viernes, octubre 10, 2008

EDICIÓN OCTUBRE 2008



*de Joan. joan@cimat.es



INVENTIVASocial
Edición OCTUBRE 2008
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Q-U.*



La Leo escribe la “Q” y la “U”, a la “E” la va a escribir después. No se por qué, pero pone “QU” y después va a agregar las “Es”. Lo escribe grande, en una columna larga y finita al lado izquierdo de la hoja, y con su regla de treinta centímetros fabrica casilleros desiguales para enmarcar todas esas preguntas incompletas. Quizás sea que las preguntas son incompletas ya que la respuesta es incógnita. Así debería de ser. Uno no sabe la respuesta, no hay por qué terminar la pregunta.
La Leo está en el geriátrico desde hace varios años, pero estaba acompañada por su mamá de cien años. La mamá ya no está. La mamá murió. Ahora la Leo está solita con sus setenta y cuatro años, y esos siete años que lleva adentro desde los siete años de veras, desde que las convulsiones le detuvieron el tiempo adentro. Siete años de alumnita de primaria. Siete años de viejita que escribe con su birome “QU”. Muchas QUs”, muchas preguntas sin final.
Y me mira con los ojitos pequeños, me mira con intensidad. Parada frente a mí sobre las piernas con llagas, con la boca desdentada, los rulitos canosos, niñita siempre niña a pesar de las arrugas y las manos manchadas con vejez y tinta azul. Me extiende la hoja mamarracheada la Leo y dice “QUÉ”. Me grita su “QUÉ”. Me grita la pregunta como los niños, que todavía esperan que uno tenga una respuesta; que la respuesta sirva de algo; que sea posible solucionar los desastres que la vida, el tiempo, los insondables acaeceres complican y borronean.
Desde su vida borroneada, la Leo me grita su “QUÉ”. Qué voy a hacer el día de la madre. Qué voy a hacer el día de la madre. QU, QU, QU, QU, muchas preguntas incompletas una debajo de la otra en birome temblorosa, subrayadas con regla de treinta.
Qué voy a hacer el día de la madre, pregunta, demanda, grita. Me grita qué.
Me dice que ya no le puede dar de comer, que ya no la tiene al lado, me repite que ya no le puede dar de comer. El supremo, primer y último cariño, si a los niños y a los viejos les llevamos dulces, galletitas, si a los novias se le regalan chocolates. “Ya no le puedo dar de comer”, dice la Leo. Y me deja estúpidamente balbuceando obviedades inservibles.
No puedo contestarle. Apenas poner unas palabras sin sentido delante o detrás de otras palabras sin sentido.
No puedo contestarle a la Leo. Me pregunto qué puedo decirle, cómo consolar su tristeza, su soledad, sus lágrimas de niña anciana que caen redondas y transparentes. Qué puede hacer la Leo el día de la madre. ¿Qué puede hacer?

Me pregunto qué decirle. Me pregunto QU, QU, QU, QU.



*de Mónica Russomanno. monicarussomanno@yahoo.com.ar







CITA A CIEGAS*




Anuda una venda alrededor de tus ojos
Déjate guiar por el aroma de la hierba buena
Colócate de espaldas al viento adverso
Siente el sol en la frente
Desdeña los caminos
Los campos de amapolas
Sumérgete en el bosque
Persigue el canto de las aves que huyen a tu paso
Sigue más allá de tu cansancio
Hasta hollar la línea del horizonte.


Allí donde el mar se une con el cielo
Donde cada noche aguardo tu presencia
Te daré mis amores.



*de Marié Rojas tgrafica@cubarte.cult.cu
(indicar "PARA MARIÉ" en el asunto del correo)






ELLOS*



Todavía no puedo pronunciar: nuestra casa y es mucho el costo por una pierna reiteradas veces operada, cruzar el puente de Santo Tomè. Tan sólo nos separa el río Salado y extraño mucho “mi río”: el gran Paranà. Y “mi hermoso parque”. Hago referencia al Parque del Sur, de la ciudad de Santa Fe.
Hace escasos seis años lo recorrìa todos los dìas dando una, dos y hasta tres vueltas y lleguè a nadar, mil doscientos metros, pero esto, ya esta en otro relato.
Dejar una urbe por otra, un barrio vivido por años: casi sesenta, es mucho, ¿no? Los vecinos amigos, reiniciar otra historia, cambiando de ropa, de vínculos, de entorno y hasta de agua, cuesta muchísimo.
El dolor se suaviza escuchándolo a ellos. Bastó que una mano sabia pusiera junto a una batea de agua, un comedero.
Ya no están los perros ni los gatos que tanto lo asustaban y, entonces, ¡volvieron¡.
Ellos me acompañan al comenzar la jornada y ¡alegran mis mañanas¡.
Ya no escucho la radio ni las mismas malas noticias o la baja y suba de la Bolsa.
Los escucho a ellos que me acunan con su canto y no me dejan sola.
El llamador de Naty, uno de mis queridos hijos hoy, radicada en el exterior, aquél que en nuestra anterior casa estaba adentro y ahora está afuera, el que le regalara un gran amigo y poeta: Horacio Rossi, los convoca.
Están ambos presentes en el nuevo patio inundado de flores, de luz, de sol.
Sus gorjeos, su manifiesta alegría y algarabía, comiendo, bañándose, han vestido de fiesta sus juguetones vuelos.
Entre arbusto y arbusto ya florecidos, entre jazmín y jazmín, de esta, la nueva casa, en su amplio patio, entre vuelo y vuelo, comparten uno u otro grano sin disputar.
Se mojan gozosos y juegan entre ellos en sus rasantes aleteos entre césped y techo.
Hablo de “mis” pájaros, de los caseritos, chingolos, tacuaritas, calandrias, palomitas torcaza y las muy buchonas del centenario campanario de la Iglesia Inmaculada.
En el de adelante, percibo los benteveos o pechitos amarillos que, durante algunas horas en busca de agua, abandonan sus nidos de la cercana plaza.
Al atardecer, regresan nuevamente en busca de alimento y, cuando se opacan los rayos de luz, se llaman a silencio.
Reflexión:
Nuevamente repito como lo dijera hace cuatro años, elaborando ayer uno de mis duelos en “Territorios Compartidos” y hoy, otro: “no quiero que...” esta casa,”… tenga murallas, ni que ...las ventanas estén tapiadas...” de Mahama Gandhi.
Un pensamiento de Kierkegaad. me impactò muchísimo, por eso lo transcribo: “...la vida...puede comprenderse ...mirando hacia atrás, pero se puede vivir mirando hacia delante”




*de Zulema Estela Saus. zulemasaus@yahoo.com.ar






Cincuenta*



Empecé a creer en el amor
Sin contar que tenía mis primeras canas
Comencé a quererte
Sin concesiones
Sin darme cuenta que contaba
Con muchos años.
Aumentó la fantasía
De renunciar a la rutina y
Aprender a juguetear
En ese universo
De verdades anquilosadas
En esperanzas de antaño
En arriesgar a ser y “no parecer- perecer”.

Así tan simplemente
Y fenomenalmente como sale
El sol por la mañana
Y la lluvia moja los pies
Con las baldosas rotas de las veredas
Y al estar contaminada
Por la edad de los períodos encadenados
Empecé a conquistar
Los momentos de alegres compañías
Y encarar los abatidos escenarios
Con el íntegro desapego de los niños
Que pueden curiosear
Qué es la muerte
Pisando a un insecto
Que chilla en la suela de un zapato
o
Cuando descubren que su abuelito
Se fue al cielo
Y contemplan los rayos de luz de la persiana
Como surcos separados del día
Así tan simplemente empecé a quererte
En esos ojos de azul intenso
Vi reflejada una jirafa
Que soñaba estar en su terreno escogido
Encontré tiburones domesticados y
Murciélagos sujetados a la simpatía
de los humanos
de a poquito fui sacando las vendas
que aumentaban los dolores
de la soledad
se fueron aflojando
no tenían que estar pintadas
de rojo sangre
podían caer con ese azul
de esperanza y tranquilidad.



*De Nora Azul del Rosario Akimenco azulaki@hotmail.com










Aleluya*







Yo estaba perdida hasta que encontré al señor ¿La llevo a su casa señorita?

Me desnudó en rojo.

Cuando me invitó a guarecerme en su pecho. Realzó el final que había sido tan feliz.



Alabé al señor y me quedé dormida.





*de Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar








Campaña de concienciación*



Aquel gobierno quería potenciar la conciencia social por lo que adoptó una serie de medidas encaminadas a concienciar a los ciudadanos para que hicieran obras benéficas, sociales y de convivencia.

Entendió que una de las maneras era consiguiendo que cuidaran más y mejor de sus mascotas. Evitar que se produjeran abandonos de perros, dotar a los municipios de solares para que estos animales corrieran y establecer un censo real y efectivo de todos los canes del país. El slogan adoptado "Da a tu perro los mismos cuidados que quieres para ti" manifestaba claramente la intención de la campaña.

Los ciudadanos vieron con buenos ojos estas medidas, sin embargo, todo el mundo entendió que se habían extralimitado con aquella iniciativa de crear una escuela de hombres lazarillo para perros ciegos.




*de Joan Mateu. joan@cimat.es








Cuicatl*




Me duele la tierra,
Y el pasto,
Y las flores,
Y las raíces que se clavan en ella.



Me duele la tierra,
Y el viento,
Y el agua que corre desbaratando laderas…


Cómo duele la tierra.
En tus manos,
Tus uñas,
Demonio de piel.



Cómo duele la tierra,
Tus labios,
Tu cabello,
Tu corteza empapada
Que los Dioses quisieran tener.


Me duele la tierra,
Y las rocas,
Y las aves,
Y cada lombriz que es arrancada con fuerza
Mientras se aferra frenéticamente por no partir.



Me duele la tierra,
Y su vida,
Y su muerte,
Y cada pulso que le doy con mis pies…


Cómo duele la tierra,
Cuando llena por completo los pulmones
Y a bocanadas se le obliga a entrar.





*de hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com

*De los idiomas originarios de México, el náuatl es el más conocido por ser el que hablaban los
Mexicas-Aztecas; y Cuicatl significa canto.








UN TAL PITÁGORAS*



Los lados adyacentes al ángulo recto, siempre manifestaron carecer de la condescendencia amistosa que sentido común obliga entre vecinos y esto se debió, en parte, a la rivalidad entre ambos por superar a la hipotenusa.
La hipotenusa, que como todas las hipotenusas juega a dos puntas, realizó sin conseguirlo, grandes esfuerzos para que los adyacentes comprendieran que la suma de sus cuadrados es igual al cuadrado del lado más largo del triángulo rectángulo o sea, ella misma.
Por eso, los trigonómetras contrataron a un tal Pitágoras para que se los demuestre.



*De Ana Broglio. anabroglio2@yahoo.com.ar








PRELUDIO DE GARZAS SALVAJES*







Me desperté dormida en el mar de tus brazos

Ay el preludio de garzas salvajes en el alba.

Giran como caligramas de señales blancas

Escriben tu nombre que desbordado cae

En un torrente de magnolias de lluvia.



Tan blancas sabanas amor/tan negra ausencia.

La costa/tan lejana.

Los árboles de pié intentan/elaborar un oscuro

Duelo de pañuelos blancos.



El mar no existe, amor. Lo se.

Quizás escondido en otro cielo, espere.

En las oscuras rocas de los desnudos mares.

Entre los peces muertos y el ballenato azul.

Entre los vórtices de abrazos circulares.

Entre los brazos desencontrados de los vientos alisos.

Entre mares australes y océanos boreales

Entre los arrefices de corales pasión.

Entre los fantasmales barcos.

Entre tesoros de recónditos piratas.

Entre los lagartos marinos y la soledad de los Galápagos.

Cabalgando suavemente en los vientos de Índico





Hay un epilogo de algas que en oleajes verdes

Te buscan y me buscan

La rosa de los vientos desdibuja la infranqueable bahía de los sueños

Se que no estas, quizás nunca estuviste

Pero hay un preludio de garzas salvajes en el aire

Que me hace vibrar, hasta morir.




*de Amelia Arellano arellano.amelia@yahoo.com.ar








Rubias...?*







Quisiera ser la rubia tonta


No tener que irritarme


Por llegar a fin de mes


Ni pensar cada día


En el almuerzo y la cena.


En la educación de mi hijo


Ni los autorreproches


Ni sentir la soledad


Y el oscurecimiento


Frente a las decisiones


De trabajo tantas veces


Teñido del sufrimiento


Enajenado de la pobreza


Y la preocupación de


Expresar la palabra adecuada


Sin dañar a los más necesitados.






*De Nora Azul del Rosario Akimenco azulaki@hotmail.com








PARÍS*




Quiero decirte tantas cosas
Y no alcanzan las palabras...
Quiero hablarte de París,
De los olores que trae el viento,
De las notas que lleva en sus alas,
De la lluvia que moja mi rostro,
Del ocaso que se cierne
Sobre los tejados,
Y de nuestro abrazo,
De ese abrazo nuestro
Que ciñe la vieja ciudad.


Pero no puedo,
No me alcanzan las palabras...
Para decirte que sin ti
París no es ciudad,
Sino lejanía.
Las flores solo portan aromas de nostalgia,
La lluvia no es otra cosa que gotas de agua,
Que el viento no lleva ni trae melodías antiguas,
Que el ocaso no es sino símbolo de algo.


Porque sin ti,
Y sin tu abrazo,
Sin tu mejilla junto a la mía,
Contemplando como se oculta el sol
Tras los tejados,
No sirven,
No son nada las palabras.




*de Marié RojasTamayo tgrafica@cubarte.cult.cu
(indicar "PARA MARIÉ" en el asunto del correo)






La pequeña muerte*


No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman: pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.


*Eduardo Galeano
del Libro de los abrazos.




*

muere de muerte lenta
el que no sabe de abrazos
ni del ímpetu
y la fuerza que aprisionan los espacios.
entre tu cuerpo y mi cuerpo
no queda luz si hay abrazos...



*De Ana Lía Gattás. analia_gattasz@speedy.com.ar





FELISBERTO NO SE PARECE A NINGUNO*



La vida del escritor uruguayo Felisberto Hernández (Montevideo 1902-1962) parece haber salido de su propia literatura hecha de equívocos, de fantasmas y de empecinamientos pueriles por contar no lo inasible sino la materia con la cual se pretende representarlo.
Si bien la actividad literaria no es algo que quite el sueño a los burgueses, en el caso de Felisberto Hernández “su estar en el mundo” pudo ser una intolerable seguidilla de malentendidos kafkianos donde no logró ser reconocido mientras vivió.
Justamente un trabajo del crítico Jorge Panesi se titula “Un artista del hambre” parafraseando un relato del praguense inmortal, ya que Felisberto Hernández se ganaba la vida tocando el piano en remotos tugurios de provincia, amenizando las películas mudas de entonces o dando conciertos en pretenciosos centros llamados “de cultura”.
Felisberto tuvo tres pasiones excluyentes: la música, la literatura y las mujeres.
Nadie entendió nunca cómo este hombre que llevaba en sí a un niño caprichoso y glotón pudo seducirlas con tanto éxito y tan sordamente durante toda su vida adulta. Tal vez sin el apoyo de cada una de ellas no hubiese podido producir una de las obras más originales y más fascinantes de la literatura escrita en español en los últimos cien años. La escritora mexicana Rosario Ferré escribe: “tenía una capacidad sorprendente para suscitar una gran ternura en las mujeres, aunque luego les hacía la vida imposible(...) las mujeres se enamoraban de él, llevándoselo a vivir con ellas a los sótanos de sus casas familiares, donde harían lo posible para mantenerlo y protegerlo”.
Su literatura que fue inexistente como difusión en todo el continente, apenas fue marginal en su propio país. José Pedro Díaz, uno de sus primeros biógrafos y críticos ha dicho al respecto. “Los pequeños libros que publicaba tenían siempre algo de esotérico: eran apenas existentes, a veces anotaciones mínimas sobre un sesgo de una situación, a veces pequeñas historias míticas, irónicas y filosóficas a la vez. Su quehacer más permanente y ostensible era la música.”
Es Díaz precisamente quien primero traza un ordenamiento de la obra de Hernández y la divide en “tres grupos de libros que se corresponden, además, con tres modos de presentación: sus cuatro primeros libros fueron ediciones de autor y lo constituyen sendos libros sin tapas: “Fulano de tal” (1925); “Libro sin tapas” (1929); “La cara de Ana” (1930) y “La envenenada” (1931). El segundo grupo está integrado por dos únicos relatos largos: “Por los tiempos de Clemente Colling” (1942) y “El caballo perdido” (1943).
Estas ediciones ya no son de autor sino que las financian sus amigos y que llevan un sello editorial de fantasía.
El último grupo lo integra el resto de su obra. “Nadie encendía las lámparas” (1947) que le editó Sudamericana, fue el único libro que en vida se distribuyó comercialmente. A este grupo pertenecen “La hortensias” (1949) y “La casa inundada” (1960).
En la edición de sus obras completas(1) que Arca de Montevideo diera a conocer en cuatro tomos entre los años 1967 y 1970, justamente en su tomo cuarto aparece el largo relato inédito hasta entonces, titulado “Tierras de la memoria”, que aparece con un postfacio de José Pedro Díaz, que no tiene desperdicio por el rigor crítico que tiene, además el mérito de iniciar la cada vez más creciente crítica hernandiana.
Su última etapa es considerada realmente fantástica, como “hermano bastardo” y tardío de los grandes del género en el Plata: Macedonio Fernández, Bioy Casares, Borges, Quiroga y Cortázar.
Carlos Martínez Moreno pudo decir que Felisberto, en un país de literatura realista, “fue la vanguardia de un solo hombre”.
Lo cierto es que la literatura de este hombre distraído, que fue dándose a conocer, trabajosamente, durante 40 años a través de ignotas apariciones de 100 ó 200 ejemplares llegó a convertirse con los años en un escritor de los llamados “de culto”.
El filósofo uruguayo Carlos Vaz Ferreira había comentado cuando apareció “Libro sin tapas”, su segundo volumen: “Posiblemente no haya en el mundo más de diez personas a las cuales les resulte interesante la obra de Felisberto Hernández y yo me considero una de ellas”.
Como casi siempre la “Institución” literaria (esa corporación de rinocerontes) haciendo gala de su eterna miopía y su resentimiento, esta vez en la voz de Emir Rodríguez Monegal, pudo comentar: “Su eterno desaliño y su desconocimiento de la sintaxis”.
No es para preocuparse, también fueron tratados de brutos Shakespeare, Cervantes, Dostoievsky y, entre nosotros Roberto Arlt.
Como si todos ellos hubieran sido traspasados por las musas y sólo hubieran prestado su mano para escribir esas bellas páginas que la humanidad no dejará morir, para decirlo con palabras de Borges.
Lo cierto es que Felisberto Hernández nos dejó una obra que, pese a no tener ningún punto de referencia con la Historia ni con el mundo circundante, produce una sensación de perplejidad al remitir a la expresión de un narrador generalmente en primera persona que cuenta mientras observa la animización de los objetos, la relación que tiene no con la memoria sino con la enunciación con que aborda la memoria, una relación con la literatura que él mismo llamaba “su misterio”.
La literatura de Felisberto no tiene ni antecedentes ni seguidores. Aunque yo he creído percibir entre nosotros a Hebe Uhart, que en algunos momentos presupone un asombro similar al que experimenta Felisberto ante la cosa narrada. Pero creo que allí se acaban las coincidencias.
Felisberto Hernández recibió, pese a la casi nula difusión de sus escritos, la admiración incondicional de grandes hombres de las letras: Jules Superville, Roger Callois, de Cortázar quien prologó una edición de sus cuentos en Barcelona, en 1973 y de Italo Calvino quien escribió el prólogo a las obras traducidas al italiano del escritor uruguayo. Fue justamente este último quien estampó para siempre: “Felisberto no se parece a ninguno”.


(1) Nota feliz: acaba de ser reeditada por Siglo XXI en 3 tomos con prólogo del poeta mexicano David Huerta.


*De Jorge Isaías jisaias46@yahoo.com.ar





El poeta*




El poeta, caminando lentamente bajo la fina lluvia, subía por el pedregoso camino que iba hasta el acantilado. Iba haciendo repaso de su vida mentalmente, deseando encontrar alguna alegría, pero cuanto más recordaba y más la analizaba, más se convencía de que la decisión que había tomado era la correcta. Apareció, después del último recodo, el borde del precipicio a unos veinte metros escasos. Hizo un nuevo esfuerzo para recordar alguna cosa positiva que le justificara un cambio de idea pero nada encontró y la decisión del suicidio se consolidó en su mente.

No sintió miedo aunque si una profunda tristeza. Se acercó decidido hasta el borde y, tomando impulso, arrojó sus poemas al abismo.




*de Joan Mateu. joan@cimat.es






EL BOSQUE DE LOS CEREZOS HA PARTIDO*





Me desperté asustada por el estruendo leve del silencio.
El bosque de los cerezos ha partido.
Ha partido. Ay sin despedirse.
También se ha ido el hombre del sombrero roto.
Se lleva, Ay se lleva la huella de la última nevada.
Los viñedos, inútilmente extendieron sus brazos.
Ay no pudieron, no.
Reclusos crepitan en la pasión dorada del otoño.
El sol, indeciso muerde una manzana de oro.
Ay una manzana de oro.
La esclavitud sonríe en la pausa fresca.



El bosque de los cerezos ha partido.
Ha partido. Ay sin despedirse.
El amor y el olvido, mustios
Caminan aferrados al hombre del sombrero roto
Y se llevan, Ay se llevan la huella de la última nevada.



*de Amelia Arellano arellano.amelia@yahoo.com.ar








Quería escribir*




Él necesitaba escribir.
A primera hora, cuando los zorzales cantaban a la primavera. Mientras su mujer e hijos dormían...
Él quería escribir.
Hasta la media mañana al menos, cuando empezaba a escuchar a su mujer que protestaba desde la cocina:
-“A la carnicería hay que ir con plata”.

-Seamos vegetarianos y felices. –le contestaba a los gritos desde la habitación.

No tuvieron que cazar para comer perdices.

Ni dejaron de ir a la carnicería.
Ni fueron felices.


Él, no escribió nunca más.



*De Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial@hotmail.com






Convocatoria*



El trilingüe Magazín Cultural Latinoamericano XICóATL "Estrella Errante" (impreso y digital), que desde hace 17 años se edita en Salzburgo, Austria, convoca a ensayistas, narradores y poetas a colaborar con el trabajo de difusión cultural que llevamos a cabo.

Las colaboraciones deben tener una extensión máxima 4 páginas para ensayo y cuento. Para poesía se ruega enviar una selección de poemas de un máximo de 10 páginas. Los escritos deben acompañarse de un breve curriculum vitae (que contenga la dirección postal) y una foto digital del escritor a la dirección euroyage@utanet.at
Los textos seleccionados serán traducidos al alemán y publicados de manera digital e impresa.

Más informaciones sobre nuestra labor cultural sin ánimo de lucro en Europa encontrarán en nuestra página de internet www.euroyage.com
Cordial saludo,


*Dr. Luis Alfredo Duarte-Herrera
Director de YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com

Schiessstattstr. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel: ++43 662 825067




*


Queridas amigas, apreciados amigos:



El domingo 12 de octubre del 2008 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor argentino Pablo Espada. Las poesías que leeremos pertenecen a María Elena Solórzano (México) y la música de fondo será de Yawar Inka (Andes). ¡Les deseamos una feliz audición!


ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!


REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!

Cordial saludo!


YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com

Schießstattstr. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067




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