martes, septiembre 02, 2014

BAJO CUALQUIER INMINENCIA COMENZARÉ UNA AVALANCHA…




*Photography: Katia Chausheva.







BAJO CUALQUIER INMINENCIA COMENZARÉ UNA AVALANCHA…

 (Selección de poemas de Mauricio Escribano)






*


Un consentimiento de solsticios,
un ojo de luz
recorriendo madrugadas,
una orquídea que se declara sola
y besa su propia boca.
Cada esquina tiene tu aleph,
en cada milimétrica molécula de aire
te suspiro,
cada brillo como de aluminio
graba tu nombre en mis pupilas.
Y puedo tocar la intemperie
de tu lengua lamiendo las vidrieras,
ese perfume a libros,
a zapatos de charol,
a espuma de leche y chocolate amargo
calentándonos las manos.
Ya no quiero ser el viento
que poema los espejos,
ni la lluvia que llora en las ventanas;
vuelca este otoño en tu diario de amor,
tómame entero, por favor,
no dejes nada.






*




Herbaria
la tarde aún se escurre
en tu vestido
todavía los jardines
te salpican de sol
y tu nombre
se alarga hasta mi sombra.
Rendida a tus pies perdura una promesa
hace tiempo fue tu huella
tu rastro de jazmín
y no se borra.





*



Tengo la pequeña sensación de estar en casa
sostenido de una aguja como un hilo
cosiéndole estrellas al cielo
permitiendo que el calor me abrevie
en una caricia de gatos acostados en la alfombra
mientras preparo la pólvora del alma
para abrir fuego
y volarte la nuca con balas de lengua.
Ahora no se en que parte de tu vestido
cae domingo
ni si tus rodillas sabrán sostenerme
con la fuerza delicada de una espina
ni si tu voz es de jengibre o porcelana.
Imagino que tus manos son pequeñas
y como hostias de membrillo son tus besos
disolviéndose en mi boca;
aún así te mataré sin miramientos
por la espalda.




*



 Algo en ella
como de semilla floreciendo,
y cierta hostilidad (de amante de las grietas)
a ser besada por el cielo
la hacía incomprensible para mí
y bella de remate.
Tan solo ver sus ojos
esos verdes riachuelos que miraban hacia abajo
(siempre negada al firmamento
porque de allí abajo
le atraían las lujuriosas criaturas)
-esos ojos-
chorreando raudos
por la ladera de su escote
donde dos pájaros hacían nido;
y de solo mirar -ese frío verde-
me sumía en un sueño
que me mantenía despierto.
Me preguntarán ¿por qué?
si no era necesario.
Siguiendo un ritual propio
diré que escasean los hombres
dispuestos a besar la boca de un abismo.
Su presencia, tan asombrosa
como un gesto de ternura en caída libre,
y tan lejana
que a ciencia cierta nada se sabía de ella,
hacía de mí
un lamer antiguo del cielo,
que de todo lo imposible se enamora,
y con lluvia de soles
embaraza a la hembra más profunda.
Aún sin saberlo, era
una recolectora de palabras,
su femineidad la delataba.
Y aunque leal a la tierra orgullosa
sus pezones se hacían evidentes
apenas ilegal los rozaba el viento.
Después de todo
matar de amor
matarse de amor
matarnos de amor
era su señal, su gesto de libertad,
anunciando la sed y la niebla.
-Estás muerto ya mi cielo- me dijo.
Cuando al caer en mis brazos
sus jaulas reventaron.
Arriesgaba cada borde de mi vida
para que me diera un secreto,
ese secreto que no se le cuenta a nadie
porque nadie lo creería.
-Hay lugares grandiosos,
para el que sabe mirar pequeño
y asombrarse – le confesé desde
el caos primitivo,
y no le di tiempo a nada.
Yo ya venía hechizado
estaba allí desde antes
y era mi voz sin aviso
una fiebre de galaxias.






*




Te extraño tanto
que hoy podría
ponerme a traducir
la muerte.





*



Me alcanza con vos,
casi sin ropa, sin paredes,
poetizada en una esquina.
Un café, un cigarrillo,
una tarde de lluvia verde
que se apaga
en tu boca explosiva.
Un gato en la luna,
un golpe de suerte,
tu espalda desnuda,
y la poesía.





*



Ella hipnotiza colibríes
con sus ojos enormes
y sus manos pequeñas.
Se para muy quieta
detrás de las flores
con su vestido verde menta
y zas…
lo sujeta de las alas
le clavaba un alfiler de oro
y se lo prende a la altura del pecho
desplumando un rosario
de sangre.
Ella destroza colibríes
para lamer su destino de amnesia.






*



Al calor de las nubes bajas
la tristeza sueña dormida
que lleva un vestidito de papel
y flores en las manos.
Pero despierta despojada
con las manos vacías
y los ojos hundidos
en un sueño que se va apagando.
Entonces le preparo el desayuno
le digo que es hermosa con el pelo suelto
que cuando sonríe el mundo se ilumina
y todas esas cosas
que se le dice a una niña
con tal de que bese el poema.





*




Era una rutina de ocres la distancia
y un resplandor en el monte tu casa.
Colgaba del cielo como una colmena
de lunas difusas. ¿Recuerdas el puente
de quebracho? Las piedras fosforecían,
y nos gustaba mirarlas cenando higos,
augurándonos la boca, condenándonos
con lenguas de mimbre. Y todo era para
asistir a un nacimiento inverso, a la unción
de una epifanía, que nos dislocara del mundo.
El cielo astillado, el otro, las horas. Sobrevivir
a la sequía. Ser dos intermitencias acumulando
el agua en una lágrima, para beberla luego.
Y volver otra vez al relámpago, a la acústica
del infierno, a ser dos diablos a contraluz,
en un espacio desconocido.





*




Sueño adherido y pordiosero,
arrecife de algarrobos, luz herida
te pronuncio en la copa de la tarde,
yo que lamo mi memoria, siempre
huyendo, tosco artesano del monte,
cornezuelo del centeno, fuego ebrio
de tedio que aguarda ser pisado por tu paso,
para verte desnuda y en el aire.

Hace tiempo que mastico las raíces
de tu cuello, esclavo de coral y no te veo,
qué es lo que quiero, sino tu boca
mordiendo mis palabras; no soy manso, no,
rompo los vidrios del diseño, por una gota
del calostro de tus senos, sangre, agua rosa,
la unción de tus heridas en el otoño de mi cuerpo,
a vos te quiero, la del otro camino.

Que te desvista el estupor de mi mirada,
mi sed de ríos quebrados, agua marina,
un refugio para el vino del ocaso,
ser en tus manos campo sin riendas, potro de trigo,
sembrarte la simiente de un sol blanco
graznar bajo los sauces a la puerta de tu alma,
y que al fin le abra tibia una alabanza, a este sueño
adherido y pordiosero.






*




Háblame en la boca mientras llueve
quiero beber tus palabras.
Mejor dicho beberte la voz.
Quiero tragar de tu lengua
la noche empapada.





*



Diré que sus manos
eran ángeles que huían
tropezando en la ternura
de mis brazos.
Diré que no hubo un beso
aunque por mis labios
corrió un hilo de locura
que venía de su boca.
Diré que se marchó
y dejó mi sombra
de pie en aquella esquina
juntando los fragmentos
de la noche.





*




Concédeme tu orilla
emerge indetenible agua de río,
tócame, cierra las heridas.

Pronuncia mi nombre
en el altar de los silencios,
profánalos.

Deslúmbrame de fuegos
hazme tu ceremonia
descorazonada y asesina.

Ovula este misterio de cayena
salívame los dedos,
ensáñate amor mío.

Que entre mis dientes
destilen tus pezones
gotas de laberinto.





*



El sol doró almendras en mis venas
y escaló hacia tu cuello con todos
mis suspiros.

Ahora sus rayos nos derrotan,
culminan su trabajo. Los ojos profetizan,
tiemblan golondrinas en las manos. Y el corazón
ocupa todo, como una erupción volcánica.

Finalmente somos uno. Tejió el sol en nosotros
su nuevo pentagrama. Las reliquias son astillas.

No dijo que dolía, no nos pidió permiso, solo uso
nuestras palabras. Y nos condenó al amor,
arrasándonos sin lástima.






*



Ella musitó la lluvia
en el Corán de mis brazos
una luz esmeralda
abrillantaba la cara de los barcos
-era un sueño con ojos de agua-
me levanté y salí a la calle
con su voz en las manos
como si llevara un ramo de rosas
a ninguna parte.






*



Volví a mirarla pero no me veía
estaba triste en un vaso de vodka.
Años después persisten sus pasos
quebrándome el silencio.
Se ocultaba con cierta elegancia
aún sabiéndose pérdida.
La observe hasta convertirse en un punto.
Lo he pensado, lo he soñado,
nada en ella tenía prisa.
Ya no pude arroparme
en su cuello.
Cada noche me lo cuento a mi mismo
-por si me hubiera visto-
y dibujo su boca con bolígrafo rojo.





*



¿En qué parte alrededor de tu cintura
toda mi vida se redujo a un signo entre mis manos?
No he elegido que me transforme tu amor
como no se elije entrar al poema y andar encantado.
Ni la contundencia de la palabra beso
podré concebir sin antes haberte besado.

Estar plenamente en lo mío
de ninguna manera
es subsistir a tu ausencia.

Pero aún desconozco la puerta
del libro que tiene guardado
el nombre que sangra tu boca.





*



No era ella Helena de Troya
era la fuga del Dios
que había en mi pecho.
No era yo ese hombre clamando
a la puerta de mi abecedario
su nombre en la niebla.
Era ella la niebla del Dios
después de la lluvia.
Un latido de mi corazón
se volvía concierto.
Vos mi amor, vos y vos,
sos la palabra que todavía
no aprendo.





*



Siempre tuvo los gorriones
del lado en que la luz
se hacía fruto en su pupila.

Siempre fue despacio
saltando uno a uno
cada charco
hasta perderse de vista.

El suelo en plena fuga
iba incendiándose de brillos.

Y así
del cabello a los pies
todas las cosas
de la palabra sol
se le prendían.

Como un racimo
de flores amarillas.





*



Salivé con versos tu boca. Es verdad.
Y hubiera podido dejar el poema
caer por tu enagua.
Pero ya me conoces.
Lo mío no es remojarte a palabra.
Sino conjugar en el tiempo que quieras
el verbo desnudarte.





*




Ahí donde no sé
en este letal modo de buscarte
por si acaso el vacío
dice algo
distinto a este silencio
que me grita que no existes
y que yo soy un extraño.
Ahí donde no sé
otro modo de abrazarte
que no sea arrinconarte
a mis latidos.

Te presiento cerca de las cosas
que aún no supe
y que esperan como un libro
ser leídas.






*



Honro a las deidades.
Me enseñan que el mundo acaba justo
allí donde tu ingle desciende hacia mi cumbre
chocando con las formas de las eternidades.
Empujo tu cintura hacia el centro del eón
y cada uno es ambos de múltiples maneras.
Tu boca inconsciente que es mi mitología
descociendo las murallas se precipita toda.
Vasija de la sangre donde la luna llena
enciende sus delirios. Y soy nadir de alas.
Crucificándote a mi piel cada vez que te reclinas.
Mis dientes en tu espalda clavándose en la hembra
humedecen la cayena de tus patios baldíos.





*



Es el rumbo nupcial que miré en el agua.
Pestañas y flores. No pueden las piedras
gotear más mis alas. Mis alas se rompen
volando hacia al norte donde está tu boca.
Que espera no obstante mi melancolía.
Se me van las manos. Rapsodia en el aire.
Se me va la vida queriendo besarte.





*



Flor sobre el agua.
Y podré andar por el mundo
llevando el aroma de este desvarió
que dejo por rastro.
Tristísima flor flotando en el agua.
Amor no me olvides. Mis noches son largas.
Y la luna de nácar que ondula en el cielo
no es más que el reflejo de un pájaro blanco.




*




¿Dónde continúa el amor?
Quisiera que tu nombre
no tuviera bordes
para no caerme nunca
del viento.
Como cuando no existías
y tus pasos eran de silencio.




*



Así que empecé a insolarme con tus ojos
me calentabas como a un bicho bajo una lupa
hasta quemarme de un parpadeo con tus pestañas.
Iba a volverme loco como tantos otros. Te lo juro.
No sé qué te llevó a dejarme con vida. Lo último
que recuerdo es que bajaste los ojos y me apuntaste
a la boca.





*



Se pasó la lengua por los labios.
No tenía freno su boca.
Y me dio la razón
al cruzase de piernas
dejando caer un zapato.
Antes de arriesgarme
dejé un poema en su cuerpo.
Como un pincel que desliza
rozando con solo palabras.
Su impaciencia rezaba.
Sin embargo era tan buena alumna.
Que lo recitó de memoria
cerrando los ojos apenas mi boca
posaba en su espalda.





*



Sabrás que te amo. Aunque este lloviendo
y no traiga paraguas te amo empapado.
Si. Desde el primer día te amo. Bueno quizás
al principio solo me gustabas. Pero voy a decir
que te amo. Porque lo dicen mis labios desde
el primer día sin que yo diga nada.
Entonces te amo. <<Te amo y te amo>>.
¿Ya te lo dije, no? Tantas veces que no puedo
olvidar recordarlo. Te lo digo siempre
y te lo diré entonces. Cuando tus manos tiemblen.

Sabrás que te amo.





*



Como si nada la música de sus ojos verde pálidos
aquieta el aire se da vuelta y empieza entonces
un suave descenso o la nada que viene a ser eso
de no estar cayendo más que en pétalos.
Si cierra los ojos desaparezco a veces pienso y
también que es mejor no mirarla si hay luna llena
y casi siempre hay luna llena y aves que se escuchan
volar al nivel del agua arriba de sus ojos inmensos.





*




Trato hecho.
Dentro del espejo hay gaviotas
zambulléndose en un mar de vidrio.
Solo vos y yo las vemos.
Por si acaso el amor fuera un pez
que intentando escapar de la red
olvidó que al mirarse al espejo
se encontró con su propio destino.





*



Vos sos el agua de mi voz
el animal que acecha
en la umbría de mis versos.
Yo solo soy la que sos
y otros poemas de amor
que se desatan de tu pelo.





*



Ya no tengas miedo
sé que estás detrás de la puerta
veo tu vestido, es el sol quien te está pulsando,
escucha: son violines, bandoneones,
sueños que se esfuman en tu vientre,
arropes, almizcles encantados,
un céfiro de polen dedicándole amapolas
a nuestro jardín invisible.
Ven, no resbales en las sombras,
encájame en el chakra de tus ojos,
florece para mí, muñeca rota.





*



La vela alumbra el rincón
donde las sobras bailan.
No vemos a los ángeles
pero caen sus plumas.
Dentro de los espejos
hay otra casa.
Siempre esta helada
quizás allí habite la memoria.
Nadie sale ni entra en ella
sin las llaves del invierno.
Si alguien arrastra los pies
no escuches, es una trampa.





*



Los párpados que ocultan tu silencio
también beberán tus lágrimas
y el sonido en la garganta
que no destejiste en la noche
mientras dormían los amantes.
De modo que en la niebla de los espejos
Ulises te será un extraño sueño mutilado.





*



Hay una nota musical
no sé bien si en tu sonrisa
o en tu pelo.
Llovió adentro de tus ojos
y ahora brillan como espejos.
Hay un licor furioso
no sé bien si allí en tus labios
o en tus manos.
Reverdeciste por detrás de las vocales
y ahora te vas cuando regresas.





*



Esos estambres sin entender
son relámpagos en tus ojos mansos
la vasta humedad que el cielo refleja
en tus labios casi quietos
pronunciándose al silencio.

La madeja es tu oración
tu tibio decir sin vocales
la luz indecible.





*



Dejarme ir en tus brazos.
Perder la noción y entrar en el sueño
con todo el destino detrás de los ojos.
Conciliar al calor de la piel la delicadeza
que arrastra cadenas por los días muertos.
Entreabrir la fragilidad de crear infinitos.
Aprender a nacer. Nutriéndome en la oscuridad
que relaja los viejos diseños. Y revela una nueva visión
en el infrarrojo.





*




Para espiar el paraíso.
Probé mi proa
navegando un mar de círculos.
Así desnudo empecé el poema.
Y perdido volví al silencio
para volverlo a empezar.
Por todas las veces.
Anidando un sol y un laberinto.
Anclé mi mano
en la inquietud de tu cadera.
Donde los sueños son oscuridades.
Y todo tu cuerpo es un ángel caliente
que lleva tatuado mi rastro en el mar.




*




Con un diccionario que sangra
desde los pulmones.
Todavía me agujerea tu voz
porque acertó a mi infinito.
Y es allí donde no logro desprenderme
de este amor nigromante.
Encima pusiste tus manos ahí
donde alumbra la oscuridad
destejiéndote el pelo.
Y es otra la cara que mira hacia adentro
habitando el espejo del hermoso cadáver.
Que aún beso oxidando mis labios.




*



Activaste un veneno oportuno
hasta derramarlo con todo lo tuyo.
Solamente para desbordarte
durante un minuto en mi boca.
Era un beso de diseño
un ataque subversivo.
Del tamaño de un minuto inolvidable.






*




Podría decir sin decir tanto.
Todo lo que en silencio
guardaban tus labios.
Sus bordes fatales.
Principalmente tu labio inferior
que no necesita de tanta palabra:
Un rojo puñal, un remordimiento.

Pero al excitar aquel animal
que dormita en tu lengua.
Intacto y voraz.
Llenó de plurales mi boca.





*




Que me duele verte tan sola
lloverte en la lluvia.
No se puede dejar a la noche
tus ojos sin sueños.
Describirte es caer de rodillas
lamer tus heridas.
No me nombres sino es a cuchillo
tu sangre en mi sombra.





*




Ella no puede
no sabe
cómo pegarle
a la muerte
una patada en la boca
y es tan fácil
como dedicarte a vivir
hasta que te llegue la hora
de limpiarte la sangre
en los labios.





*



Guardo una lista
de todas tus presencias.
Allí mis dedos
hojean los días
que he pasado
fuera del mundo.
Jamás podré renunciar
a los volúmenes
de esta enciclopedia.
Es mi acceso a tu piel
releerte a cadena perpetua.
Mientras parten los trenes
y cuento los días.



*


De sobra lo sé.
Aunque me aleje y empiece a correr
seguiríamos moviéndonos juntos.
Apoyándome en el calendario
cuanto más lejos me voy.
Más intensa la imagen de vos
continua en mis ojos cerrados o abiertos.
Decir que lo sé.
Confirmando que allí
donde inmóvil tu cuerpo.
Exactamente entre tus pulsaciones
miliunanochesco.
Y que tarde o temprano
si quiero perderme.
Tendré que apoyar mi cabeza en tus piernas.
Dejarme mojar por tus besos.
Y hundir lentamente el poema
hasta que desaparezca.




*


Mientras comía danzaba y bebía
siete veces al día agradecía su nombre.
Pero llegó el diluvio y ella se fue en el arca.
Aún así. Fiel a mi idolatría. Su amor siguió siendo
mi único Dios. Y para instaurar su nombre en la nueva tierra.
Le envié una paloma desde el sepulcro del agua.



*


No hay nadie más hermosa.
Sería mentira. Aunque mañana
una estrella se hiciera mujer
y bajara a la tierra. Porque la Belleza
que incluso tu nombre eligió entre las rosas.

Se hizo tenaz en tus ojos.

Ya pronto anochece.
Misteriosamente mis manos
descubren tu cuello.
En el espacio una estrella celosa
te ve sollozar un orgasmo
sitiada en mis brazos.
Y no entiende.
Por qué con tanta hermosura.
En la noche y desnuda
ya no sos orgullosa.



*


Yo solo sé enamorarme de vos en todos los mares
aunque tarden siglos las flores en llegar a puerto.
Por eso soy tuyo. Furtivamente tuyo.
Y enhebro delante del mundo la constelación
que te viste a mis ojos de romance y de encaje.
Porque únicamente tuyo mi amor. Yo soy luminoso.
Así que no te despojes de los brillos con que me encandilas.
A menos que frente al lucero quieras desnudarte.



*


Aquí. En esta penumbra
delante del mar.
Gritándole al viento
he embarcado desnuda mi voz
que anarquiza las olas.
Así. Entre rinocerontes de sal
y gaviotas de rouge.
Olvidándome de santiguar.
Apunté el sextante
hacia el horizonte y el sol.
Desafiando tus ojos que sin parpadear
determinan el trópico y la latitud.
Esa bitácora escrita en la piel.
Donde mi boca se encalla en tu boca
mordiendo el coral y la espuma.



*

Si la que enamora con las palabras
se alejara de este corazón que ahonda
su cuerpo en verso o en prosa.
Un pájaro enamorado alzaría vuelo
para ir a anidar donde las golondrinas
hacen del amor migraciones eternas.



*


No son necesarias las explicaciones.
Solo que perdiste la magia.
La vanidad siempre tuvo su altar
en tus pesadillas. No apagaste las velas
ni arrancaste las gasas de sus celebraciones.
No hay un metro en tu cuerpo
que no me dé pena. Tus ojos tus párpados
tu vientre tu coxis. Quedaste inbesada.
Pero no la magia. Que se ovilló a invernar
en mi boca retirándose de tu pubis.
La magia nunca. La magia siempre
se viene conmigo. Mediante el lenguaje
de las amapolas saldrá de un sombrero.
Y aunque anoche desnuda volvió la crisálida
a su celda de seda. Le crecerán las alas
después de septiembre. Justo a tiempo.
Cuando pasen las lluvias y florezcan mis ojos
durante la primavera.


*


Matemáticamente. Un astro se coloca
entre dos espejos. Y los espejos
sin cálculo alguno se vuelven amantes.

Infinitamente.




*


Se entibian los jazmines en tus manos
y es más alta la belleza que estudia
el colibrí cuando sonríes.
Anula la razón tu arquitectura
son tus ojos verdes santos
luego dos tigres febriles.

Delante de tu boca.
La sangre de las rosas
si me miras.




*


Sin vos yo no sé
dónde están las orillas.
Todo es agua
y vuelve a llover
sobre el mapa
de un mar infinito.



*

El sol saltó el muro.
Entonces con un terroncito
de azúcar endulzó la mañana.
Pronunció despacio todos los colores.
Y despertó mi sonrisa con exactitud.
Justo ahí. Cuando tus ojos se abrieron
como un manojito de flores.


*



Tu silencio comenzó una guerra.
Goliat avanza entre las flores
con su armadura de bronce.
Son demasiadas sus armas.
Grita tu nombre en mis venas.
Golpea su escudo
con su inmensa espada.
Yo solo tengo por honda una pluma
y por piedra un poema.
Lo que no sabe el gigante egoísta.

Es de la uva de luz que pusiste en mi boca
ni que tu amor para mi es tierra santa.



*



He escalado una rosa.
Huelo su perfume en el resplandor
de una palabra. Admito que es cierto.
Pesé mi nostalgia en una balanza.
Puse cada letra como un rumor
de pétalos arqueando los gramos.
Y desde aquí arriba en la cumbre
de la palabra Amor. Bajo cualquier
inminencia comenzaré una avalancha.




***


-Mauricio Escribano, nació en Santa Catalina (Llavallol), provincia de Buenos Aires (Argentina) en 1966.  Los bosques cercanos y sus singulares edificaciones escocesas, quedaron impresos en su alma. A los 14 años, su familia se traslada a la ciudad de Lomas de Zamora. Y a los diecisiete años, abandona su hogar y comienza a vivir por sus propios medios.
Desde entonces no ha dejado de escribir poesía, inspirado desde los albores de su adolescencia por Edgar Allan Poe y Jorge Luis Borges. En su juventud, tuvo que realizar diversos trabajos para ganarse la vida. Trabajo como encargado en un bar, fue auxiliar en el correo central, procurador en un estudio jurídico, adiestrador de perros, redactor creativo en un canal de tv, artesano, vendedor, granjero, pescador…  Viviendo en distintos lugares y realizando trabajos diversos. Incansable autodidacta sus primeros poemas fueron publicados en revistas literarias del underground porteño, Dieciséis whiskys y medio, La Mandrágora y Bs AS Psyco.  Las dificultades económicas sucesivas en su país, lo llevaron a  relegar la poesía, hasta el 2010 cuando atraído por el auge de los llamados Poetas de Facebook, volvió a publicar sus trabajos entre un grupo cada vez más grande de amigos y lectores. Actualmente es el creador del grupo Poetas De La Ostia, y muchos de sus trabajos, han sido publicados en antologías, por editoriales españolas, siendo convocado para la antología poética de la Noche de Granada entre otras.



***


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5 comentarios:

Raquel Graciela Fernández dijo...

Felicidades, Mauricio! Hermoso trabajo!

RoseMarie M Camus dijo...

Una maravilla de poesía. Me deja el alma enamorada de letras y dulzura. Gracias por esta selección de tan destacado poeta... Mi corazón.

Diana dijo...

Siempre se deleita mi alma en tu poesía

Deise Puga dijo...

Hola Mauricio,

Maravillosa selección de tus mas bellos poemas!!
Congratulaciones!!!

Deise Puga

© José A. Socorro-Noray dijo...

Muchas gracias, querido amigo, por regalarnos tanta sensibilidad y belleza. Un abrazo fuerte.