martes, julio 07, 2009

LA MORALEJA SE QUEDA DE TAREA...


-ILUSTRACIÓN DE RAY RESPALL ROJAS.

¿Y Después de Votar?*



“los que viven en el desaliento total, y sólo ven en el problema
la pregunta de si anular o no su voto,
es porque no conocen los movimientos populares
que se gestan actualmente desde el pueblo que se organiza…”
-Octavio Valadéz-

--
“Si el voto cambiara algo, sería ilegal”
-Anónimo-
--


Se levantó sin novedad alguna. La propaganda electoral comenzaba a rondar por las calles, como un adorno impertinente tapando las alcantarillas. Hoy es día de elecciones… ¡Máxima expresión de la democracia! (le habían dicho).

Todo parecía marchar sin mayor novedad: gente, urnas, esperanza… Desde que recuerda a su país, todo ha sido más o menos lo mismo: promesas de campaña que nunca se cumplen, empleos inestables, sobreexplotación de los recursos naturales, corrupción… Una larga lista (pensaba). Pero aún así se disponía a votar: tenía en sus manos ese gran poder de decidir el rumbo de su nación, aunque no le hicieran caso, aunque ninguna de las opciones las hubiera elegido y aún cuando ninguna de las propuestas le identificaban y a lo sumo le prometían una vida menos dura para soportarla en su pobreza. Le habían dicho que esto era el más grande logro de nuestra democracia, y la única manera de ejercer su poder, como una especie de aventura mitológica donde cada seis años (o antes si hay elecciones intermedias), el poder le fuese concedido como por arte de magia mientras, el resto del tiempo, ni le voltearan a ver.

Una vez más, nada fuera de novedad se le presentaba. Caminaba y recordaba a aquel experto en política que criticaba a los inconformes diciendo que aquellos que no estuvieran de acuerdo con las propuestas de los partidos políticos, bien podían hacerse campaña y difusión ellos mismos, empleando la Internet y otros medios de acceso masivo, en lugar de andar promoviendo el “voto en blanco”… Y pensaba en que tenía razón: se pueden elaborar propuestas alternativas a las oficiales, y como inconformes hay más de uno, en lugar de hacerle caso al experto y andar cada uno difundiendo sus propuestas, bien pueden ponerse de acuerdo estos “inconformes” y elaborar propuestas que emanen de intereses comunes a la mayoría de la sociedad… Pero ¿a caso esto no se hace ya, desde los movimientos sociales que se organizan desde abajo, desde lo popular?... El experto no estaba descubriendo algo nuevo, sólo que así lo creía porque tiene pegadas en sus ojos boletas electorales y urnas, y es lo único que puede ver: todo lo que se salga de eso le llama “ilegal”, y le es extraño.

Vagando sin novedad, en un día de elecciones llamadas intermedias (y lo mismo si fuesen presidenciales), aquella persona se preguntaba qué hacer con su boleta electoral: si decidía anular su voto, uniéndose a la protesta que intenta reclamar a los políticos su falta de compromiso con la sociedad, ¿qué le quedaba por hacer después?: parece que esperar a que el “castigo” se evidenciara y los políticos, consternados y preocupados, decidieran poner un remedio y reducir sus excesivos sueldos, sus privilegios, dejar de favorecer las empresas extranjeras para favorecerse a sí mismos con los contratos… ¿A caso el castigo será escuchado?, ya no digamos obedecido ni aprendido, sino tan sólo escuchado, pues sólo queda esperar para constatarlo… Votar por algún partido o propuesta corre con la misma suerte en última instancia: Esperar… Esperar a que un día las promesas sean cumplidas, a que llegue el salvador que nos rescate de todos los males, o esperar nuevas elecciones, para votar y volver a esperar.

Quizá la respuesta no se encuentre en el contexto de las elecciones: ¿Votar o anular el voto?: bien, ya se ha decidido, ¿Y ahora que? ¿Hasta cuándo vamos a esperar?... Puede construirse un movimiento que parta directamente de los intereses de la mayoría de la sociedad, un poder que bien puede ser llamado popular, y para construirlo no hay que esperar, no se necesitan urnas ni anuncios comerciales, y no promete privilegios para algunos, sino para la mayoría.

Se desilusiona quien no ve mayores caminos que el tachar o no una boleta electoral, y todo su problema queda allí. Construir desde abajo las propuestas, y organizarse, mata cualquier desilusión… Se preparaba para “ejercer” su poder mediante el voto, que le habían dicho es una obligación ciudadana, ¿y la obligación social?, ¿dónde se perdió?: ¿son lo mismo un ciudadano comprometido, elección tras elección, que un sujeto social de tiempo completo?, ¿a caso es la única manera de influir en el rumbo histórico de su existencia y de los demás, con un crayón y una boleta electoral?

Todo parecía sin mayor novedad por las calles… Siguió caminando y mirando, en un día de elecciones, que lo único seguro que le dejaban era basura de propagandas entre sus pasos, y uno que otro anuncio espectacular…


Nota: La moraleja se queda de tarea.



*de hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com





LA MORALEJA SE QUEDA DE TAREA...






Memoria en la rótula*


Ese hombre sentado

con la cabeza hacia las rodillas

les habla

repite una antigua canción de

cuando subían a los árboles.



*de Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar






La visión de un poeta en tiempos oscuros*



*Por Gary Vila Ortiz


Aún cuando las circunstancias históricas con respecto a las que a Bertolt Brecht (1898 1956) le tocaron vivir parecen haberse modificado, la vigencia de su obra y las actitudes que sostuvo en su vida siguen siendo ejemplos de lo difícil que es ser poeta en este siglo o en cualquier otro. Hannah Arendt, cuya lucidez para "mirar" el mundo sigue también siendo una guía, dedica a Brecht uno de los capítulos de su imprescindible "Hombres en tiempos de oscuridad" (Men in Dark Times). En un breve, iluminador ensayo sobre Brecht, profundiza en la visión del poeta en tiempos oscuros. Brecht, quien parece haber vivido en un constante exilio (aun en aquellos momentos en que no se lo debería ver como un exilado), comprendió como pocos "la incierta relación entre la poesía y la política".
Según Arendt, "lo primero que hay que señalar es que los poetas no siempre han sido ciudadanos buenos y confiables; el mismo Platón, un gran poeta disfrazado de filósofo, se sentía preocupado y molesto por los poetas". Tal vez deba aclararse, acaso antes que nada, que ni para el poeta ni para los artistas en general debería existir ese privilegio de clerecía acerca del cual escribió páginas inolvidables George Orwell. A eso se refiere también la misma Arendt cuando habla de Pound y Brecht. Si bien los pecados de Pound fueron mucho mayores que los de Brecht no tanto su adhesión al fascismo como su antisemitismo, que data de un tiempo antes, Pound pudo (o pudieron por él) alegar su insania. Incluso, como aclara Arendt, su odio al judaísmo es algo "privado y carece de importancia política", lo que en realidad es bastante discutible. Pero lo cierto es que los pecados de Brecht fueron menores que los de Pound: "sin embargo pecó con mayor fuerza en la medida en que sólo era un poeta y no un insano". Aunque si bien el llamado pecado de Brecht es que se le reclama por su posición frente al stalinismo, sus poemas de alabanza a Stalin han sido "compasivamente" omitidos de una de las ediciones de sus poesías completas. En todo caso, Brecht tenía plena conciencia de lo que estaba haciendo y de por qué lo hacía. Incluso debe recordarse que no tenía interés en regresar a Alemania Oriental, que fue su hogar, pero que en aquellos años era dominada por los comunistas. Cuando se tuvo que ir de los Estados Unidos por el macartismo se instaló en Zurich, donde permaneció desde diciembre de 1947 hasta el otoño de 1949, y luego pidió permiso para establecerse en Munich, autorización que le fue negada.
Cuando no tuvo más remedio que regresar, lo hizo con un pasaporte checo que luego se transformó en uno austríaco, una cuenta bancaria y un editor en Alemania Occidental. Ya en Berlín estuvo a cargo del célebre Berliner Ensemble, pero no dejó de tener problemas. Según algunos estudiosos de su vida y su obra que son muchos , hasta cuando se encontraba en su lecho de muerte pensaba en el exilio, o en una casa en Dinamarca o en Suiza.
Sea como sea, hay que seguir su vida a través de sus poemas, tanto los que publicó en vida como los que se publicaron póstumamente. El sabía que era molesto para los poderes, para todos, del tipo que fueran, por lo cual escribió: "Sólo pude hacer poco. Pero los gobernantes/ estaban más seguros sin mí. Es lo que yo esperaba...". En realidad estaba orgulloso, y por mi parte, que nunca he sido molesto para nadie, me siento orgulloso por él.
Brecht comprendía bien aquello que había dicho Nietzsche sobre Alemania: "El alma alemana tiene pasajes y galerías; hay cavernas, lugares ocultos y calabozos; su desorden posee el mismo encanto que lo misterioso: El alemán está familiarizado con los caminos del caos". En alguno de sus poemas, ahora
no recuerdo en cuál, Brecht decía que la angustia no iba a terminar apagando su cigarro encendido. Una de sus pocas debilidades fueron los cigarros y otra, posiblemente, las mujeres, aunque según algunas de ellas era un "pájaro de paso, se enojaba y abandonaba rápidamente a las mujeres que se encariñaban de él". En alguien como Brecht, que era absolutamente reservado en lo personal, esto que apunto me llega por testimonios de quienes lo conocieron, tanto mujeres como hombres.
Hace poco por la televisión -un milagro- tuve ocasión de ver dos o tres documentales sobre Brecht. Si antes me conmovía el personaje, ahora me enternece: Esa figura alta y desgarbada, con el pelo bien corto y con la ropa que le quedaba sin duda bastante grande, había sido aquel que en mis lecturas de hace mucho pero mucho tiempo me enseñó como ningún otro cosas que yo deseaba saber y que creo haber aprendido. Fue por aquellos años que, gracias al doctor Israel Sterkin, conocí a un miembro del Berliner Ensemble que había venido a Rosario. Había conocido a Brecht y lo entrevisté creo que un par de veces. Fuera de esas entrevistas, volvimos a tocar el tema de Brecht y sus problemas en Alemania Oriental. Sonrió y me dijo que era cierto que tuvo problemas, pero que en ese entonces -se refería al momento en que estuvo de visita en nuestra ciudad- ya no los tendría (había muerto Stalin).
Me pidió que no lo agregara a la entrevista escrita (no a la de televisión, que ya había sido hecha) y le prometí no hacerlo. Tanto tiempo después, lo cuento. Además, me regaló algunos folletos del Berliner y fotografías que se han perdido para siempre, y eso lo siento mucho.
Llevado por los documentales sobre Brecht, vuelvo a ese hombre que no despertaba confianza en los sectores comunistas ni en los más reaccionarios grupos anticomunistas. Entre los primeros, como bien lo expresa Hans Mayer en sus "Recuerdo de Brecht": "...en Moscú, por muchas razones, nunca le tuvieron confianza al camarada Brecht. No habían olvidado su discurso disidente en el congreso de París en 1935; y en las esferas (un tanto siniestras) de los asesores literarios y estéticos de Stalin tampoco
aprobaban que Brecht no escogiera como país de exilio a la patria de los trabajadores". Que despertara recelo entre los macartistas, por ejemplo, no puede llamarnos la atención y es de suponer que, si bien hay que recordar lo ominoso de lo que ocurrió, es probable que eso no se repita. ¿O acaso podría
repetirse con nuevas modalidades?


*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-19212-2009-07-05.html






El trabajo de la vida*



El miedo a cruzar la calle

esa tentación brillante como los faros

imaginar la noticia en los diarios.

Pero no, siempre cuentan la edad,

me digo, mientras

me devuelvo a la vida



*de Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar








Virus*




*Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona


UNO El otro día leí que el exceso de higiene reduce la posibilidad decontraer una enfermedad infecciosa pero, en cambio, debilita las defensasdel sistema inmunológico. Parece que si nos lavamos y desinfectamosdemasiado acabamos con ciertas bacterias útiles y amigas y somos máspropensos a alergias, diabetes, obesidad, dermatitis y otras pestes. Enresumen: un poco de mugre no hace mal y hasta hace bien. No esbueno -especialmente en lo que hace a los bebés, en un período donde organizan y fortalecen sus sistemas de defensas- vivir en ambientes controlados y envasados al vacío. De ahí que, de tanto en tanto, también sea bueno ver una película tonta.


DOS Pagafantas es la expresión que designa a ese pobre tipo que todo eltiempo le paga las copas a la chica con la que sueña con dormir (después de acostarse, claro) mientras la chica pide una vuelta más y le dice que él es para ella su mejor amigo, como un hermano, bah.
Pagafantas es también el título de una película recién estrenada. Una película -debut en el largo de Borja Cobeaga- que se inscribe dentro del cine español de más éxito por estas matinés, trasnoches y horarios intermedios. Nada que ver con la declamación manchega, el esteticismo catalán o la new-age vasca. No: Almodóvar y Coixet y Medem ya fueron; y los jóvenes prefieren ver estudiantinas que descienden más o menos directamente del linaje de Porky's o American Pie, protagonizadas por actores jóvenes de la tele y que, de tanto en tanto, resultan una sorpresa agradable. Hace años fue Krampack, y lo que me decidió a ir a ver Pagafantas -luego de ver los avances en un noticiero- fueron tres cosas: (a) el aire acondicionado en un sábado de lo que por aquí se conoce como "calor africano"; (b) el que el
acento de la chica protagonista fuera argentino (lo que hizo que me preguntara cómo y de qué manera ardería la carne argentina en la parrilla de la trama) y (c) Jordi Costa la había definido con las siguientes palabras: "Pagafantas no es sólo una buena comedia. Como tal, es una película extraordinaria". Jordi Costa es el único crítico español en el que confío a ciegas y, por las dudas, cuando anden por aquí, salir corriendo sin mirar atrás cada vez que lean las expresiones "cine total" o "cine en estado puro"
refiriéndose a la última joya del cine croata-iraní ganadora del Cetro de Oro en el último Festival de Ottokar. Así que me lavé la cara pero no las manos y yo y mis bacterias nos fuimos a ver Pagafantas.


TRES Y la verdad que no estaba nada mal. Pagafantas era algo más cercano a las primeras películas de/con John Cusack. Un buen guión, filmado con gracia y un par de chistes impagables a costa de Enrique Bunbury y Stanley Kubrick.
Y, sí, estaba la chica argentina que hacía de argentina. De argentina virósica. De argentina histérica y calentadora climática atormentando hasta al delirio febril a un pobre tipo de Bilbao. La actriz se llamaba Sabrina Garciarena y -leí en el programa- salió de un programa de televisión llamado Rebelde Way. Seguro que la conocen. Yo no la conocía, a pesar de que alguna vez me crucé con el programa en cuestión y aguantaba un par de minutos aterrorizado por el modo en que todos esos adolescentes gritaban al mismo tiempo con voces muy finitas. Bueno, la cuestión es que la nena fatal va sometiendo al antihéroe a humillaciones cada vez más terribles y yo pensaba:
"Ay, aquí está, otro nuevo arquetipo de exportación a ser disfrutado por millones... Agotado por psicoanalistas y chantas patrios en sit-coms ibéricas, ahora viene esto y ésta...". Y la verdad que Sabrina Graciarena lo hace bien, da miedo, y se parece mucho a la de American Beauty y...


CUATRO ...seguro que en cualquier momento la tenemos por acá. Lo que no queda del todo claro en Pagafantas es cómo llegó a España y por qué salió de Argentina su personaje tentacular y parasitario. Por ahí se menciona que "no tiene papeles". Pero no me da la impresión de que esté girando por aquí
desde el gran éxodo del 2002.
Y la edición de El País en la que me fijé a qué hora daban Pagafantas traía en primera plana el título "La gripe A desborda Argentina con 100.000 posibles afectados". Así que -alguien me había dicho que se había contagiado en masa el síntoma de la venta de pasajes Buenos Aires/Madrid para huir de la peste- se me ocurrió pensar que tal vez Pagafantas se había adelantado a los tiempos. Era la avanzada, la flamante mutación de un viejo bacilo. Esa chica era una fugitiva viral que llegaba aquí para -con sus escotes, sus minifaldas y su sonrisa tiburona- subir la temperatura de pobres machos locales y ponerlos a bailar el wadu-wadu hasta la deshidratación seminal.
Adentro, había una foto de la presidenta argentina en un hospital. A su alrededor llevaban barbijos, pero ella no. Ella lleva una especie de coqueta bata semitransparente de papel sobre su ropa. Y -al gran pueblo argentino, salud- saluda. Es una foto que dice más que mil palabras, pero la foto tiene la boca cubierta -por si las moscas, por si los virus- y no se entiende muy bien lo que dice.


CINCO Ese mismo diario traía la noticia de que -superados los oasis-vacuna de la Feria del Libro de Madrid y del Día de Sant Jordi- ahora llegaba la hora de la sequía y los editores se enfrentaban a un 6 por ciento de descenso de ventas en el primer semestre del 2009. Las devoluciones de las librerías a las editoriales son mucho mayores de las esperadas y se acabó el espejismo de pensar en el papel impreso como "refugio de ocio barato en tiempos de crisis". Los efectos, está claro, no demorarán en llegar a la
ciudad de donde llegó la devastadora chica de Pagafantas. Cada vez se lee menos y ese es un mal de nuestro tiempo, un síndrome que ayuda a explicar tantas cosas que, de ponerse por escrito, dentro de poco, nadie podrá decodificar. Las únicas letras serán las que el oculista señalará con su puntero. Y se verán tan borrosas, como entre estornudos. Pero esas son otras historias, otra historia.
Mientras tanto, me informo en El País de las torpezas, contradicciones y medidas que se han tomado o se han dejado de tomar en Argentina a la hora de atajar la gripe. Tiemblo. Y es ciencia, es ciencia médica: Los directores del hospital de hoy siempre serán los enfermos terminales de mañana. Y me queda claro que no es lo mismo tener las manos limpias que lavarse las manos.
Y -nunca tomar de la misma botella- marche otra Fanta.
Pagamos todos.


*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-127835-2009-07-07.html







Contar muertos*



*Alejandra Folgarait
07.07.2009


Los argentinos juegan a los numeritos de los muertos como si fuera la Quiniela. Antes fue el dengue, ahora la gripe A, mañana acaso vuelvan las llamadas "víctimas de la inseguridad". Contar muertos es el nuevo deporte nacional.

Tempranito a la mañana, suena el teléfono. Es una prima con una pregunta urgente, impostergable, de vida o muerte.

-Vos que sabés, ¿me podés decir cuántos muertos por este nuevo virus hay?
Porque el hermano de un compañero de la oficina me dice que en una clínica de Quilmes se murieron 18, por e-mail me llegó que hay otros seis muertos en San Miguel, y además están las dos enfermeras de las que nadie habla. Así que, por favor, contame la posta.

De nada vale ofrecerle el último número confirmado por los análisis de laboratorio del Instituto Malbrán. Sean 55 o 100, no me cree. Y no es la única que desconfía por default de los números de las epidemias en la Argentina.

La desorientación es comprensible. Empezando por la cifra de la deuda externa, muchas veces se han tapado números en este país. Lo que sorprende es que los medios ahora se ensañen con un presunto ocultamiento de cifras sobre la pandemia de influenza A H1N1 en la Argentina. Estamos de acuerdo: a
todo el mundo le encantan las teorías paranoicas. Pero buscar conspiraciones detrás de la incertidumbre de una epidemia es un juego estúpido y peligroso.

Basta hurgar en las páginas de diarios norteamericanos, canadienses y británicos -países donde la gripe A se extiende sin pruritos- para notar que ninguno lleva a diario la cuenta de enfermos y muertos como acá. Publican cada tanto las cifras oficiales, dan cuenta de algún contagiado famoso, como el actor pelirrojo de la saga de Harry Potter, incluso se alarman cuando el CDC (el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos) hace pública la estimación de un millón de infectados por gripe A en ese país.
Pero en ningún caso deslizan sospechas sobre los números emitidos por los organismos sanitarios de sus respectivos países. ¿Qué pasa en la Argentina, entonces, para que todos desconfiemos tanto?

Es cierto que no nos faltan razones históricas para dudar de la buena fe con que nos informan desde el poder de turno. La negación de la existencia de desaparecidos y fusilados durante la dictadura militar, la manipulación de las bajas en Malvinas, el consejo de que "el que apuesta al dólar pierde", el corralito, "la casa está en orden", tanta hipocresía política tienen que haber alimentado el recelo de los argentinos hacia sus gobernantes. Pero, hasta poco tiempo atrás, la suspicacia no se derramaba públicamente sobre
los problemas sanitarios. Se suponía que con la salud -y con los muertos- no se jode.

Pero el antiguo temor a un fraude electoral parece haber alcanzado ahora a la epidemiología. Quizás sea el efecto INDEC. Pero sospecho que esta pasión por contar los muertos -un morbo que alimenta la televisión minuto a minuto- viene de mucho más atrás.

En Diario del año de la peste, el escritor Daniel Defoe dejó testimonio obsesivo del número de muertos causados por la peste de 1665 en Londres.
Aunque no se privó de anotar escrupulosamente las cifras de apestados, barrio por barrio y día tras día, Defoe centró su crónica en la reconstrucción de las vivencias de los millares que pasaron meses
conviviendo con la muerte. Nada que ver con nuestro enfoque de la epidemia.
La cuestión de los números -su escatimación porfiada y adrede- parece ser una obsesión nacional.

Recuerdo la amarga discusión por el número de desaparecidos en la Argentina.
Que si son 30 mil, que si fueron seis mil. Todavía hay quienes dirimen si los nazis asesinaron a seis millones de judíos o fueron un puñado menos, de acuerdo con los censos poblacionales. Me dan asco.

Cada muerto por una enfermedad como la gripe debería preocuparnos.
Especialmente, cuando estamos en medio de una pandemia de la que todavía se sabe poco y que lo último que necesita es el pánico generado por la competencia de los numeritos y los rumores de ocultamiento.

Que quede claro: conocer en tiempo y forma los números de una epidemia es fundamental para los que tienen que tomar decisiones sanitarias en una población. Todos tenemos, además, derecho a contar con información transparente. Pero hacer de eso pan y circo es, sencillamente, una canallada.

*Fuente: http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=27120





CORREO:



DECLARACIÓN DEL CONSEJO DIRECTIVO DE LA ULAPSI*

El Consejo Directivo de La Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología (ULAPSI) conmovido ante el desarrollo de la “epidemia de influenza tipo A” y habiendo recepcionado numerosos aportes teóricos, académicos y científicos acerca de este suceso enviado por psicólogos e instituciones adheridas, hace
pública sus consideraciones.
Entendemos la necesidad de tomar medidas de control sanitario, de asumir responsablemente el reto de acorrarlar el brote epidémico y circunscribirlo a un espacio de más fácil manejo y erradicación. Nos sumamos a la acción movilizadora de toda la población en nuestros países encaminada a observar los
comportamientos que disminuyen sensiblemente la posibilidad de contagio y propagación de la llamada influenza tipo “A” (también “H1N1”, o antes “fiebre porcina”). Coincidimos en la necesidad de movilizar recursos financieros, científicos, profesionales para encontrar en breve tiempo una solución definitiva.
La salud integral de las mujeres y hombres, niños y niñas, ancianos y ancianas de todo el mundo es un deber sagrado y un derecho fundamental al que con vocación humanista y sentido del deber nos consagramos.
Pero el cuidado responsable y científicamente sustentado, como deber elemental de todos los gobiernos, no debe transgredir bajo ningún concepto los límites del ejercicio de la prevención sanitaria, la intervención salutogénica o la acción curativa. No puede convertirse en argumento para la exclusión de personas, grupos o instituciones por razones de nacionalidad o residencia (transitoria o definitoria). Esto sería no sólo una violación de derechos y justicias elementales, sino una práctica de profundo sentido discriminatorio y segregacionista. ULAPSI rechaza enérgicamente tales posturas sean conscientes o no. No es momento para el aislamiento, sino para la unión. Es en la interacción de los gobiernos, los sistemas de salud y los centros de investigación, que podrá ser encontrada una solución contundente y definitiva al dañino brote de influenza.
Así mismo nos pronunciamos contra los “excesos mediáticos” que en países como México, y en la mayoría de los que componen nuestra América Latina, han generado verdaderas epidemias de pánico, que lejos de favorecer la movilización social resolutiva, crean una profunda incapacidad psicológica para el
afrontamiento eficaz y solidario de la epidemia viral, pudiendo igualmente aumentar la ansiedad de grupos vulnerables en lugar de disminuirla. Rechazamos cualquier forma de manejo político de la difícil situación en aras de mezquinos intereses de partidos, fracciones políticas, funcionarios gubernamentales. Con la salud de los pueblos no se puede hacer politiquería. Una crisis que azota la vida no puede ser peldaño de campañas mediáticas de los intereses hegemónicos del poder en ninguna de sus manifestaciones.
Entendemos que una vez más, junto a la búsqueda inmediata de una solución, se hace imprescindible el análisis de las condiciones de insalubridad, desatención sanitaria, en la que vive buena parte de la población en nuestros países. Es en la desatención sostenida a la salud del pueblo, es en las prácticas sanitarias exclusivistas, solo para los que pueden, es en la despreocupación por las condiciones de vida de millones de latinoamericanos donde podemos, sin duda alguna, encontrar la tierra fértil para la aparición y eclosión de epidemias miméticas que son síntoma de la profundamente deteriorada situación en las que vive la mayor parte de los pobladores de nuestro continente.
ULAPSI tiende su mano solidaria a todos los gobiernos y pueblos de América Latina en la búsqueda de una solución inmediata a la epidemia y en la promoción de comportamientos salutogénicos más adecuados. Consideramos necesaria la incorporación de psicólogos especializados a los consejos y equipos encargados del manejo de la crisis para cuidar también la salud psicológica, para que la información que se emita promueva acciones y actitudes preventivas y correctivas pertinentes tanto como contribuya al mejor clima de calma, cordialidad, solidaridad y acciones organizadas entre personas, comunidades y países.
ULAPSI denuncia y condena la razón profundamente clasista de la epidemia y exige respeto a los derechos humanos de todos los latinoamericanos.
SÍ a la unidad. NO a la exclusión.

-Enviado para compartir por María Elena. mariaelenaburoni@hotmail.com,








Inventren. Próxima estación: J. V. CILLEY.

Colaboraciones a: inventivasocial@yahoo.com.ar


*


Exposición de
Walkala
(Luis Alfredo Duarte-Herrera)
en Oberndorf bei Salzburg

"Walkala, la fuerza de la imagen"

Invitación a la inauguración
El lunes 22 de Junio 2009, 19:30 horas

Lugar:
Librería "Buchgarten"
Römerweg 3
A-5110 Oberndorf bei Salzburg
Tel: +43 (0)6272 20632

Más informaciones en:
www.walkala.eu
www.galeria.walkala.eu

Duración de la exposición:
22 de Junio a 28 de agosto 2009
(Del 3 al 17 de agosto estará cerrada la librería por vacaciones)

Horarios:
Lu. - Vi. 8:00 a 12:00 y 14:00 a 18:00 horas
Sábados: 10:00 a 14:00 horas


Cordial invitación de:

YAGE, Verein für lat. Kunst,Wissenschaft und Kultur
www.euroyage.org
Schießstatt Str. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel: ++43 662 825067




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