti y finalmente la moderna figura de la ciudad de Neuquén, aparece ante nuestros ojos. Un párrafo aparte merece el paso que realizamos por el puente ferroviario que junto y paralelo al carretero, une las ciudades de Cipolletti y Neuquén.
Su construcción fiel al estilo inglés que está próxima a cumplir 100 años, se muestra en todo su esplendor, lo mismo que su longitud, más de 500 mts. . Debido a que bajo su estructura se forma la confluencia de los ríos Limay y Neuquén, de la cual nace el río negro.
Nuestra llegada a la estación de Neuquén, se produce a las 16,00 Hs.
Los infaltables mates no se hacen esperar. Allí nos juntamos todos: las tripulaciones de las dos zorritas y los muchachos del apoyo terrestre, con quienes compartimos vivencias y anécdotas del viaje. Ya más relajados y luego de un baño reparador, nos preparamos para cenar y dormir en una cama, como dios manda.
Al otro día viernes lo dedicamos entero a reparar las zorras, asear nuestras ropas y seguir descansando, pues al otro día, comenzaríamos la última etapa férrea en nuestro país: La ascensión hasta la localidad precordillerana de Zapala, habiendo recorrido hasta este momento, 544 Km. Desde nuestra partida.
La mañana del sábado 10 de febrero nos encuentra con muy buen ánimo, (producto seguramente del buen descanso efectuado) y con todas las pilas cargadas. Este descanso parece haber alcanzado también a “Pronsato y Amadeo”, quienes ya reparadas y con los niveles completos, arrancaron ante el primer “manijazo” (forma de arrancar tipo Ford T antiguo).
Con los saludos, abrazos y deseos de buena suerte de los compañeros ferroviarios y amigos de Neuquén, partimos rumbo a Zapala.
Nuevamente comienza a cambiar la fisonomía del paisaje. Las bellezas de los frutales van dando paso a zonas de pozos petrolíferos, lugares áridos, semi-desérticos, piedras, rocas, síntomas ineludibles que indican que estamos transitando por la precordillera. Plottier, Senillosa, Challacó en donde tuvimos la sorpresa de un señor que se enteró del paso de las zorras, por haberlo escuchado en una emisora de radio Chilena; ya nos estaban rastreando desde el país hermano! , realmente no teníamos idea todavía de lo que nuestra locura-aventura estaba generando.
Plaza Huincul, Cutral-có, paraje Ramón Castro, donde solamente está una construcción derruída como estación y 2 o 3 casuchas en donde repartimos caramelos a los chicos que nos fueron a ver.
Los últimos 31 Km. Del recorrido se hicieron interminables por la aridez del paisaje y nuestro deseo de llegar, donde finalmente lo hicimos a las 17,30 Hs.
Cansados, llenos de tierra y con nuestros rostros resecos por el sol y el viento, sentíamos el galopar de nuestros corazones porque nuestros pies, estaban pisando el andén de la estación Zapala!, punta riel del ferrocarril roca que se encuentra de Plaza Constitución a 1381 Kms. En ese momento nos comunicamos con LU2, radio Bahía Blanca dando la buena nueva y saliendo en directo para toda esa zona sur de la provincia de Buenos Aires, contabilizando hasta aquí, 731 Km. Desde que salimos de Ingeniero White!. Apenas 5 minutos después de esta comunicación, nuestros celulares no dejaron de sonar, trayéndonos felicitaciones y voces tan queridas y extrañadas por nosotros.
Luego de pedir permiso y con proa hacia el Oeste, transitamos el último cambio del ferrocarril roca, para ingresar al TRASANDINO DEL SUR!! Y recorrer los 9 Km. De la nueva traza recién construidos, cumpliendo el sueño de Pronsato.
La imagen de nuestras zorras y el grupo que formábamos en torno a ellas, se empequeñecía totalmente ante la majestuosidad de la Cordillera de los Andes; pero el flamear de las banderas, las huellas del viaje en los vehículos y la alegría y la emoción pintada en nosotros, indicaba el triunfo de nuestra testarudez en Pro de un viejo proyecto y un viejo sueño: Luchar para que ese proyecto del corredor Ferroviario bi-oceánico, algún día fuera realidad.
Las viejas zorras de vía, con sus 70 años a cuestas, cumplieron la primera parte del ansiado proyecto, y luego del silencio de los motores, nuestras miradas quedaron perplejas observando el final de los rieles: MISION CUASI CUMPLIDA!
Al otro día domingo, descanso. Aprovechamos para efectuar las tareas de rigor: revisión de elementos y puesta a punto, aseo personal y reordenamiento de nuestros efectos personales. El lunes bien temprano comenzamos con los trámites aduaneros; que si bien habían sido tratados desde el comienzo del proyecto, siempre falta algo.
Obviamente faltaba algo, por ese motivo tuvimos que viajar hasta Neuquén para actualizar algunos papeles, y luego de la intervención del ministro otero y quedar solucionado el problema en cuestión, regresamos a Zapala para cargar las zorritas a un camión y continuar nuestro viaje.
El panorama visto desde el camión, era majestuoso. El camino de ripio serpenteaba entre arbustos, rocas, y coníferas de diversos tamaños y colores. La inmensidad infinita de la montaña, nos hacía reflexionar sobre nuestra pequeñez y nuestra fragilidad; que ínfimamente mínimos y miserables nos sentíamos ante tanta magnificencia, que obra maravillosa nos entrega la naturaleza y que poca atención le prestamos!.
Las Lajas, Pino Hachado, Liuncurá, gendarmería, límite territorial, carabineros y por fin la Estación Victoria, la primera del lado Chileno más próxima a la Cordillera.
Llegamos a las 00,30 Hs. Y fuimos recibidos en forma muy cordial por personal de EFE (ferrocarriles Chilenos) quienes se sorprendieron al ver nuestros vehículos y muy entusiasmados por nuestra travesía.
Debido a lo avanzado de la hora, nos fuimos a bañar y a dormir sin comer, pues al otro día bien temprano, comenzaban las actividades de control.
6,30 de la mañana y ya estábamos en la revisión técnica de las zorras para poder circular con tranquilidad por aquel desconocido territorio.
Todo en orden y partimos a las 09,00 Hs. El paisaje era bellísimo. Como casi todo allí es zona de precordillera, nos daba la impresión de estar viajando por Suiza. Una zorra carrozada de ellos nos precedía, indicándonos el camino.
Al pasar por Mininco hicimos un alto para almorzar y cambiar impresiones con nuestros anfitriones, luego al continuar viaje pasamos por la mayor obra de infraestructura ferroviaria Chilena: El viaducto Malleco, que fue proyectado y realizado nada menos que por Alexander Gustav Eiffel, realmente una maravilla; luego siguieron Los Ángeles, San Rosendo, para llegar a Walqui, en donde para sorpresa de todos nos estaban esperando los medios de comunicación, quienes nos hicieron una mini conferencia de prensa. Pero nuestra sorpresa no terminaba allí, pues además de la prensa nos esperaba el mismísimo Sr. Alcalde de Talcahuano don Abel Contreras Bustos para viajar junto a nosotros los 40 Km. Restantes del histórico viaje.
Nos comunicamos con nuestros compañeros de apoyo terrestre vía celular, para saber por donde andaban y contarles con quien estábamos en la zorra, a lo que nos contestó Cesar: “… no se preocupen, aquí estamos con nuestro Cónsul Argentino en Talcahuano esperándolos”. Todavía no alcanzábamos a comprender todo lo que había generado nuestra aventura; nos parecía un sueño.
Transitamos esos últimos 40 Km. Con el Sr. Alcalde en la zorra, contándole sobre todas las peripecias vividas y sufridas durante el viaje desde su inicio. Luego de 50 minutos llegamos al principio del fin del sueño: La estación Arenal con más de 60 personas esperándonos, aparecía ante nosotros.
Una cálida bienvenida, un ágape preparado con entrega de diplomas y medallas y luego el protocolo Chileno había preparado una cena de honor en el Morro, perteneciente al casino de oficiales de la Armada Chilena en donde se rinden honores a las personas ilustres que llegan a la región!
Al otro día un almuerzo y entrevista oficial con el Sr. Alcalde en una cantina del puerto.
A la tarde, un poco de descanso sobretodo de las emociones vividas, reparaciones y preparado de las zorras, para el viajecito final y simbólico hasta el puerto de Concepción.
A las 9 de la mañana del día siguiente nos vinieron a buscar para pasar por el edificio de la gobernación y presentarnos a don Sergio Ortiz, el Gobernador de la región del Bío-Bío, quien se mostró muy sorprendido de nuestro viaje, al que catalogó de “visionario e Integrador” y donde se refirió a los grandes beneficios comerciales que podrían beneficiar a nuestros países.
Al salir del edificio, la prensa en general estaba esperándonos, para hacernos una extensa entrevista, saliendo en directo Por TV para todo Chile.
Hubo más reuniones y reportajes que nos fueron dando una idea cabal de todo lo que habíamos generado con nuestra locura. Comprendimos que no solo nosotros estábamos ilusionados con el Trasandino del Sur; entendimos que del “otro lado” también había voluntades dispuestas a trabajar por un bien común, un bien para todos. Nos despedimos felices y agradecidos por haber sido tan bien atendidos y recién ahí, con nuestros ojos cargados de lágrimas y emoción, elevamos nuestra vista hacia el cielo y de lo más profundo de nuestros corazones salió con increíble ímpetu un: MISION CUMPLIDA!!



*de Carlos Dinamarca. carlosadina@hotmail.com
Conductor de Locomotoras
Bahía Blanca. Buenos Aires. Argentina
Año 2009.





*


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KM. 55. / ELÍAS ROMERO. / KM. 38.

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