domingo, agosto 22, 2010

SOBRE LA PIEDRA DEL SUEÑO...



ILUSTRACIÓN: WALKALA. http://www.walkala.eu/


Paseo*



Hoy quisiera que un ser extraterrestre me llevara por el espacio en su nave.
Recorrería con él las ciudades más importantes. Intentaría apropiarme de la luz templos sagrados como el Tahal Majal y ser iluminada por la sabiduría de la meditación. En ese estado, descubriría los misterios de la reencarnación.
Despojada de mis primitivas y odiosas emociones primitivas, intentaría adentrarme en la jugosa pulpa de las flores de loto. Flotaría por los lagos cristalinos de la paz y la humildad.
Tendría una charla cara a cara con Borges y quizás podría, a pesar de su ceguera contemplar el Aleph con esos ojos mudos, sagaces y tan sarcásticos. Con la inteligencia de sus ficciones me dejaría llevar por los laberintos del género humano.
Observaría paulatinamente el tiempo de la metamorfosis de los huevos de los gusanos que producen la extraordinaria suavidad de la seda. Me confortaría palpar la delicada tela oriental, dejándola deslizar por mis manos.
Me internaría en las oceánicas profundidades de los guiones de los sueños. Me sumergiría plácidamente en los diversos niveles de montaje de la alucinación. Las imágenes visuales rodarían con personajes difusos y condensados. Circularían por las lumbreras de la atemporalidad. El espacio tiempo unido en sus apariciones acoplaría el calor de mi abuela con su exclusivo perfume. Acariciaría a mi perra collie con aquella inexperiencia que no le interesa solamente la verdad. Dialogaría con mis amigos del barrio y en el mismo plano estaría jugando con ellos a las escondidas. Buscaría el mejor lugar para ocultarme. Podría palpar el entretejido de las formas simétricas de las telarañas y sentir el vibrar de sus hilos, despojada del miedo a lo desconocido.
Viajaría, luego a Verona para presenciar las escenas de amor de Romeo y Julieta. Bebería un sorbo de la pócima que preparó fray Lorenzo para fingir por dos horas la muerte falsa de un amante.
Al despertar, embriagada recorrería las pirámides de Egipto: Keops, Kefrén y Micerino y observaría, también la pintura egipcia sin perspectiva, para que la escena se mantuviera exacta en el más allá.
Luego de recorrer tantos paisajes, me recostaría a descansar en una playa. Hundiría mis pies en la arena. Con mis ojos entrecerrados contemplaría el atardecer respirando profundo el aire puro del mar.
Luego, reposaría un tiempo para emprender nuevamente el viaje.-



*de Azul. azulaki@hotmail.com





SOBRE LA PIEDRA DEL SUEÑO...




La luna*



La luna me sigue
Por detrás del ventanal
Esta observando con su sonrisa
Cada uno de mis sentimientos
Distingue mis pasos
Mis locuras y delirios.


En la reserva de la noche
Cuando asoma por el vidrio
De mi ventana
Está allí luminosa
Tierna y distante
Cómplice de mis insomnios
Mis sueños y mis amores.-



*de Azul. azulaki@hotmail.com






EL PESEBRE DEL HERMANO ROGELIO*




Todos los años en navidad gozábamos de un espectáculo gratuito en el templo parroquial, colorido y espléndido: el pesebre. Armado con verdadera pasión y solvencia por el sacristán, Hno. Rogelio Scortagagna. Empleaba una semiala donde estaba uno de los altares laterales, en este se veneraba a San Antonio, el santo más amplio y de mayor cobijo. Aparte de los enamorados, protegía a las aves de corral y animales de granja; por lo que los colonos de la comarca le imploraban protección, y porque no, también sabían reconocerle sus favores. Al lado de este pequeño altar de marmolado barandal y balaustrada, siempre hubo una importante alcancía, donde algún colono se acordaba de agradecer poniendo una limosna, para “el pan de los pobres”. Entonces desde mediados de diciembre hasta mediados de enero, el santo se tomaba licencia, o al menos atendía en otra parte.
Pero el Pesebre valía la pena. Todo el mundo acudía en navidad a ver el pesebre que se mostraba hasta después de Reyes, cuando le agregaba al nacimiento la llegada de los magos y sus camellos. El pesebre tenía cientos de piezas, aparte de las centrales como San José, la Virgen y el Niño; personajes como pastores o viandantes, que se movían por senderos entre lomadas y llanos, ovejas, vacas, burritos y otros animales, todos a una escala armónica. Las pequeñas casas tenían lucecitas que iluminaban sus interiores, y pequeños pueblitos se divisaban en las montañas más lejanas. Las saltarinas corrientes de agua bajaban entre las piedras, y puentecitos de cuentos se veían en sus cursos. Los complejos mecanismos necesarios para los distintos movimientos, eran en su conjunto una obra artística y de verdadera ingeniería. Todos los años se permitía variantes que maravillaban a los visitantes, tanto niños como mayores. No sólo del pueblo, sino de otras partes, se llegaban como una escapada, un pequeño turismo, para ver el pesebre del hermano Rogelio.
Él tenía tanto gozo con su puesta en escena, que durante todo el año se iba ocupando en planear el próximo, de conseguir nuevas piezas, de restaurar las que iban sufriendo algún deterioro.
Había piezas que pegar, rellenar, repintar, en fin, ir renovando casi todos los años. Por eso un día tenía en mi casa unas veinte o treinta piezas; algunas de yeso, otras de loza, de un tamaño que podría compararse a una botella de litro. Todas delicadas, que requerían manejarlas con el debido cuidado.
Una noche quedó a dormir en casa un primo que nos visitaba, que yo conocía por su particularidad de ser sonámbulo, pero no pasivo, no de levantarse y caminar; sino de moverse violentamente, tirando manotazos, saltando… Yo pensé en mis figuras del pesebre, que tenía una al lado de otra, paraditas sobre la mesada del toilette. (Qué desparramo podría hacer si esta noche le diera por levantarse así como yo pensaba…, tendría que juntar los pedazos con cucharita)
Me apuré a bajar los bichos y personajes, y los amontoné bajo el mueble, lo más protegidos posible. Hombre prevenido vale por dos…
Más tarde, todos dormidos, en el silencio y la quietud de la noche; mi primo saltó en la cama, guiando un coche imaginario, tratando de controlar unos caballos desbocados, a voz en cuello, agitadísimo, saltaba de la cama al suelo, y del suelo a la cama, mientras a grandes manotazos arrasó con la lámpara, algún vaso, y todo lo que había sobre el mueble, donde podrían haber estado las preciadas piezas del pesebre. La cama de hierro se desarmó y se derrumbó con tal estrépito, que él se despertó y vio cómo se encendían luces y los de casa acudíamos estupefactos, tanto como mi primo mismo, que nos miraba tratando de entender que hacíamos todos allí, observándolo entre el colchón y los respaldos caídos de la cama…y el desparramo de vidrios en el suelo.
Pero ninguna de las piezas resultó dañada.
El Hno. Nunca supo como peligraron sus figuras del pesebre, sólo tenía ojos para apreciar las mejoras que veía en las restauraciones.
-Celso, esta vez te salieron mejor que nunca…-




*de Celso H. Agretti. celsoagr@trcnet.com.ar
Avellaneda, Santa fe; 21 de julio de 2010.







Características de los padres que quieren adoptar*



Idem que los demás papás

- Paciencia

- respeto por el pasado del niño y su familia de origen

- deseo real de la pareja (ambos)

- flexibilidad y apertura frente a situaciones críticas

- persistencia en la búsqueda de lo que desean

- haberse recuperado de las situaciones traumáticas, en lo posible a raíz de la infertilidad o embarazos frustrados.

- conocimiento de la ley de adopción

- apertura a tratamientos psicológicos

- sentirse verdaderos padres, después de un período de relación, no idealizando la maternidad-paternidad ni tampoco al hijo; pues luego de un tiempo de convivencia los hijos ideales caen para convertirse en hijos reales
Además:

- hay familias que tienen hijos biológicos y que desean, además, incluir en su matriz a niños que necesitan ser insertados en un grupo que ejerza las funciones parentales

- familias que han adoptado niños y desean incorporar otros que pueden tener o no una relación biológica con los que ya han acogido

- capacidad de brindar amor y proyectar un futuro con ellos “para siempre”.

- reconocimiento y afirmación en la educación que les van a brindar

- poder implementar el ejercicio de las funciones maternas y paternas con dedicación y autoridad bien entendida ( respetar las características personales de cada niño y reconocer sus potencialidades )


Consideraciones: en los trabajos de vinculación que he realizado, aún hoy después de años de experiencia me asombra y emociona el potencial de afecto de las personas que están dispuestas a adoptar.




*De Azul. azulaki@hotmail.com









El hijo que salvó a su padre del olvido*



*Jorge Fernández Díaz
LA NACION


Todavía sueña con su padre. Y son, invariablemente, sueños conversados.
Discuten sobre literatura y sobre la vida. Como antes, como siempre. Julio murió hace ocho años entrando en su casa, en brazos de una hermana de Guillermo y por culpa de un enfisema que le produjo un brusco paro cardiorrespiratorio.
La mala noticia le llegó al hijo en el aeropuerto de Jujuy, donde había viajado para dar una conferencia. "Volé a Buenos Aires y de ahí me tomé un ómnibus hasta Bahía Blanca -me cuenta-. Es la persona que más quise en el mundo. Mi gran interlocutor."
Guillermo Martínez se ha convertido en uno de los narradores más destacados de la nueva generación y es, actualmente, el escritor argentino más traducido en el mundo después de Julio Cortázar. Escribió de joven una obra maestra de la novela breve: Acerca de Roderer . Ganó el Premio Planeta por Crímenes imperceptibles y logró que Alex de la Iglesia la filmara con un casting en el que lucía John Hurt.
Esa historia, que transcurre en Oxford, se tradujo a 35 idiomas y se transformó en un robusto best seller en Gran Bretaña. "Guillermo logró algo único -confiesa su editor local-. Venderles novelas de enigma a los ingleses es como venderles bifes a los argentinos o naranjas a los paraguayos."
Aunque no era una intriga tradicional, estaba combinada con la otra gran pasión de Martínez: las matemáticas. "A mi padre le encantaba que yo amara por igual las matemáticas y la literatura -recuerda-. Pero esperaba que eligiera ingeniería, una carrera seria con la que podía ganarme la vida.
Cuando elegí matemáticas se asustó. Pero fijate, al final las matemáticas me llevaron dos años a Oxford y luego a recorrer el mundo. Y ser matemático me permitió comprarme mi primera casa."
No hubo, sin embargo, la clásica tensión entre padre e hijo. Guillermo nunca tuvo la pulsión adolescente de "matar al padre". Y Julio se corrió siempre del lugar de castrador. Ocho años después de su muerte, el hijo emprende una tarea titánica y conmovedora: probar que su padre era un gran escritor secreto. Dentro de unos días llegará a las librerías Un mito familiar , que reunirá una nouvelle y varios de los doscientos cuentos que Julio escribió a lo largo de varias décadas sin preocuparse jamás por publicarlos. Julio pertenecía a esa extraña y fantasmal comunidad de escritores que escriben por auténtico amor al arte, sin anhelos de exhibición.
Cuando Guillermo puso manos a la obra tuvo que vérselas con varias cajas donde además había poemas, cinco obras de teatro, un libreto para cine, tres guiones de historietas y cuatro novelas, que su padre escribió como resultado de haberse sentido de algún modo desafiado por el éxito de Acerca de Roderer . De vez en cuando recibía premios y menciones en algunos concursos, y ciertos textos formaban parte de antologías de cuentistas argentinos, pero Julio G. Martínez centralmente fue un escritor anónimo con un hijo célebre.
Recuerda Guillermo que su padre nació en 1928, que pasó parte de su niñez en el campo y que después se mudó con su familia a Bahía Blanca. La dura formación católica no le impidió el ateísmo socarrón: mientras estudiaba ingeniería agraria en La Plata leyó y subrayó rabiosamente El capital y se convirtió al marxismo-leninismo. Era ingeniero agrónomo a los 22 años, pero eso no le resultaba suficiente. A lo largo de los años cursó materias de Letras, Matemáticas, Filosofía y Economía. Fundó el primer cine-club de Bahía Blanca, se afilió al Partido Comunista y militó gremialmente en la Federación Agraria: durante el plan Conintes allanaron su casa, desvalijaron su biblioteca y lo metieron preso dos meses.
Escribe Guillermo las claves con que Julio crió y educó a sus hijos: "Nos enseñó a jugar al ajedrez a los cuatro hermanos, y mientras estábamos en la escuela primaria compró los libros Papi de matemática moderna para lo que llamaba la «educación complementaria». También, para asegurarse de que no
pudiéramos escapar a la lectura, se negó a comprar televisor durante toda nuestra infancia. Los domingos nos reunía a la mañana para leernos un cuento y a continuación debíamos escribir una redacción en un certamen literario de entre casa. Nos calificaba en cinco ítems: originalidad, resolución, redacción, prolijidad y ortografía. El premio era un chocolate y el honor de ser pasado a máquina en su vieja Olivetti de teclas restallantes, donde escribió buena parte de su obra".
Durante la última dictadura militar fue despedido de la Escuela de Agricultura y Ganadería bajo la acusación de "peligrosidad subversiva", y contrajo depresión y buscó como medicina fundamental escribir todos los días. En un momento, se impuso la obligación de redactar un microcuento diario. El resultado de ese extenuante ejercicio se llamó Golpes bajos , y cuando estuvo terminado Julio lo metió en un cajón y lo olvidó.
Además de la infatigable lectura, que iba desde el Séptimo Círculo hasta Hegel, pasando por Sartre, Ballard, Nabokov, Lispector y tantísimos más, el patriarca de los Martínez gozaba con la piscicultura. Llenaba la casa de peceras, criaba Carassius , buscaba técnicas de inseminación artificial para una variedad determinada de lebistes, se escribía con piscicultores de todo el mundo y tenía en el campo un tanque australiano acondicionado para sus reproductores. Dice su hijo que en los tiempos difíciles de la dictadura y la depresión se deshizo de todo y dejó la casa llena de peceras vacías. "No había pregunta para la que no tuviera respuesta, pero a la vez, le gustaba a veces fingir que vacilaba, porque era la excusa para llevarnos a la biblioteca a rastrear en los estantes y abrirnos un libro y un mundo -escribe Guillermo en su prólogo-. Su pasatiempo favorito era contar a la hora de la cena historias de las que era imposible saber cuánto era verdad y cuánto ficción. Y cuando volvía del cine-club recreaba escena por
escena para los cuatros hijos absortos la película que acababa de ver."
Ya de grande tenía la costumbre de advertir al matemático de la familia, cuando éste le contaba el argumento de un proyecto literario, que eso "ya estaba hecho". Los eruditos son implacables con la imaginación literaria juvenil, en esa particular época cuando uno cree que las ocurrencias son absolutamente originales y que puede inventar de nuevo la pólvora. Los hijos y la esposa le rogaban siempre que publicara su obra, pero Julio no se movía de su ostracismo. En consejo familiar, mucho después de su muerte, los hermanos Martínez decidieron que publicarían en un primer volumen "sus
cuentos infalibles". Guillermo tuvo la misión de buscarlos, seleccionarlos, pasarlos a su versión digital y dejarlos listos para su edición. "Traté de ponerme en su lugar -dice-. Elegí cosas que fueran lo mejor de lo mejor y que representaran sus distintos temas." En este impresionante proceso, el hijo descubrió muchas cosas acerca de su padre: el cruce entre lo sexual y lo filosófico, su gusto por un estilo difícil y arriesgado, la variedad de tonos que buscaba y también un registro evocativo que estaba alejado del
escepticismo profesional o la mirada esnob. Como escritor, Julio G. Martínez podía ser cínico pero también sentimental.
Cuando el libro estuvo terminado, Guillermo lo dio a leer: los editores de Planeta quedaron sorprendidos por la calidad de esos textos, como si hubieran encontrado a un genio oculto de la literatura argentina, como si hubiera nacido un nuevo clásico. Jura el autor de Crímenes imperceptibles que no se manejó, para esta tarea que hubiera interesado a Freud, con el corazón sino con el cerebro. Pero al leer su prólogo me saltaron las lágrimas. Allí reproduce una discusión epistolar que tuvieron alguna vez
padre e hijo. El primero era más experimental que el segundo, y en una carta defendía a Carver y Cheever, los exquisitos cuentistas del minimalismo norteamericano. Decía textualmente Julio Martínez: "He encontrado en ellos lo fundamental para que el arte exista. La humanitas , el sentido apasionado
de la condición humana". Guillermo Martínez le responde recién ahora: "Yo también encontré siempre eso en tus cuentos, papá. Mucha suerte, y que tengas una larga vida literaria".
Aseveraba Pitágoras, el primer matemático, que el hombre es inmortal por sus deseos. Lo es también por sus hijos.



*Fuente: La Nación
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1296751








UN INTENTO DE RETRATO...
UN FRAGMENTO DE VIDA...*



La foto ya ajada por el tiempo, y las humedades de esta Santa Fe acuosa la habían deteriorado bastante , la belleza de su rostro me decía todo...No era sólo un rostro en una gran foto...ella era la mujer que me dio la vida, con su juventud de cabellos a lo actriz de esa època y sus labios carnosos, una blusa delicada que cubría el cuello, blanca por supuesto inmaculada...Sin embargo su mirada extendía la posible visión de un futuro que tal vez previó en aquel entonces...O no?. No. En realidad nada fue como lo soñó, yo lo sé, porque la retratada tuvo la confianza y el cariño para contármelo ...
Sin embargo, cada vez que mi mirada posa largamente su visión en este cuadro u otros que tengo, me preguntó siempre: Si ella hubiese optado por otra vida; de lujos y tranquilos momentos, rodeada de amistades, tés y paseos, y con viajes a Europa... pero por supuesto que semejante mujer con la belleza que tenía debió haber tenido otros candidatos mejores, y no es por desmerecer a mi propio padre..
Ahora en asuntos del amor y las elecciones... quién puede saber?...nadie.
Los días de su vida que fueron pasando la llevaron a destinos jamás imaginados por su mente de mujer sí inteligente, incluso gran lectora, pero una cuestión son las aventuras noveladas o la filosofía o las obras de los grandes y otra muy distinta la vida misma, rodeada de todos los dolores y penas que una Srta. de su educación tal vez no estaba preparada para asumir...
Lo que siempre me revelan esos cuadros grandes, hechos con poses un poco irreales, fotos que eran pintadas o arregladas por el fotógrafo, es que las señoritas eran como modelos de las familias que luego estaban en el recuerdo de los comedores de sus padres...
Y partían, a realizar su vida...buena o mala, hipócrita o verdadera, no se sabía, pero partían con los deseos y abrazos de todos porque la joven comenzaba esa vida nueva para la cual toda la educación brindada debía servirle, a saber: desde el manejo de la casa, es decir la cocina diaria, las compras, ocuparse del llamado en aquel entonces servicio doméstico, una cena muy bien atendida con las copas que correspondían, amenizar con charlas cultas y también profundas de autores conocidos, ser en fin la perfecta anfitriona de un esposo que perfilaba su carrera de abogado y político, y de una familia que aún cuando austera conocida en la otra provincia por sus luchas en las filas de los radicales...
Lo increíble a tener en cuenta para los lectores de esta especie de crónica de vida, es que aún cuando ella sufrió mucho y como madre tal vez más que otras, ya que la vida la golpeó en todos los frentes posibles, y en el más duro: el saber, entender que su hijo más pequeño nunca iba a poder escuchar, es decir era sordo...tenacidad y sacrificio que abrazó como causa de vida, dejó todo por educar al niño...
Las interminables luchas posteriores durante su vida de mujer joven y luego madura...jamás ese rostro en la vida real, con sus alumnos y sus amigos... perdió la tenaz belleza del candor y la esperanza de vida...
Sus ojos venidos de abuela y padre suizo-germánico-, verdes pero de delicadeza felina marcaban el mismo derrotero en la estatura del que la fotografió y lo que ella luego significó para nosotros:su familia, sus hijos:Una bella y ejemplar mujer abrazándonos desde el cuadro y desde el privilegio de haber compartido sus ideales de igualdad y solidaria fraternidad...



Para mi madre a 7 años de su viaje sin regreso...
fallecida por causas colaterales -inundación 2003-



*de Mónica Nora Laurencena Berraz. monilaurencena@hotmail.com







UNO EN UNA*
(cuatro)




*Por Miriam Cairo. cairo367@hotmail.com


Si una no estuviera sola, el jardín no estaría solo. Fin del mundo atlántico sobre el espesor de la lengua. Una mira alrededor pero hay un lirio que intenta retenernos los ojos y una teme que de él nos venga otra vez la propensión al caos. Porque una está lejos de los estados visionarios pero muy cerca de la confusión.


*

Desde el remoto punto de partida hasta el amuleto del entuerte, una vive de a ratos con Breton en la textura, de a ratos en los primeros pelos de la sombra y casi siempre en las advertencias de Marguerite: "Las mujeres no deben hacer leer a sus amantes los libros que escriben". Y la misma regla se aplica para las mujeres que tienen un marido y un amante. Una, que ha frotado tres veces el ojo de Breton sobre la piedra del sueño, se da cuenta de que después de decir "nunca me iré", siempre sale corriendo.


*


Para leer sí, pero para vivir, uno no puede taparse las orejas, porque las orejas son necesarias para oír que los otros tienen hambre de nuestra carne y nuestra alma humanas. Hambre de masticación. Hambre de deglución. Hambre de evacuación. Hambre de empezar todo otra vez, a la misma hora, en la misma
casa. Y uno, que conserva ciertos datos sobre sí mismo, distingue el hambre consumidor del hambre perceptivo. Entonces, uno no deja de servir su carne a los hambrientos, pero se reserva para sí la intimidad de los huesos.


*

Después de las sobremesas, una se envuelve en el papel de fumar y se toca tímidamente las rodillas. El lobo tiembla. El lobo nace en el tembladeral.
Una frunce la escotilla y llora. El lobo vuelve a nacer. Si una quisiera, lo podría hacer nacer a toda hora, pero una no siempre tiene su permiso, porque una, que es la hija del relámpago, tiene miedo de ser tan feliz y tiene gracia para no serlo.


*


Una, que no ha leído la literatura magrebí, sabe que un encuentro de huesos puede modificar su destino cierto y convertirlo en movimiento. Movimiento de huesos. Una tiene que estar decidida a ser una criatura nacida de Breton. A sentirse perdida. A llevar los huesos hasta el balcón donde otro le trae
noticias de sí misma. Una, que no siempre lee con los ojos ni escribe con la lengua, confiesa que ha conservado la esfera de los primeros gemidos, la esfera que se fragmenta, se desgrana. Y otra vez una se envuelve en papel de fumar y se hunde en el espesor de la boca que la inspira y la exhala.


*

Uno, que practica las dos respiraciones, la involuntaria y la voluntaria, experimenta la asfixia cuando siente que todo alrededor, todo en su interior, está inmóvil. Pero uno, no está buscando el fervor de los
externos. Uno quiere que su hueso emperador se empale en el mismo centro del lobo, y que el movimiento empiece desde adentro.


*


A una le viene de chica la pulsión por ir hacia el interior. Al interior de las muñecas, al interior de la habitación, al interior de los libros, al interior del cuerpo. Y en ese movimiento precoz una ha conocido al lobo. Una ha mordido las uvas. Una se ha sumergido en las violentas potencias subterráneas y ha sostenido con las manos el aullido.


*


Una necesita lo lejano. Una necesita retirarse de lo próximo para acercarse a lo lejano. Entonces junta los huesos y los mete en un bolso. Se va con los huesos a lo lejano que es próximo para separarse de lo próximo que es ya tan lejano. Y así, una vive un encuentro con la cercanía de lo lejano. Una tiene
huesos de variados calibres porque una es una criatura nacida de un espasmo de Breton.


*

Uno, que se da de comer en cuatro comidas, en los días laborables y las noches asuetas, puede concederse el desplazamiento, el desvío. Puede pensarse hacia delante, aunque haya tanto detrás, pues todo lo que está detrás lo empuja hacia delante. Uno por más que esté detrás de sí mismo va hacia delante porque ha abierto un ojo de lobo, y siente que el lobo lo empuja hacia el espasmo de Breton. Hay un hecho lucero. Hay un espasmo que a uno lo fecunda.


*

Una sabe que no podría vivir de la escritura a causa de la extraña aberración de sus labores y de su carácter insólito, pero una también sabe que no podría vivir sin su escritura como un monstruo no podría vivir sin sus malformaciones. No escribir es la cuestión más peligrosa que una podría plantearse.



*Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-24967-2010-08-21.html







A él, ella*



Ella me dice que no
o me dice no sé
o no me dice nada


A él, ella le dice que no
o le dice que no sabe
o calla



A él
que no dice nada
o calla lo que sabe
o no.



*de Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar

*En bastardilla: Algo así declara el personaje protagónico del filme "Lars and the Real Girl".





Correo:



"Piedra, Ferrocarril, Lechería y Metalurgia en la historia de Tandil"*


Organizada por la Secretaría de Extensión y Transferencia de la Facultad de Ciencias Humanas, el programa Adultos Mayores de la Secretaría de Cultura de la UNCPBA y la Dirección de Cultura del Municipio de Tandil, se llevará a cabo un acto denominado "Piedra, Ferrocarril, Lechería y Metalurgia en la historia de Tandil". Tendrá lugar el domingo 29 de agosto a las 17 en el Teatro de la Confraternidad y la entrada será libre y gratuita.

Cuatro expositores, apoyados por fotos, música y vídeos, expondrán sobre otras tantas actividades laborales que han resultado emblemáticas para la historia y la configuración social de Tandil. Ellas han sido la actividad de la piedra, de la metalurgia, la industria lechera y el ferrocarril. Interrelacionados a veces, autónomas en otros momentos, las funciones que desplegaron, no sólo sirvieron a su expansión económica sino a su propio desarrollo social y cultural, a partir de sus trabajadores, tanto en el plano de la convivencia vecinal como en sus luchas reivindicatorias.


Los expositores y sus temas

La Facultad de Ciencias Humanas ha requerido el concurso de los profesores e investigadores Ana Fernández, Hugo Mengascini, Daniel Dicósimo y Hugo Nario, que han profundizado respectivamente en los aspectos laborales mencionados.

Ana Fernández abordará el tema de la industria lechera. La lechería es una de las actividades emblemáticas de Tandil. Condiciones naturales y tradición en la actividad, cimientan esta vocación tandilense por la producción lechera que se mantiene hasta nuestros días. Ha sufrido profundas transformaciones, de los cientos de pequeños tambos manuales a las modernas explotaciones actuales. Pero, siempre ha marcado la historia de muchos tandilenses y de la ciudad.

La actividad pedrera estará a cargo de Hugo Nario. Con la llegada del ferrocarril a Tandil, la colocación de adoquines y cordones en la capital federal y otras ciudades fue de un crecimiento espectacular y motivó el nacimiento y expansión de las canteras de granito. No sólo se incorporaron tecnologías extractivas y artesanales sino que se produjo un aluvión de obreros italianos, españoles y eslavos. Ellos trajeron sus costumbres pero también sus ideas de mejoramiento social y sus luchas, con lo que generaron un mundo socio-cultural de irrepetibles contornos.

A partir de 1883, el ferrocarril unió a Tandil con las redes ferroviarias entonces en expansión. El historiador Hugo Mengascini ofrecerá una reseña de las circunstancias históricas que condujeron a los trabajadores del riel a llevar a cabo el movimiento huelguístico de 1961. La actuación de los obreros ferroviarios de Tandil durante la "Gran Huelga", la respuesta del gobierno a la protesta obrera y los alcances del plan de reestructuración de los ferrocarriles implementado en tiempos de Frondizi.

La otra gran actividad laboral de Tandil ha sido la metalurgia, panorama que estará a cargo del profesor Daniel Dicósimo. La historia de la metalurgia local tiene una imagen memorable en los hermanos Bariffi, oriundos del norte de Italia, que realizaron la primera colada de hierro gris en su taller de la Avenida Colón, durante 1918. Unos veinte años después el sector que trabaja el metal se ha multiplicado, son casi 150 talleres de fundición y mecánica, herrerías y carpinterías, cuya expansión es tributaria de la renovación tecnológica del campo durante la década de 1920. A mediados de los 40 el taller se transforma en Bariffi Industria Metalúrgica Argentina (BIMA), la primera fábrica local y la primera que produce autopartes, un antecedente de los productos metálicos que van a distinguir a la ciudad y que tendrá su continuadora en Metalúrgica Tandil y muchas fábricas y talleres. Tales establecimientos son el espacio de experiencias de agremiación y luchas sindicales, provocadas por las condiciones de trabajo y remuneración, y estimuladas por las corrientes políticas e ideológicas del escenario nacional.

Documentación de fotos de familia

Una hora antes, es decir, a las 16 Hs, los organizadores van a recibir fotografías familiares vinculadas a los cuatro temas. Las fotos presentadas serán escaneadas y devueltas en el acto, en tanto se filmarán detalles que cada portador de esas fotografías pueda brindar. Se trata de documentar gráficamente temas de tanto interés y significación para los tandilenses.


*Enviado para compartir por Hugo Mengascini hugomengascini@gmail.com





*


Inventren Próxima estación: MARÍA LUCILA



Colaboraciones a inventivasocial@yahoo.com.ar

http://inventren.blogspot.com/

El Inventren sigue su recorrido por las siguientes estaciones:


HERRERA VEGA.

HORTENSIA. / ORDOQUI. / CORBETT.

SANTOS UNZUÉ. / MOREA. / ORTIZ DE ROSAS.

ARAUJO. / BAUDRIX. / EMITA.

INDACOCHEA. / LA RICA. / SAN SEBASTIÁN.

J.J. ALMEYRA. / INGENIERO WILLIAMS. / GONZÁLEZ RISOS.

PARADA KM 79. / ENRIQUE FYNN. / PLOMER.

KM. 55. / ELÍAS ROMERO. / KM. 38.

MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.

LIBERTAD. / MERLO GÓMEZ. / RAFAEL CASTILLO.

ISIDRO CASANOVA. / JUSTO VILLEGAS. / JOSÉ INGENIEROS.

MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. / ALDO BONZI. / KM 12.

LA SALADA. / INGENIERO BUDGE. / VILLA FIORITO.

VILLA CARAZA. / VILLA DIAMANTE. / PUENTE ALSINA.

INTERCAMBIO MIDLAND.


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