martes, noviembre 27, 2007

ES EL REMANSO QUE ALUMBRA EL DÍA...


Divagaciones al comenzar la mañana*



Estoy en el trabajo. Una oficina no muy grande con ventanales al parque y con vecinos conversadores. Vendedores de revistas, bizcochitos y facturas.
Todo transeúnte, a estas horas de la mañana, se detiene a comprar una bolsita de harinas cocidas de variedades dulces y cremosas o saladas, para acompañar el desayuno.
Un poco más allá, la avenida reporta los ruidos de siempre: motores acelerados, frenadas, el roce de los neumáticos en el pavimento, una puerta que se cierra. Luego, árboles y el lago. La mirada se detiene en ellos. Es una mirada necesaria para intentar seguir viendo. Es el remanso que alumbra el día.
Algunos pájaros gorjean. Se bajan irrespetuosos a comer la migas que los vendedores esparcen al final de cada jornada. Y no temen. No hay nadie de caza. Algún perro acompaña la comparsa, adoptando dueños pasajeros para luego hundirse en lo ignoto de esta parte de la ciudad. Fluyen las hormigas,
pequeñas y grandes, llevándose restos invisibles a sus guaridas. Otros insectos se escabullen en el aire o entre la gramilla, esquivando pasos o picotazos de los pájaros.
En tanto, observo. La vida fluye sin miramientos. Fluye y se dispersa en los confines y sus intersticios. No se detiene ante el primer escollo. Lo burla, lo salta, lo trepa y sigue presentándose renovada.
Sé que me habita. Sé que esta bordeándome, esculpiéndome en cada instante.
Sé que la habito y me permite habitarla. No pedí permiso. Solamente me concedió la gracia. Y no sé más de ello.
Entonces solo queda hundirse en el flujo que nos contiene y celebrar.
Celebrar la vida.



*Cacho Agú. cachoagu@yahoo.com.ar





ES EL REMANSO QUE ALUMBRA EL DÍA...







Martes, 27 de Noviembre de 2007

El sacerdote que puede ir preso por resistir un desalojo rural*




Es el cura párroco de un pueblo cordobés. Un tribunal lo juzga por desalambrar una propiedad. Aquí explica por qué lo hizo.
Carlos Julio Sánchez está enjuiciado junto a diez campesinos.


*Por Darío Aranda
desde Serrezuela, Córdoba



Turismo, monocultivo de soja, ríos caudalosos y sierras arboladas son postales recurrentes de Córdoba. Nada de eso existe en Serrezuela, al norte provincial, pleno desierto cordobés, con una sensación térmica que supera los 40 grados, humedad asfixiante, sequías –la última lluvia cayó hace ocho meses– y pobreza como regla. El Movimiento Campesino de Córdoba (MCC) tiene presencia en la zona, con centenares de familias organizadas que resisten desalojos empresarios, exigen justa distribución del agua y luchan por mantener su forma de vida ancestral. Uno de sus más estrechos colaboradores es el párroco local, Carlos Julio Sánchez, de 41 años, formado con la Teología de la Liberación, libros de Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz. Junto a la organización, resistió el avance de un empresario sobre tierras familiares, fue denunciado –junto a diez campesinos– y ahora afronta un juicio por “daño calificado agravado por delito en banda”, con una pena de hasta cuatro años de cárcel. En el patio de la parroquia, debajo de un árbol centenario y a la espera de la sentencia, parece tranquilo, serio, habla pausado, viste una remera con la leyenda “Ni un metro más. La tierra es nuestra” y comparte un mate recién preparado.
“Para un campesino, la justicia es la policía de la zona, que criminaliza la pobreza, la protesta y la organización de las familias. Hay una gran desprotección. Pero a partir de la organización ha crecido la concientización, y las familias campesinas luchan para que se les respeten sus derechos, ponen el cuerpo en la defensa de su tierra, protegen su forma de vida”, explica el cura.
Y cuenta cómo fueron los hechos por los cuales ahora está imputado. “El 5 de febrero de 2005 había reunión de delegados, hacía un calor asfixiante, más de 40 grados, viento caliente. Había pasado más de un mes del alambrado en las aguadas y los animales no podían tomar agua. Los Loyola estaban desesperados, plantearon el caso en la reunión y pidieron ayuda para sacar el alambrado y abrir paso a los animales. Y así se hizo”, resume el cura Sánchez, que visita las comunidades a diario y aporta sus dibujos en cartillas, periódicos y afiches del MCC. “Pero el empresario hizo la denuncia en la policía, la elevaron a Fiscalía e imputaron, con rapidez meteórica, a diez miembros del MCC y a mí”, explica y mueve la cabeza, en gesto de desaprobación.
Las familias campesinas suelen padecer presiones de empresarios para abandonar sus parcelas. Radican denuncias, pero escasas veces las causas prosperan. El MCC, que forma parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena, detalla que sólo en el norte de Córdoba afrontan un centenar de conflictos, con cerca de 100.000 hectáreas en disputa. “Ha habido algunas intervenciones de la Justicia, muy pocas, donde ha sido favorable a las familias ancestrales, por lo cual quiero pensar que la Justicia funciona, pero hay muchos eslabones de esa cadena que bloquean todos los derechos de los más pobres. Es una situación similar al poder político, al que no le cae nada simpático tener que dialogar con interlocutores tan incómodos como el MCC, porque los políticos están acostumbrados a sentarse con otros, como los empresarios sojeros o ganaderos que, justamente, son quienes pretenden las tierras campesinas”, explica el párroco.
Durante las audiencias del juicio, realizado la última semana, el Movimiento Campesino de Córdoba reivindicó el corte de alambres como “ejercicio legítimo del derecho a la tierra de las familias” y remarcó que desalambrar “no constituye delito en el marco que fue realizado”.
El mate caliente acentúa el calor, pero el cebador no se detiene. Es sábado a la tarde y una melodía de cuarteto comienza a hacerse escuchar desde una casa vecina. El cura sigue el ritmo con el pie y parece esperar la pregunta maldita:
–¿Qué sucede si la Justicia los condena?
Detiene el movimiento rítmico de su pie, deja el mate en el piso y busca entre sus dibujos un escrito. Extiende su brazo y comparte el papel. Es un comunicado del MCC, que en su parte superior resalta en color: “No es justo que las familias campesinas paguen con su tierra, con represión y persecución el negocio inmobiliario que se realiza con complicidad de funcionarios de la Justicia y del poder político”. Mira fijo a los ojos y nombra a los otros diez imputados, siete hombre y tres mujeres. “Estamos acusados por defender la vida campesina. Para algunos eso pareciera ser un delito”, denuncia y se produce un silencio incómodo, de esos que preceden una mala noticia. Pero el cura retoma la palabra, vuelve a reivindicar la organización de las familias y, por primera vez en la tarde, sonríe: “Ya no es una vergüenza llamarse campesino, es un orgullo que se grita y se canta, se pone en afiches y banderas. Ese es nuestro triunfo”.



*Fuente:
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-95316-2007-11-27.html




La cultura campesina*





*Por Alejandra Dandan


Nacido en Villa Dolores, y de familia religiosa, a los 15 años había leído la Biblia completa. Al terminar el secundario ingresó al seminario, leyó a los teóricos del Concilio Vaticano II y los teólogos argentinos del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Al mismo tiempo descubría a Borges, Fontanarrosa, Quino, Alberto Breccia, Marco Denevi, Arlt, Dostoievski y Tolstoi. Se ordenó cura en 1992. Vivió dos años en Cruz del Eje, otros dos en Villa Dolores y desde hace diez en Serrezuela.
Fue testigo, a fines del ’98, del nacimiento de la organización campesina, cuando las familias comenzaron a juntarse y pensar qué hacer para mejorar sus condiciones de vida. La radio parroquial y el hogar de chicos especiales que tiene la capilla fueron puntos de encuentro, debates y acciones. Primero fue un proyecto de atención primaria de salud, luego programas de radio y más tarde espacios de formación sociopolítica.
“Los campesinos padecen la ausencia de sistema sanitario, las dificultades de la producción, las desventajas de la comercialización de los productos campesinos en el mercado, la sequía y la injusta distribución del agua en la zona de riego.” Se detiene un segundo, piensa y continúa con la larga lista: “Carencia de energía eléctrica, emigración de los jóvenes, el desprecio de la cultura campesina por parte de los otros, los desalojos y la falta de acceso a la tierra”.
Aún recuerda su primer verano infernal en Serrezuela, las primeras mateadas con las familias rurales y los aprendizajes. “Los campesinos me dieron permiso para entrar en sus casas y en sus vidas. Así descubrí, junto a ellos, que para sobrevivir y vivir dignamente en una geografía y en una economía en extremo adversas hay que desarrollar una gran cultura. Y la campesina es una gran cultura, que valora la tierra y su historia, la gente y sus luchas.”



*Fuente:
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/95316-30135-2007-11-27.html






Verde Iceberg*




Cuando no se aburría el mundo
ni se empeñaba
con tanto festejo
y el recuerdo de la madre
el padre, el niño, la maestra de escuela y el amigo
era como una ofrenda diaria y natural
y la huerta, la chacra, la granja,
y la máquina de cocer
y el bordado
y la labor del soguero
y el orfebre
adornaban suficiente
una Fiesta Patria
un casamiento
o un cumpleaños de quince
o simplemente un baile
ahí
yo hubiera querido detenerme
entre cada promesa de sol
y el rocío
abandonando un amargo
por los dignos surcos
ahí
mientras el cielo
pedía brotes y frutos
y el mundo aceleraba su pulso
ante un tímido, respetuoso amor
y las ruinas de el Ser
habían quedado
en esa guerra lejana mas allá del océano.



*de Víctor Falco vittoriofa9@hotmail.com






Dime cómo hablas y te diré qué ideología tienes*



Las palabras, los símbolos y las metáforas que se usan definen tanto a los individuos como a las épocas. Y marcan, también, el ejercicio de poder que cada hablante hace al elegirlas.



*Por: Manuel Cruz
Fuente: FILOSOFO, DOCENTE UNIVERSIDAD DE BARCELONA METROPOLIS"


La enorme resonancia en el mundo entero de la desaparición en Portugal de la niña Madeleine McCann, especialmente a partir del momento en que sus padres pasaron a ser declarados oficialmente sospechosos, está dando lugar a comentarios de muy diverso tipo.
De entre todos ellos, quizá valga la pena llamar la atención sobre los que destacan que tanta insistencia, tanto presunto interés informativo potencian o estimulan lo que se acostumbra a denominar el morbo colectivo, expresión que tal vez merezca una pequeña reflexión.
La etimología de la palabra "morboso" no encierra mayores misterios: morboso es lo que causa enfermedad. Sin embargo, parece claro que, a pesar de ese origen tan concreto, el uso más extendido del término no es el literal sino el metafórico. Hablamos de que algo es morboso porque nos parece siniestro, sórdido, retorcido o vinculado con dimensiones oscuras (y negativas) del ser humano.
Era morbosa la delectación con la que mucha gente leía en mi país, España, hace algunas décadas unos populares semanarios denominados por aquí de sucesos o lo es la forma en que hoy las cadenas de televisión -tanto públicas como privadas, por cierto- emiten en horarios de máxima audiencia
programas dedicados a tratar esos mismos temas.
Las metáforas que terminan consolidándose -como ésta, desde luego- a menudo ocultan unos supuestos que, de explicitarlos, probablemente mucha gente no compartiría. Porque la idea de enfermedad tiene como contrapartida necesaria, como polo complementario de significado, la de salud, que queda de esta forma identificada con la norma (por eso una distinción paralela a la de morboso/saludable es la distinción normal/patológico). Pero qué contenido hayamos de atribuir a la salud está lejos de ser algo evidente por sí mismo.
En España durante el franquismo, resultaba habitual en los colegios religiosos que los curas se refirieran a los chicos que, además de estudiar, se dedicaban al deporte, dejando de lado perniciosas preocupaciones por el sexo, como chicos sanos. Los insanos eran los que, además de no estudiar, malgastaban su tiempo en un totum revolutum nefasto del que formaban parte, además de las mujeres, los billares, el tabaco, el baile y el alcohol.
Hoy, en cambio, incluso el padre o la madre de familia más conservadores se refieren, sin especial inquietud, a la obsesión de sus hijos adolescentes por los asuntos sexuales con frases displicentes del tipo "tiene la hormona desatada" o similares, y ni se les ocurriría calificarlos de morbosos por intentar liberar tanta energía contenida. Eso cuando no utilizan abiertamente la expresión sexualidad sana (frente a los curas de antaño, que hablaban, como mucho, de sexualidad ordenada: repárese en la diferencia, nada irrelevante).
Sin embargo, y por más paradójico que a primera vista pueda parecer, quizá este tipo de lenguajes suponga un cierto avance (al menos si lo comparamos con lenguajes anteriores, y con los supuestos que éstos deslizaban). En el fondo, hablar en términos tomados de la medicina implica ya utilizar un
lenguaje de connotaciones naturalistas que, por más que se refiera a dimensiones negativas, reconoce que todo lo nombrado es cosa que está en nosotros -que pertenece, digámoslo así, a la condición humana-.
Dicho a la inversa: no es nada diabólico, ni una fatalidad, ni viene asociado con forma alguna de mal absoluto. De tratarse de un mal, se trataría de un mal al que todos estamos expuestos. Precisamente porque es un mal que, en principio, habita en todos nosotros.
Como es obvio, esto, que sin duda marcaba una inflexión positiva en relación al imaginario colectivo precedente (teñido de pensamiento religioso), puede derivar en situaciones en la práctica tan indeseables como las anteriores.
Para que se me entienda: en principio constituye, ciertamente, un avance considerar que alguien no es un endemoniado, sino que simplemente está loco.
Y más avance aún es abandonar el término loco, y pasar a hablar de enfermo mental sin más. Pero si luego al supuesto enfermo mental se le interna en una clínica psiquiátrica como -en un ejemplo que alguien podrá considerar un tanto tremendista, pero que en todo caso fue absolutamente real- se hacía en la Unión Soviética de Stalin con cualquier disidente, habrá que convenir que el supuesto avance queda muy entredicho.
O, acudiendo a otro ejemplo, sólo en apariencia más light: por increíble que a los más jóvenes les pueda parecer, hubo un tiempo -tampoco tan lejano, a fin de cuentas- en que algunas gentes, con el aire de quien hace gala de tolerancia y amplitud de miras, gustaban de repetir, sentenciosos, un tópico que hoy nos pone los pelos de punta: "homosexuales los hay de dos tipos: por vicio y por enfermedad". La consecuencia que de tan liberal posición se seguía era que los afectados por semejante juicio debían recibir tratamientos diferenciados: había que enviar a los primeros a la cárcel (o, de momento, al calabozo), y a los segundos sólo a un hospital especializado (o, de momento, a que los viera el médico).
En definitiva, de nuevo se trata de aquello que decía Humpty Dumpty en Alicia en el país de las maravillas: la cuestión no es el significado de las palabras; lo realmente importante es saber quién manda. Y cómo ejerce su poder, claro.



*Manuel Cruz acaba de publicar "Cómo hacer cosas con recuerdos. Sobre la utilidad de la memoria y la conveniencia de rendir cuentas" (Katz editores).


*Fuente:
http://www.clarin.com/diario/2007/11/26/opinion/o-01901.htm







“Brzezina”*




Lapso entre los abedules
durante el cual
no seré casi de mi enfermedad

La veré recibirme a la primavera
alquilaré un piano, fumaré
permitiré que sin subterfugios el propio sol me entibie
arrojaré mis remedios a las gallinas
amortiguaré mi desgracia sobre la tangible
vida de una mujer

La veré despedirme a la primavera
seré velado por mi hermano
(quien recobrará entonces la sonrisa)
y enterrado.




*de Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar
“BRZEZINA” (“El bosque de los abedules”), filme dirigido por Andrzej Wajda.






*

Queridas amigas, queridos amigos:


El domingo 25 de noviembre del 2007 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg
(107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor venezolano Andrés Levell. Las poesías que leeremos pertenecen a Óscar Ángel Agú (Argentina) y la música de fondo será de Wayanay (Andes). ¡Les deseamos una feliz audición!


ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!


REPETICIÓN: ¡La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Cordial saludo!


YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com

Schießstattstr. 44
A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067



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