lunes, marzo 29, 2010
CON UN FUEGO CONGELADO QUE ABRASA...
*Ilustración de Ray Respall Rojas (Cuba)
SEGUIR DANZANDO*
La voz de Arantza, aguda y gozosa, atraviesa la mar y repiquetea en el teléfono. Dice Arantza que ha ido a una exposición de fotografías en Pasajes (Pasaia Antxo) allá en Euskadi, dice Arantza que ha visto fotografías de hace tiempos, de hace años acumulados, que las fotografías sepia blanquinegras, que las fotografías agrandadas en los muros mostraban las mujeres detenidas en un momento de pequeña eternidad. Las fotografías agrandadas de mujeres quietas, de ojos grandes, de vestimentas que ya han
fenecido en fogatas o hechas trapo para limpiar la tierra de los muebles, pero entonces vestimentas de fiesta, entonces adorno de mujeres engalanadas y airosas.
Y Arantza dice que se detuvo frente a la imagen de una niña en baile, y le ha dicho al marido "Quién es esta, José Felipe", y José Felipe le ha respondido "pues Margari". Así, sin dudarlo, José Felipe le ha respondido pues Margari.
Y Margari tendría once años entonces, y bailaba, y aún no se había vuelto indiana, le faltaba haber cruzado el mar, ser más infeliz que feliz en esta tierra, engendrar y soñar con lo perdido. Margari bailaba allí en la foto hace sesenta años, en esa modesta inmortalidad del papel, en la mínima quietud que nos otorga la ilusión de lo imperecedero, que no nos pertenece en nuestra irrenunciable fugacidad.
Margari bailaba allá en la fiesta y ni habrá notado el lente que la fijaba en esa actitud, en ese gesto, en ese paso entre los pasos que detuvo la película. Y el fotógrafo no podía saber que esa imagen entre las miles de imágenes sería escogida para una exposición siendo él ya muerto, ni sabía que la niña perdería su mar y sus montañas, que dejaría en años y kilómetros y vida los helechos y los montes, el euskera y el txistu, los cencerros resonando detrás de los caseríos.
Vemos una fotografía y hablamos de inmortalidad, como la ingenua lápida que asegura "vivirás eternamente en la memoria de tus hijos". Olvida la lápida que los hijos no son eternos. Olvidamos que los planetas y los soles tienen sus historias inabarcables mientras nuestras vidas y civilizaciones se desvanecen en meras chispas que brincan en la oscuridad.
Sin embargo, Margari bailaba en Pasaia, y sigue bailando en una imagen detenida, y José Felipe, que no la conoció de niña, pudo ver esa niña y ver en sus rasgos la frente, la postura, lo inequívocamente personal que trasciende años y nudos marinos y monstruos oceánicos. Margari continúa el baile que comenzó entre la mar y los montes. Bailará menos deprisa, estará un poco cansada, se detendrá a tomar aliento. Pero sigue, Margari, danzando.
*De Mónica Russomanno russomannomonica@hotmail.com
CON UN FUEGO CONGELADO QUE ABRASA...
EL CAMINO DEL DIABLO*
Con sólo tirar de una hilacha suave, lentamente es como se viene de golpe toda la memoria.
Los amaneceres trajinados, con la niebla que difumina caballos, hombres, herramientas, objetos seguramente. Antes que el sol ponga orden y contorno preciso a las cosas, algún gallo cantará y un grito, el primero, dará una orden a los caballos que tiran ese aradito miserable camino del campo, y el primer latigazo abra las puertas a la dura jornada del día.
En aquel tiempo –y prefiero pensarlo como real – las cosas venían de otro modo y los pájaros realmente invadían los cielos y los árboles y los plaguicidas no habían matado el gusanerío que los alimentaba. Había variedades y cantidad ya nunca más recuperables, como aquella infancia lejana que se nos fue para siempre.
La casa, las calles repletas de árboles coposos que daban sombra contra ese sol que venía a mansalva, el campo con sus trebolares y sus trigales que cabeceaban sus espiguitas, bajo el leve viento de octubre, los cañadones con sus juncos y sus patos y sus tijeretas fugaces y aquella sábana blanca y lejana de la cigüeña en el aire y esa garza mora que se aquieta en la orilla del cañadón de Compañy y esa nube de bandurrias sosteniendo el verano. Todo eso, o mejor, todo aquello murió para siempre. Ahora entonces, en este momento, en este atardecer en una precisa ciudad donde uno vive, una ciudad que besa un río viajero con sus islas y sus barcos y su implosión de gaviotas que cruzan el río y por el cual viajan los peces, y como hoy es domingo, y la tarde agacha la cabeza detrás de aquellos altos edificios que me quitan el crepúsculo, digo en esta tarde pienso cómo estarán las lenguas moribundas y violetas del sol que se enciman más allá de aquel pinar lejano que corta como un cuchillo verde el “Camino del Diablo”. Pienso quien mirará este crepúsculo que yo me pierdo.
Pasan grupos de chicos con tramperas por ese camino, van hacia el campo de Ramón Camiscia, tal vez a tentar con sus”llamadores” los pájaros sueltos y poder atraparles su canto. Alguna otra vez vi pasar a esa o a otra barrita que va en silencio con sus cañas al hombro, a pescar en sus cañadones donde está la capillita de don José Cinell.
Yo también hice ese camino, por los mismos motivos, para cazar o pescar, y también llevaba al cuello una gomera asesina, sólo que en la inocencia de entonces no cabía la culpa en la muerte de un pájaro.
No me cuesta trabajo mirar hacia los costados y ver esos rostros quemados, esas cabezas rapadas –como yo mismo- trotando o al paso largo, flanqueándome: “Toto” Mïguez, “Ñangá” Gómez, “Tago” Sánchez, “Chajá” Correa”, “Chorchi” López, como en desvaído lienzo de entonces. Al ir nos cruzábamos con algún que otro sulky, casi ningún auto. Y muchos carros de tamberos con su estrépito y su apuro por llegar a la Cremería a entregar la leche de un alboso espumear.
Ese camino es recordado por muchos motivos, además que su sólo nombre concita al mito o al recuerdo de las historias de luces malas. Algo más sin embargo trae a mi memoria el sonido convocante de sus sílabas. Decir “Camino de Diablo” es recordar el galope obstinado que regresa junto al silencio de la noche, cuando acostado y protegido por la calidez de la gruesa frazada del invierno, sin conciliar aún el sueño, temeroso por los ruidos del exterior o por el chillido aterrador del viento en los árboles, oía ese galope alejándose o –y esto era más frecuente- el trote desparejo de un caballito criollo que arrastraba, tozudo, un sulky de ruedas que rebotaban sobre la dura calle de tierra, y hasta a veces nos llegaba el chirrido de los ejes sin engrasar o el chicotazo del látigo sobre el anca indefensa de ese percherón oscuro que corta la noche como un bólido, con un destino preciso, con las intención de llegar antes de la lluvia, ya que una tormenta sería intolerable antes de llegar a la chacra, o, aún peligrosa porque la oscuridad era total, sólo iluminada por el relámpago esporádico dando un marco siniestro y fantasmagórico sobre el otrora bucólico paisaje de mugidos, relinchos y del trigal que corre al riesgo de perderse si la piedra no se apiada y golpea asesina para siempre.
Tal vez las luces de una hipante Ford T con su haz de asombro ilumine el camino desparejo, pero es sólo suposición porque me han prohibido siquiera asomarme a la ventana y deberé dejar librada a la imaginación cualquier adelanto de la técnica que incluya el ruido de motor o mis recuerdos.
De todos modos mi selectiva memoria recuerda frente al nombre del “Camino del Diablo” ese invencible galope que corta en dos la noche tormentosa como un gran invisible cuchillo sobre el recuerdo que no será batido por ninguna desmemoria.
*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar
La caza de brujas también seduce a los economistas*
Las brujas no existen, pero que las hay, las hay. Y si no, que le pregunten a Emiliy Oster, economista y profesora de la Universidad de Chicago, quien descubrió una respuesta soprendente para uno de los enigmas más oscuros de la historia de la Edad Media y el Renacimiento: por qué se intensificó la quema de acusados por "brujería" en determinadas épocas y lugares de Europa y América.
Entre los siglos XIII y XIX, un millón de europeos murieron en la hoguera.
Pero hubo dos períodos (la década de 1560 y el lapso que va de 1680 a 1720) en los que el ritmo de ejecuciones creció en proporciones cruentas.
Las víctimas fueron mayormente mujeres pobres. Los procesos se dispersaron por toda Europa, pero comenzaron y terminaron antes en el sur y se dieron más tardíamente en el norte. La tendencia, inclusive, cruzó el Atlántico hasta Salem, Massachussets.
Oster estudió economía en Harvard, a media hora en tren de Salem, y siempre le intrigó la historia de las brujas. "Desde la historia se habían ofrecido varias hipótesis, como la búsqueda de fronteras morales más estrictas por parte de la Iglesia Católica; o epidemias de sífilis que provocaban enfermedades mentales en personas que por esto eran acusadas de brujería", le cuenta Oster a Clarín, "pero ninguna de ellas alcanzaba a explicar el fenómeno en toda su magnitud".
La académica recurrió a datos de una disciplina relativamente reciente, que está revolucionando el trabajo de los historiadores económicos: los estudios "paleoclimáticos", que con técnicas de análisis de barras de hielo y otras pistas son capaces de determinar la temperatura en siglos pasados con un
altísimo grado de precisión.
Oster se centró en un período que los paleoclimatólogos bautizaron como "Pequeña Era de Hielo", que se solapa a la perfección con el de la aceleración de la matanza de supuestas brujas. Todavía se discute qué fue lo que causó este movimiento climático: se sospecha de una frecuencia insualmente alta de erupciones volcánicas, que tienden a bajar la temperatura por el polvo que dispersan y que impide que pasen los rayos del sol. Pero lo cierto es que en Europa en estos años la temperatura descendió un grado centígrado, lo suficiente como para dejar a Islandia completamente rodeada de hielo, para congelar el río Támesis que cruza Londres y los canales holandeseses, algo inusual en los años anteriores.
La menor temperatura hizo que se perdieran cosechas. Y los mares más fríos disuadieron a los bacalaos y otros peces de migrar hacia el norte, con lo cual las poblaciones de esa zona de Europa perdieron su principal fuente de alimentación.
Las hambrunas resultantes llevaron a buscar un chivo expiatorio: las brujas, a quienes se les adjudicaba, entre otros poderes, la capacidad de causar tempestades climáticas. Aun hoy, cuenta Oster, hay tribus de países pobres -en el Africa subsahariana y en Tanzania-, que creen en la existencia de brujas.
*Fuente: http://www.clarin.com/diario/2010/03/29/elpais/p-02169200.htm
Las venas abiertas de América Latina: ¡Latinoamericanos uníos!*
*Por Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu
Un chiste, que hace unos años se escuchaba en Cuba, sintetiza lo que para muchos latinoamericanos, y para muchos otros de afuera de la región, significó el “descubrimiento de América”.
Cuentan que un cubano enfurecido penetró violentamente a la barbería de su barrio y la emprendió a golpes contra el barbero, que era español, y a la vez le gritaba palabras ofensivas a la dignidad de éste. El español, ante la sorpresiva golpiza sólo alcanzaba a protegerse con sus brazos. Unos vecinos, que se encontraban en la barbería, sujetaron al atacante y trataron de convencerlo de que desistiera de su actitud. Uno de ellos, le dijo:
- Caramba fulano, ¿Te has vuelto loco? ¿Ustedes siempre han sido muy buenos amigos? ¿Qué pasó?
El agresor, aún enfadado, le contestó a gritos:
- ¡Es que éstos, cuando llegaron a estas tierras asesinaron a millones de aborígenes, esclavizaron a otros y violaron a nuestras mujeres, pero además, nos cambiaron el oro por espejitos y cuentas de cristal!
- ¡Pero viejo, eso ocurrió hace 500 años!, le dice el vecino.
- Sí, pero yo me enteré ahora, replicó en voz baja el agraviado.
Algo similar me ha sucedido al leer “Las venas abiertas de América Latina”, ese excelente libro que Eduardo Galeano terminó de escribir a fines de 1970, y que desde entonces políticos de izquierda, politólogos, historiadores, economistas y otros interesados, mencionan frecuentemente. Entre ellos, el Presidente Hugo Chávez, quien durante la pasada Cumbre de las Américas tuvo a bien regalarle un ejemplar al Presidente Barack Obama, con lo que tal vez quiso decirle: conozca quienes somos, quienes son ustedes y porqué somos…
Luego de mucha persecución, sin éxito, ahora fue que lo pude leer, gracias a una edición del Fondo Editorial de Casa de las Américas, realizada a finales del 2009.
Nunca antes había leído en una sola obra, tantas evidencias y análisis tan profundos acerca de lo que representó para Nuestra América el “descubrimiento”, la conquista, el colonialismo, la trata de esclavos africanos y la semiesclavitud de chinos. Así como, de la brutal explotación y saqueo de los recursos naturales que hicieron los colonialistas, la pobreza en que quedaron las poblaciones después de ser saqueadas; la exportación de riquezas a Europa y cómo esas riquezas contribuyeron al fortalecimiento del capitalismo y al desarrollo de Europa y de Estados Unidos. Es decir: del Norte.
En su libro, Eduardo Galeano se refiere al desarrollo que había alcanzado la cultura indígena y la destrucción de ésta por los invasores europeos. Demuestra porqué existe un Norte desarrollado y un Sur subdesarrollado y porqué las trece colonias, embrión del actual Estados Unidos de América, pudieron desarrollarse y Jamaica, también colonia inglesa y más rica que aquéllas, no pudo.
Asimismo revela, el egoísmo y la corrupción de la oligarquía criolla y el contubernio y sometimiento de ésta, desde su origen, a la oligarquía de las potencias extranjeras del momento, lo que aún perdura.
Sobre éstos y muchos asuntos más, imposibles de mencionar en un corto espacio, trata “Las venas abiertas de América Latina”. En la mayoría de ellos, los hechos y análisis mantienen su vigencia; en otros, la situación descrita ha empeorado o ha sufrido cambios favorables, como es el caso de la llegada al poder, en América Latina, de varios gobiernos que defienden los intereses del pueblo y luchan por la integración latinoamericana.
A quienes aún creen que el “descubrimiento” contribuyó a civilizar y a desarrollar esta área del mundo; que la riqueza y desarrollo actual de los del Norte se debe a que son más inteligentes y hacendosos que los indígenas, negros, mestizos y blancos pobres del Sur subdesarrollado, les recomiendo leerse: “Las venas abiertas de América Latina”.
A quienes consideran que la historia no puede ser olvidada, porque como se señala en este libro: “La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás” y creen que todavía es posible un mundo mejor, les recomiendo leerse: “Las venas abiertas de América Latina”.
El chiste del supuesto cubano, puede mover a risas, pero es condenable. No porque hayan pasado más de 500 años sino porque no es contra los europeos humildes, tan tercermundista como los que nacimos en esta parte del mundo, que debemos emprenderla. La lucha debe ser contra las oligarquías y el sistema que ellas representan.
Si Carlos Marx finalizó el “Manifiesto Comunista” con su llamado: ¡Proletarios de todos los países uníos!”. “Las Venas abiertas…” nos grita: ¡Latinoamericanos uníos!
*Miguel Crispín Sotomayor. Cuba. Reside en La Habana. Graduado de Ingeniero Agrónomo Pecuario en la Universidad de La Habana. Ha escrito los poemarios: “En la Distancia” (África 1978-80), “Fantasmas de Quijote” (2006) y “En la redondez del tiempo” (2008-09).También ha escrito cuentos, testimonios y artículos.
Colabora habitualmente con las revistas literarias digitales “Inventiva Social”, “Poemas en Añil”, “Misioletras”, “La Buhardilla”, “Territorio de Encuentros”, ”Con Voz Propia”, “La Máquina de escribir”, “La Iguana”, ”Mapuche”. “Revista Poeta”, “Novedades de la Cultura”, “Fragua Universal” y otras, editadas desde Argentina, así como “Letralia” (Venezuela); “Termita Caribe” (Colombia); “Comunidad Poética (Chile); “Letras Uruguay”; “Artesanía Literaria” (Israel), “Isla Negra” (Italia); “Palabra Diversas”, “Rincón de Poesía” y otras de España. Además, colabora con las publicaciones “Apia Virtual” y “Machetearte” de México. Poemas suyos han sido publicados en “La Jiribilla” de Cuba y en otras revistas y blogs de poetas de Argentina, Brasil, México, Perú, Colombia, Venezuela, España y EE.UU. Sus poemas han sido y son leídos ocasionalmente en programas radiales de tres emisoras argentinas, una de Perú, una de EE.UU. Y otra de Francia.
El 1ro. de enero del 2009 fue también publicado en Galicia su poemario “Fantasmas de Quijote” por la editorial Taller del Poeta (www.eltallerdelpoeta.com). El 20 de febrero del 2010 salió publicado por la Editorial Alebrijes, Argentina, su poemario “En la redondez del tiempo” (http://redondezdeltiempo.blogspot.com/) Es Miembro de la Red Mundial de Escritores en Español (REMES), de Poetas del Mundo y de la Sociedad Mundial de Poetas. Poeta Fundador del Primer Museo de la Poesía Manuscrita, San Luís, Argentina. Director del Movimiento Cultural del Proyecto de Contra información ArgosIs-Internacional en la Red…
POETA EN EL FRENTE DE BATALLA*
“Los muertos,
con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca”
Miguel Hernández
Va haciendo un siglo ya
de que viste la luz,
alicantino de Orihuela,
y aquí
mi generación no olvida aquella foto
granulada y sin semitonos
que te mostraba
imberbe como nosotros y arengando
a las tropas rebeldes
de la España republicana.
Cada vez que me inunda la culpa
de no garantizarle asepsia a mis versos,
cada vez que rindo mi pluma
a los pies de la humana lucha
viene a mi mente el muchacho
que en calabozo franquista
consumió sus mejores años.
Decíme si a tu modo no fuiste
el Paquito Urondo que soñó
con aquel tapado de armiño
a través de las rejas
(que, como todos sabemos,
son lo único irreal
porque lo real es la lucha)
Los latinos de este sur acostumbramos
llamarnos Íbero Gutiérrez
si somos orientales,
y Javier Heraud si somos peruanos
(veintinueve balas en el cuerpo
del joven poeta andino,
trece en el del bardo uruguayo)
Si somos nicas acostumbramos
llamarnos Leonel Rugama,
y si oriundos de un País Pulgarcito
en tal caso Roque Dalton.
Seminarista y combatiente el primero,
el segundo juerguista y revolucionario.
Poetas ambos.
A veces nos queman
si somos guatemaltecos
como a Otto René Castillo en
la Sierra de las Minas,
o nos acribillan en Ayacucho
como al hermano Edgardo Tello.
Liras del Hombre Nuevo.
Solemos ser Roberto Obregón,
El Aprendiz de Profeta capturado
por el ejército en la frontera
de El Salvador,
y es sabido que también caímos
con Ricardo Morales Avilés
en tierras de Sandino.
Contigo meditamos en la sombra
como Rony Lescouflair
y Jacques Viau - abatido a los 23 años -
en el Haití de Duvalier.
Como el tuyo fue este intento
de amar, pelear, sentar presencia
en un tiempo turbulento.
Y aún ante un siglo nuevo
sigue siendo Frank País
quien escribe nuestros textos
y el moncadista Raúl Gómez García
y no hay poder que trunque su vuelo
ni con el arma de la censura
ni con medio siglo de bloqueo.
Nunca se seque entonces
tanta sangre, tanta tinta
- compañero del alma, compañero -
dedicada a mejorar la vida.-
*de JORGE FALCONE. falconej@speedy.com.ar
Correo:
5º Encuentro Poético
Una jornada para el diálogo
Viernes 9 de abril de 2010, 19 horas
Con la participación de los siguientes poetas de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense:
Viviana Abnur – María Montserrat Bertrán – Carlos Carbone
Carlos Dariel – Santiago Espel – Eduardo Espósito -
Gabriela Verónica González – Walter Lannutti – Lía Miersch
Elizabeth Molver – Rolando Revagliatti – Mariano Shifman
y con los poetas
Susana Cabuchi (Córdoba)
Grupo Pan Comido (Córdoba)
Oscar A. Agú – Roberto Daniel Malatesta (Santa Fe)
César Cantoni – Gustavo Caso Rosendi – Norma Etcheverry
(La Plata)
Coordinación: Eduardo Dalter. Colaboración y
presentaciones: Rolando Revagliatti y Nidia Santa Cruz.
Saludos y reconocimientos a revistas y ciclos
-Viernes 9 de abril de 2010, 19 horas
Centro Cultural Raíces
Agrelo 3045 (entre General Urquiza y La Rioja)
Ciudad de Buenos Aires
*
Inventren Próxima estación: ANDANT.
Colaboraciones a inventivasocial@yahoo.com.ar
http://inventren.blogspot.com/
InventivaSocial
"Un invento argentino que se utiliza para escribir"
Plaza virtual de escritura
Para compartir escritos dirigirse a : inventivasocial(arroba)yahoo.com.ar
-por favor enviar en texto sin formato dentro del cuerpo del mail-
Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.
Blog: http://inventivasocial.blogspot.com/
Edición Mensual de Inventiva.
Para recibir mes a mes esta edición gratuita como boletín despachado por
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INVENTREN
Un viaje por vías y estaciones abandonadas de Argentina.
Para viajar gratuitamente enviar un mail en blanco a:
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viernes, marzo 26, 2010
Y NAVEGANDO, SIEMPRE NAVEGANDO, EN LAS VOCES DEL VIENTO...
-Ilustración de Ray Respall Rojas. (Cuba)
LOS BUSCADORES*
“…Me gustan las nubes… las nubes que pasan…
allá abajo… Las maravillosas nubes!”
CHARLES BAUDELAIRE
Ellos, los eternos buscadores.
No se conocen. Se presagian.
Acaso nunca el espejo de uno se refleje en el otro.
Comparten, día a día.
Una canción en una lengua extraña y conocida.
No saben las formas de cada calendario.
Banales. Sustanciales.
Como respira. Como gime.
De que color son sus jadeos
El sabor de sus manos.
El color de sus albas.
El olor de sus furias.
Como camina.
Adonde va cuando viene.
Llegan al límite que les permite el otro.
Son los buscadores.
El no lo sabe.
La casa que la habita, tiene grandes ventanales.
Enrejados de miedo.
Puertos. Secretos puertos.
Un cuadro de Dalí, almendros. Durazneros.
No sabe.
Que sorbe brumas y colecciona cajas.
Que tiene la manía –peligrosa- de ser niña.
Ella no lo sabe. Lo presiente.
Que por su casa han pasado golondrinas.
Cartas no leídas.
Qué colecciona vientos. Colibríes.
Que tiraría murallas y cercados.
Que toma té color amargo.
Que su mirada ríe o brama, antes que sus ojos.
Son los buscadores.
De la caricia nueva. De la unidad y el caos.
Comparten saudades, tormentas.
Retozos animales.
Rituales…ansias, golondrinas .Vuelo de golondrinas… lejanías
Juegos.
Peligrosos juegos.
Tiernos.
Salvajes, feroces, brutales, insensatos. Vitales.
Pasión encerrada en una almendra.
Navegan desnudos en la costa.
Empeñados en el temblor y el goce.
Nacen .Enfrentan juntos las tristísimas muertes.
Se buscan… se encuentran…se extrañan…se nostalgian.
¿Qué buscan estos locos, preguntan los membrillos de cielo?
Nubes. Solo queremos nubes.
*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar
-San Luis- Argentina.
Y NAVEGANDO, SIEMPRE NAVEGANDO, EN LAS VOCES DEL VIENTO...
*
El río me habla en silencio.
Sentado en una de sus orillas lo miro pasar hasta escucharlo.
Cuando uno cree que nada
ocurre es cuando ocurre.
Algo
chapoteó en el agua. No una, sino varias veces. Sólo veo las burbujas del
coletazo del pez. Y supongo al pez.
Un banco de camalotes se mueve lentamente, frenado por la brisa contraria a la corriente
del agua. Y supongo su viaje acuático, sus depredadores, sus habitantes minúsculos, su lejana procedencia.
Los teros,
en bandada anidando en los islotes, algo anuncian porque sus gritos de alerta y sus vuelos rasantes así acusan. Tal vez, supongo, algún pescador o mero habitante de los islotes se esté moviendo.
El cielo
espejado en el río mueve nubes con sus manos de viento, habitado por algunos pájaros que van y vienen hacia lo ignoto de mí.
Las pequeñas
hierbas costeras me muestran su vientre de sombra verde y el caudal incontable de pequeños seres que las habitan.
A mis espaldas, un arcón de arena registra pisadas y voces que lo transitan. Todo lentamente fluye. También yo, sumergido en ese fluir, me dejo mecer sin resistencia. Solo contemplo y anoto.
*de Oscar Cacho Agú. cachoagu@yahoo.com.ar
ESPEJO ROTO*
Aproximación al Haiku
La ciudad ruge,
Es un espejo roto,
La indignidad.
Veo mariposas
Dejando su capullo
Para volar.
Emigran, se van,
Rompen las consignas,
No son esclavas.
Yo no las sigo,
Enfrentaré al amo
Con mi espada.
*de Emilse Zorzut. zurmy@yahoo.com.ar
Una conversación*
Kafka pareció sorprenderse un poco al verme.
- Creí que seguías vivo - dijo sin preámbulos. El tuteo le salió natural, como si ya nos conociéramos de antes, como si, en cualquier otro lugar o tiempo, tal vez posibles pero inequívocamente teñidos por un aura de irrealidad, hubiésemos sido amigos.
- Anoche, al acostarme, lo estaba - respondí sin mucha convicción - Así lo creo, al menos. Como sabes, no es tan fácil fijar con precisión los límites entre un estado y otro.
Se quedó pensativo unos instantes. Luego sonrió levemente antes de volver a hablar:
- Probablemente estás durmiendo y esto no es más que un sueño.
- Esa me parece la explicación más lógica. - concedí. Él sabía o sospechaba que no era eso: sólo trataba de ser amable, permitiéndome a la vez tener algo más de tiempo para adaptarme a mi nueva circunstancia. Pensé que ese gesto exigía de mí una respuesta un poco más extensa - Sin embargo, tampoco me atrevería a asegurar que sea yo el que sueña. Como ambos sabemos, en este mundo gelatinoso el cálculo de probabilidades no existe y nada es más cierto que su opuesto. Acaso en realidad (si es que hay realidad) se trate de tu sueño y no del mío.
- Podría ser... Aunque no recuerdo muy bien dónde leí, o escuché, que los muertos no soñamos, luego si es sueño ha de ser por fuerza tuyo, salvo que haya un tercero en todo esto y ambos no seamos más que meras formas que su delirio ha creado por motivos que jamás nos serán revelados. Imágenes, sonidos, sombras que danzan en la imaginación de un desconocido, sin esencia propia. Simples figurantes en un teatro que nos es ajeno.
- Esa descripción se asemeja bastante a lo que llamamos vida.
- Cierto. Y no obstante...
Ambos callamos durante unos segundos. Me miró sin sonreír, esperando mis palabras. Como si todo estuviese ya escrito desde mucho tiempo antes. Dije:
- De cualquier modo, sea sueño o no lo sea, y en el primer caso, sea uno u otro el soñador, hay dos cosas que siempre quise decirte y éste me parece el mejor momento para hacerlo. No sé si habrá otro. Quizá, después de todo, el que está soñando sea un dios sin suerte, un dios anónimo que ve llegar su hora postrera y que, como un último acto generoso, a modo de despedida, ha querido concederme este instante y estas palabras.
- Habla pues. Te escucho.
- Lo primero que he de decir es que yo, que te he leído, sé cuál fue realmente el motivo por el que ordenaste quemar tus textos. Mucho se ha escrito sobre ello, pero creo que nadie hasta ahora ha mencionado lo esencial. Puesto que ambos sabemos de qué estoy hablando y no hay aquí nadie más a quien pudiera interesar éste, nuestro pequeño secreto, me parece innecesario dedicarle una palabra más.- Hice una breve pausa, quizá algo teatral, para observar la reacción de mi interlocutor. Kafka enrojeció levemente. Después se encogió de hombros y, adoptando una pose un tanto patriarcal, dijo:
- No hay escritor que no crea saberlo. Incluso la mayoría de los lectores silenciosos. Cada uno tiene su opinión, todas igualmente respetables. Alguna de ellas, sin duda, se acercará más o menos a la verdad, lo cual tampoco importa; si lo miramos bien, verdad y mentira pueden ser sinónimos, sólo la perspectiva del que contempla o escucha o lee cambia. Pero siento curiosidad: ¿Qué es lo otro que deseas decirme?
- Lo segundo es que, gracias a tus obras no quemadas, pude finalmente hacer caso al impulso que desde niño me había estado empujando a escribir. No es probable que alguna vez sepamos si esto fue algo positivo para mí o, por el contrario, una más de las causas de mi desgracia, pero en uno u otro caso, así sucedió, y por ello, ahora que tengo la oportunidad de hacerlo, te doy las gracias.
- Agradécele a Max. Como ya sabes, yo había condenado a la hoguera hasta la última línea. Pero no comprendo del todo bien el motivo de tu agradecimiento. Por un lado, me parece que escribir no es algo que te haga demasiado feliz; por otro, tú mismo acabas de decir que acaso el hecho de haberte decidido a emprender ese camino pueda estar ligado a tu propia desdicha.
- Tienes razón. Escribir no es algo que me cause una especial satisfacción. Si bien tampoco puede decirse que me resulte detestable, en ocasiones llega a molestarme un poco tener que hacerlo. Tú sabes a qué me refiero. Me alegra poder hablar de todo esto contigo, porque a casi todo el mundo le resulta extraña, incluso incoherente, la idea de que un escritor pueda no disfrutar con lo que hace. Para la mayoría, esto debería ser una especie de juego o distracción.
- Es comprensible. Sin duda, ellos no han padecido las pesadillas, la obsesión por transformar lo indefinible en términos concretos, el irrefrenable impulso de completar aquello que, aunque no lo sepamos, es, en esencia, incompleto…
Durante un larguísimo instante escuché. Ni el más leve sonido perturbaba nuestra charla. Luego respondí:
- Y sin embargo, aunque intuyamos que hay vacíos que no se pueden llenar, no queda otra opción que seguir en el empeño.
- El camino en sí será suficiente... Creo que tú mismo dijiste eso o algo parecido alguna vez, en un poema.
- Es posible. Ya no me acuerdo.- Hice un gesto vago con la mano abierta. - Palabras escritas, reflejo de palabras leídas u oídas, reflejo al cabo. No tiene importancia... Pero me alegra que lo hayas leído.
- En realidad ya no recuerdo si lo leí yo mismo o alguien me habló de él. Como puedes imaginar, aquí todo resulta un poco confuso. En especial, los nombres. De hecho, no conozco el tuyo. - Hizo un leve gesto de impaciencia.- Pero no hace falta que te molestes en pronunciarlo; lo olvidaría en pocos segundos. Importan las obras, los nombres son tan sólo una más de las muchas máscaras que solemos usar en nuestro deambular por el mundo. Aquí carecen de importancia.
- El tuyo, no obstante, ha perdurado. Incluso ha dado para acuñar un término -kafkiano- que mucha gente utiliza sin el menor reparo -y en muchos casos de forma arbitraria- aun desconociendo por completo tu obra.
- Mero accidente. Reflejo de la superficialidad que gobierna las cosas del mundo de los vivos. Más acentuada en tu época que en la mía, según he podido escuchar por ahí.
- Creo que así es. El culto a la apariencia nos ha llevado a valorar la forma y olvidarnos casi por completo de lo importante. Somos, en esencia, lo que aparentamos ser. Lo demás es abstracción, algo que no goza de la simpatía general.
Después de un corto silencio, Kafka preguntó:
- ¿Cuál sería entonces la razón que te impulsa a escribir contra viento y arena, según tu propio testimonio?
Uno nunca está preparado para una pregunta como ésta, pero por alguna razón, no me incomodó. La respuesta surgió de forma natural, sin siquiera pensar lo que estaba diciendo.
- No es fácil saberlo con certeza. Yo mismo me lo he preguntado muchas veces y no me atrevo a afirmar que conozca la respuesta. Podría inventar algunas explicaciones más o menos verosímiles, pero ninguna de ellas sería del todo cierta; como mucho servirían, quizá, para mitigar la incomodidad de algunos lectores y disimular vagamente la impenetrable verdad. Sólo puedo decir que, mientras escribo, hay momentos en que estoy fuera del tiempo. Mientras eso dura, presiento que soy inmortal, invulnerable. Aunque entonces se viniese todo abajo, el verso que acabo de terminar es único y es mío, y yo suyo. Sólo por un instante, algo trasciende, va más allá del mero devenir inconsistente de esta parodia que habito o que me habita; por un instante, o una mera fracción del mismo, hay un resplandor. El mundo, durante esa millonésima de segundo, parece tener un sentido. Ahora mismo...
- ¿Ahora? ¿Estás, pues, escribiendo en este momento?
- En este sueño, si sueño es, escribo que tiene lugar esta conversación. Tal vez en otro seas tú quien dialoga con el fantasma de un oscuro autor no nacido. Si hay alguien más, tal vez sea ese alguien quien finalmente cuente que tú y yo, en un tiempo inconcebible, brindamos en algún lóbrego bar de una ciudad que ninguno de los dos conoció en vida.
- Sea como dices, pero ahora ¡despierta! Está amaneciendo.
*de Sergio Borao Llop.
http://sbllop.blogia.com
http://www.aragonesasi.com/sergio
http://es.groups.yahoo.com/group/Camino-Al-Andar/
Ausencia*
*Por Federico Tabares. arqftabares@gmail.com
Francisco está por ahí, dando vueltas, hinchando con la guitarra que le regalamos para Navidad, pateando una pelota adentro de la casa, con el peligro de que un rebote salga para el lado equivocado y rompa un adorno o un vidrio. A veces no se lo escucha, está arriba, en una especie de altillo transformado en tugurio mugriento al que llamé "estudio" y terminó siendo depósito y el lugar de la compu. Está jugando a los "jueguitos", navegando por la red o consultando su correo electrónico al que nunca le llega nada importante ya que sus obligaciones no van más allá de cursar el segundo grado de la escuela primaria.
Francisco es un poco más grande que lo que yo era en marzo del 76, un año y algo más. No creo haber sido yo muy distinto a él... Inquieto, hinchapelotas, ingenuo. Él pregunta, quiere saber, claro; en casa hablamos, opinamos y sobre todo puteamos. Él sabe, porque le hemos dicho, pero no sé si entiende; creo que no mucho. Yo tampoco creo haber entendido lo que pasaba en ese momento y mucho menos lo que iba a pasar casi un año después, aquel día de Reyes cuando se llevaron a César, el abuelo de Francisco.
Francisco tiene un padre de casi 40 años, el que esto escribe.
Francisco cree que soy Dios... pobre hijo. Yo seguro pensaba de la misma forma en mi papá. Pero me pusieron los pies sobre la tierra, de prepo y al mismo tiempo en que mi Dios caía asesinado sobre esa misma tierra.
Francisco pregunta, algo entiende, de a poco un poco más; pero claro, en casa se habla y mucho, se explica y se cuenta a todo el que quiera o no escuchar.
Fran sigue por ahí, cada tanto me llama "¡Paapáaa!" como me hubiera gustado poder llamarte, viejo; pero así las cosas. No callar es la forma que encuentro de estar llamándote siempre.
Francisco está aprendiendo la historia reciente de su familia y la de su país en un momento que yo nunca creí vivir. Porque ya no sólo son nuestras palabras, que se suman a la larga lucha de quienes han sostenido la memoria por muchos años; está, además, la voluntad política del Estado de poner claro sobre oscuro y juzgar a los responsables del genocidio más grande de nuestra argentina del siglo XX.
Más voces como la mía, más Franciscos que sepan, más gente que entienda y comprenda, para que NUNCA MAS tengamos que vivir -hijas, hijos; madres, padres; esposas, esposos- la ausencia, para que NUNCA MAS vacíen de conciencia al pueblo y así logren vaciar nuestra Nación.
*Hijo de César Tabares, militante peronista que fue director del penal de Coronda y está desaparecido desde enero de 1977.
-Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-22853-2010-03-24.html
POEMA PARA NO
OLVIDAR*
Hay treinta mil
razones, que no son pocas,
ahumando el
tiempo y el fin de siglo.
¡¿qué digo?!
Treinta mil. Sólo son las más cercanas.
Las más
nombradas por las flores
confirmadas cada
mañana en el barbijo del sol
y navegando,
siempre navegando, en las voces del viento.
Nombres que
siembran despertando historias
donde el dolor
es simiente y la ausencia
una brasa
ardiendo corazón adentro.
*de Oscar Cacho Agú. cachoagu@yahoo.com.ar
Conversación de otoño*
Fuera de él, pero en mi cuerpo
late
su pequeño
vivir y morir sus nervaduras
la hoja que transitó verde este verano
y saluda ahora a su otoño
y no cuestiona.
Sangre y savia: ríos interiores
cruces de espacios, tiempos y lenguajes
para decirle mundo al mundo
para habitarlo
casa.
Se filtra luz en la espesura.
Se adivinan sombras en sus juegos
Descalzos indagan texturas y colores
los pasos de la muerte y de la vida.
*de Verónica Capellino veroaleph@hotmail.com
- otoño de 2010
Que no se te olvide...*
Que no te pase inadvertido
Que no te gane el hábito, la costumbre
La inercia, el ya paso…
Que no se arraigue en la costumbre
Que no te resulte natural escuchar que fue una guerra.
Que no lo aceptes.
Que no la fue.
Que no te parezca ajeno, ni lejano
Que no se te pierda
En los tortuosos laberintos de palabras vacías
El sentido profundo
del por que marchamos
cada 24 de marzo
y somos pañuelos blancos
multiplicados en la calle.
Que no se te olviden
esos rostros de las pancartas
Que no dejes de preguntar
Que no te conformes con argumentos triviales
Que no se te olviden los nombres
Porque son mas de treinta mil
las historias por escribir.
Que no se te olviden sus banderas
Que aún están caídas y esperándote
*de Marta Goddio. martagt46@yahoo.com.ar
-24-03-10
*
La memoria de ese marzo terrible de 1976. Un marzo que resignificó una palabra del idioma castellano, hasta hacerla argentina, que se dice así en otros idiomas "desaparecido”. Los genios hacen aparecer a instancias del deseo, las historias se arman con el eros, que une. Los desaparecedores están del lado de la muerte. Para no darles ninguna victoria tenemos que actuar como "aparecedores" de palabras. Guardarlas en el bosque de la memoria. Hacer florecer la memoria como un jardín, que cree redes que nos protejan del olvido y el vacío. Flores rojas como esa sangre que no cesa de inscribirse porque no pudo ser sepultada y es presente continuo. Hojas verdes como la esperanza del Nunca más.
*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar
( Dicen los guaraníes: "El hombre es palabra que camina" )
*
Queridas amigas, apreciados amigos:
Este domingo 28 de marzo del 2010 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor mexicano Julio Estrada. Las poesías que leeremos pertenecen a Eva Durán (Colombia) y la música de fondo será de Llaqtamasi (Andes). ¡Les deseamos una feliz audición!
ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at (Link: MP3 Live-Stream).
Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!! (Recomendamos usar http://24timezones.com/ para conocer las diferencias horarias).
REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Freundliche Grüße / Cordial saludo!
YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com
Schießstattstr. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel.: 0043 662 825067
*
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domingo, marzo 21, 2010
TODO ES PRODUCTO DE UN SUCESO EXTRAÑO...
*Ilustración de Ray Respall Rojas. (Cuba)
Pinochos*
Sin previo aviso, con una estrategia de marketing perfectamente programada el lunes 28 de octubre empezaron a aparecer Pinochos en las principales tiendas de juguetes de todo el mundo. Eran una réplicas perfectas del famoso muñeco de madera y su aparición en el mercado fue impactante e inesperada.
El éxito fue demoledor y en menos de tres días se agotaron la existencias. La operación se repitió al cabo de dos semanas con idénticos resultados y fue entonces cuando el Registro de Patentes y Marcas intentó retirar del mercado los muñecos aduciendo que eran réplicas de baja calidad. Pero, una vez verificada la manufactura del juguete tuvieron que volver a ponerlo en el mercado incapaces de poder diferenciar las copias del original. ¡Todos eran originales!
Iniciaron una investigación para averiguar la procedencia, y aunque pudieron identificar la fábrica en el sur de Taiwán, fueron incapaces de descubrir la procedencia de la materia prima, parte esencial en la fabricación de Pinocho.
No fue hasta que recabaron los servicios del célebre botánico S. Plumkier que hallaron la pista. La madera procedía del Sahara. De los inmensos bosques del Sahara. Trasladados allí pudieron constatar que cada uno de los árboles del bosque había sido plantado por el padre de Pinocho, y todos tenían su Copyright grabado en la tercera rama de la izquierda con la inscripción "Gepetto"®.
No pudieron detener la producción que fue incrementándose de tal manera que acabó con los bosques convirtiendo aquella zona verde, de naturaleza exuberante, en el desierto que es en la actualidad.
*de Joan Mateu. joan@cimat.es
TODO ES PRODUCTO DE UN SUCESO EXTRAÑO...
Teoría de la llegada cósmica de las moléculas orgánicas*
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Dedicado a V: por ser una letra más,
por estar después de la U
y por estar antes de la W:
Gracias.
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Aquella mañana
Me fui a matar hormigas
Debajo de un árbol,
En esa fecha en que la gente
Celebra el día de
“San Nadie”
(un gran santo, se dice)
Llegaste
En momentos en que quizá
No debías de haber llegado.
Tu sonrisa y el juego de tus manos
Desataron una mezcla extraña
Entre el viento y el agua.
De todos esos días
Consagrados a algún santo,
Escogiste ése para aparecer...
Mientras que en todos lados
La gente leía
Lo que uno está obligado a decir
En aquel día importante:
“Lo cierto es que
A nadie debiera irle mal en esta vida.
Y más cierto es
Que ésto a veces no es verdad”
Esa noche miré contigo
Por un instante las estrellas.
Luego dijimos algo,
Y nos olvidarnos de ellas.
Pero sigo insistiendo:
¿Por qué has llegado en aquel día?
¿Por qué en el día
En el que la gente celebra a San Nadie,
Un gran santo, según se dice?
Los grandes santos
Duermen en la basura,
Se tiran en los vidrios
Que han perdido hasta su brillo
Pero sobre todo:
Se llevan tu risa escondida
Entre su cabello sucio,
Logrando tener con qué entretenerse en las noches
Mientras yo repito mis oraciones,
E intento volver a soñar contigo.
*Nota importante del autor: El árbol que aquí se menciona, nunca existió. Tampoco las hormigas (ni las vivas ni las muertas), y mucho menos el día de San Nadie. Del mismo modo que no existe el viento ni el agua, ni sus mezclas extrañas; tampoco han existido las estrellas, ni los ojos de alguien que juega con sus manos... Ni las manos que escribieron ésto, ni el autor, y estas líneas jamás han sido en verdad leídas. Todo es producto de un suceso extraño, que se lo debemos a San Nadie; quien desde hace tiempo perdió todo el cabello.
*de hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com
EDUARDO RINESI: POLITOLOGO Y FILOSOFO
"La caricatura es ideal para pensar la política: revela lo que no veíamos"
La verdad de una persona o una sociedad puede surgir en una mirada instantánea. El dibujo, la comedia o la tragedia captan rasgos que, como puntas de iceberg, descubren identidad.
*Claudio Martyniuk. cmartyniuk@clarin.com
A través de relatos, la humanidad se ha ido contando, adquiriendo capas de conciencia, expresando inquietudes, sembrando perplejidades. La tragedia y la comedia, ese legado de la antigüedad griega, más los dramas modernos, aportan imágenes develadoras, muchas veces a través de la exageración y la caricaturización. En la perspectiva de Eduardo Rinesi, esas narraciones clásicas muestran los límites, las tensiones y las paradojas de la política.
Usted valoriza siempre la caricatura. ¿Acaso porque tiene una penetración mayor que una descripción exhaustiva?
Caricatura es un modo simpático de decir lo que Max Weber llamaba "tipo ideal". Al fin y al cabo, un tipo ideal es una caricatura, una hipertrofia, una exageración de algunos rasgos especialmente destacados del objeto del que se quiere dar cuenta, que es algo que la descripción naturalista se prohíbe hacer, porque busca describir al mundo tal como es. La caricatura tiene otros valores, mucho más sutiles.
¿Cuáles?
La caricatura tiene la capacidad de tomar distancia para destacar rasgos del objeto. Es ideal para pensar la política, por ejemplo, porque revela lo que no veíamos. El filósofo húngaro György Lukács, tomando la gran novela francesa del XIX, lo ejemplifica con Zola, progresista en lo político pero conservador en lo literario, ya que se limitaba a copiar el mundo. Y eso tiene dos problemas. El primero es ¿para qué describir a una prostituta tal como es, si para eso ya está ella? El segundo es que el mundo se nos presenta a través de formas ideológicas. Si uno quiere tener una mirada crítica del mundo, no debería plegarse a descripciones naturalistas. Balzac, que era un conservador irritante en lo político, fue un revolucionario en lo literario, porque no se propuso copiar el mundo, sino verlo con mucha más precisión, revelarlo.
¿Podría concebirse a la comedia y la tragedia como caricaturas de la existencia social?
Sí, porque la comedia como forma tiene algo de exageración o de hipertrofia. Caricaturiza al mundo que efectivamente es. El mundo no es tan cómico como las comedias lo pintan, así como tampoco es tan trágico como las tragedias lo representan. Pero en esa exageración de la comedia y la tragedia se capta el mundo. Porque las caricaturas iluminan, revelan la realidad. La tragedia capta aquellas situaciones en las que los dioses se imponen a los hombres o -si esto resulta un poco teológico- en que los muertos se imponen a los vivos o los padres a los hijos o los viejos a los jóvenes. La comedia capta aquellas situaciones en las que, al revés, los hombres se imponen a los dioses, o la virtud a la fortuna o los jóvenes a los viejos o los vivos a los muertos. Nuestra vida cotidiana, como sujetos y como pueblos, transita en medio de esas dos situaciones. Y en ese sentido, en la tragedia y en la comedia, como en la caricatura, hay instrumentos conceptuales, herramientas útiles para pensar y entender la política, no porque la política tenga exactamente esas formas, sino porque esas formas -esas exageraciones- muestran los límites y posibilidades de la política.
¿Qué relación -trágica o cómica- hay entre la política -que invoca a la comunidad- y la soledad?
Los clásicos de la teoría política pensaron en la figura del hombre solo -Hobbes, Locke- como aquel contra el cual, a través del contrato, se logra forjar la vida en común. La soledad sería una especie de prehistoria de la vida colectiva. Y, sobre todo, la figura del hombre solo es una versión extrema, caricaturesca del individuo del liberalismo político moderno.
En El mercader de Venecia, de Shakespeare, ¿Shylock, el usurero judío, no vive el drama político de la imposición de la soledad? ¿Encarna lo que vive una persona estigmatizada como canalla?
Claro. El Shylock shakespeareano es una caricatura, una figura que expresa de manera tremenda, en el final de la pieza, la pérdida de todo: ha perdido la pequeña comunidad que formaba con su hija; ha perdido la comunidad religiosa que formaba con el resto de los miembros de la comunidad judía de Venecia. Lo ha perdido todo y se ha quedado radicalmente solo. El hombre solo es una posibilidad siempre latente del orden político. Todo orden político se constituye dejando de lado a algunos, o amenazando a ciertos sujetos sin ningún anclaje comunitario. Esta es la situación que Shylock, encarna en El mercader de Venecia. La soledad aparece como destino posible y tremendo del expulsado de toda comunidad.
Así no se podría leer esa obra como una comedia.
Claro, a pesar de que Shakespeare la tituló La cómica historia del mercader de Venecia. La vistió de todos los atributos formales de las comedias, pero al mismo tiempo hizo una cosa extraordinaria: al personaje que tiene que cumplir el papel de puching ball, del que nos tenemos que reír y con cuyas desgracias tenemos que gozar para que la comedia funcione como tal, le dio una densidad subjetiva y una fuerza moral tan grande que, si podemos comprometernos un poco con ese personaje, se nos hace muy difícil aceptar la convención de que eso es una comedia.
¿Pasa algo así en el cine de Woody Allen? Pienso en el desgarro de algunos de los protagonistas de sus presuntas comedias.
Ese desgarro surge de una exageración, de una caricatura que revela la verdad del personaje. La relación entre comedia y tragedia es uno de los ejes de la obra de Woody Allen. A veces lo tematizó explícitamente, como en Melinda y Melinda. Poderosa Afrodita es una típica tragedia griega convertida en una comedia neoyorquina. Crímenes y Pecados es una tragedia tremenda que retoma la relación entre tragedia y comedia.
¿Qué diferencias hay entre el drama moderno y el legado griego de la tragedia y la comedia?
Los antiguos griegos jamás confundían los dos géneros. Nadie podría confundir una tragedia de Eurípides con una comedia de Aristófanes. Si bien, por supuesto, la comedia dialoga con la tragedia, son construcciones diferentes, con recursos y tipos de personajes diferentes. De Shakespeare en adelante se confunden esos dos géneros y se produce uno nuevo donde a veces el espectador -o el lector- tiene que preguntarse, como nos pasa con El mercader de Venecia, qué es lo que está viendo. No hay ninguna pieza de Shakespeare, ni siquiera las más catastróficamente trágicas, que no tengan elementos cómicos. Y otra diferencia es que en el teatro moderno aparece el problema de la subjetividad, que no estaba en el antiguo. Si en la tragedia antigua hay un conflicto fundamental, ese conflicto es siempre una pugna objetiva entre dioses enfrentados. No es un conflicto que tenga lugar en el interior del alma atormentada de un sujeto. Lo que nos resulta conmovedor de Antígona o de Creonte es que son igualmente conmovedores porque son de una sola pieza; lo que los vuelve impresionantes es su no duda hamletiana. Ninguno duda, cada uno sabe lo que tiene que hacer, y lo hace. Mientras que lo que aparece en el Renacimiento, tanto en la teoría política como en la filosofía y el drama, es la idea de que el sujeto tiene una mayor densidad moral y psicológica, y ya la lucha entre dioses enfrentados no tiene lugar en el Olimpo sino en el alma atormentada, como por ejemplo Hamlet.
¿Y lo bufonesco, esa caricatura tan presente en Shakespeare, qué función cumple?
Una función clásica del bufón es la de decir verdades. Los bufones provenían del teatro medieval callejero; eran los que con un humor rústico entretenían al público entre acto y acto. Después venían los personajes heroicos. Shakespeare pensó que eran muy buenos para estar sólo entre actos y les dio un lugar en las piezas. Creó escenas y personajes bufonescos, incluso en las obras más serias: arma pedacitos de piezas, pasos de comedia en medio de sus tragedias más tremebundas. Hay que atender cuando Shakespeare parece hablar en broma, como en la escena de los sepultureros en Hamlet, donde se explica la diferencia entre ir al agua y ahogarse, y que el agua venga hacia uno y lo ahogue, lo cual habla de la relación entre el hombre y las fuerzas que no controla.
¿A veces la traducción traiciona esos grande relatos del pasado?
Las troyanas de Eurípides brinda un ejemplo. Hay una versión intencionadamente traidora, que es la de Sartre, que pone el tema de Las troyanas en el contexto de las guerras imperialistas y de los movimientos anticoloniales de los años 60. Entonces, detrás del texto de Eurípides resuenan Vietnam y Argelia. Uno podría pensar que un texto clásico consigue hablarle a nuestro presente y conmovernos, y que está muy bien adaptar, incluso traicionar un cachito, pero Sartre le quita a Eurípides algo fundamental, que es su dimensión de lamento sobre la condición humana para ponerlo en una clave militante. El de Eurípides es un gran texto pacifista y Sartre hace de él un alegato tercermundista. En 2005 se presentó una puesta argentina de la versión de Sartre dirigida por Rubén Szuchmacher. En lugar de la Troya ardiente había pantallas de televisión con imágenes de la guerra del Golfo, griegos vestidos de militares argentinos y troyanas que se convierten en las Madres de Plaza de Mayo. Era muy inverosímil, pero también potente y conmovedor. La reciente Medea de Cristina Banegas logró emocionar sobre la base de no hacer ninguna concesión a la contemporaneidad. Puso entre paréntesis el contexto y muestra, 2.500 años después, que el texto sigue perturbando. Son dos ejemplos opuestos. No hay recetas definitivas sobre traducciones y adaptaciones.
Copyright Clarín, 2010.
La historia se narra en todos los géneros
Para Rinesi, "no es adecuado pensar que existen dos géneros: la teoría, que habla de las cosas serias, objetivas, y la ficción, que es a lo que nos dedicamos en los ratos libres. Cuando uno lee la gran teoría política encuentra elementos literarios muy potentes en el interior mismo de su propia trama. La figura del contrato social, ¿qué es si no una gran construcción ficcional de los filósofos clásicos? La teoría contiene esa contaminación literaria desde el comienzo. Y me parece ingenua e inadecuada una teoría ciega y sorda a cualquier compromiso con los grandes géneros y estilos en los que, al fin y al cabo, la humanidad se viene contando su propia historia desde hace varios milenios. La teoría política puede y debe dialogar con estas grandes formas de la narración humana como lo hace siempre en sus mejores versiones. La teoría vale la pena cuando puede pensar esos grandes núcleos constitutivos de lo humano que son míticos, religiosos, legendarios. En sus grandes formulaciones, la ciencia social siempre pudo dialogar con esas formas de relato y debe seguir haciéndolo. Lo peor que le podría pasar a la teoría es cerrarse sobre sí misma, ya que ello la empobrece."
Textuales
"Comedia, drama, caricatura, esas formas -esas exageraciones- muestran los límites y posibilidades de la política"
"Si uno quiere tener una mirada crítica del mundo, no debería plegarse a descripciones naturalistas. Balzac no se propuso copiar el mundo, sino verlo con más precisión"
"Sartre traiciona. Quita a "Las troyanas" de Eurípides algo fundamental -su dimensión de lamento por la condición humana- y lo pone en clave militante"
Señas particulares
Nacionalidad: argentino
Actividad: Profesor de la fac. de cs. sociales (uba) y del colegio nacional de buenos aires.
Dirige el Inst. del Desarrollo Humano (Univ. de Gral. Sarmiento). Autor de Las máscaras de Jano. Notas sobre el drama de la historia.
*Fuente: Clarín.
http://www.clarin.com/suplementos/zona/2010/03/21/z-02163832.htm
Los fragmentos del Minotauro*
*Por Gary Vila Ortiz
Ya he conocido todos los encierros, desde el comienzo, desde que mi padre dejó el espermatozoide que me formó en el interior de mi madre, bella, lasciva, insaciable, en cierto modo poeta. Ya estaba solo y sin embargo decidieron encerrarme en el laberinto, algo que consideraron nuevo pero ya estaba inventado. ¿Por qué esa decisión? ¿Para ocultar lo que ellos consideraban un monstruo o para disimular la enferma lujuria de la reina?
He conocido todos los incendios. Caminé entre las llamas. ¿Estaba condenado a ser un personaje de ficción? ¿O estaba condenado a la inmortalidad? Ariadna me amaba, pero no pude conocer su fuego, las llamaradas de saliva de su lengüa. Las lengüas de fuego de sus manos.
Las paredes de la casa del Asterión, que inventó alguien que sí había inventado sus propios laberintos, contienen sus escritos y algunas palabras mías que fueron dictadas durante mis pesadillas.
¿Tienen pesadillas los Minotauros? ¿Tienen deseos los Minotauros? Para mi padre tener su miembro dentro de mi madre era un hecho natural. Para mi madre sentirlo en su interior era como conocer algunas historias que aún no habían ocurrido. Fui yo el que tuvo que vivirlas por ella y acaso también por mi padre.
Ignoro cómo soy. El poeta enamorado de Beatriz lo imaginó con el cuerpo de un toro y la cabeza de un hombre. Alguien, con el cuerpo de un hombre y la cabeza de un toro. Otro como un toro, pero con los sentimientos de un hombre que no son exactamente iguales a los de un toro que es un hombre y un toro al mismo tiempo.
Nadie ha imaginado, creo, un Minotauro hembra. Por lo cual no puedo copular y mis deseos se transforman en un dolor intenso. Están las sirenas, pero ellas no me gustan. Ni ellas ni sus cantos.
Todos conocen o creen conocer que yo nací de los amores de la reina de Creta, Pasifae, con un toro blanco que Poseidón hizo salir del mar. Eso es verdad, pero es una calumnia que tengo preferencia por la carne humana. Anualmente el Rey imposible de terminar con sus celos por la actitud de su mujer, me hacía dar siete mancebos y siete doncellas a quienes yo no tocaba. Finalmente ellos copulaban entre sí y me permitían observarlos mientras lo hacían.
Un minotauro por su misma esencia no puede ser caníbal. Tampoco cruel. Somos libertinos por naturaleza. Pero no podemos serlo por la misma naturaleza.
¿De qué me alimentaba? Del musgo que crecía sin pausa en las paredes del laberinto y de algunas flores que ignoro cómo llamarlas. ¿Qué fue pasando con la acumulación de esas siete doncellas y siete mancebos durante los años que fueron pasando, que creo que fueron setenta veces siete? Ignoro si algunos encontraron una salida, que se que la hay, pero que nunca busqué. También es probable que estén en alguna parte del laberinto que yo no conozco pero en la cual existen manuscritos, extraños artefactos que marcan el paso del tiempo y alimentos diferentes al musgo. Deben haber envejecido, de la misma forma que yo creo envejecer, y deben haber conocido el reino de la muerte, pero no puedo asegurarlo.
La historia considera a Teseo un héroe porque aparentemente fue el que me mató. Lo hizo con la ayuda de Ariadna. Dicen que no me defendí; lo hice por Ariadna que me deseaba con la misma intensidad que mi madre deseó ser poseída por el toro blanco. Pero yo decidí pensar que debía morir y simulé mi muerte. Era fácil con Teseo, que después demostró que él también era un monstruo con sus actitudes, pero un monstruo un tanto idiota.
Un señor que me hizo célebre en un cuadro que llamó "Guernica", tiene un dibujo que lamentablemente no soy yo sino algún hermano que desconozco. Es un Minotauro con una virgen. Los grises y los blancos de los trazos evidencia que la virgen gozaba tanto como el minotauro.
Me hubiera gustado que ese fuese un reflejo de mis angustias, de mis dolores, de ver como alguien de mi especie puede llegar a estar con una virgen. A partir de que conocí ese dibujo, comencé a buscar esa posibilidad de encontrar una virgen que sintiera algún atractivo por mí. Así recorrí por la noche callejuelas oscuras de muchas ciudades. Encontré mujeres dispuestas a aceptarme tal cual soy y entregarse a mis deseos. Pero todas ellas son llamadas prostitutas. Era necesario tener algo que yo no tenía: dinero. Me parecía humillante que yo debiera pagarles. No sé bien qué es eso que se llama amor, pero creo que no debo llamar así lo que sintió mi madre por el toro blanco que fue mi padre. Además, ¿soy blanco en realidad?
Se sabe que no me miro en los espejos. Antes no podía, en el laberinto donde vivía no había espejo algunos en sus largas galerías. Pasado el tiempo, en mi deambular nocturno, los espejos comenzaron a obsesionarme. Hasta ese momento los espejos eran los ojos de los otros que me miraban y me hacían comprender lo que sentían al verme.
Pero hasta hoy los espejos me han sido vedados. Me encuentre donde me encuentre y en muchas ocasiones no sé bien dónde estoy, no hay espejos, nada puede multiplicarse en ellos.
Esto de los espejos me recordó algo que estaba anotado en una de las galerías de mi primer hogar. Allí se decía que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres. En otra pared de otras de las galerías había una nueva cita donde se decía, en otro idioma, que uno de los gnósticos de Uqbar pensaba que el visible universo era una ilusión, un sofisma, por lo cual mirrors and fatherhood are hateful porque lo multiplican y lo divulgan.
Yo, el Minotauro, lamentablemente creo en la realidad por insoportable que esa realidad sea. Creo en el laberinto. Creo que todas esas ciudades que he recorrido son un laberinto. Recuerdo algunos nombres: Budapest, Marsella, Londres, Barcelona, Chicago, Alejandría, Dublin, Bombay, son laberintos terribles, a veces bellos, pero siempre terribles como suele ser la belleza. Es por eso y por razones que no puedo explicar, que he buscado una ciudad mucho menos conocida que encierra laberintos de los cuales no se puede salir. Se llama Rosario, en ella paso desapercibido. Sin embargo, la ciudad no se encuentra habitada por minotauros. ¿Por qué no me ven? ¿Por qué no se asombran de ver a un monstruo caminando por su calles? No lo comprendo, pero escondido en el muy complicado laberinto que es la ciudad de la que hablo, vivo sin ser encontrado y manteniendo aún la esperanza de encontrar a una virgen como la del dibujo que he comentado.
¿Cuál es mi lengua? ¿Cómo puedo leer? ¿Cómo puedo diferenciar una escalera de un piano, una mandarina de un gato, una cama de una flor, una piedra de la lluvia que cae sobre ella? No puedo responder esa pregunta, en realidad no puedo dar una respuesta a ninguna pregunta. Vivo aislado en un sitio no demasiado amplio en el cual no hay espejos. No me aburro en mi aislamiento, pero sigo esperando lo inesperado. No sé quien preparó esta casa para mí. Pero la llenó de cosas sin las cuales no podría vivir, aún cuando se que para alguien que se le ha otorgado la inmortalidad no debería hablar de esta manera.
Quisiera otra Ariadna. Es decir esa mujer imposible que me ame pese a ser un monstruo. Soy injusto. Ya he tenido y tengo esas mujeres que me aman pese a esa, mi monstruosidad. ¿No será que en realidad a través del tiempo mi monstruosidad se haya transformado en otra cosa? Tengo un insecto amigo que antes de eso era un hombre. Eso para mí es imposible. Soy hijo de un toro blanco y de una reina lasciva y bella. Sin embargo, por qué no pensar que puede ocurrir que de esa unión impensable pueda surgir alguien que sea sensible al contagio de lo humano.
¿Por qué no hay otro caso igual? ¿Por qué el minotauro pertenece al mundo de la zoología fantástica o de los seres imaginados? Me niego, siento el sabor de la alfalfa, de los terrones de azúcar, del agua que sorbo lentamente. Ahora mi pensar es mi laberinto. Tengo que salir de mi propio pensar para encontrar otra salida.
Creo vivir en una nueva forma de laberinto, once pisos habitado por caras extrañas para mí pero sin duda reales. Les molesta bajar en el ascensor conmigo. Ahora bajo por los oscuros escalones de la escalera. Ahora, pero como antes, no quiero molestar a nadie.
¿Cuál es el lenguaje del minotauro? Eso que se llama un lector habrá observado que escribo mi nombre tanto con mayúsculas o con minúsculas. Mi lenguaje es arbitrario, pero no comprendo de donde nace esa arbitrariedad. Mi pensar llega hasta la saciedad. Además tengo sed. Y soy el minotauro virgen. Espantosamente virgen. Esta noche estoy dispuesto a salir para buscar lo que deseo encontrar. Tuve una señal que a lo mejor era esta noche era la noche. Pero no lo sé. ¿La señal, No puedo compartirla? Mis dioses me dicen que no lo haga. Salgo, Ignoro si volveré.
(Soy amigo del Minotauro. Creo que él es mi amigo. Por eso me alteró cuando buscando por esta maquinita "Los minotauros de Picasso", me dicen "habrá querido decir los monstruos de Picasso". Es una ofensa gratuita. El Minotauro no es un monstruo, todo lo contrario. Lo supieron Picasso, Cortázar y Borges. Y eso me resulta más que suficiente).
*Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-22812-2010-03-21.html
ESFINGE*
El universo todo en cada grano de arena
Labrado en desafíos de enigmas infinitos.
A pesar de la barba y tu rugido muerto
Eres mujer que hiere
Con los ciegos cuchillos de tus cuencas vacías
La vanidad del hombre
Que nunca cabalgó tus muslos increados.
A tus pies desleídos
En locos devaneos del viento de los siglos
Deposito las llaves
De otro enigma secreto y resguardado
Como himen de virgen acosada por faunos
Como cesta de lirios en cristales tallados.
Soy madre de mi madre
Y Edipo era mi hijo en diez vidas odiado.
*de Teresita Morán teresitavalcheff@yahoo.com.ar
*
Queridas amigas, apreciados amigos:
Este domingo 21 de marzo del 2010 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor mexicano Alejandro Padilla. Las poesías que leeremos pertenecen a Horacio Rossi (Argentina) y la música de fondo será de Takillakta (Andes).
¡Les deseamos una feliz audición!
ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at (Link: MP3 Live-Stream).
Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!
(Recomendamos usar http://24timezones.com/ para conocer las diferencias horarias).
REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Freundliche Grüße / Cordial saludo!
YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com
Schießstattstr. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel.: 0043 662 825067
*
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sábado, marzo 20, 2010
BESTIAS, HOMBRES Y ADIOSES...
*Ilustración de Ray Respall Rojas. (Cuba)
SOBREVIVIR*
Cierro los ojos,
Quiero hurgar en mis abismos.
El antes libera monstruos
Que vienen detrás de mí
Con intenciones ciegas.
El después es montaña
Que crece cuando la miro
Y oculta su cumbre
Tras vapores bronceados.
El ahora es daga
Clavada en las entrañas
Sin concesiones ni credos,
Que juega a cara o cruz
La vida y la muerte
En la magia de sobrevivir.
*de Emilse Zorzut. zurmy@yahoo.com.ar
BESTIAS, HOMBRES Y ADIOSES...
NUDO GORDIANO*
“Aquí abajo, todos las lilas mueren, y los trinos de los pájaros,
son breves .Yo sueño con estíos que no terminen jamás...”
SULLY PRUDHOMME
Amor, tengo un nudo en el pecho.
Tengo un nudo en el pecho que no me deja tregua.
Busco en las manos que brotan desde el suelo y que me llaman.
Busco en la mirada del búho. Desnudo de silencios.
Busco en amatistas, sílices, turmalinas.
Y solo encuentro profundas hullas, en mis ojos.
En tus ojos, hullas. Apagados, con un vino de luto.
Y no basta la procesión de álamos.
Ni los perros que cantan a la luna.
Ni el perfil de las azules piedras de tu nombre
Y no basta el temblor. Ni tu voz.
Ni mi carne, ni tu risa de oro, ni tus negados vientos.
Tengo un nudo. Atado por las manos de Gordias.
Trabado. Irresoluble. Encadenado.
Sin embargo yo espero, corazón, espero.
Espero la espada, el tajo y la rosa menguante.
El agua bautismal de tu frente .Los estíos.
Tu bestial galope sin jinete.
Y mis manos...anudando mi pecho.
*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar
-San Luis- Argentina.
"El capitalismo nos impone leyes de Murphy"*
El autor de La lengua del malón publicó un libro que no tiene nada que ver con lo que venía haciendo, aunque admita algunas de sus marcas de fábrica.
Las tensiones sociales y la mirada clasista están al servicio de una historia en la que prevalecen la abyección y la humillación.
*Por Silvina Friera
Casi no cuenta el cuento. Y no es una broma. Lo dice Guillermo Saccomanno una tarde de marzo, con calma y un dejo de ironía, cuando abre la puerta de su departamento en el Bajo. Saluda y se levanta la remera, que le baila en el cuerpo. Bajó catorce kilos por una meningoencefalitis, que casi lo lleva al más allá. A principios de febrero, estaba en Gesell cuando empezó a sentirse mal. Muy mal. El resto fue "una road movie en ambulancia", desde el lugar en el mundo que eligió para vivir hace más de veinte años a Mar del Plata, donde le salvaron la vida. Mientras ganaba uno a uno los rounds de esa pelea, entonces en el cuadrilátero de un hospital de Buenos Aires, El oficinista se alzaba con el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral. La novela dejó "boquiabiertos" a José Manuel Caballero Bonald, Ricardo Menéndez
Salmón, Peré Gimferrer, Rosa Montero y Elena Ramírez, los integrantes del jurado. Ningún lector saldrá indemne de la lectura. El calvario del anónimo y gris protagonista -ese hombre que puede caminar a ciegas entre los escritorios, los archivos, los armarios y recovecos del "campo de concentración" donde trabaja- es un arañazo en la conciencia.
Se queja un poco por la fatiga que le quedó después del "tsunami"; pero cuenta que lo ayudó en la pelea su estado físico, el hecho de que en Gesell o acá siempre sale a caminar, a patear los lugares y semblantear los rostros, especialmente del "malón" de oficinistas que deambulan por la avenida Córdoba. Tiene casi dos meses más de reposo, de "mirada bucólica de la existencia", precisa y sonríe mostrando todos los dientes, como quien sabe que tendrá que domesticar al "buen salvaje" que a la primera de cambio se prende en una polémica. Mientras tanto, aprovecha el descanso y lee o relee a Shakespeare, Dostoievski, Kafka; salda las deudas que tiene con los clásicos. El oficinista transcurre aquí y ahora; aunque haya murciélagos que revolotean en los ventanales de la oficina, muchas ratas, lluvia ácida, el ronroneo constante de helicópteros que sobrevuelan sobre una ciudad asediada por ataques guerrilleros, perros clonados, un ejército de desamparados -hombres, mujeres y chicos que duermen arropados junto a las vidrieras de los negocios- y pibes zombies.
Los elementos "futuristas" de la novela, esa inflexión Ballard que por momentos exudan las páginas, son desplazados al presente para subrayar la degradación y la decadencia. Está escrita en presente, en una tercera persona que respira en la nuca de ese hombre rengo tan paranoico y desgraciado que hasta cuando decide robar se queda con un collar de piedras prometedoras que no es más que una baratija. El oficinista está casado con una mujer horripilante, "una mole con facciones equinas", agria y despótica,
y tiene un puñado de hijos a los que llama "la cría". Pero el hombre se enamora de la secretaria y cree que puede ser otro, que alcanzará la salvación a través del amor. Saccomanno escribió la primera versión de la novela en 2003. "Desde entonces no hubo año en que no hubiera una nueva versión, al costado de las otras novelas -repasa el escritor-. Era una novela de repuesto que tenía, que mandaba a concursos importantes, de acá y de España. Hasta el año pasado estuvo concursando."
-Lo que más llama la atención es un estilo radicalmente diferente. ¿Qué buscó con este cambio?
-Hubo una apuesta de estilo distinta. Cuando empecé, mi intención era escribir una novela rusa, cuyo título tentativo era La perspectiva Nevski, un mundo de no future. La estaba escribiendo a la manera de las traducciones de Sopena y de Calleja de Dostoievski, esas traducciones rebuscadas y alambicadas. Pero como del 2003 hasta acá pasó mucho tiempo, empecé a lijar y a lijar (golpea una mano contra la otra). El hueso de la trama quedó, pero me di cuenta de que cuanto más limpiara más eficaz sería; digo eficacia en términos de que la trama no paraba y no daba respiro, que era lo que me importaba. Todos venimos de Gogol; en estos años he leído bastante El capote, pero también Dostoievski, que me obligaron a revisar y replantear la novela. Me llevó a indagar en lo que podría ser una cartografía de la literatura de oficina; un género del XIX, pero que recorre y atraviesa el XX y llega hasta acá.
El escritor se entusiasma, cruza y descruza sus piernas, cambia la taza de té de mano y se explaya sobre lo que implica el trabajo en una oficina. "Se supone que dentro de una sociedad de clases es un trabajo acomodado, pero al mismo tiempo es un trabajo burocrático. Mi intención era que en la novela se respirara una situación concentracionaria", explica. "Si hay algo que uno puede leer en los rusos, es esa cosa abyecta de la pequeña burguesía y la clase media. Si hay una clase que repudio es la clase media; me dirás que es la clase a la que pertenezco. De acuerdo, es cierto, porque la conozco es la que más repudio. Es la clase que atenta todo el tiempo contra sus propios intereses. En 2001 los piqueteros eran amigos de la clase media cinco minutos antes de la masacre de Plaza de Mayo; después fueron enemigos. Ya sabemos cómo se comporta la clase media. Si lo pensamos ahora, ¿cómo está funcionando con los partidos de la oposición? o el respeto que les concede a estos politólogos golpistas que están en la tele."
Saccomanno se enoja con las "agachadas" de su propia clase. "La clase media no tiene salida. Por supuesto que hay salidas individuales y algunos zafan y consiguen encontrar un camino o elegir su destino. Pero la clase media es el universo de la traición, de la trepada, de la apariencia. No me encontraste en mi día más optimista. La novela tampoco ayuda", bromea. "Lo que me preocupaba de esta novela era que la escritura acompañara las peripecias y desgracias del oficinista, que son como leyes de Murphy. El capitalismo impone leyes de Murphy; cada vez es peor."
Saccomanno trabajó allá lejos y hace tiempo en una oficina; también estuvo en depósitos con camioneros, "que se cagaban a trompadas de manera brutal, onda Nido de ratas". Pero después de la paliza, los muchachos se daban la mano. "En cambio, en la oficina nunca se llega a las manos -compara-; siempre está latente la pequeña vileza, esa cosa de que el jefe te coge. ¡No jodamos!, quien labura en una redacción, en una agencia de publicidad, por más que se crea gran cosa -el creativo publicitario que se siente tan smart-, es un oficinista que cumple un horario. Hay una escala de humillación, por más que parezca glamoroso. Cuando veo la manada de oficinistas jóvenes que van a trabajar a Puerto Madero, digo: '¡Pobres pibes!' Hay una foto que me causó mucha gracia, la de un yuppie de Wall Street con su caja de zapatos con todas sus cosas. Un día te pegan una patada en el orto y no queda más remedio que agarrar la cajita y rajar."
-¿La novela rusa le permitió explorar mejor la humillación?
-Mi intención no fue escribir una novela social; yo quería escribir una novela donde todo funcionara cada vez peor en términos dramáticos. Admiro la novela rusa por cómo refleja la humillación, la abyección. Hay una idea de Onetti que siempre me pareció fulgurante. La frase exacta creo que es que
todo hombre tiene alguna vez una zona de pureza que le sube a la superficie.
Quería ver hasta dónde un tipo, puesto en las peores condiciones y bajo la máxima presión, podía llegar a algo de pureza. La única forma de pureza que cree que encuentra es el amor, pero se engaña porque no tiene que ver con el amor, sino con la traición. En realidad, la verdadera contradicción es entre
incluidos y excluidos, humillados y poderosos. El oficinista se agarra del amor y la secretaria se agarra del jefe. Pero todo está como descentrado: el amor no es el amor, la pureza no es la pureza. El oficinista busca situaciones de pureza, pero no las encuentra.
-Es una novela extremadamente "clasista"; todo el tiempo está atravesada por las tensiones entre las clases sociales, entre el jefe y el empleado.
-Hay un momento en que para mí este texto funciona como metáfora extrema. Me interesaba tensar la cuerda porque creo que estas situaciones que cuento todo el mundo las ha pasado de una manera o de otra; lo que sucede es que no están contadas de frente porque aterra mucho decir "me cogí al jefe", a la
mina con la que estoy garchando le falta un diente, el collar que me afané es falso, Dios no existe, el amor es una mascarada, una coartada; mis hijos me odian y yo los odio. La familia como aparece en la novela es una jauría; el tipo llega a pensar que no salvaría a ninguno de un naufragio. ¿Quién no pensó alguna vez en matar a la familia? ¿Quién no pensó alguna vez en matar al amante? ¿Quién no pensó alguna vez en robar en la oficina? Trabajemos con las malas intenciones al máximo. No creo en las buenas intenciones; sí creo en la doble moral, que está funcionando todo el tiempo. ¿Cómo empieza Los
siete locos? Con un tipo que roba. ¿Cómo termina El juguete rabioso? Con un tipo que traiciona. Pude escribir esta novela porque fui oficinista.
Recuerdo la humillación que sentía al buscar un trabajo. Hay un cuento de Roberto Mariani que es ejemplar. En "Cuentos de oficina" un tipo palma y un amigo se acerca a asistirlo; mientras lo asiste, le roba la guita al moribundo. Bajo el capitalismo las leyes del juego son despiadadas. No hay optimismo; no tiene dónde caerse muerto. Porque si lo mataba, si lo suicidaba, aliviaba la tensión. Lo insoportable es que va a seguir, que su calvario continúa. Y no hay Dios y no hay amor. La novela no es optimista (risas). Acá no se salva nadie; el personaje hasta manda el frente al único cándido que se acerca a él, su compañero de oficina, un estudioso de la literatura rusa. Si no hay justicia, no hay otra posibilidad que
resentimiento. Si el texto es clasista es porque yo soy clasista. Pero no es una novela panfletaria; me cuidé todo el tiempo de que no fuera un panfleto.
Busqué que se pudieran reír con todo lo que le pasa al oficinista. Si hay un efecto que para todos los escritores es imbatible, es el efecto Gregorio Samsa. García Márquez dice que el día que leyó La metamorfosis se dio cuenta de cómo funcionaba. No sé si lo logré, pero mi modelo es ése.
-¿Por qué un personaje tan obsesivo, que está todo el tiempo temiendo que la secretaria esté con el jefe, no puede captar por dónde hace agua su plan?
-Porque su vida es un equívoco; no es (George) Clooney, tampoco es Ben Stiller, no es Ricardo Darín (risas). Los desdichados son siempre más atractivos que los triunfadores, pero también hay que ver de qué tipo de desdichados hablamos. Este oficinista no es un tipo que pierde la mina o lo cagan a tiros en el duelo final. Toda la vida del oficinista es la de un perdedor. Nunca hizo lo que quiere ni lo va a poder hacer.
-¿El oficinista está escrito contra sus anteriores novelas?
-Sí, creo que no tiene nada que ver con lo que venía haciendo. Me divertí más escribiendo esta novela que las otras, que eran un karma, más allá de que las quiero. Uno tiene que escribir textos que lo pongan en tela de juicio. Muchos repetimos el famoso consejo de escribir sobre lo que se sabe.
Bueno, fenómeno, pero cuando te sentás, te das cuenta de que es más lo que no sabés, y que una palabra te disparó hacia una zona que vos no te imaginabas. No hay nada más subversivo que la literatura, porque cuando uno se sienta a escribir no sabe si va a lograr la historia o la prosa que busca; no sabe si va a gustar o si se va a publicar. Lo ideal en narrativa es escribir contra uno. No quiero quedarme quieto con la formulita. Cuando uno se da cuenta de que se está repitiendo, hay que saltar.
Ya no hay luz natural en el living. La tarde se achica ante la inminencia de la noche. Como los helicópteros que rondan sobre los personajes de la novela -"insectos de acero oscuro con ojos amarillos expectantes"-, el rugido de un avión ahoga la voz de Saccomanno. La deja en otra dimensión, vibrando bajito en el living, entre los libros de Kafka, Dostoievski, Gogol y Shakespeare.
*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-17305-2010-03-19.html
VISIONES CON AQUEL VIGÍA*
Dirás que, en pequeñas dosis,
pero Aquel Vigía de las Horas que flota
en ríos oscuros de la melanina,
ríos donde se lava la memoria dura
de cada sufrimiento, te dejó un poquito
de la luz necesaria, paso a los paraísos,
lámpara de viaje, kairós biológico,
manecillas de hebras
del reloj de amor divino.
Te dio temperatura
para que recuerdes el éter, magnitud
del prana y de zarzas ardientes
que el Ojo que Te Ve y mira hacia abajo
siempre testifica porque no te olvida
aunque estés densa y cautiva por la carne.
Te dejó la inocencia impregnada
de videncia latente para que escribas
con el dedo como ángel en desiertos
de sombra, sin luna, tu Ley, Alma mía.
Sobre Tablas del Akasha escribe el libro
sobre un mineral carbonatado, ávido de hidroxilos,
cortisol e hyroxyapatite, y admite que ganas
no te faltan de fugarte y conversar
de nuevo, cara a cara, con el Vigía.
2, Llegas de un viaje por la Estigia
Dirás que, en pequeñas dosis,
aquel Vigía está en todos y contigo
que resurges de la fosa pineal de los secretos
y hablas del Viaje, el viaje de regreso
que destina a la tierra exogénica de la piel
desde la aguda somnolencia de la melatonina.
De regreso estás, viajera del río del Olvido.
¡Cómo ama su reloj eterno
Aquel Vigía, interno maestro, adecuado cronometrador
de tus rumbos y del tránsito hacia los días biológicos!
¡Cómo domina el crepúsculo y el alba,
ese señor que distribuye el flururo
y lo coloca allí, en el centro del cerebro,
sal de los Ha Sido, metal del agua del Olvido!
Dirás que, en pequeñas dosis,
pero tiene matriz Tu alma, matriz de cristal duro,
energía que transpira todo lo Real,
lo veas o no lo vea
y el Vigía te lo da para el centro metálico
de todas la enzimas, como fluoruro orgánico
para que elevar la resistencia química y térmica
de la juventud, si la quisieras, extraerla
tú misma de la salud del espíritu.
3. El Ojo del Viviente que te ve
El Ojo del Viviente que te ve,
pequeño como un gabanzo, no te hará
cabeza de chorlito; nada es más denso.
Como teflón es el ojo de tu alma,
unida al carbono y a los flururos activados
de tu energía.
Este es el secreto del Vigía, sentado en la pineal
como sobre una peña:: Que tu ojo derecho mire hacia Arriba
donde está la vida gloriosa de Samej, y tu izquierdo
hacia Pei, providencia de mi boca cuando lees
lo que quiero para tí, la Fuerza del Aquí,
el habla del Aquí y Ahora...
4. ¿Quién cura mis ojos?
Aquel primer Padre, creyente oculto que me prohija,
quien se dio para que abriera la senda del manantial
y mis ojos, 70 años sollozó en los exilios,
con mis lágrimas rectificó pozos secos
y 70 ancianos eligió ante Moisés y por 70 naciones y lenguajes
me paseó por el mundo, antes que abriera mis ojos otra vez
y recibiera su luz, con el corazón arriba y los ojos abajo,
porque la luz no viene antes de ésto y se pierde
si no contemplas sólo al Rey, cuya Providencia
te da el Ain, letras del ciclo infinito,
visión libre de todo codiciar
porque codicia es el defecto espiritual del ojo
y la biga que lo ciega con lujuria
para que no vea el Deseo de su eretz
ni el ojo siempre abierto de Keter.
2.
El que cura mis ojos, el que ángel es del Ain,
el que me diera el secreto de Samej,
me ha dicho: «Sé sumiso al que te hablará,
guarda el silencio de Jash; sepárate de las máscaras
que los necios se ponen porque desnudo te observa
el Ojo del Anciano, Quien no tiene izquierda
ni bigas ni nube de sombras en él.
Sepárate para que te acoja en su Todo Abarcador
y en la luz trascendente del sovev kol almin.
El te dulcificará de arriba abajo;
te dirá León de Judá y tomará de tí las cualidades
que sirven, lo que has salvado y es bueno,
él sabe que vasija de materia bruta
es tu dragón y que en las canículas se inunda
tu corazón como el Valle del Nilo,
pero no seas metal de oro ni ardas para agotarte
fijamente en azufre; al oro que te llamo
es el Sol subterráneo, león alado,
fuego en la Altura donde mora el Ojo
del Viviente que te ve».
3.
Oh, ser equívoco, enmascarado de bestia luminosa,
sin mi luz, tus ojos están ciegos
y sólo percibes ilusiones, la perduración caótica
de lo que llamo a la vida, el transformismo de lo que va
cumpliendo sus etapas en la Vav del fluir
en el umbra de la Puerta de Dalet.
... pero yo dulcifico al hombre equívoco que escuchó
a Abraham, aquel primer Padre que te dí
y creyente oculto que te prohijara para Netsah,
la duración que eterniza la magestad de Hod
y el Rahamim de mi compasión divina
y mi Jesed de amor.
Quien se dio para que abriera la senda del manantial
y tus ojos, 70 años sollozó en los exilios,
con sus lágrimas rectificó pozos secos
y sus ojos te daré, ojos que me Ven
y no me confunden con lo infrahumano instintivo,
ni con fantasmas de la penumbra
ni con unicornio, ni fénix, ni tortuga, ni dragón.
No seré para tí, sino la Mashíaj en plenitud revelada.
No me sirves como planta carnívora ni vampiro lunar
ni como erizo de mar ni pez volador,
ni murciélago ni fase intermedia de ángel
o deva tenebroso... Para la visión del futuro perfeccionado
y utópico del mundo, te quiero.
Para la voluntad de superación de formas dadas,
te hago llamado; para poderosos sistemas estables
de proyección y la continuidad de la vida frente a la entropía,
te llamo... Persevera, simiente de Abraham,
gusano de Jacob, que tu ojo derecho mire hacia Arriba
donde estoy, glorioso de Samej, y tu izquierdo
hacia Pei, providencia de mi boca cuando lees
lo que quiero para tí, la Fuerza del Aquí,
el habla del Aquí y Ahora...
De libro inédito.
*de CARLOS LOPEZ DZUR. baudelaire1998@yahoo.com
-poeta residente en USA
Mañana seré Adolf*
*Por Juan Forn
Un caballo cruza a todo galope la frontera entre Rusia y Mongolia. El año es 1921. A pesar de los veinte grados bajo cero, el jinete va con el torso desnudo, salvo por una túnica amarilla hecha jirones y un puñado de talismanes que cuelgan de su cuello. Su única posibilidad de salvación es agotar a sus perseguidores y perderse en la estepa, porque tanto el Ejército Rojo como el Ejército Republicano Chino han puesto precio a su cabeza. El nombre del fugitivo es Nikolai Maximilian von Ungern-Sternberg. Es austríaco de nacimiento y ruso por adopción, pero en la estepa mongola se lo conoce
mejor como la reencarnación del Genghis Khan, o Mahakala, Señor de la Tiniebla. Budista, sádico, antropófago, asesino, antisemita y antibolchevique furioso, Ungern-Sternberg parece un perfecto villano de historieta, y de hecho Hugo Pratt le dedica un episodio fulminante en Corto Maltés en Siberia, pero el tipo existió en la vida real y fue una desgracia para todos los que tuvieron la mala suerte de cruzárselo, incluyendo a un anónimo cabo retirado del ejército austríaco en 1918 del cual hablaremos en su momento.
De no haberse producido la Guerra Ruso-Japonesa, Ungern-Sternberg habría ido a parar seguramente a un manicomio austríaco o alemán, donde su delirio místico y su sed de sangre hubiesen permanecido confinados a las cuatro paredes de su celda. Lamentablemente, su familia era parte de la aristocracia de alemanes del Báltico que durante generaciones había servido en los ejércitos del zar y, para sacárselo de encima, lo enviaron pupilo a todos los internados posibles, de los que fue expulsado una y otra vez hasta que logró graduarse (entre los peores de su camada, y algunos dicen que amenazando con un cuchillo a su tutor), en el Liceo Pavel de Petersburgo a comienzos de 1904, cuando el ejército zarista necesitaba desesperadamente oficiales de bajo rango para la guerra contra Japón.
En los sangrientos campos de batalla siberianos encontró Ungern-Sternberg su lugar en el mundo. Se destacó muy pronto por su demente temeridad, incluso mereció la Cruz de San Jorge, aunque nadie se atrevía a poner tropas a su cargo por su incapacidad para respetar la cadena de mandos. El general
Wrangel dice en sus memorias que, para no ascenderlo ("No es un soldado profesional. Es una máquina de matar, sólo útil en la guerra"), optó por estacionarlo en una remota guarnición de Siberia hasta que volvieron a necesitarlo, cuando estalló la Primera Guerra. Para entonces, Ungern-Sternberg se había fascinado con el coraje y el salvajismo de los buriatos, nómades mongoles en quienes confiaba más que en sus soldados rusos. Se casó con una princesa tártara, aprendió a hablar el mongol, estudió las tácticas de guerra de Genghis Khan y se hizo budista, de una vertiente local que celebraba por igual el panteísmo, el fervor guerrero y la crueldad sin compasión. Se enteró del triunfo de la Revolución de Octubre en el extremo oriente siberiano, más allá del lago Baikal, y junto con su superior inmediato en la región, el coronel Grigori Semenov (tan antisemita y antibolchevique como él), ofreció sus tropas al Ejército Blanco, pero su fidelidad hacia uno y otros duraría muy poco.
A Semenov lo acusó de corrupto, por aceptar ayuda financiera de los japoneses, y a los rusos blancos de meros cobardes. Con la sola ayuda de su regimiento de salvajes, Ungern-Sternberg decidió emprender desde Siberia la conquista de la Unión Soviética y de China, con el propósito de erigir un nuevo imperio tártaro. Su única victoria militar fue la toma de Urka (hoy Ulan Bator, capital de Mongolia), cuando sus seiscientos hombres pasaron a degüello a los cinco mil soldados chinos armados de ametralladoras que
defendían la ciudad. En los meses siguientes se erigió en figura suprema de la región a través del terror. Arrasó con todos los judíos y prosiguió la cacería con bolcheviques, soldados blancos, lamas o cualquier otra presencia humana que se pusiera en su camino. En su regimiento había adivinos y videntes, en quienes confiaba más que en sus lugartenientes militares. La mitad de sus hombres estaba siempre al borde de la deserción. Aliados y enemigos temían por igual su sadismo y sus dementes decisiones. Sus
campamentos dejaban pilas de cadáveres putrefactos. Fumaba cantidades industriales de opio y mantenía a su tropa con raciones diarias de hachís y vodka. Su actividad favorita era comprobar cuánto tiempo duraba vivo un hombre que había sido completamente despellejado.
Luego de que soviéticos y chinos pusieran precio a su cabeza, Ungern-Sternberg fue traicionado por su propia tropa. Logró huir en su caballo blanco, pero fue perseguido durante dos días con sus noches por los bolcheviques y un puñado de jinetes mongoles que habían formado parte de su regimiento y fueron quienes al fin lograron atraparlo. Aun desarmado y de a pie, Ungern-Sternberg se las arregló para matar a seis de ellos antes de que lo redujeran. Los bolcheviques supieron mantenerse a distancia hasta que estuvo encadenado y procedieron entonces a matar a los jinetes mongoles y trasladar a su prisionero hasta Novosibirk. En el trayecto lo exhibieron, encadenado, semidesnudo, en una jaula, en cada pueblo por donde pasaba el tren. Su aspecto era tan aterrador que ni los más curiosos se atrevían a
mirarlo a los ojos.
Sentenciado a muerte luego de un juicio sumario, Ungern-Sternberg enfrentó al pelotón de fusilamiento. Como su cabeza era muy pequeña, se ordenó a los soldados que le apuntaran al pecho. Varios disparos dieron contra los medallones metálicos que colgaban de su pecho y el rebote de la metralla mató a dos miembros del pelotón. Dicen que Ungern-Sternberg tuvo tiempo de soltar una carcajada final antes de morir. Cuando en Mongolia se supo de su muerte, el Bogd Khan ordenó plegarias a todos sus súbditos para que su espíritu no volviera nunca a la tierra. En Austria y Alemania, en cambio, si nos guiamos por una carta que escribe en 1921 D. H. Lawrence, autor de El amante de Lady Chatterley, "todos leen con fascinación el libro Bestias, hombres y dioses, un libro que cuenta las correrías y convicciones del Barón Blanco, un austríaco de nacimiento de nombre Ungern-Sternberg, que pregona el espíritu tártaro de todos los eslavos y germanos y su unión contra judíos y bolcheviques". Uno de los tantos lectores austríacos de Bestias, hombres y dioses en aquel 1921 fue el cabo retirado, fracasado aspirante a pintor y por entonces orador nacionalista en alza Adolf Hitler. Como lo demuestra el ejemplar profusamente subrayado del libro hallado entre sus papeles personales, según detalla Timothy Ryback en el ensayo recientemente publicado La biblioteca privada de Hitler y los libros que moldearon su vida.
*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-142271-2010-03-19.html
Diminuto*
soy un ser diminuto
pequeñísimo como un insecto apenas visible
en el fárrago desesperado del mundo
pero respiro, río y sufro
aunque muchos me ignoren
estoy aquí, frente a vos, frente a la multitud
y digo mi humilde palabra
al que quiera oir
mi palabra precaria y revolucionaria
al que no quiera oir
digo mi palabra
y la grito a los 4 vientos
y a los 7 mares
con ella hago un canto común
y les canto las cuarenta a los déspotas.-
*aldo luis novelli. aldonovelli@yahoo.com
Un abrazo impetuoso / desde los bordes del desierto.-
*
Queridas amigas, apreciados amigos:
Este domingo 21 de marzo del 2010 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor mexicano Alejandro Padilla. Las poesías que leeremos pertenecen a Horacio Rossi (Argentina) y la música de fondo será de Takillakta (Andes).
¡Les deseamos una feliz audición!
ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at (Link: MP3 Live-Stream).
Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!
(Recomendamos usar http://24timezones.com/ para conocer las diferencias horarias).
REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Freundliche Grüße / Cordial saludo!
YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com
Schießstattstr. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel.: 0043 662 825067
*
Inventren Próxima estación: ANDANT.
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