domingo, febrero 03, 2008

HACIA LO INALCANZABLE...


La ternura de la infancia*


Un derroche de magia
envuelve el mundo
cuando ríen los niños
y perfuman el aire.
El asombro se mezcla
con palabras ingenuas,
navegan los sueños
en diáfanos mares.
Los cuentos de hadas
tienen encantos ocultos
y colman de brillo
los ojos angelicales.
La música de las calesitas
inunda las plazas
donde las voces alegres
borran la tristeza.
El color de la inocencia
pinta los caminos,
brota la dulzura
estremeciendo la piel.
La ternura de la infancia
transita la vida,
el amor se enreda
en las alas de los ángeles.


*de María Griselda García Cuerva. mg_cuerva@yahoo.com.ar





HACIA LO INALCANZABLE...






Domingo, 03 de Febrero de 2008

Rosario y el mar*


*Por José Pablo Feinmann


¿Qué edad tendría? No recuerdo haberme planteado esa pregunta. Pero era una muchacha grande. Para mí, que tenía nueve años, el mundo estaba lleno de gente grande. Más chico que yo, el Bongo y punto. Después, todos los otros, o eran más altos que yo o eran más grandes, que venía a ser lo mismo, las
dos cosas venían en el mismo paquete. El más grande de todos era mi papá, que era grande en serio. Porque el viejo me había tenido tarde. A los cincuenta años. La leyenda familiar decía que era porque mi hermano, que tenía entonces nueve años (igual que ahora yo, aquí, en San Clemente), había pedido tener un hermanito. De buenos, mis viejos se lo dieron. De esa veleidad de mi hermano he venido al mundo. Si a mi hermano no se le daba por tener un hermanito, me perdía la aventura de la vida. Nacer, criarse y
crecer con un viejo que te tuvo a los cincuenta no es fácil. Ahora los pibes están acostumbrados. Hay viejos que tienen hijos hasta a los ochenta. Pero en San Clemente, por ejemplo, yo tenía nueve años y mi viejo ya andaba por los cincuenta y nueve. Te la regalo. Esa era la edad que me preocupaba. ¿Se moriría mi viejo dejándonos indefensos? ¿Indefenso sobre todo a mí, que era un niño? Porque así como un tipo de cincuenta y nueve ya era casi un viejo, un pibe de nueve era un chico, jugaba a la pelota, robaba nísperos en los jardines vecinos, iba al puente de Superí a buscar cañas para hacer barriletes, jugaba al cabeza en San Clemente, andaba a caballo, se metía en el agua, atravesaba las olas antes de que rompieran y coleccionaba figuritas Starosta. Pero nada de esto habría de ser posible si el viejo se moría. La muerte fue, desde el inicio, el tema de mi vida. Crecí temiendo perder a mi viejo. Tener nueve años y ver que tu viejo ya tiene el pelo blanco, en tanto los viejos de tus amigos son todos tipos de treinta o menos y no tienen una cana ni para adorno, no es fácil. No lo fue para mí. A veces, en Villa
Margarita, que era la casa que alquilábamos en San Clemente, si el viejo dormía la siesta, o aun a las noches, cuando me levantaba para hacer pis, iba a mirarlo a su pieza. Me quedaba quieto y vigilaba su respiración. Si el viejo respiraba, todo bien. Siempre, por suerte, mientras fui un pibe, respiró. Me iba tranquilo.
La primera, real experiencia con la muerte sucedió la tarde en que se ahogó Rosario. No se ahogó del todo. Pero, en el vocabulario de la época, ahogarse ya era si el mar te llevaba lejos. Estábamos en la playa. Era el atardecer.
Rosario se había hecho una amiga, otra sirvienta como ella. Ya aclaré que sirvienta era lo que hoy se llama, supongo, encargada doméstica. Como sea, les confieso algo: Rosario sería una sirvienta, se la calificaba con ese sustantivo feo, todo lo que quieran, pero las sirvientas, en los cincuenta, trabajaban todas. Ahora, las empleadas domésticas la pasan peor o no tienen trabajo. O tienen trabajo esclavo en algún garaje clandestino. Pero nadie les dice sirvientas, eso no. Rosario tenía también a Evita. Evita era la virgen de todas las sirvientas, las cuidaba, velaba por ellas. El día en que murió Evita, Rosario, que estaba en la cocina, no paraba de llorar. Yo andaba por ahí, jugando con el Mecano o armando un rompecabezas o pegando mis figuritas en el álbum (que se pronunciaba albún). De pronto, no sé por
qué, me reí. De cualquier pavada, no recuerdo cuál, la risa inocente de un chico que juega en su casa antes o después de hacer los deberes. Para qué.
Rosario la llamó a mi vieja y le dijo que Evita se había muerto y "Josecito" se burlaba, se reía. ¡Qué julepe se agarró mi vieja! No, Rosario, le decía, Josecito está jugando, cómo se va a burlar de Evita, todos estamos tristes en la casa, todos queríamos a Evita. Ma qué la iban a querer. Pero Rosario,
en casa, era Evita. Evita en la cocina, pero Evita. Bien, esa tarde, en San Clemente, Rosario se había hecho amiga de otra sirvienta como ella. Si me vuelvo a preguntar qué edad tendría, acaso podría arriesgarme a decir que tendría diecinueve años. A lo sumo, veinte. Para mí, una mujer grande. Mi
hermano, que me llevaba nueve años, según dije, creo, decía habérsela movido. No sé. Esa tarde Rosario ni bola le daba a mi hermano y, con su amiga, se había unido a un grupo de muchachos y muchachas. Mi vieja la dejaba. El viejo, esa tarde, estaba en la casa. Al rato, Rosario, su amiga y dos muchachos más se meten en el agua. Se meten bastante hondo y se toman de las manos y hacen una especie de ronda. No recuerdo en qué andaba yo. Pero los vi y me pareció fenómeno que Rosario se divirtiera. Mi vieja, la
escuché, dijo: "Ah, esta chica. Es una muchachona". Muchachona o machona no era precisamente puta, pero andaba por ahí. Si una chica se volvía demasiado muchachona ya era una puta irredenta. Si era sólo muchachona o machona, todavía no. Pero ojo, había que vigilarla. Creo que a Rosario le gustaba estar con esos muchachos y jugar a la ronda en el agua. Todo iba bien. El Bongo corría por la orilla. Y mi hermano hablaba de cualquier cosa con sus dos amigos. Alguna vez voy a hablar de los amigos de mi hermano. Eran
grandes como él, de su edad. O sea, mucho más grandes que yo. Pero eran dos papanatas irrecuperables. Para mí, la expresión "grande y boludo" o "vieja, haceme grande que boludo me hago solo" fue una experiencia más de San Clemente.
De pronto, la amiga de Rosario y los dos muchachos que jugaban a la ronda con ella empiezan a gritar. Gritan: "¡Rosario se está ahogando!". No lo pude creer. Rosario se había ido mar adentro. Parece que vino una ola y se la llevó. O una corriente o una marejada. El caso es que se fue. Y ni su amiga ni los dos salames que estaban con ella atinaron a nada. Era terrible verla flotar a Rosario. Tenía los brazos extendidos y la cara hundida en el agua, el pelo negro flotaba a lo largo de su espalda como una estela. Estaba lejos. Nadie se metía tan adentro en el mar. Si estabas ahí era porque te estabas ahogando, porque tenían que sacarte. Esa fue mi primera, concreta experiencia de la muerte. Verla a Rosario que flotaba mar adentro, sin levantar su cabeza, hundiéndola en el agua, sin poder respirar. Era evidente
que no podía respirar. ¿Cómo habría de respirar si tenía hundida la cara en el agua? Entonces estaba muerta. Ya estaba muerta. ¿Cuánto podía aguantar sin respirar? El drama no tenía solución porque el lugar en que estábamos no era un balneario. No había balnearios. No recuerdo carpas. La gente llevaba
sus sombrillas, las clavaba en la arena y se acabó, a tomar mate, a jugar a la pelota, a meterse en el mar. Si no había balneario, no había bañero. Esto era lo que nos hacía sentir a todos que Rosario se moría. Nadie podría salvarla. Nadie sabría nadar hasta ahí y traerla. Sólo un bañero. Pero San Clemente tendría uno o dos bañeros para una larguísima extensión de la costa. Mi vieja lloraba como loca. No lo pudo tolerar. Agarró sus cosas y se fue. Todos gritaban. Todos miraban esa figura cada vez más lejana, Rosario.
Yo estaba temblando, enmudecido. Eso era morir. Esa era la desgracia. Y algo más, algo profundo, algo que un niño de clase media tiene inoculado y sólo la vida (su decisión libre) le quitará o no: si a alguien le tenía que pasar algo así era a Rosario. Porque era pobre. Y porque a los pobres siempre les pasan cosas feas. Porque sí, porque son pobres. Ahora tenían suerte porque se decía que Evita los cuidaba. Pero no era suficiente. Las desgracias rondan a los pobres. Ellos mismos lo saben y tienen una frase estremecedora, dura: "La suerte de los pobres". ¿Quién le había dicho además a Rosario que se fuera a machonear con esos muchachones? Esto le diría mi vieja esa noche.
Vos también, Rosario, mirá lo que se te ocurre. Irte con esos tipos a hacer la ronda donde no se hace pie. Porque el mar se dividía en dos partes: la parte en la que hacías pie y la parte en que no hacías pie. Parece que Rosario, de machona nomás que era, se metió, en medio de su entusiasmo, donde no se hacía pie. La tragedia había sido inevitable. A los dos boludos amigos de mi hermano jamás les pasaría eso. Eran blanquitos. Y uno, de ése sí que no me olvido, era socio de la Acción Católica e iba a misa los
domingos, en el barrio, en la Iglesia San Patricio. Ya se veía que iba a ser gordo. Boludo, seguro. Ninguno de ellos hizo el más mínimo gesto para ayudar a Rosario. Ni locos. No los culpemos demasiado. Rosario ya estaba demasiado lejos. Se moría. Se ahogaba.
Entonces apareció un tipo a caballo. Tenía una remera, un pantalón de baño y montaba en cuero. Tenía bigotes finitos. Esto me quedó grabado. No era alto pero era sólido, morrocotudo. De un salto se bajó del caballo, se sacó la remera y se metió en el mar. Todo fue fácil. Nadó hasta Rosario y la trajo.
Le hizo esas cosas que se les hacen a las personas que se ahogan, respiración boca a boca, le golpeó el pecho, eso. Rosario revivió. El tipo no dijo una palabra. Montó otra vez su caballo y se fue. ¿Quién era? ¿El Llanero Solitario? ¿Colt Miller? ¿El Superhombre en malla? ¿El Hombre Murciélago? (Ahí no existían ni Superman ni Batman. Eso vino después.)
¿Quién era? Era Dios, dijo una señora. Y se santiguó. Bué, seguro que era de las que iban a la Acción Católica como el amigo boludo de mi hermano. El otro era judío, pero boludo también. Ya me voy a ocupar de los dos. La cosa es que Rosario se levantó. Se puso contenta. Sonreía. Y el gran susto quedó
atrás. Rosario era una chica linda. Tenía unos dientes hermosos y una sonrisa alegre. Era oscurita, desde luego. Las sirvientas eran oscuritas.
Oscurita y sirvienta era casi lo mismo. Y "oscurita" escribo yo ahora.
Oscurita tu abuela. Rosario era una negrita. Había venido de Santiago y era muy trabajadora. Tenía un bozo terso sobre los labios y eso la condenaba aún más. Lloró el día de la muerte de Evita. Lloró esa noche en la casa, al volver. Porque todo el susto le vino de golpe. Mi vieja la abrazó. Mi viejo le fue a comprar chocolates. Pero era mala también. Vieran lo que nos hizo a un amiguito mío y a mí. No sé por qué, de mala nomás. Es feo lo que tengo que contar. Raro. Tendríamos siete años o por ahí. Nos pidió a los dos que abriéramos grande la boca. Cuando lo hicimos, muy tranquila, nos metió una escupida a cada uno, la dejó caer como una hostia, un sacramento. Al Bongo lo quería como loca. Después del viejo, nadie lo quería como ella. Qué suerte que no se ahogó. Había sido muy horrible verla irse hacia el horizonte, hacia lo inalcanzable. Después llegaron dos bañeros. Tarde, claro. Les dijeron sobre el tipo de a caballo que había salvado a Rosario.
No lo conocían. No, no era bañero. Los bañeros eran ellos. No sabían quién podría haber sido ese hombre. Nadie lo supo. Ni Rosario, que le debía la vida.


*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-98392-2008-02-03.html




*


RECUERDO LOS CAMIONES... Yo me decía: locomotora y un solo vagón. Tren mocho, parecían. Los camiones. Recuerdo, y eso quiere decir que lo paso de nuevo por el corazón.
Brillos ruidosos. Que parecen andar lento, y pasan rápido. Tapados de algodón, de troncos, de ladrillos, de ganado, de pollos, de verduras, de cereal. "¡Hasta la jeta!", dice la gente, y me hace reir.
Camiones de mudanzas: dicen las malas lenguas que traen repuestos para la timba. Y qué será eso...

Yo miro los camiones. Si están quietos, los toco. Si tienen el buche trompudo delantero abierto, admiro los motores. Su calor remueve l´aire. Las cosas parecen derretirse, mirando de través. Como cuando se mira por sobre en cima de la tapa del fogón de la cocina a leña.
Trepado yo a los estribos cromados, niquelados, pavonados, como los caños de las escopetas. Los camiones...

Bien cargados, por gente que sabe hacer, no tumban ni mordiendo banquina. Si hay tierral, es que alguno bajó del asfalto y se nos viene. Los que siguen por la ruta hacen un ruído tremolante. Turbinón, digamos. Como lo que se oye poniendo la oreja cerca de una bandera al viento.. Los camiones...

Sobre todo estos, que tienen la suerte de pasar por Vera...

Hacia los puentes del Toba y el Espín, y, entonces, por Malabrigo y Reconquista al Chaco, hacia allá, y por Margarita y Calchaquí hasta por lo menos Santa Fe, hacia el otro lado...

Y cuando paran a descansar, indican que ahí se come barato y bueno. Bicho recién carneado, verdura fresca, huevos de acá nomás, fruta del fondo, queso y dulce, agua de pozo sacada de aljibe o bomba, soda, jugos. Del vino ni de la cerveza puedo hablar a mi edad.
Y pasan, los camiones. Y vuelven.

Me fascinan las ruedas. Verlas girar. Las ruedas y los camiones parecen de juguete. Esos juguetes que parecen de verdad. Con los que jugamos o imaginamos jugar. Que es lo mismo...

En los patios del Hotel La Giralda , con Pepe y Carlitos Fierro y sus primos, de la tienda que tenía un pavo en el patio, de la verdulería de la que por una moneda o un billete de un peso me volvía con una manzana que no me cabía en la mano, y el chico de los Pons.,
Y con el Hugo Meyer, si no jugábamos con el auto de carrera en la sodería de su papá.
Pero los patios, ganan por mayoría, los patios y los traspatios, y los gallineros. El patio de los Volkart, y el de tras los tribunales con los hijos de Urbano...

Aún deben estar pasando, los camiones. Veloz ruído brilloso. Por allá.
Nosotros preferimos, ahora, parar un poco. Ir a tomar la leche.
Para, enseguida, apenas luego, casi ni después, correr detrás del mejor camión de todos: el camión regador. Disfrutando de su mojada flor...

Eso sí: recién bañados...



*de Horacio C. Rossi. terrazio@ciudad.com.ar





Domingo, 03 de Febrero de 2008
LA TERRIBLE HISTORIA DE LA NIÑA OBLIGADA A PARTICIPAR EN EL CRIMEN SATANICO DE CORRIENTES QUE LUEGO AYUDO A ESCLARECER

El infierno de Ramonita*


Tiene 14 años y una vida de tragedia. Fue empujada a integrar una organización satánica que traficaba niños y los prostituía. Formó parte del ritual donde se descuartizó a Ramoncito. Lo contó ante la Justicia. Y fue amenazada, intentó suicidarse y terminó internada en un instituto.

En la ciudad de Mercedes hubo numerosas marchas en reclamo de justicia para el crimen de Ramoncito.
Imagen: Gentileza Diario La República


*Por Alejandra Dandan


La voz de Ramonita empezó a conocerse el año pasado. Su testimonio sobre el crimen en un ritual satánico casi sin antecedentes en el mundo le permitió a la Justicia correntina cerrar la investigación por la muerte de Ramón González, el niño recordado como Ramoncito y cuyo homicidio formó parte de una trama de comercialización de menores, prostitución de niños y drogas. A varios meses de su relato, y mientras la causa avanza hacia el juicio oral (ver aparte), la vida de la adolescente de 14 años parece haber tocado el infierno. Luego de su declaración inicial, Ramonita debió abandonar la ciudad de Mercedes bajo amenaza y quedó internada en un instituto de menores, donde atravesó dos intentos de suicidio. Luego de varios reclamos, la Justicia finalmente le encontró un lugar alternativo, una casa para ella y su familia y la sumó al Programa Nacional de Protección de Testigos, que aún parece suficiente.
“Me gustaría que ustedes mismos miren el lugar donde está”, dice a Página/12 todavía preocupado el fiscal Gustavo Schmidt, que estuvo a cargo de la investigación de la causa. “Hasta hace una semana, la única ayuda que recibía Ramonita y su familia era de los profesionales que se acercan voluntariamente para asistirlos: pero tuvimos que salir nosotros mismos a pedirle una silla a una escuela del barrio porque ni siquiera teníamos cómo sentar al policía de custodia. Y estamos hablando de un cuadro muy especial y, para que me entienda, su situación es muy, muy delicada.”
La vida de Ramonita es otra desde octubre de 2006, cuando participó de aquella ceremonia celebrada al Señor de la Muerte donde mataron a Ramoncito. El niño de 12 años sobrevivía pidiendo monedas en la terminal de micros de Mercedes, y era uno de sus compañeros de una escuela que abandonaron poco antes del ritual. Desde el momento del crimen, el juzgado a cargo de la investigación intentó tomarle alguna declaración a la niña pero Ramona no dijo nada hasta mucho tiempo más tarde. Sólo a partir de marzo de 2007 y luego de un contacto muy cercano con una de las oficiales de servicio empezó a animarse a decir algo. En septiembre se conoció su testimonio más importante, en el que confirmó nombres, lugares y cada uno de los puntos que se venían tratando de probar.
“Ramoncito estaba sentado en un sillón marrón que llevó M”, contó en su testimonio publicado más tarde por Corrientes Noticias. “Después de eso él quedó medio boludo, se empezaba a reír y le hicieron cosas, le acostaron en una mesa de M., y le hicieron algo parecido a lo del viernes, le sacaron el pantalón y le hicieron una oración al ‘santísimo cuerpo’”.
La biografía
Hasta entonces, Ramonita era una nena muy parecida a un niño de la calle. Vivía con su abuela Paula García, que además criaba a uno de sus hermanos, de 12 años. Ni ella ni su hermano, conocido como Juan Carlitos, tenían mucha relación con su madre, Zulma Gauna, que en la causa aparece como una madre ausente, que no está, que no sabe. Ramonita tenía además otros dos hermanos, más chicos, de 3 y 6 años, que aparentemente no vivían con ella. Pasaba el día entre la casa de la abuela, la escuela que luego dejó y las noches que había ido encontrando y descubriendo en la calle en medio de un circuito que la acercó a la organización.
Según el expediente, desde hacía “varios meses” Ramonita se había vinculado con el grupo religioso donde el culto satánico al Señor de la Muerte se mezcla con rituales de magia negra, consumo de drogas y de sexo, y donde se obligaba a los niños a ejercer la prostitución. En el grupo, Ramona era la “escribiente”: “La habían ungido como reina, como una de las elegidas –explica el fiscal–. Ella dirigía a todos los participantes del grupo a través de teléfonos celulares, lo hacía con otra de las personas adultas que ahora está detenida, organizaban las citas que se hacían en cementerios, fuentes, cruces de calles, rutas, en puentes o en la casa de alguno de los adultos y ella lleva anotación de todo lo que se hacía como en un libro de actas.”
En las ceremonias se tomaban fotos, se hacían filmaciones de los distintos momentos, como también de las violaciones, como sucedió durante el crimen de Ramoncito. Del cúmulo de pruebas reunido en alrededor de las 4000 fojas de expediente, la fiscalía da por cierto que “todos” los menores fueron violados. Por eso se iniciaron causas por corrupción y violación de menores, además de homicidio.
La internación
Luego del ritual, el juez Gustavo Buffil ordenó la internación de Ramona en el Instituto de Menores Pelletier. La decisión crispó a los medios de prensa locales y organizaciones sociales. Pero Buffil le había sacado la patria potestad a su madre, y Ramona no tenía con quién estar. Su abuela estaba detenida porque el juez suponía que los nietos iban a las ceremonias rituales con su consentimiento, por eso quedó imputada. En este momento, la abuela goza de una “falta de mérito” y la Justicia investiga en realidad si ella y su marido, que está muerto, pudieron haber sido otras víctimas de la organización. En tanto, Buffil y los fiscales aún defienden aquella internación de la niña en el Pelletier como “la única alternativa” que tenía la provincia.
“Ramonita estaba mal alimentada –dice Schmidt–, anémica, con bajo peso y amenazada, y su abuela decía que en un momento se le hizo completamente ingobernable la niña y la situación.”
En el instituto Pelletier, que está dirigido por monjas, Ramonita atravesó dos episodios graves. La internaron dos veces en un hospital por intentos de suicidio, y aunque nadie puede decir que no ocurrieron no se descarta que hayan sido parte de una excusa inventada para escaparse. Aun así, el episodio logró motorizar a su madre, que desde aquel momento dejó de estar ausente y apareció ante los medios de Mercedes. En donde pudo denunció a la Justicia las supuestas presiones que estaba recibiendo su hija para decir lo que estaba diciendo, pero sus palabras no encontraron eco y ella misma quedó bajo sospecha. Los medios sugirieron que podía estar intentando frenar la investigación presionada a su vez por los poderosos organizadores.
Ramonita había dado demasiados datos como para causar algunas molestias. En el expediente describió cada una de las bestiales escenas de un ritual, y su testimonio le permitió a la fiscalía vincular ese episodio con el crimen de un adulto de 1994 y con el cuerpo de un bebé muerto que apareció en el centro de Corrientes en 2005. También abrió el camino para investigar a los sectores económicos y políticamente más importantes de la ciudad porque mencionó a un empresario como el dueño de la casa donde alguna vez se hizo un ritual. A partir de su relato, la Justicia convocó al empresario y a un candidato a concejal de las últimas elecciones como “testigos sospechosos”, una figura que en Corrientes existe. Todavía no hay elementos de prueba para relacionarlos, pero los nexos son parte de las hipótesis más firmes de la causa y una de las sospechas de personas como la monja Martha Pelloni (ver aparte).
La (des)protección
Para buscar una alternativa, Buffil pidió al gobierno nacional a través de la Fundación Soporte el ingreso excepcional de la niña al Programa Nacional de Protección de Testigos. Ella quedó incluida el 21 de diciembre pasado pero el programa le asegura por el momento únicamente el traslado a una casa fuera de su lugar de residencia habitual durante sólo seis meses, y custodia policial. Un cuadro aparentemente insuficiente.
La semana pasada, su hermano Juan Carlitos estuvo tirado durante una hora y media en una cama, sin moverse y sin hablar. A pesar de los cuidados que intentan tener quienes trabajan con ellos, luego de una de sus primeras declaraciones el niño sufrió una suerte de shock que lo dejó en una especie de suspensión permanente. Aún no está recuperado y aunque lo tratan, los especialistas creen que podría mejorarse lentamente. Ellos ahora temen que su hermana –que está sometida a las mismas presiones y aún es una niña–, siga el mismo camino. Por eso la desesperación.
“Yo no sé si Ramonita está incluida o no en el Programa de protección a testigo, si usted lo dice será así, pero lo que yo le puedo decir –dice Schmidt, nuevamente– es que la plata la Nación no la está poniendo, que todo lo poco que hay sale de acá.”
Ramoncita quiere irse a Mercedes, pero su situación sigue siendo complicada.



*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-98386-2008-02-03.html




*

Mi ternura no es un edificio en torre, mucho menos un laberinto.
Es una construcción poderosa, de pura piedra, sin labrar, sin artificios.
Mi ternura es apenas un dólmen: rudimentario, primitivo.
En él los druidas supieron reunirse para conversar con los dioses con la naturalidad con la que ahora levantamos el tubo del teléfono.
Mi ternura es un lugar abierto a los vientos, un espacio junto al que puedes sentarte con la guardia baja a mirar como pasan las nubes en el cielo.
Coqueteas con mi ternura pero le temes más que al mes de agosto. Mientras, mi ternura, es bueno que lo sepas, te ignora. Existe contigo o sin ti.
Todo pasará y ella quedará, como los dólmenes:incógnita bajo el cielo.
Acaso recuerde que alguna vez, en el tiempo en que fue bello y breve y eterno, alguien se sentó bajo su sombra a conversar con los dioses.


*de Verónica Capellino veroaleph@hotmail.com

-Enviado para compartir por Horacio C. Rossi. terrazio@ciudad.com.ar









Correo:



Re: TRENES, CAMIONES Y TRACTORES...*


Gracias Eduardo!!! Muy buena la introducción!!! Jajaja!!!

La nota que sigue a la mía es de Pablo Capanna quien fuera profesor mío en 2do año de Ingeniería en lo que llamaban "Cultura II", que era, en realidad, Psicología Social en la Industria. Él me enseñó las suficientes cosas de esa temática y pude comenzar a comprender un poco de la conformación psicológica del Ser Humano (Mi único final con 10 en Ingeniería!!!).
Todavía no lo leí, solo quería contarte, es uno de esos pocos tipos que recuerdo de la UTN y al que, con gusto, puedo llamarle Mi Profesor.

Un abrazo

*Jorge. jorgedemendonca@gmail.com






Diario Los Andes: El tren y el túnel, muerte y resurrección*


Un buen amigo de Mendoza me mandó este Editorial del Diario Los Andes.

Su reflexión es contraria a todas las actitudes políticas y populares de 100 años: El tema no es "un paso", son TODOS LOS PASOS A CHILE. Y ninguno compite con el otro. Mis felicitaciones a Bustos Herrera.

Un abrazo.

*Jorge jorgedemendonca@gmail.com


http://www.losandes.com.ar/nota.asp?nrc=422193&can=47


El tren y el túnel, muerte y resurrección*


*Gabriel Bustos Herrera


El jueves, cuando los titulares mostraban gruesa tipografía con muertes y renacimientos del Trasandino, cobró vida la vieja idea del gran túnel por debajo del Cristo. Para los nostálgicos, sonó con ecos parecidos a la propuesta en 1994, cuando desde aquí, desde Mendoza, se gestó el primer estudio de consultoría internacional. Muerte prematura: los 2.000 millones y muy otras circunstancias geopolíticas y comerciales, disiparon entusiasmos por aquellos días complejos y de crisis.

En Santiago y Buenos Aires, el 31 se formalizaba el final del anterior proyecto del Trasandino (el que "iba por arriba"), escuálido y sin mayores interesados mundiales. Pero simultáneamente, en ambas capitales se anunciaba el parto del nuevo proyecto: un túnel de baja altura -23 kilómetros entre Puente del Inca y Juncal- doble, ferroviario y con carretones eléctricos para portar el tráfico camionero del corredor atestado.

Ese mismo mediodía, José Luis Gioja le "vendía" a Michelle Bachelet su viejo proyecto del túnel carretero por el paso de Agua Negra ("Un acontecimiento histórico para San Juan", calificó su encuentro con la doctora de La Moneda, que estuvo simpática pero no prometió mucho). En San Rafael, subieron las pulsaciones de la añeja demanda de nuestros sureños, que insisten en que la mejor opción es por Las Leñas, San Rafael y ofrecen un túnel breve de 14 kilómetros.



El queso gruyere. "Tenemos que agujerear la cordillera, como un queso gruyere que nos integre definitivamente", dijeron Menem y Frei, a mediados de los '90, cuando priorizaron inversión en 14 pasos. Antesala del encuentro que después, por el frustrado tren Trasandino "por arriba", tuvieron aquí el año pasado en Maipú, Néstor Kirchner y Michelle Bachelet, la tarde en que se pusieron tensos por el gas escaso. Después, el saldo conocido: mutuos recelos; estrategias cambiantes.

En la Rosada -también en el Barrio Cívico- fue empalideciendo el impulso político que como política de Estado demandan estos emprendimientos (mueve intereses políticos, económicos y recelos del transporte terrestre en ambos confines).

Con poco entusiasmo por el Trasandino chico, La Moneda apuntó al corredor del norte -Porto Alegre-Arica- que acordaron con Lula y Evo Morales.

Mientras, aquí, en el pago, se anarquizaron los intentos vecinales: Sapag, quiso un Trasandino para su campaña presidencial (llegó a construir unos kilómetros de vías en Neuquén); Cobos se movió más efectista que efectivo. Los de Las Leñas en el sur intentaron terciar los intentos, con espasmos; Gioja siguió pujando por el paso por Agua Negra (promueve el corredor Brasil-el centro argentino-San Juan-Coquimbo ("El paso sojero hasta el puerto de Coquimbo", dijeron con De la Sota y Busti hace 2 años).



Renace el túnel. La aparición de este nuevo proyecto de perforar la cordillera "por abajo" del Cristo -23 kilómetros, a 2.500 metros de altura, desde Puente del Inca hasta Juncal, para eludir el embudo de los Caracoles- con un tren Trasandino eléctrico de mayor envergadura (hasta 30 millones de toneladas/año), que porte en carretones a través del gran túnel el tráfico que satura el cruce a Chile por el Cristo (1.100 camiones diarios de promedio), actualiza entusiasmos por el Túnel del Sur.

El grupo Eurnekian, Tecnicagua, los brasileños de Camargo-Correa (una de las constructoras más grandes de Brasil, aquí dueños de Alpargatas y Loma Negra), probablemente también Cartellone y algún grupo chileno, mueven de nuevo el avispero: presentaron el 15 de enero, simultáneamente en mesas de entrada de La Moneda y la Rosada, su propuesta inicial ( "si hay apoyo político concursaremos un estudio de factibilidad técnica y financiera que cuesta 6 millones de dólares, como para licitar en un año y medio", explicaron).

Los pioneros del Barrio Cívico en 1994 -frente a muy otras circunstancias geopolíticas, comerciales y de costos- ya veían venir, lo que hoy ya tienen bien medido Eurnekian y los nuevos emprendedores: la explosiva expansión comercial del Mercosur hacia el Pacífico, el vertiginoso crecimiento del comercio Brasil-Argentina-Chile (se cuadruplicó en una década); los puertos del Pacífico chileno como opción en el camino al Sudeste Asiático. Y no es capricho esto de pasar por abajo del Cristo, como hace Europa con 6 túneles por debajo de los Alpes, hasta para sus trenes de alta velocidad. El objetivo son los puertos de Valparaíso y San Antonio, que concentran el 80% de la carga portuaria chilena (los del norte todavía no son opción y demandan infernales inversiones). Por este corredor central se mueve diariamente el 75% del comercio terrestre entre Brasil-Argentina-Chile. Y aunque no lo admitan en público, el paso por Cristo-Los Libertadores y el embudo de los Caracoles, está hoy en colapso (calculan incluso que el tráfico se triplicará en 10 años más).
¿Y el acuerdo Chile-Bolivia-Brasil por el nuevo corredor ferrovial Porto Alegre-Arica? No es una pretensión simple: suma casi 4.500 kilómetros a construir (un proyecto de 5.000 millones verdes). El actual corredor Porto Alegre, centro argentino, Mendoza, Valparaíso (o San Antonio), implica unos 3.000 kilómetros, que ya tiene infraestructura en funcionamiento. El gran túnel -calcula Eurnekian- demandaría 3.000 millones y 10 años de ejecución.
En términos geopolíticos, los analistas lo ven de otra manera: para la integración continental, nuestro corredor central no es competitivo con el que firmaron Bachelet, Lula y Evo, es complementario, suma. En dimensión regional, Gioja le contestó el viernes temprano a una radio local: "Lo del paso de Agua Negra no es competitivo con el túnel y el proyecto ferroviario del Cristo, es complementario, suma a la idea de agujerear la cordillera con muchas opciones regionales. Como Pehuenche, como Jama, como el que han firmado Chile, Bolivia y Brasil".
Cambio de caras. ¿Y de actitudes? Dicen los hombres de Eurnekian, que en La Moneda no sólo hay caras nuevas. El nuevo ministro de Obras Públicas de Chile -asumido el 6 de enero pasado- acusó recibo de la propuesta del túnel y en la Rosada confían ahora en que esta semana, junto con el zar De Vido y en el contexto de la nueva política ferroviaria argentina, la formalizarán simultáneamente.
De todas maneras, el nuevo ministro chileno, Jorge Bittar, se sumó al trámite y no es un dato menor. ¿Cambio de actitud? Su predecesor, que dejó el cargo el 5 de enero pasado a las apuradas, formuló horas antes de juntar sus papeles, una extraña propuesta vial "por arriba" en el Cristo, horas antes de irse. Sus allegados desacreditaron la idea del túnel y el Trasandino. "Proyecto tapón", supusieron los desconfiados. ¿Y los 3.000 millones? Deducen que esta iniciativa privada, por la dimensión del proyecto y las nuevas circunstancias que lo rodean encontrará financiación internacional. Descuentan que se sumarán operadores ferroviarios alemanes, franceses o chinos. ¿Subsidio estatal? "No es obstáculo, pese a que en todo el mundo se subsidia el transporte ferroviario. La parte crucial son los avales político-institucionales de La Moneda y la Rosada, que fueron remisos para el proyecto anterior del Trasandino chico", según se esperanzan.
Para no vivir de añoranzas, hace falta esta vez, una estrategia combinada y muy firme desde La Moneda y la Rosada. Con actitudes regionales integradas: este túnel central es compatible con el corredor Brasil-Bolivia-Chile y por cierto, con los 14 pasos con que alguna vez se propuso "agujerear la cordillera".
¿Qué fichas pondrá Jaque en esto?





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Queridas amigas, queridos amigos:


El domingo 3 de febrero del 2008 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor brasilero Jorge Antunes. Las poesías que leeremos pertenecen a Lucas Duarte (Colombia) y la música de fondo será de Llaqtamasi (Andes).
¡Les deseamos una feliz audición!


ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!


REPETICIÓN: ¡La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Cordial saludo!


YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com


Schießstattstr. 44 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067




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