martes, junio 02, 2009

LA TRAMA SUTIL DE LOS RECUERDOS...





Carta con aire de Manrique*


Te vi llegar

Eras un hilo arrugado, huérfano de ovillo.
Hilo sin madeja.

Que no me alcanzaba.

Me dio tanta pena que los amores fueran ríos que van a dar a la
mar. Que es el morir.



*de Graciela Geller.
-Fuente: Amor en mano y cien hombres volando.
-Enviado para compartir por Verónica Capellino. veroaleph@hotmail.com







LA TRAMA SUTIL DE LOS RECUERDOS...





LA MANO SOBRE EL RECUERDO*



Es como si uno pasara una mano sobre un género, sobre una trama trabajada que tuviera todos y cada uno de los vericuetos de una vida.
Es como si uno al pasar esos dedos como entumecidos de años y de inviernos, de fracasos y de algún esplendor leve, fuera dando vida a aquello que ya pasado nos puede parecer mejor, como quería Manrique.
¿Y qué me trae la trama sutil de los recuerdos?. Si yo paso mi mano aún aterida de intemperies y de soles. No es como aquellos fríos de los agostos donde los sabañones nos quemaban las orejas y los dedos, pasando sobre el entusiasmo que poníamos al desabrigue por el patio de la Escuela Nacional número 156.
Escuelita de tejas coloradas, de paredes blancas en cuyo primer salón, el que estaba y sigue estando a la izquierda de la entrada, tenía unas tejas rotas y por ahí se colaba la lluvia e iba mojando el piso de madera, deteriorado ya, con la podredumbre que lo iba cercando.
Esa escuelita donde aprovechábamos más los recreos que las horas de clase. Porque o bien nos escapábamos a robar nísperos a la casa de la propia directora que vivía al lado (¡Doña Blanca Robledo de Sciarini!. Con su larga trenza sobre la cabeza sostenida por su poca estatura y sus más pocas pulgas!) . Adónde estará esa mujer gordita que nos amenazaba con mandarnos a todos al reformatorio. ¿Tan malos éramos? ¿Tantas las trapacerías que cometíamos en esos grandes salones de niñas con trenzas y delantales muy blancos, llenos de almidón? ¿Tan mal la tratamos doña Blanca? ¿Tan salvajes éramos?.
O de lo contrario nos trenzábamos en unos picados grado contra grado que nos sacábamos las chispas. ¿Acaso no comenzó allí mi más grande sueño de ser el back centro de la selección nacional? ¿No era Pedro Dellacha mi modelo y maestro?. Yo me paraba firme en la última línea, mientras Pramparito en el arco se tiraba más para aparentar que por necesidad. Se tiraba como loco contra los grandes plátanos que nos hacían de arcos improvisados, porque todos sabíamos que las niñas condescendían a mirarnos jugar y uno allí sí que tenía que dar la vida por un par de indiferentes ojos azules, una trencita leve sobre la espalda, un gritito de aliento. Aunque ellas no tenían en cuenta sino el jopito de Jorge Cavagna, que no era lo que se dice un crack, sino todo lo contrario. Pero la estética de las mujeres obvia las habilidades futbolísticas y otras muchas cosas que nunca entenderemos de ellas. Sólo que en aquel tiempo remoto lo ignorábamos. Ahora sólo sabemos que son distintas, pero ignoramos el por qué. Es casi lo mismo.
¡Cuántas salvajadas le hicimos en el último año a la pobre Elenita Bivi!. Es que ya estábamos más afuera que adentro de la escuela y éramos pura sangre alborotada. Nos gustaba el fútbol, nos gustaban las muchachas, correr, pelearnos y nada de esa álgebra cruzada y oscura.
Elenita me dice que yo le acercaba mis composiciones y que me supo preguntar a quién se las copiaba. Pero me lo dice de buena, porque de aquel tiempo sólo recuerdo mi obsesión por ser el mejor zaguero del mundo. Yo quería la gloria de las tribunas, y no el esquivo carro de las Famas.
¿Y de la señorita Angélica Balbazoni?. Como buenos indios, hijos de obreros rurales éramos por herencia, peronistas, cosa que ponía muy mal a la señorita Angélica, quien se aproximaba suavemente y nos tomaba de las pobres orejas y nos retorcía con todo placer, llamándonos “chinitos de porquería”. Era su manera de ofendernos.
Apenas nos soltaba, un sonoro ¡viva Perón! Se oía como un chasquido en la clase y allí sí, todos los varones íbamos a la dirección para que doña Blanca nos amenazara con la expulsión y el reformatorio, y aún con las mismas llamas del infierno.
El día que cayó Perón, la señorita Angélica vino exultante y aunque era fea nos pareció que se había vestido para una fiesta. Chicos, nos dijo: “hoy es día de fiesta para la patria, el tirano está prófugo”.
Nosotros nos miramos atónitos y paramos la guerra de tizazos para sentarnos de a uno y en silencio. No volaba una mosca.
Algo muy oscuro y muy triste intuimos. Nunca más íbamos a ser “los únicos privilegiados”, ni nos iban a regalar juguetes para el día de Reyes.
Sin embargo el pueblo tenía además de todas las mariposas del mundo un sabor como antiguo de naranjas y se iba alargando hacia las quintas, se iba poniendo laxo y allí sí cabían todas las travesuras juntas las que debíamos derramar por las calles donde las viejas pululaban y enseguida iban con el cuento a nuestros padres, que antes de averiguar si habíamos hecho alguna travesura nos pegaban una paliza. Después tal vez nos preguntaran.
A veces vienen como basuritas del alma y ellas me traen un crepúsculo: inmenso, violeta, rodador sobre las acacias últimas del pueblo.
Arrasando los pinos de José Vélez, los tomatales del viejo Altamirano, ese misógino puntano que tuvo un solo amor
Apasionado: El Club Atlético Independiente de Avellaneda. Cuando ganaba el equipo de sus amores se ponía bien borracho, con un fuerte vino tinto, sacaba la escopeta al patio y comenzaba unas buenas y seguidas descargas al aire, a las nubes evasivas del atardecer. Y obviamente gritaba viva Independiente y viva Perón.
Mi padre le decía el “viejo Loco”, y le quedó el apodo hasta hace un par de meses donde murió de 95 años. Cada vez más solo, cada vez más fanático. Tenía la quinta casi detrás de mi casa, si yo me asomaba al patio podía ver su negro sombrero dominguero por sobre sus plantas de mandarina, vagando.
Si la memoria me lleva hacia el viejo camino real, el que orillaba la chacra de don Domingo Clérici y seguía hasta Beravebú, me topo necesariamente con la humilde vivienda del Chino Bruno, casi un rancho digamos. El Chino Bruno, de cara caballuna, de piel manchada, de ojos saltones y aguachentos, sin asombro en esta vida. Algunos dicen que tenía una historia de viejas glorias de comités y compadritos en su San Pablo natal, otros dicen que sólo fabulaba.
El chino tenía un hermano que se llamaba Agripino, que era alto, gordo, y sobre todo buenazo. Como corresponde a un carácter así, su mujer era gritona y dominante, se llamaba Margarita y era una de las dos o tres matronas que en el pueblo ayudaban a parir.
Lo cierto es que Agripino tenía su amigo del alma. Era otro sanpedrino de quien era su sombra: don Cruz Roca. Caudillo del peronismo local a quien el voto popular lo puso dos veces en la silla de la presidencia comunal hasta que la libertadora lo mandó a Coronda, como se hacía en esa época que quiso ser democrática.
Frente a la casa del Chino estaba la del gringo Luis Ortali. Era una casa larga, toda pintada de blanco la quiere mi memoria. Su mujer era flaca, nerviosa –rubia la creo ahora- y se llamaba Albina. De mi edad era Martita, puro ojos azules, puro pelito rubio, puro delantal blanco entre mis más remotas compañerita de primaria.
De todos modos son todas presunciones que me golpean en esta tarde de invierno infernal, en esta ciudad tan ajena y tan extraña.
Y yo, apenas tengo de mi lado a la no muy segura como hacendosa memoria.
Las casas de ambos –del Chino y del gringo- daban a un alto paso a nivel muy empinado y muy peligroso con su cartel que prohibía transitar por las vías, y más lejos, hacia el oeste se alzaba la imperiosa casa de los Vollenweider. Que era además el casco propiamente dicho de esa gran estancia. Era la dinastía de don Emilio, que armó la primitiva Lidia, prefigurando el pueblo, luego de comprarle todas esas tierras al alemán Baumann.
El poblado creció asediado por langostas y por la soledad inextinguible de la pampa, y el suizo murió buscando colonos antes de la primera gran guerra y no pudo ver crecer el caserío.
A su hija la conocí casi centenaria, soltera, casi perdida en una historia de pioneros y viejas dinastías fracasadas. También vi una vieja foto de principios de siglo. Se trata de una yerra y veo a don Emilio de gran sombrero y larga barba recibiendo un mate de manos de su pequeña hija. Ella con un vestido que la vejez de la foto muestra claro, unas botitas que contrastan con la rusticidad de ese corral de violencias vacunas donde sobresale un pozo para sacar el agua, con su brocal borroso, pero sobre todo está el detalle del sombrerito elegante, seguramente de paja que la protegía de la bruta inclemencia de la pampa.
En el pueblo mientras tanto iría algún molino empinándose hacia el cielo, como las torres de elevadores de granos.
Y el caserío, chato, extendido, cruzadas sus calles anchas y polvorientas donde sólo circulaban mariposas después de los sulkys traqueteantes y los carros que perdían los granos por las ranuras en la madera del piso, esos granos que serían el festín de palomas y de pájaros.
Alguno de esos pájaros que se arremolinaban en el suelo cuando pasaban los carros con su reguero de trigo, allí uno puede posar la mano y tomar a alguno de las alitas y acariciar suavemente.
Casi como a este recuerdo que de tan frecuente se me presenta como corporizado y uno hace lo posible para que no se le vuelen para siempre las palomas y los pájaros, tan bellos que la niñez nos depositó en el alma.


*de Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar








A 40 años de El Cordobazo, una rebelión popular*



*Por Juan Carlos Cena y Elena Luz González Bazán
especial para Villa Crespo Digital



PARTE I

La memoria y el olvido actúan solidariamente. El olvido es siempre ausencia de memoria en el presente. En algunos casos el olvido intenta borrar hoy lo que ayer fue vivido (...) La memoria, en ese sentido, es más una guía para la conducta, una ética, que la puntual rememoración de acontecimientos. H.
Schmucler, 1994 Revista Estudios Nº 4, UNC.


Este 29 de mayo se cumplen 40 años de aquella gesta gloriosa que fue El Cordobazo. Durante esta semana y mejor dicho durante todo el mes de mayo se han realizado cientos de actividades que conmemoran aquellas jornadas protagonizadas por el Movimiento Obrero cordobés, el estudiantado y el
pueblo organizado, en más los 150 barrios de la ciudad de Córdoba.

Tal es la categoría histórica que resume esta rebelión popular que hasta canales y medios periodísticos extranjeros han destinado periodistas y productores para realizar documentales especiales intentando poder retratar este gran movimiento de masas compuestos por obreros, estudiantes y ciudadanos encuadrados dentro de los centros vecinales, que pusieron en jaque a la policía provincial, la Federal y que enfrentó al Ejército argentino durante el gobierno dictatorial del general Juan Carlos Ongania.
Esta gesta quebró el poder político y económico.

En esta entrega de investigación, análisis y reflexión de aquellos días, que conmovieron al país, ofrecemos tres aspectos esenciales:

Los antecedentes de aquel 29 y 30 de mayo de 1969
El desarrollo convulsionado de aquellas largas 36 horas
La síntesis de aquella jornada, que nos dejó y la pregunta que siempre se
hace ¿Qué pasó después de El Cordobazo?

En este 40º aniversario debemos redoblar esfuerzos para la profundización e investigación de este movimiento de masas, partiendo desde el umbral de la historia del movimiento obrero argentino. Haciendo hincapié en los acontecimientos más significativos para así poder apreciar, en su totalidad,
este encadenamiento de luchas de la clase obrera en el país, con sus particularidades específicas por región, los hilos conductores que las hacen semejantes, aunque no iguales: el comportamiento de los trabajadores, la sociedad y el estado en cada caso, para valorar así, en este caso, el Cordobazo en su real magnitud.

Agustín Tosco afirmaba: El Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia del pueblo.


Sintetiza, además, la acumulación de las experiencias anteriores, es el heredero más genuino de toda una tradición de lucha del pueblo trabajador, de resistencia en las calles contra la opresión y la explotación, y de una oposición inflexible a la violencia desatada por el Estado, apoderado y administrado por el capital, durante todo este tiempo histórico.

En la provincia de Córdoba comienza un proceso de industrialización, aunque segmentaria, que tiene que ver con el auge de la industria del transporte automotor que conlleva un crecimiento del movimiento obrero calificado.
Obreros con un gran nivel de calificación, con un aquilatado conocimiento técnico acumulado, proveniente de dos centros industriales: la Fábrica Militar de Aviones (12.000 trabajadores aproximadamente) y los Talleres Ferroviarios con 6.000 obreros entre talleres y depósitos de locomotoras y coches motores. Conocimientos alimentados, primariamente, por las Escuelas Industriales, de Artes y Oficios, Escuelas Fábricas y otros institutos técnicos. Las universidades nacionales como la Tecnológica y la Nacional sumándose la Universidad Católica. A este gran entramado educativo convergen a trabajar y a estudiar, de diferentes regiones del país y de América Latina, cargados con sus bagajes culturales que se mixturan con la de los otros y los locales; son miles de jóvenes. Se calculan aproximadamente 60.000 estudiantes, de ellos más de 10.000 trabajaban. Es aquí donde se entrecruzan, culturalmente, los obreros que estudian y los estudiantes que trabajan.
El tercer fenómeno son los barrios: organizados a través de los centros vecinales que después devienen en las Comisiones ínter barriales, todo un salto superior en lo organizacional y político.
Esta era, someramente, la composición social de la ciudad de Córdoba, que estaba en pleno proceso de crecimiento.

ALGUNOS ANTECEDENTES HISTORICOS
DE LA CLASE OBRERA Y EL ESTUDIANTADO EN CÓRDOBA

En 1890 y 1891 funciona el club Vorwärts. Intento organizativo de un núcleo de inmigrantes que desaparece con la crisis económica. La estructura sindical está conformada por la Sociedad Cosmopolita de Obreros Panaderos, Centro de Empleados de Comercio, Sociedad de Resistencia de Obreros del
Calzado, Sociedad de Resistencia de Conductores de Carruajes, Sociedad Cosmopolita de Obreros Albañiles, la Unión Obrera de Carpinteros, Unión Cosmopolita de Mozos y Cocineros, Sociedad de Obreros de Constructores de Carruajes Ferroviarios que realizan el primer congreso en 1904, estos
sindicatos se adhieren a la UGT, socialista.
En Córdoba, se constituye la Federación Obrera local compuesta por aproximadamente quince sindicatos: panaderos, ferroviarios del Central Argentino (trocha ancha) y del Central Norte (trocha angosta), panaderos, conductores de carruajes, sastres, molineros, mosaístas, carpinteros, albañiles, gráficos, tranviarios.
En el año 1918: El Comité pro Reforma Universitaria declara la huelga general para el 31 de marzo ante el rechazo, por el Consejo Superior Universitario, de las demandas presentadas.
La clase obrera, por otra parte, continúa con sus luchas. El principal molino harinero de la ciudad declara una huelga. La patronal rechaza los pedidos, reemplaza al personal; el sindicato se moviliza y contesta con acciones; se asaltan carros cargados con harina, se destruyen los productos acarreados, se acuchilla a los caballos. Los sindicatos, a través de la Federación, responden a ese desafío con un paro general de 48 horas. El acto se realiza el 1º de septiembre, uno de los oradores es Deodoro Roca y cuenta con la adhesión de la Federación Universitaria de Córdoba. El paro es decretado para el 2 y 3 de septiembre. El acatamiento es total. Cierra el comercio y no hay transporte. Los piquetes de obreros recorren la ciudad impidiendo el reparto de pan, leche, verdura, carne y otros. Se organizan actos, manifestaciones de varios miles de personas, se producen refriegas con la policía, hay lesionados y detenidos.
El enfrentamiento en Córdoba: Es entre clericales y anticlericales y será otro vector particular que atravesará la historia de la sociedad cordobesa, igual que la unidad obrero-estudiantil. Miguel Contreras, obrero, es uno de los impulsores de esa unidad junto a Pablo López, obrero gráfico, fundadores de la Federación Obrera Local, en 1916 y la Unión Obrera Provincial de Córdoba, en 1917. Los trabajadores apoyan las demandas de los estudiantes desde sus publicaciones Vida Nueva y Adelante, y en forma práctica les facilitan locales para reuniones de los estudiantes en los sindicatos
adheridos a la Unión, donde participa Deodoro Roca, Pablo López, Miguel Contreras, entre otros.

GOLPE DE ESTADO DE 1955
A partir del golpe de estado del 16 de septiembre de 1955, las cosas cambian para el pueblo y las clases dominantes.
Durante el peronismo, la clase obrera consolida sus organizaciones sindicales en el seno de las fábricas, a través de las comisiones internas, de reclamos, los cuerpos de delegados, y otros mecanismos de participación.
El acierto de esta etapa será la creación de esos organismos que perduran más allá de la caída del peronismo. Sumada a esa forma de organización está la fuerza vital que aún queda dentro de los trabajadores peronistas, -a pesar de los dirigentes-, que da como resultado las acciones resistentes
ante la nueva etapa que se iniciaba desfavorablemente para toda la clase obrera.
A la falta de experiencia en el terreno conspirativo se oponen niveles importantes de organización, también de actos espontáneos. Por ello se impulsan huelgas, petardeadas, la impresión de volantes primitivos, y se llevan a cabo infinidad de acciones.
La Resistencia Peronista es la respuesta sustancial del movimiento obrero con identidad peronista al golpe de estado. Contra el nuevo proyecto de país liberal y ¨gorila¨. Por esto se realizan alianzas y uniones con otras fuerzas políticas que igualmente resisten el golpe de estado. Esto ocurre en
Córdoba y otros lugares del país.
Del día 16 al 21 de septiembre de 1955, en Córdoba, la Aeronáutica junto a civiles, toman por asalto casi todos los sindicatos. Ocupan la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), destruyendo toda la propaganda peronista. Un grupo de civiles partidario de la Revolución Libertadora convoca a una
reunión para hacerse cargo del gremio. Delegados y activistas peronistas y comunistas, encabezados por los compañeros Guardia y Canelles respectivamente, se oponen a tal maniobra, y llaman a participar a todos los trabajadores a dicha reunión.
Eligen para presidir la asamblea a Eustaquio Tablada (descendiente de negros esclavos del barrio de Alto Alberdi. Comunidad de negros conocida como los Negritos del Alto y, también por su valentía y dignidad).
Da comienzo la resistencia obrera más dura después del golpe de estado del 55, en la ciudad de Córdoba. Este conflicto dura 45 días, es dirigido por el Comité de Huelga, encabezado por Jorge Canelles y José Páez. La huelga es el disparador de otros hechos, se rompe con el miedo primario impuesto por la represión de los libertadores; esta acción de masas es puesta bajo la ley marcial, pretextando posibles conexiones con el levantamiento del general Valle.
La Resistencia Peronista, sectores bien diferenciados del Partido Comunista, trabajadores radicales, anarquistas, e independientes, son los nuevos actores de las luchas obreras en Córdoba.
Las primeras luchas fueron ya en febrero de 1956 y, después, las luchas se van transformando en cantidad y calidad.
Comienza la etapa final de la intervención a los gremios y se inicia un endurecimiento, por parte del gobierno, contra toda manifestación generada por los trabajadores. Éste informa que hay 586 detenidos sin proceso. Luz y Fuerza protesta por el fin del congelamiento de los salarios. Una comisión internacional reclama, el 5 de junio de 1957, la libertad de 114 dirigentes gremiales, hay además 281 dirigentes y trabajadores sin proceso.
Asume Arturo Frondizi, el 1º de mayo de 1958. Las luchas y la represión continúan como una constante. Hay huelga en los gremios bancarios, médicos, petroleros (YPF), el 27 de noviembre de 1958 el gobierno decreta la movilización militar al gremio ferroviario.

La lucha por la enseñanza Laica y Libre
De nuevo la unidad obrera estudiantil en Córdoba aparece. Manifestaciones contra la enseñanza libre, o sea la católica, unen, como en 1958, un fuerte sentimiento anticlerical en la ciudad de Córdoba. Nuevamente Obreros y Estudiantes juntos en la calle. Esta vez estudiantes y trabajadores con un país o ciudad diferente, con una composición social distinta.

El 14 de febrero de 1960 el gobierno implanta el Plan Conintes para combatir al terrorismo, y ordena el procesamiento de los detenidos por un tribunal militar.
Por otro lado, el gobierno anuncia que no habrá aumento de sueldo para los ferroviarios y que serán despedidos 70.000 trabajadores, por la aplicación del Plan Larkin, como consecuencia de la supresión de ramales y talleres y servicios de carga y pasajeros.
Los trabajadores y el pueblo ingresan a la década del '60 resistiendo, combatiendo, vendiendo cara su libertad.


SIGUEN LOS GOLPES DE ESTADO
El 12 de octubre de 1963 asume el doctor Arturo Illia como nuevo presidente de la Nación. Ha ganando las elecciones con el peronismo proscrito. Es depuesto el 26 de junio de 1966 por un nuevo golpe de estado.
El día 29 de junio de 1966, el teniente general Juan Carlos Onganía, oficial de Caballería, asume como nuevo presidente de la República Argentina elegido por 3 electores, los tres comandantes: Marina, Aeronáutica y Ejército. Perón dice de él: que es un general pundonoroso y que hay que prestarle atención; agrega además: "hay que desensillar hasta que aclare". La burocracia sindical obedece.
La Sociedad Rural, la Confederación General Económica (CGE), Acción Coordinadora de Instituciones Empresarias Libres (ACIEL), el doctor Arturo Frondizi, Álvaro Alsogaray, el Secretario General de la CGT, Francisco Prado, el Lobo Vandor, José Alonso, Juan José Taccone del Sindicato de Luz y
Fuerza, asisten, entre otros, a la asunción del mando. Producido el golpe, la CGT, el día 29, emite un comunicado en el cual destaca la afinidad ideológica entre el peronismo y el nacionalismo católico del nuevo presidente Onganía, el comunicado estaba firmado por Rogelio Coria. Los partidos políticos miran para otro lado. El Justicialismo, a través de la Junta Metropolitana, con las firmas de Paulino Niembro, Miguel Unamuno, Nélida Garré, Miguel Dámaso Sierra y Nélida Carreiro, publica un documento que dice: la caída del gobierno anterior se debió a un estado de cosas intolerables para el país.
El intelectual, doctor en Física, Ernesto Sábato le canta así al golpe:
Llegó el momento de barrer prejuicios y valores apócrifos que no responden más a la realidad (...) por eso la gente ha sentido un profundo sentido de liberación. Ojala que la serenidad, la discreción, la fuerza sin alarde que ha manifestado Onganía en sus primeros actos sea lo que prevalezca y,
podamos al fin, levantar la gran Nación.
La Revolución Argentina reinstala en el poder a las fuerzas armadas.
El 7 de septiembre de 1966, la dictadura de Onganía consuma el alevoso asesinato, en la ciudad de Córdoba, contra Santiago Pampillón.
El 12 de enero de 1967 cae asesinada a manos de la policía, la trabajadora azucarera Hilda Guerrero de Molina.
Adolfo Krieger Vasena reemplaza a Salimei en el ministerio de Economía, es el nuevo representante de ese poder en el gobierno. Cambian las reglas de juego.
Como respuesta, a la resistencia popular, la dictadura lanza otra ofensiva contra la clase obrera, constituyendo los arbitrajes obligatorios, congelando salarios. Igualmente, aprueba y pone en funcionamiento toda la legislación represiva; asesina trabajadores y estudiantes, encarcela cientos y cientos de militantes, dirigentes populares; establece los Consejos de Guerra Especiales que condenan y encarcelan, en el sur del país, a representantes de obreros, estudiantes y ciudadanos de Córdoba, donde se desarrolla la resistencia más grande contra la dictadura.
El movimiento obrero continúa perseverante y sin descanso, organizándose, reacomodando y generando nuevas formas resistentes para enfrentar a este despótico gobierno.







PARTE II


La memoria y el olvido actúan solidariamente. El olvido es siempre ausencia de memoria en el presente. En algunos casos el olvido intenta borrar hoy lo que ayer fue vivido (...) La memoria, en ese sentido, es más una guía para la conducta, una ética, que la puntual rememoración de acontecimientos. H.
Schmucler, 1994 Revista Estudios Nº 4, UNC.




EL EJE DE LAS LUCHAS SE DESPLAZA AL INTERIOR DEL PAÍS.
El 30 de mayo de 1968 se constituye la CGT de los Argentinos, con Raimundo Ongaro como Secretario General, en ella se admite a los delegados de los sindicatos intervenidos.
La CGT-A adopta una línea de rebeldía, que tiene que ver con la liberación nacional, incorporando los programas de La Falda (1957) y Huerta Grande (1962), elaborando una estrategia de enfrentamiento y confrontación con los militares. El comunicado del 1º de mayo de 1968 de la CGT-A sella una serie de celebraciones.
En Córdoba más de 5.000 personas concurren al local del Córdoba Sport, en el que hablan Raimundo Ongaro y Agustín Tosco, ratificando todo lo ya denunciando. La represión aparece de nuevo en forma violenta en el segundo aniversario del golpe.
Detienen, frente al local de la CGT, a más de trescientos compañeros. La violencia que no cesa, la dictadura descarga el peso de todo su aparato represivo en cada acto, en cada manifestación, ya sea de estudiantes o trabajadores o sectores populares, como los centros vecinales agrupados en la Comisión Coordinadora de Centros, liderados por el compañero Vicario, un vecino conocido por todas las barriadas cordobesas. Más de ciento cincuenta centros vecinales generan una gran movilización, además de organizar manifestaciones y actos.
En cada acto aparece la Policía Montada reprimiendo, aquí y allá, sin descanso. A esto, hay que agregarle la represión en la oscuridad de la famosa Brigada Fantasma, integrada por personal policial. Por las noches efectúan todo tipo de atropellos. Pero la terquedad del pueblo, trabajadores y estudiantes prosiguen construyendo y consolidando sus organizaciones sociales. Tampoco quieren dejar de lado el derecho a la protesta, a expresarse, a exigir soluciones. Las fuerzas represivas una y otra vez disuelven las concentraciones, encarcelan trabajadores y estudiantes. En septiembre de 1968 la CGT y el Frente Estudiantil en Lucha programan una Semana de Protesta en recordación de los Mártires Populares, coincide con el aniversario de la muerte de Santiago Pampillón. Estas acciones son violentamente escarmentadas, cae baleado el estudiante Aravena, este acto homenaje constaba también de una misa por Santiago Pampillón, esta movilización es disuelta por las fuerzas de seguridad, se ataca a la concurrencia encabezada por dirigentes sindicales, estudiantiles y Sacerdotes del Tercer Mundo.

Todo este nivel represivo y de avasallamiento tendrá una respuesta, es así que aparecen nuevas formas de organización en los barrios, como las comisiones de ínter barrios. Los barrios se reorganizaban nuevamente. Estas comisiones estaban integradas por los Centros Vecinales, Clubes, Parroquias, Centros Culturales, trabajadores de diferentes gremios que lógicamente vivían en ellos, y también los componentes de diferentes credos, entre otras organizaciones. Era un salto cualitativo y cuantitativo en la faz organizacional y política. Cabe destacar que los barrios habitados por trabajadores rodean las fábricas. Toda una situación social y política que le dio un perfil mágico a la Córdoba industrial. La relación social diaria, cotidiana y permanente adentro de los establecimientos fabriles se traslada a las barriadas, donde todo se multiplica. Esto será meridiano a la hora de El Cordobazo.


Los obreros mecánicos realizan una asamblea el 14 de mayo de 1969 en el Córdoba Sport y a la salida son violentamente reprimidos. Se defienden y el centro de la ciudad se transforma en un campo de batalla.
Los trabajadores metalúrgicos, del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 16 de mayo. El 16 se paraliza la ciudad. Nadie trabaja.
El gobierno reprime.
En la provincia de Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral, este hecho tiene gran repercusión en Córdoba. Todas las agrupaciones estudiantiles proclaman su repudio. Se trabaja para actos y manifestaciones junto a la CGT.
El día 18 es asesinado, en Rosario, el estudiante Adolfo Bello. Los trabajadores realizan una Marcha del Silencio, con los estudiantes y los Sacerdotes del Tercer Mundo, en homenaje a los caídos.
El día 20 es detenido Tosco por averiguación de antecedentes, al otro día recupera la libertad. Es un toque de atención.
El día 21 los estudiantes se concentran en las inmediaciones de la ciudad universitaria en manifestación. La policía los reprime en forma violenta y una bomba de gas estalla en el rostro de Elba Rosa Canello, que pierde la visión de un ojo.
Todos los días se realizan movilizaciones, paros, actos relámpagos.
En Rosario cae el aprendiz metalúrgico Norberto Blanco.
Se instalan los Consejos de Guerra. La represión aprieta cada vez más sus garras y se mueve en forma de tenazas.
El 23 de mayo los estudiantes ocupan el Barrio Clínicas. Es herido el estudiante Alberto Cerdá. Se producen fogatas y choques con la policía, cada vez se hacen más graves. No se retrocede.
El día 25 Tosco habla en la Universidad Católica de Córdoba y hace una severa crítica condenando los sangrientos atropellos de la policía y los procedimientos de los Consejos de Guerra en Rosario.
Al llegar a Córdoba, el día 27, es detenido Raimundo Ongaro por la policía, pretextando que lo debe proteger.
Previamente, el 26 de mayo, el movimiento obrero de Córdoba, por medio de dos plenarios realizados, resuelve el paro general de actividades de 37 horas a partir de las 11 horas del día 29 de mayo, con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta. Unidad que se cuaja luego de largos
debates dentro de los diferentes agrupamientos.
Y acá se da lo que dice Rafael Barret:
La huelga suspende la vida
Es el momento en que la clase obrera
Deja de ser arena; se cuaja en roca.

La clase obrera resolvió en esos plenarios y discusiones previas concretar la unidad: en esa decisión estratégica, la clase obrera se cuajó en roca. Si la unidad no ocurría, la arena era roca degradada.

Los estudiantes adhieren en un todo a las resoluciones de ambas CGT. Todo se preparaba para el paro. La indignación es pública, notoria y elocuente en todos los estratos de la población.
No hay espontaneismo. Ni improvisación. Todo se planifica al detalle. Nada es dejado al azar. Tampoco influyen grupos extraños a las resoluciones adoptadas. Los sindicatos se organizan y los estudiantes también. Se fijan los lugares de concentración. La gran concentración se haría frente al local de la CGT.

UNA JORNADA INOLVIDABLE
El 29 amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan a abandonar las fábricas antes de las 11 horas (...)
Los trabajadores de Luz y Fuerza, de la Administración Central, pretenden organizar un acto a la altura de Rioja y General Paz pero son atacados con bombas lacrimógenas (...) mientras las columnas de los trabajadores de las fábricas de la industria automotriz van llegando a la ciudad.
La consigna represiva es clara, no se puede dejar avanzar ninguna columna, ni trabajadores, ni estudiantes, ni los barrios.
Por ello, todas son atacadas y se intenta dispersarlas (...)
Pero llega el momento, la noticia corre como reguero de pólvora, es la noticia de la muerte de un trabajador, un mecánico movilizado. Habían asesinado a Máximo Mena del Sindicato de Mecánicos.
Entonces se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos.
La organización y el mayor nivel de indignación hacen retroceder a la policía provincial. Nadie controla la situación porque es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantiles que luchan enardecidos. Todos ayudan, la población colabora, se moviliza detrás de los trabajadores y otros participan como pueden, como les sale. Pero el apoyo fue total, la ciudadanía cordobesa se rebela en el centro y en los barrios.
Es la toma de conciencia de todos, evidenciándose en la calle contra tantas prohibiciones que se plantearon. Nada de tutelas, ni de los usurpadores del poder, ni de los cómplices participacionistas.
Agustín Tosco, con la mirada de un cronista obrero, describe de esta manera lo ocurrido el día 29 de mayo. El Cordobazo es trágico -continúa- decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un Pueblo florecen y marcan una página en la historia argentina y latinoamericana. En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la fuerza del trabajo y de la juventud de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las grandes aspiraciones populares ya no se apagará jamás.

Quién mejor que Agustín Tosco puede sintetizar lo que representa en forma integral El Cordobazo. Él es un protagonista activo como tantos otros, un hijo del pueblo como tantos otros, el elegido por los otros hijos del pueblo como su referente principal, para que sea la voz de los otros.


ALGUNAS REFLEXIONES
El Cordobazo, a través de estos años transcurridos, ha sido interpretado de diversas maneras, aviesas a veces; otras, haciendo un gran esfuerzo por desentrañar la verdadera naturaleza del hecho ocurrido el 29 de mayo de 1969.
Tosco dice que El Cordobazo, fue una rebelión obrera y popular. (...) surgió de la clase obrera y del pueblo. Lo esencial de El Cordobazo es que surge de los trabajadores y de los estudiantes y que ellos por sus convicciones salen a la calle a luchar.

El Cordobazo no fue una huelga clásica, de ausencias laborales, marcada por el quietismo, ni un acto improvisado. Es un hecho de masas con luchas y enfrentamientos en las calles; es decir, es más que una huelga con movilización activa y organizada, preparada y discutida. Es una rebelión popular.
Es así que sus primeros pasos se dan en la puerta de los establecimientos fabriles y va ganando la calle tranco a tranco: El Cordobazo fue una rebelión obrera y popular. Muchos opinan, ayer y hoy, desde el borde de la historia con una profunda vocación por la distorsión, el ocultamiento y la manipulación de lo ocultado. Siguen opinando sobre el papel del sindicato con liviandad y señalan, en general, que sólo sirven para defender los intereses sectoriales, particulares o de negociación con la empresa,
desnaturalizando el papel de los sindicatos en este hecho, como fue El Cordobazo; y en todo su quehacer.
El Cordobazo dejó muchísimas enseñanzas, y una de ellas, la más importante es la unidad de la clase obrera. Cada vez que se unió triunfó.
La otra, es la unidad junto al pueblo y los estudiantes. No hay lucha posible de ser ganada si no existe esa unidad totalizadora. Siempre nos buscan aislar, romper los lazos solidarios entre estos tres segmentos fundamentales.
El otro aspecto es la revalorización del papel del intelectual ¿Qué papel jugaron?
Esas enseñanzas son válidas. Debemos recordarlas y preguntarnos ¿Qué pasó, qué nos pasó para estar en esta realidad actual? De nuevo ¿Qué nos paso? ¿Por qué nos derrotaron? ¿Qué errores cometimos?
Preguntarnos además ¿Y las autocríticas?

Las ideas: ¿Se sigue repitiendo el signo de la intolerancia en el campo popular? Es dable interrogarnos. Si la respuesta es positiva, es que la derrota continúa. Sólo será revertida esta situación si, y solo si, tomamos las enseñanzas de El Cordobazo: la preponderancia del factor unidad.
Opinamos desde adentro y no desde la orilla. Se ha tratado de desfigurar este enorme suceso político sindical y social, dándole interpretaciones aviesas, mentirosas. Cuando uno lee esas opiniones o las escucha, nos llama la atención. Por un lado, estos opinadores parten desde la ignorancia, otros, indocumentados ellos, opinan sobre los orígenes y la significación de los sindicatos con una facilidad sospechosa. Todos ellos no contribuyen a la unidad y a la solidaridad, para que esta se reencauce.

El Cordobazo es, como dice Howard Fast en su libro Espartaco:
Es una historia sobre hombres y mujeres valientes, que vivieron hace mucho tiempo, pero cuyos nombres nunca han sido olvidados. Los héroes de esta historia acariciaron el ideal humano de libertad y dignidad y vivieron noble y honradamente (...) saquen de él fortaleza para nuestro turbulento futuro y puedan luchar contra la opresión y la injusticia, de modo que el sueño de Espartaco llegue a ser posible en nuestro tiempo.


CONDENADOS

Anuncian las primeras condenas. Todo fue sumarísimo.
Agustín Tosco lo sacuden con 8 años y 4 meses,
Jorge Canelles 10 años;
Elpidio Torres cuatros años y días,
Felipe Alberti 8 años;
Tomás Di Toffino 5 años; 5 años a un tal
Viador Moreno 5 años de cárcel
Mario Zorreéis un año
Hugo Ozan 8 meses por insultar a una patrulla.
Como verán las condenas son impresionantes y además el insulto fue pagado duramente.
Además, algunos serán expatriados provinciales. No se los quiere en tierra cordobesa, ni siquiera recluidos en la cárcel.
Otro de los aspectos es que cuando logran la libertad, Elpidio Torres es el único que acepta el avión militar, de la mano del comodoro Huerta, interventor militar en la provincia mediterránea. Ya Torres, el lobito cordobés se había arrepentido de su accionar.
El Cordobazo es una historia de militancia, de ética, de principios y por sobre todas las cosas, es parte de nuestra historia, la del movimiento obrero, estudiantil y del pueblo que debe ser recuperada derrotando al olvido.



*Juan Carlos Cena ferrocena2003@yahoo.com.ar
Ex dirigente ferroviario, autor del libro: EL CORDOBAZO, UNA REBELIÓN POPULAR (1999). Fue activo participante en las columnas de los obreros y trabajadores ferroviarios.


** Elena Luz González Bazán
Ex delegada de base de UPCN, Comercio y Bancario. Periodista - Historiadora -Autora de Mujer, Sociedad y Política y La Lucha Continúa, próxima aparición, (la lucha contra la privatización de EPEC)







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