lunes, marzo 29, 2010

CON UN FUEGO CONGELADO QUE ABRASA...



*Ilustración de Ray Respall Rojas (Cuba)



SEGUIR DANZANDO*



La voz de Arantza, aguda y gozosa, atraviesa la mar y repiquetea en el teléfono. Dice Arantza que ha ido a una exposición de fotografías en Pasajes (Pasaia Antxo) allá en Euskadi, dice Arantza que ha visto fotografías de hace tiempos, de hace años acumulados, que las fotografías sepia blanquinegras, que las fotografías agrandadas en los muros mostraban las mujeres detenidas en un momento de pequeña eternidad. Las fotografías agrandadas de mujeres quietas, de ojos grandes, de vestimentas que ya han
fenecido en fogatas o hechas trapo para limpiar la tierra de los muebles, pero entonces vestimentas de fiesta, entonces adorno de mujeres engalanadas y airosas.
Y Arantza dice que se detuvo frente a la imagen de una niña en baile, y le ha dicho al marido "Quién es esta, José Felipe", y José Felipe le ha respondido "pues Margari". Así, sin dudarlo, José Felipe le ha respondido pues Margari.
Y Margari tendría once años entonces, y bailaba, y aún no se había vuelto indiana, le faltaba haber cruzado el mar, ser más infeliz que feliz en esta tierra, engendrar y soñar con lo perdido. Margari bailaba allí en la foto hace sesenta años, en esa modesta inmortalidad del papel, en la mínima quietud que nos otorga la ilusión de lo imperecedero, que no nos pertenece en nuestra irrenunciable fugacidad.
Margari bailaba allá en la fiesta y ni habrá notado el lente que la fijaba en esa actitud, en ese gesto, en ese paso entre los pasos que detuvo la película. Y el fotógrafo no podía saber que esa imagen entre las miles de imágenes sería escogida para una exposición siendo él ya muerto, ni sabía que la niña perdería su mar y sus montañas, que dejaría en años y kilómetros y vida los helechos y los montes, el euskera y el txistu, los cencerros resonando detrás de los caseríos.
Vemos una fotografía y hablamos de inmortalidad, como la ingenua lápida que asegura "vivirás eternamente en la memoria de tus hijos". Olvida la lápida que los hijos no son eternos. Olvidamos que los planetas y los soles tienen sus historias inabarcables mientras nuestras vidas y civilizaciones se desvanecen en meras chispas que brincan en la oscuridad.
Sin embargo, Margari bailaba en Pasaia, y sigue bailando en una imagen detenida, y José Felipe, que no la conoció de niña, pudo ver esa niña y ver en sus rasgos la frente, la postura, lo inequívocamente personal que trasciende años y nudos marinos y monstruos oceánicos. Margari continúa el baile que comenzó entre la mar y los montes. Bailará menos deprisa, estará un poco cansada, se detendrá a tomar aliento. Pero sigue, Margari, danzando.



*De Mónica Russomanno russomannomonica@hotmail.com






CON UN FUEGO CONGELADO QUE ABRASA...






EL CAMINO DEL DIABLO*



Con sólo tirar de una hilacha suave, lentamente es como se viene de golpe toda la memoria.
Los amaneceres trajinados, con la niebla que difumina caballos, hombres, herramientas, objetos seguramente. Antes que el sol ponga orden y contorno preciso a las cosas, algún gallo cantará y un grito, el primero, dará una orden a los caballos que tiran ese aradito miserable camino del campo, y el primer latigazo abra las puertas a la dura jornada del día.
En aquel tiempo –y prefiero pensarlo como real – las cosas venían de otro modo y los pájaros realmente invadían los cielos y los árboles y los plaguicidas no habían matado el gusanerío que los alimentaba. Había variedades y cantidad ya nunca más recuperables, como aquella infancia lejana que se nos fue para siempre.
La casa, las calles repletas de árboles coposos que daban sombra contra ese sol que venía a mansalva, el campo con sus trebolares y sus trigales que cabeceaban sus espiguitas, bajo el leve viento de octubre, los cañadones con sus juncos y sus patos y sus tijeretas fugaces y aquella sábana blanca y lejana de la cigüeña en el aire y esa garza mora que se aquieta en la orilla del cañadón de Compañy y esa nube de bandurrias sosteniendo el verano. Todo eso, o mejor, todo aquello murió para siempre. Ahora entonces, en este momento, en este atardecer en una precisa ciudad donde uno vive, una ciudad que besa un río viajero con sus islas y sus barcos y su implosión de gaviotas que cruzan el río y por el cual viajan los peces, y como hoy es domingo, y la tarde agacha la cabeza detrás de aquellos altos edificios que me quitan el crepúsculo, digo en esta tarde pienso cómo estarán las lenguas moribundas y violetas del sol que se enciman más allá de aquel pinar lejano que corta como un cuchillo verde el “Camino del Diablo”. Pienso quien mirará este crepúsculo que yo me pierdo.
Pasan grupos de chicos con tramperas por ese camino, van hacia el campo de Ramón Camiscia, tal vez a tentar con sus”llamadores” los pájaros sueltos y poder atraparles su canto. Alguna otra vez vi pasar a esa o a otra barrita que va en silencio con sus cañas al hombro, a pescar en sus cañadones donde está la capillita de don José Cinell.
Yo también hice ese camino, por los mismos motivos, para cazar o pescar, y también llevaba al cuello una gomera asesina, sólo que en la inocencia de entonces no cabía la culpa en la muerte de un pájaro.
No me cuesta trabajo mirar hacia los costados y ver esos rostros quemados, esas cabezas rapadas –como yo mismo- trotando o al paso largo, flanqueándome: “Toto” Mïguez, “Ñangá” Gómez, “Tago” Sánchez, “Chajá” Correa”, “Chorchi” López, como en desvaído lienzo de entonces. Al ir nos cruzábamos con algún que otro sulky, casi ningún auto. Y muchos carros de tamberos con su estrépito y su apuro por llegar a la Cremería a entregar la leche de un alboso espumear.
Ese camino es recordado por muchos motivos, además que su sólo nombre concita al mito o al recuerdo de las historias de luces malas. Algo más sin embargo trae a mi memoria el sonido convocante de sus sílabas. Decir “Camino de Diablo” es recordar el galope obstinado que regresa junto al silencio de la noche, cuando acostado y protegido por la calidez de la gruesa frazada del invierno, sin conciliar aún el sueño, temeroso por los ruidos del exterior o por el chillido aterrador del viento en los árboles, oía ese galope alejándose o –y esto era más frecuente- el trote desparejo de un caballito criollo que arrastraba, tozudo, un sulky de ruedas que rebotaban sobre la dura calle de tierra, y hasta a veces nos llegaba el chirrido de los ejes sin engrasar o el chicotazo del látigo sobre el anca indefensa de ese percherón oscuro que corta la noche como un bólido, con un destino preciso, con las intención de llegar antes de la lluvia, ya que una tormenta sería intolerable antes de llegar a la chacra, o, aún peligrosa porque la oscuridad era total, sólo iluminada por el relámpago esporádico dando un marco siniestro y fantasmagórico sobre el otrora bucólico paisaje de mugidos, relinchos y del trigal que corre al riesgo de perderse si la piedra no se apiada y golpea asesina para siempre.
Tal vez las luces de una hipante Ford T con su haz de asombro ilumine el camino desparejo, pero es sólo suposición porque me han prohibido siquiera asomarme a la ventana y deberé dejar librada a la imaginación cualquier adelanto de la técnica que incluya el ruido de motor o mis recuerdos.
De todos modos mi selectiva memoria recuerda frente al nombre del “Camino del Diablo” ese invencible galope que corta en dos la noche tormentosa como un gran invisible cuchillo sobre el recuerdo que no será batido por ninguna desmemoria.



*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar







La caza de brujas también seduce a los economistas*



Las brujas no existen, pero que las hay, las hay. Y si no, que le pregunten a Emiliy Oster, economista y profesora de la Universidad de Chicago, quien descubrió una respuesta soprendente para uno de los enigmas más oscuros de la historia de la Edad Media y el Renacimiento: por qué se intensificó la quema de acusados por "brujería" en determinadas épocas y lugares de Europa y América.

Entre los siglos XIII y XIX, un millón de europeos murieron en la hoguera.
Pero hubo dos períodos (la década de 1560 y el lapso que va de 1680 a 1720) en los que el ritmo de ejecuciones creció en proporciones cruentas.

Las víctimas fueron mayormente mujeres pobres. Los procesos se dispersaron por toda Europa, pero comenzaron y terminaron antes en el sur y se dieron más tardíamente en el norte. La tendencia, inclusive, cruzó el Atlántico hasta Salem, Massachussets.

Oster estudió economía en Harvard, a media hora en tren de Salem, y siempre le intrigó la historia de las brujas. "Desde la historia se habían ofrecido varias hipótesis, como la búsqueda de fronteras morales más estrictas por parte de la Iglesia Católica; o epidemias de sífilis que provocaban enfermedades mentales en personas que por esto eran acusadas de brujería", le cuenta Oster a Clarín, "pero ninguna de ellas alcanzaba a explicar el fenómeno en toda su magnitud".

La académica recurrió a datos de una disciplina relativamente reciente, que está revolucionando el trabajo de los historiadores económicos: los estudios "paleoclimáticos", que con técnicas de análisis de barras de hielo y otras pistas son capaces de determinar la temperatura en siglos pasados con un
altísimo grado de precisión.

Oster se centró en un período que los paleoclimatólogos bautizaron como "Pequeña Era de Hielo", que se solapa a la perfección con el de la aceleración de la matanza de supuestas brujas. Todavía se discute qué fue lo que causó este movimiento climático: se sospecha de una frecuencia insualmente alta de erupciones volcánicas, que tienden a bajar la temperatura por el polvo que dispersan y que impide que pasen los rayos del sol. Pero lo cierto es que en Europa en estos años la temperatura descendió un grado centígrado, lo suficiente como para dejar a Islandia completamente rodeada de hielo, para congelar el río Támesis que cruza Londres y los canales holandeseses, algo inusual en los años anteriores.

La menor temperatura hizo que se perdieran cosechas. Y los mares más fríos disuadieron a los bacalaos y otros peces de migrar hacia el norte, con lo cual las poblaciones de esa zona de Europa perdieron su principal fuente de alimentación.

Las hambrunas resultantes llevaron a buscar un chivo expiatorio: las brujas, a quienes se les adjudicaba, entre otros poderes, la capacidad de causar tempestades climáticas. Aun hoy, cuenta Oster, hay tribus de países pobres -en el Africa subsahariana y en Tanzania-, que creen en la existencia de brujas.


*Fuente: http://www.clarin.com/diario/2010/03/29/elpais/p-02169200.htm








Las venas abiertas de América Latina: ¡Latinoamericanos uníos!*



*Por Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu


Un chiste, que hace unos años se escuchaba en Cuba, sintetiza lo que para muchos latinoamericanos, y para muchos otros de afuera de la región, significó el “descubrimiento de América”.

Cuentan que un cubano enfurecido penetró violentamente a la barbería de su barrio y la emprendió a golpes contra el barbero, que era español, y a la vez le gritaba palabras ofensivas a la dignidad de éste. El español, ante la sorpresiva golpiza sólo alcanzaba a protegerse con sus brazos. Unos vecinos, que se encontraban en la barbería, sujetaron al atacante y trataron de convencerlo de que desistiera de su actitud. Uno de ellos, le dijo:
- Caramba fulano, ¿Te has vuelto loco? ¿Ustedes siempre han sido muy buenos amigos? ¿Qué pasó?
El agresor, aún enfadado, le contestó a gritos:
- ¡Es que éstos, cuando llegaron a estas tierras asesinaron a millones de aborígenes, esclavizaron a otros y violaron a nuestras mujeres, pero además, nos cambiaron el oro por espejitos y cuentas de cristal!
- ¡Pero viejo, eso ocurrió hace 500 años!, le dice el vecino.
- Sí, pero yo me enteré ahora, replicó en voz baja el agraviado.

Algo similar me ha sucedido al leer “Las venas abiertas de América Latina”, ese excelente libro que Eduardo Galeano terminó de escribir a fines de 1970, y que desde entonces políticos de izquierda, politólogos, historiadores, economistas y otros interesados, mencionan frecuentemente. Entre ellos, el Presidente Hugo Chávez, quien durante la pasada Cumbre de las Américas tuvo a bien regalarle un ejemplar al Presidente Barack Obama, con lo que tal vez quiso decirle: conozca quienes somos, quienes son ustedes y porqué somos…

Luego de mucha persecución, sin éxito, ahora fue que lo pude leer, gracias a una edición del Fondo Editorial de Casa de las Américas, realizada a finales del 2009.

Nunca antes había leído en una sola obra, tantas evidencias y análisis tan profundos acerca de lo que representó para Nuestra América el “descubrimiento”, la conquista, el colonialismo, la trata de esclavos africanos y la semiesclavitud de chinos. Así como, de la brutal explotación y saqueo de los recursos naturales que hicieron los colonialistas, la pobreza en que quedaron las poblaciones después de ser saqueadas; la exportación de riquezas a Europa y cómo esas riquezas contribuyeron al fortalecimiento del capitalismo y al desarrollo de Europa y de Estados Unidos. Es decir: del Norte.

En su libro, Eduardo Galeano se refiere al desarrollo que había alcanzado la cultura indígena y la destrucción de ésta por los invasores europeos. Demuestra porqué existe un Norte desarrollado y un Sur subdesarrollado y porqué las trece colonias, embrión del actual Estados Unidos de América, pudieron desarrollarse y Jamaica, también colonia inglesa y más rica que aquéllas, no pudo.

Asimismo revela, el egoísmo y la corrupción de la oligarquía criolla y el contubernio y sometimiento de ésta, desde su origen, a la oligarquía de las potencias extranjeras del momento, lo que aún perdura.

Sobre éstos y muchos asuntos más, imposibles de mencionar en un corto espacio, trata “Las venas abiertas de América Latina”. En la mayoría de ellos, los hechos y análisis mantienen su vigencia; en otros, la situación descrita ha empeorado o ha sufrido cambios favorables, como es el caso de la llegada al poder, en América Latina, de varios gobiernos que defienden los intereses del pueblo y luchan por la integración latinoamericana.

A quienes aún creen que el “descubrimiento” contribuyó a civilizar y a desarrollar esta área del mundo; que la riqueza y desarrollo actual de los del Norte se debe a que son más inteligentes y hacendosos que los indígenas, negros, mestizos y blancos pobres del Sur subdesarrollado, les recomiendo leerse: “Las venas abiertas de América Latina”.

A quienes consideran que la historia no puede ser olvidada, porque como se señala en este libro: “La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás” y creen que todavía es posible un mundo mejor, les recomiendo leerse: “Las venas abiertas de América Latina”.

El chiste del supuesto cubano, puede mover a risas, pero es condenable. No porque hayan pasado más de 500 años sino porque no es contra los europeos humildes, tan tercermundista como los que nacimos en esta parte del mundo, que debemos emprenderla. La lucha debe ser contra las oligarquías y el sistema que ellas representan.

Si Carlos Marx finalizó el “Manifiesto Comunista” con su llamado: ¡Proletarios de todos los países uníos!”. “Las Venas abiertas…” nos grita: ¡Latinoamericanos uníos!




*Miguel Crispín Sotomayor. Cuba. Reside en La Habana. Graduado de Ingeniero Agrónomo Pecuario en la Universidad de La Habana. Ha escrito los poemarios: “En la Distancia” (África 1978-80), “Fantasmas de Quijote” (2006) y “En la redondez del tiempo” (2008-09).También ha escrito cuentos, testimonios y artículos.
Colabora habitualmente con las revistas literarias digitales “Inventiva Social”, “Poemas en Añil”, “Misioletras”, “La Buhardilla”, “Territorio de Encuentros”, ”Con Voz Propia”, “La Máquina de escribir”, “La Iguana”, ”Mapuche”. “Revista Poeta”, “Novedades de la Cultura”, “Fragua Universal” y otras, editadas desde Argentina, así como “Letralia” (Venezuela); “Termita Caribe” (Colombia); “Comunidad Poética (Chile); “Letras Uruguay”; “Artesanía Literaria” (Israel), “Isla Negra” (Italia); “Palabra Diversas”, “Rincón de Poesía” y otras de España. Además, colabora con las publicaciones “Apia Virtual” y “Machetearte” de México. Poemas suyos han sido publicados en “La Jiribilla” de Cuba y en otras revistas y blogs de poetas de Argentina, Brasil, México, Perú, Colombia, Venezuela, España y EE.UU. Sus poemas han sido y son leídos ocasionalmente en programas radiales de tres emisoras argentinas, una de Perú, una de EE.UU. Y otra de Francia.
El 1ro. de enero del 2009 fue también publicado en Galicia su poemario “Fantasmas de Quijote” por la editorial Taller del Poeta (www.eltallerdelpoeta.com). El 20 de febrero del 2010 salió publicado por la Editorial Alebrijes, Argentina, su poemario “En la redondez del tiempo” (http://redondezdeltiempo.blogspot.com/) Es Miembro de la Red Mundial de Escritores en Español (REMES), de Poetas del Mundo y de la Sociedad Mundial de Poetas. Poeta Fundador del Primer Museo de la Poesía Manuscrita, San Luís, Argentina. Director del Movimiento Cultural del Proyecto de Contra información ArgosIs-Internacional en la Red…







POETA EN EL FRENTE DE BATALLA*


“Los muertos,
con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca”

Miguel Hernández



Va haciendo un siglo ya
de que viste la luz,
alicantino de Orihuela,
y aquí
mi generación no olvida aquella foto
granulada y sin semitonos
que te mostraba
imberbe como nosotros y arengando
a las tropas rebeldes
de la España republicana.

Cada vez que me inunda la culpa
de no garantizarle asepsia a mis versos,
cada vez que rindo mi pluma
a los pies de la humana lucha
viene a mi mente el muchacho
que en calabozo franquista
consumió sus mejores años.

Decíme si a tu modo no fuiste
el Paquito Urondo que soñó
con aquel tapado de armiño
a través de las rejas
(que, como todos sabemos,
son lo único irreal
porque lo real es la lucha)

Los latinos de este sur acostumbramos
llamarnos Íbero Gutiérrez
si somos orientales,
y Javier Heraud si somos peruanos
(veintinueve balas en el cuerpo
del joven poeta andino,
trece en el del bardo uruguayo)

Si somos nicas acostumbramos
llamarnos Leonel Rugama,
y si oriundos de un País Pulgarcito
en tal caso Roque Dalton.
Seminarista y combatiente el primero,
el segundo juerguista y revolucionario.
Poetas ambos.

A veces nos queman
si somos guatemaltecos
como a Otto René Castillo en
la Sierra de las Minas,
o nos acribillan en Ayacucho
como al hermano Edgardo Tello.
Liras del Hombre Nuevo.

Solemos ser Roberto Obregón,
El Aprendiz de Profeta capturado
por el ejército en la frontera
de El Salvador,
y es sabido que también caímos
con Ricardo Morales Avilés
en tierras de Sandino.

Contigo meditamos en la sombra
como Rony Lescouflair
y Jacques Viau - abatido a los 23 años -
en el Haití de Duvalier.
Como el tuyo fue este intento
de amar, pelear, sentar presencia
en un tiempo turbulento.

Y aún ante un siglo nuevo
sigue siendo Frank País
quien escribe nuestros textos
y el moncadista Raúl Gómez García
y no hay poder que trunque su vuelo
ni con el arma de la censura
ni con medio siglo de bloqueo.

Nunca se seque entonces
tanta sangre, tanta tinta
- compañero del alma, compañero -
dedicada a mejorar la vida.-



*de JORGE FALCONE. falconej@speedy.com.ar




Correo:


5º Encuentro Poético
Una jornada para el diálogo

Viernes 9 de abril de 2010, 19 horas


Con la participación de los siguientes poetas de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense:


Viviana Abnur – María Montserrat Bertrán – Carlos Carbone
Carlos Dariel – Santiago Espel – Eduardo Espósito -
Gabriela Verónica González – Walter Lannutti – Lía Miersch
Elizabeth Molver – Rolando Revagliatti – Mariano Shifman

y con los poetas

Susana Cabuchi (Córdoba)
Grupo Pan Comido (Córdoba)
Oscar A. Agú – Roberto Daniel Malatesta (Santa Fe)
César Cantoni – Gustavo Caso Rosendi – Norma Etcheverry
(La Plata)

Coordinación: Eduardo Dalter. Colaboración y
presentaciones: Rolando Revagliatti y Nidia Santa Cruz.

Saludos y reconocimientos a revistas y ciclos


-Viernes 9 de abril de 2010, 19 horas

Centro Cultural Raíces
Agrelo 3045 (entre General Urquiza y La Rioja)
Ciudad de Buenos Aires


*


Inventren Próxima estación: ANDANT.

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