viernes, octubre 30, 2009
DE UN MUNDO IDEAL, NECESARIO Y VERDADERO...
*ILUSTRACIÓN: "EL DOMADOR" DE RAY RESPALL ROJAS. (CUBA)
"Es más difícil ser hombre"*
Más hombres que mujeres practican tropelías, imbecilidades
Más hombres que mujeres se suicidan
Más hombres que mujeres doblegan voluntades
hasta el exterminio
inventan contrincantes
planean invasiones y ejecutan guerras
Más hombres que mujeres asesinan serialmente
más hombres que mujeres alardean
más hombres que mujeres coleccionan porquerías
Más hombres temen no ser hombres
y pulsean
que mujeres temen no ser
mujeres.
*De Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar
DE UN MUNDO IDEAL, NECESARIO Y VERDADERO...
Cintio Vitier: La Casa de la patria*
“¿Murió?.... Sólo sabemos/ que se nos fue por una senda clara/
diciéndonos: Hacedme un duelo de labores y esperanzas/
Sed buenos y no más, sed lo que he sido/ entre vosotros: alma/
Vivid, la vida sigue/ los muertos mueren y las sombras pasan/
lleva quien deja y vive el que ha vivido/
¡Yunques, sonad/ enmudeced, campanas!”
Antonio Machado
*Por Julio Pino Miyar. isla_59_1999@yahoo.com
30/10/009
http://juliopinomiyar.blogspot.com
UNO
Cuando en nuestros primeros años de juventud entramos en contacto con un superviviente de algo demasiado grande, cuando se accede agradecido al afecto cordial y las cálidas palabras de un extraordinario investigador de la poesía, archiconocedor de la vida y el pensamiento de José Martí, compañero de jornadas de José Lezama, sentimos como si el destino nos hubiera colocado en una situación única, y que nos hemos asomado al borde esencial desde donde se contempla en lontananza la hondura escatológica de lo cubano. Porque conocer a Cintio significó para mí el discreto camino de una bienaventuranza.
Con la muerte del poeta desaparece el último gran representante del movimiento artístico – literario Orígenes, (le sobrevive su esposa, la notable poetiza y ensayista Fina García Marruz) acaecido en nuestra cultura nacional, entre los años cuarenta y cincuenta del siglo XX republicano. ¿Qué fue Orígenes? ¿Una voluntad de consumación del sentimiento de universalidad que había estado operando en nuestras artes y en nuestras letras, desde la temprana década del treinta? O, por el contrario, ¿una mirada inmersa en lo nacional que buscaba allí su máxima razón de legitimidad -su singularísimo periplo y aventura-, y para eso no vacilaba en recrear nuestra propia tradición, asumida como una postulación hermética y como un poderoso afán de desentrañamiento e irrupción, en vías de realizar una poética del mundo?
Curiosamente, lo que hay de consumación en Orígenes es paja mojada; pues se incorpora, en estricto, a la historicidad cultural de nuestra nación. Orígenes, es, esencialmente, una voluntad de nacimiento que tiene la extraña capacidad de seguir naciendo entre nosotros; de continuar estableciendo paradigmas -modelos sustanciales de acercarnos a la cultura- desde su centro de libélula que aletea, cual numen escatológico, postulados epistémicos. Entonces, ¿qué es? Podría apuntarse como respuesta, que nunca se entendieron mejor los fundamentos universales de nuestra cultura, que con el precipitado espumoso -el aceite alquímico cultivado al calor de la marmita- que un día nos dejara Orígenes; Lezama fue el poeta de las afinidades selectas, y su calle habanera de Trocadero devenía en metáfora de un trastocar radical -herético, franco, irreverente- de todas las cosas de la humana cultura, las cuales reaparecían permutadas bajo la gracia sin nombre de un dios risueño y festivo: (en la calle Zanja, en Centro Habana, nos acecha el tigre blanco de los imagineros chinos, y al mover el interruptor que da luz a mi habitación es engendrada una nueva causalidad que no sólo inaugura, con desenfado, cascadas en el Ontario, sino que reabre los horizontes de la poesía, y desde ese instante mi soledad se ha hecho más llevadera, porque he sabido abrir nuevos caminos entre el infinito de las cascadas, el asombroso tigre blanco y la soledad humana). Decía Lezama, que lo esencial del hombre era su soledad… y la sombra que éste va proyectando en el muro. Sin embargo, para Vitier la imagen bíblica de Moisés ante la zarza ardiente en medio de la soledad (des)comunal del desierto, se convierte en signo del fundamento gregario de la poesía. Al desierto se va a contemplar las maravillosas imágenes, mas nuestro poeta ha intuido allí lo que él llamó “el segundo movimiento de los místicos”: el regreso de la soledad -la entrada triunfal en la Civitas- en vías de fortalecer y enriquecer las instituciones humanas. Todo cuando se ha visto, -todo cuanto pudo ver o escuchar Moisés frente al fuego emblemático del desierto-, se convierte ahora en pletórico significado; la poesía regresa en busca de abrigo a la Casa de la patria y en ella despliega sus lentísimos rituales, mientras el fuego reaparece en el lugar común de los hombres y sus tareas cotidianas.
Cintio Vitier y José Lezama configuran los dos polos de una misma concepción. Para el segundo, el mundo se le presenta como una increíble capacidad de disfrute; lo que el poeta debe aprender lo aprende por osmosis, enteramente sumergido en la noche gelatinosa de la poesía. Pues para el autor de Paradiso el mundo expresa su interioridad, sus claves más arduas y secretas, mediante un acto supremo de la voluntad poética. Las esferas entonces se abren: aquí abajo la tierra y sus espirales germinativas, allí arriba el cielo y sus constelaciones de estrellas, entretanto un infierno, irónicamente vacío, nos revela la ausencia de culpa.
Aunque la obra de Lezama no sólo es hija de la imaginación lúdica, sino de un laborioso afán de construir un nuevo orden en el que el rigor de sus temerarias visiones alcanzaría una expresión totalizadora. Siempre lo he creído así: la obra del gran poeta encierra tanta dificultad que fue concebida mucho más para ser pensada que para ser leída. Por eso es que los textos de Lezama nos obligan a un correlato; a un texto autónomo y paralelo, un cubrefuego que reorganice el libre horizonte de las interpretaciones. De algún modo Vitier estuvo exponiendo, entre nosotros, el diáfano perfil de ese correlato: volver claro lo obscuro, embellecer la claridad y formatizar lo abstracto para permitirle su necesaria inteligencia histórica, fue una de las tareas que nuestro poeta se autoimpuso dentro del contexto de la poética y la herencia origenista. Hay así en Vitier una innegable vocación historicista, la cual es entendida como un espacio absolutamente integrador, donde lo lúdico cede el paso a la reflexión más sosegada y lo ético se incorpora como principal sentido de la vida y el mundo. El autor de Lo cubano en la poesía fue el mejor exponente de una idealidad cultural que hunde sus raíces en nuestro siglo XIX y de la cual él, fue uno de los mayores exégetas.
Cuando en uno de los primeros encuentros que tuve con el poeta, indagué por el contenido moral y estético de “las fugas” de Arthur Rimbaud, Cintio sonrió para decirme sentencioso: “la evasión de Rimbaud fue hacia la realidad”. El poeta podría así elegir, indistintamente, el camino de la trashumancia o decidirse habitar bajo la sombra de los graves portales capitolinos, escogiendo para sí el ágora o la soledad, pero siempre frente a él estaría la terrible advertencia: si tu obra no es auténtica -si transgredes tu vida y tu pensamiento debido “al falso imaginar”- te convertirás en pasto de la Esfinge. Mas, los imagineros de Orígenes recorrieron una órbita feliz, en la que nos mostraron que los orígenes de nuestra cultura estaban en el futuro, y que los verdaderos poetas -los esenciales-, estaban aún por nacer entre nosotros.
En Orígenes cada poeta tuvo su propia escala, su personalísimo registro. Vitier, entre ellos, casi siempre prefirió pulsar la cuerda de la entonación más simple, ya que el escritor se empeñó en hacer proliferar su poesía en ese espacio transicional en el que el poema parece alcanzar la translúcida transparencia de la prosa. De este modo, la poética de Vitier presupone el fin de las iluminaciones maravillosas, -la casa desarbolada, hundida hasta la raíz entre cuatro columnas de humo, mientras los emidosaurios vagan bajo un cielo plomizo de ocaso. Él fue, sin dudas, muy consciente de este hecho: concibió la expulsión -la incomprensión y el escarnio, ocurridos allá en la intemperie- el destierro equívoco, el peregrinaje agónico y circular en busca de una tierra prometida, como el primer vasto movimiento de toda antropogonía. Lezama fue siempre el hombre del primer movimiento, sus selectas espirales de humo fueron solamente una señal de la pertinaz trashumancia a la que estuvo condenada la poesía. Pero existe un principio bíblico: Moisés, -según la tradición judía, el autor del Pentateuco-, habría concebido un legado estéril, si no hubiese regresado a fundar junto a los suyos. Paradójicamente, la infinitud avasalladora del desierto proponía un término, un finiquitar cargado de sentido en aras del retorno; todo lo aprendido debía ser ahora reintroducido en la cultura de los hombres, y la poética del mundo comenzaría a ser redefinida, reorganizada, como la poesía para el mundo. El legado inmemorial, los anales de espuma de la poesía, se aprestaban para ese segundo movimiento liberador, -buscando convertirse en memoria, cristalizar en el significado-, porque, según Vitier, la Ciudad se vestía de fiesta y convocaba a los poetas: Era Enero de 1959; “ese punto irradiante al que siempre debemos volver...”
DOS
La disyunción entre la verdad o la mentira de las cosas se aparta de lo que la tradición ha concebido desde siempre como el sentido y la misión del poeta y la poesía: el poeta es el gran imaginero, el contumaz propalador de mitos, el arriesgado volatinero de la palabra, el sempiterno transgresor de todos los significados.
Por su parte, el llamado “mundo verdadero” se nos aparece como un postulado abstracto de la conciencia estética y moral. Porque lo que el poeta ha venido comprendiendo desde milenios como verdad posee una inevitable carga de idealidad, de traspolación de la mirada hacia el mundo de las esencias puras e invisibles. Y es el mismo pensamiento que nos hace ver el desarrollo histórico como la lenta configuración de un porvenir hermoso y ético, el que le formula una petición de principio al mundo: la peregrina petición de que sea verdadero; que su verdad más intrínseca fuese la razón de ser del poeta y la palabra. ¿Es la verdad, de esta manera entendida, la intención suprema de una poética del mundo? Y, ¿ésta quedó así inserta en nuestra cultura, como la búsqueda nuclear del movimiento Orígenes? O, ¿fue, como algunos afirman, una traslación del sentido y el propósito de la idealidad origenista, en la que la idea de una teleología nacional, elaborada en su momento por Lezama, resultó recapitulada por Vitier, reconducida por él hacia los predios de una muy específica realización histórica?
Es bueno recordar que lo que hay de juego metafórico en Orígenes, de instancia prominentemente lúdica, conspira contra cualquier intento de plasmación histórica de su legado. Entretanto, su principal orientación gnoseológica, sustentada en la pretensión de un conocimiento fundamental de lo cubano, colinda con una interpretación histórica sui generis, eminentemente metafórica y metahistórica, que obedece a otro campo de expansión e intelección de la cultura, estrictamente basado en la sensibilidad y la capacidad de especulación del artista. Es en ese terreno que Orígenes se nos presenta no sólo como un postulado teleológico, sino además teológico, ya que a una doctrina de la finalidad histórica -extraña a la historia misma- se le añade la intelección poética de un mundo “ideal, necesario y verdadero”.
Por otra parte, una provocativa postulación de la verdad que se entremezcla con el mito y la fábula, y que es adjudicada a la labor del poeta trashumante en las largas noches de su soledad, no encuentra su finalidad en sí, si no en el sueño legendario de poder reinscribir la palabra en el portalón de las instituciones humanas, haciendo retroceder al desierto y expandiendo los límites de la Ciudad favorecida. Vitier creía que la misión más alta del poeta y la poesía se encontraba cifrada ahí, en la compleja cuestión del significado: resignificar la poesía, hacerla volver de su marasmo de siglos, en vías de construir para nuestra historia nacional un contenido el cual expresar, y con el cual comprometerse, y donde se vería por fin realizado el gran sueño secular. Esto se traducía en una instancia obvia: Cuba es la patria de Martí. Por tanto, de lo que se trataba era de consumar el programa aplazado de la poesía; de esta manera, el proyecto de la liberación nacional encontraba su fundamento último en la poética del mundo.
Existen unas invocatorias páginas de Lezama (La Casa del Alibe), escritas en la década del 50’ y encontradas por Vitier a mediados de la década del 80’, las cuales hablan de una futura reconstrucción de la nación cubana, expresándose alegóricamente al referirse “a una humilde casa campesina” que contiene, simbólicamente, “el alma de la patria”. Esa casa podría ser muy bien la Casa del significado. Para Vitier, la Revolución de Enero había hecho regresar a la poesía de su incausalidad para convertirse en la expresión causal de un pueblo, en tanto la palabra ya no era el patrimonio exclusivo de los poetas, sino que había devenido en el fundamento unánime de una Ciudad emancipada. Y todo eso acontecía por primera vez y de un modo único, porque aquella era “la Revolución de los humildes, para los humildes y por los humildes”; la milenaria utopía -consustancial a la espiritualidad cristiana- desentrañada de la historia. Pero Vitier no ignoraba los enormes peligros a que nos entrega el tiempo sucesivo, -esa angustia básica ante lo corrosivo- y, por tanto, la imperiosa necesidad de regresar siempre para beber de las fuentes primordiales; allí, en ese instante providencial, donde poesía e historia acudieron a encontrarse y donde ocurrió el pacto más fundamental de nuestra historia y de nuestra cultura; allí, donde por primera vez, a la poesía le fue permitido expresar su significado.
No obstante, el poeta y amigo, ya fallecido, Ángel Escobar se dedicó, en una ocasión, a repensar unos versos de Vitier: “El hijo pródigo”: “Me fui lejos, a ver qué había/ Pasé por un fuego clandestino/ Estuve solo entre los míos/ Un leño ardía, la cal ardía blanca y ciega/ Regresé con despojos que yo no deseaba/ Terrible es el deseo del deseo...”¿Qué cuestión fundamental pudo vislumbrar Ángel en estos versos, cuando amargamente nos dice como preludio de su propia cita: “(…) todo acabado de nacer y en devenir, naciendo, como principio y fin de lo inarreglable”? ¿De qué rara visión parecen haber regresado despavoridos los dos poetas? ¿De qué catástrofe inevitable, aunque tan consustancial a lo que somos como nuestros propios versos? ¿En qué momento tan ajeno el poeta se vio obligado a reconocer la nuda realidad del mundo y aprender entonces que esa realidad era terrible? ¿Fue la misma dolorosa certeza que condujo a Ángel Escobar a repensar estos versos, la que condujo a Cintio Vitier a escribirlos? Y, ¿qué es en definitiva lo que hemos venido llamando, junto a los poetas, “el mundo verdadero” edificado en franca oposición a la realidad concreta y específica de las cosas?
Decía Federico Nietzsche que si la verdad nos entrega consuelo y bienaventuranza es falsa. Porque nada hay más difícil y doloroso, añadía, que la búsqueda auténtica de la verdad y el conocimiento. Acorde con ese estado de ánimo podríamos volver a preguntar: ¿La historia siempre fracasa porque no tiene sentido, o es su propio sentido lo que nos conduce paradójicamente al fracaso? Es decir, ¿estamos obligados a fracasar como individuos -y con nosotros toda nuestra escala de valores- al ser arrastrados por el movimiento abstracto e indiferente de la historia?
La pregunta por el significado nos arroja inermes a la soledad del desierto, a la “terrible blancura” del cosmorama abisal. Hay un lugar común -cíclico- en nuestra historia nacional donde las relaciones humanas, los más caros afectos, la vida, la economía y las instituciones son sometidos a una implacable saharización. El poeta nos cuenta haber regresado de allí “con despojos que no deseaba”, mientras su propio deseo se le iba volviendo ajeno... Ángel Escobar, por su parte, nos vuelve a decir en una línea que abunda en la angustia metafísica del hombre y la poesía: “(…) velo intraspasable, signo sobre signo, añorando siempre el Significado”.
Cintio me expresó en una ocasión que Lezama siempre les dijo a los origenistas, que a la única generación a la que se debía pertenecer era a la de José Martí. Sin embargo, su actitud política refleja lo que en esencia vio, creyó y esperó su generación: un compromiso que él mismo consideraba existencialmente insuperable.
También inspiradas en “El hijo pródigo”, Ángel Escobar escribió estas palabras: “(…) el espíritu quiere encarnar, romper la máscara, dejar de ser signo, ser: se sabe parte caída de lo velado, su insistir inexcusable quizá busca remedio en la aceptación y la confianza...” Hay algo en la Revolución de Enero, -si incorporamos esas preguntas sobre el valor de la confianza y el insistir en la aceptación de las que Ángel hablaba con tanto énfasis-, que parece haber fracasado de un modo esencial. Tal como si hubiéramos vuelto a extraviar el significado y el poeta estuviera condenado a iniciar un nuevo período de trashumancia, y la saharización se impusiera -con el polvo, la fiebre y el regreso tenaz a la intemperie- en lo más íntimo y doloroso de las relaciones humanas. Volviendo a quedar desarbolada la Casa de la patria, al retorno del poeta a la soledad más implacable se le suma la crisis de la Ciudad, el deterioro mortal que hoy sacude sus instituciones y con ello el naufragio de cualquier bienaventuranza.
Decía Carlos Marx que el capitalismo condena al hombre a la soledad -como norma capital de la saharización del mundo moderno. Por ende, la crisis que nos sacude no es metafísica, es mundial y es histórica. No es, por tanto, consustancial a la condición humana, sino producto de un proceso histórico que ha revelado globalmente sus fallas. Por lo que, ¿existe, en esencia, el mundo ideal, justo y verdadero como verdad concomitante con el desenlace teleológico de la nación cubana, tal como lo concibieron y esperaron los maestros origenistas? Lo importante es saber que los poetas son los guardianes de la palabra, y que sigue siendo posible -como pensaba Vitier- hacer regresar el significado a su más legítima condición, contigua con una refundación de la vida y la Ciudad, en la que la lastimada esencia de las cosas fuera devuelta al mundo y la poesía lograra su ansiada historicidad.
Tal vez lo que sucede es que el artista ha comprendido la laxa ambigüedad de las cosas y sabe que ya no hay certezas, y que el arte es el gran muro levantado por nuestra especie frente a la implacable facticidad de lo real. Si partiéramos de la verdad de esta concepción, haríamos regresar a la cultura a su condición elemental de metáfora. La poética del mundo nos hablaría en consecuencia, de una añeja verdad que busca ser reinstalada en la vida de los individuos, penetrada por su sentido poético más hondo: ser, a la vez, vehículo de comunión y de diálogo -tabernáculo y ágora. La vida y la muerte, la agonía y el exilio, dejarían de ser entidades aisladas, mónadas ajenas entre sí, para devenir en porciones del movimiento metafórico e integrador de la historia. Por fortuna, abundan en el desierto las verdades iniciáticas: el precio de la soledad nos conduce a contemplar sin miedo las maravillosas imágenes y comprender el ministerio civil al que están predestinados los poetas; el instinto gregario orientado siempre hacia el retorno. Como pensaban los grandes imagineros de Orígenes, es el movimiento inevitable y fundacional de la poesía.
Cintio Vitier, te seguiremos buscando, con el espíritu de los pobres y en los blanquísimos acantilados de la mañana.
Film*
Una joven dama argentina, se halla casada con un mexicano licenciado en abogacía. Tienen un hijito y una mansión en ciudad de México. Ella era cancionista de tangos hasta que se produjo su enlace, sin lo que se dice amor-amor, para acceder así, legalmente (por la puerta grande, principal), a la suprema misión a la que una mujer muy mujer está destinada: dar a luz y consagrarse al retoño. Aunque rígido el magnate esposo, condesciende en acompañarla a presenciar un ensayo de la compañía (en gira por aquellas latitudes) de artistas de variedades en la que había participado, para así reencontrarse con sus ex-compañeros, entre los que se cuenta quien fuera su novio, el pianista, que la sigue adorando. Incómodo entre esa gente, con brusquedad el marido se retira sin saludar. La consorte se despide de sus ex-compañeros, excusándose, con el objetivo de alcanzarlo. Esto no ocurre y acepta la invitación del gentil ex-novio de trasladarla en su auto a la suntuosa residencia. Pero el pillo pianista no enfila hacia allí. La ex-novia lo advierte y protesta con despliegue motriz, a consecuencia de lo cual el automóvil choca, el ex-novio (y desde entonces ex-pianista) muere, y la ex-cancionista queda con magulladuras. Enterado el huraño picapleitos, con estupor y arrasadora indignación, que su (para él) ex-intachable esposa se encontraba en el vehículo del ex-novio al desencadenarse el accidente, decide divorciarse de ella y, cruel, separarla del vástago, al que comunica que no volverá a ver a su madre (cuando éste, como siempre, se entretenía oyendo en el fonógrafo los discos de 78 grabados por la mami en épocas de esplendor). Corroído por los celos y la omnipotencia, el agraviado cónyuge destruye discos, fotos y demás rastros de la abominada. Disponiendo de influencias, consigue expulsarla del país. Adoptando un nombre artístico retorna ella a su métier, en el que vuelve a descollar, y de este modo van transcurriendo los años, añadiendo alguna cana señorial y efectuando temporadas hoy aquí, mañana allá, con compañías conformadas, entre otros, por bailarines, músicos y malabaristas. No arma pareja (su representante y empresario la ama en secreto) y añora a su hijo, ansiando la extinción del ex-marido, a quien al admitir la derrota, habíale augurado que él abandonaría este valle de lágrimas, antecediéndole. Avispada un buen día de que esto había acontecido y que el hijo se tambaleaba, desmoralizado desde la desaparición física de su padre, que lo había criado en el odio hacia la supuesta casi ex-adúltera, regresa a México, tras caducar, merced ahora a sus propias influencias, la disposición que lo impedía. El muchacho se embriaga y dilapida su fortuna en juegos de azar, habiendo interrumpido la carrera universitaria (abogacía). Y es también el azar quien dispone que la chica de la pareja de bailarines que el empresario contrata ya en la capital azteca, esté noviando con el confundido ricachón. Descubre la madre que ese mozo apuesto e impertinente que le fuera presentado en una fiesta, candidato de la vulgar y trepadora danzarina, es exactamente su único hijo. Dimes y diretes, lindos momentos y malos entendidos, desesperación y regocijo, la madre impulsa tan perfecta estratagema que logra desnudar los innobles (embaucadores) propósitos de la blonda ordinaria, que no sólo no estima al muchacho, sino que, además, está ya unida en matrimonio con su partenaire. Es tal el flujo de apasionada simpatía que irradian hijo y madre entre sí, que producidas diversas citas equívocas, el hijo enuncia, intentando besarla en los labios, que ha comprendido que ella está que arde por él. La madre se horroriza, claro, qué menos, se espeluzna, y se casa, de nuevo sin amor, con el representante y empresario (como para conjurar pulsiones, me sopla sonriente un amigo, estudiante de psicología). Por fin, estando la madre interpretando en el primer coliseo un tema amargo, sombrío, pernicioso, impregnado de desconsuelo, y divisando al hijo entre el público yéndose abatido, intuye de súbito que él se escurre dispuesto, acaso, a quitarse la vida. Corre y lo alcanza, así nomás, él ya en su coupé y con el motor en marcha. Asciende y él arranca furioso, contrincante de sí mismo, y conduce a velocidades inauditas, sin rumbo, mientras ella lo apremia instándolo a toparse contra el bendito grado de parentesco que los involucra. Se lo grita la madre justo cuando la coupé, ingobernable, está por desbarrancarse. Ambos salen despedidos, la coupé se incendia, la madre (Libertad Lamarque) perece, y el hijo, contuso, llorándose todo, la sostiene entre sus brazos (filiales en la tragedia), sentado, apoyado contra un árbol, como a una amante.
*De Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar
Más adiós a las armas*
*Martín Caparrós
30.10.2009
Parece que los medios argentinos no hablamos de eso: que decidimos hacer como si ya no tuviéramos ejército. Es curioso; el viernes pasado publiqué, aquí mismo, un artículo -Adiós a las armas- que discutía, en sintesis, si vale la pena seguir gastando una fortuna en unas fuerzas armadas mal armadas y peor preparadas y que, sobre todo, no tienen ninguna hipótesis sensata de conflicto porque una guerra con los vecinos es impensable y una con Inglaterra es insostenible, o sea: un cuerpo que está ahí porque siempre
estuvo ahí, porque los estados tienen ejércitos, por el peso de la tradición y la conservación.
Esa tarde un programa de radio Nacional -Carbono 14, conducido por Miriam Lewin y Eduardo Anguita- me llamó para comentar el asunto. Conversamos; hasta allí, seguía siendo pura opinión, eso que no nos interesa. Pero poco después la radio recibió una llamada del ministerio de Defensa: querían contestar algunas cosas. Plural, curioso, el programa puso en el aire al secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Germán Montenegro, el segundo en la jerarquía del ministerio. El secretario dijo que "la Argentina, que no tiene hipótesis de conflicto a corto o mediano plazo, configura a sus Fuerzas Armadas teniendo en cuenta un escenario de incertidumbre". Eso sí era lo que los libros suelen llamar información y, como tal, fue reproducida en un cable de la agencia oficial Telam a las cinco de la tarde: la
Argentina no tiene hipótesis de conflicto para sus fuerzas armadas porque "en lo inmediato no hay un país que pueda amenazar la soberanía argentina", aunque -dijo el secretario Montenegro- "tenemos recursos muy importantes, un territorio rico, presentamos reclamos sobre la ampliación de la plataforma continental y no sabemos qué amenazas pueden surgir desde el escenario internacional incierto y cambiante". O sea: que están ahí por si acaso y ya veremos. El cable de Telam fue un pif casi perfecto; sólo lo reprodujo un medio on line de la Patagonia -y ningún otro. Que el Estado argentino no
defina ni piense definir la función de su ejército no parecía un tema que tuviera por qué importarle a nadie.
O eso, por lo menos, supusieron los grandes medios de la patria. En Criticadigital.com, en cambio, la discusión hervía desde la mañana. O, dicho de otro modo: hacía mucho que no me puteaban tanto.
-Pero si a usted le gusta, Caparrós, no se me queje.
-Sí, claro. Nada me calienta más que cuando me amenazan o me mandan al carajo. No me diga que a usted no.
Y eso que yo había tratado de ser calmo, ecuánime, exponer razones. Que -muy expresamente- no escribí ni una palabra sobre el hecho de que el ejército argentino es la institución más violenta de nuestra historia, la más homicida, porque no quería que las emociones tiñeran una propuesta que iba
más allá: que, en el famoso concierto de las naciones, el poder moral de desarmarse es mucho mayor que el escaso y costosísimo poder de fuego de un ejército que no tiene objetivos. Fue un vendaval. Pero había, también, en medio de las puteadas argumentos, y me interesa discutirlos.
El más repetido tuvo que ver con la costumbre: siempre hubo un ejército, todos los países -casi todos- tienen un ejército, así que tiene que seguir habiendo. No hay nada más triste como base para una discusión: los grandes momentos de la historia son aquellos en que algunos no aceptan ese principio
y deciden pensar algo distinto. Incluyendo, por ejemplo, a ciertos militares de esta tierra que supusieron, a principios del siglo XIX, que el hecho de que los españoles siempre la hubieran gobernado y gobernaran el resto del continente no era razón suficiente para no repensar el asunto. No revisar
los conceptos que parecen evidentes es la mejor garantía para seguir cayendo.
Otra línea de argumentación fue la "mal de muchos". Una síntesis posible es la de un tal Jacinto Chiclana, fugitivo de Borges: "Las fuerzas armadas no tienen función alguna, la policía no te protege, los maestros están siempre de paro o vacaciones, los políticos son corruptos e incompetentes, la industria argentina no puede competir con nadie, los hospitales no tienen ni curitas, el periodismo descubre escándalos que terminan en nada, los impuestos se utilizan para favorecer a los amigos del gobierno de turno.
Haciéndola corta: el país y sus instituciones son tan inútiles como el ejército (eso es coherencia): ¿por qué no abolirlos también?", proponía, mordaz, el falso Jacinto. ¿Es necesario aclarar la diferencia entre una institución que funciona mal pero necesitamos y una que, por carecer de un sentido claro, tal vez no? ¿Decir que sabemos para qué están los hospitales y las escuelas y no parecemos saber para qué está el ejército, y que entonces tenemos que mejorar quirófanos y aulas pero quizá podemos mandar a
casa a los soldados?
La discusión seguía. Muchos ponderaban el trabajo humanitario del ejército, sin duda muy útil pero que puede y debería ser encarado por un cuerpo especializado: ¿o se necesita saber manejar un tanque para reconstruir un puente, un fal para rescatar pobladores de la inundación? Otros -los más insultantes- me recriminaron que hubiera descrito la guerra de las Malvinas como "la tontería soberbia de pensar que una banda de inútiles mal preparados y peor equipados podía mellar siquiera la carrocería de uno de
los ejércitos potentes de este mundo". Me exigían respeto por "la sangre vertida en las Malvinas". Es cierto que los soldados que llevaron a pelear eran inútiles para ese trabajo, pobres, por culpa de sus jefes y sus equipos perimidos. Me da muchísima pena -y he escrito sobre eso-, pero detesto el
chantaje de la sangre, tan en boga en la Argentina actual: que te maten es horrible pero no da derechos ni silencia a los vivos ni cambia tu historia.
Si no se puede pensar qué hicieron los que perdieron su sangre por su patria también habría que alabar a los sargentos nazis, por ejemplo. Lo cual me hizo acordar del 2 de abril de 1984, cuando Jorge Dorio y yo conducíamos un programa de radio -Sueños de una noche de Belgrano- y dijimos que era
complicado hablar de esa guerra y de sus muertos porque, entre otras cosas, el primer soldado argentino caído en las islas, el primer mártir, era un capitán Pedro Giachino que si no hubiera muerto allí habría tenido que responder a acusaciones graves sobre violaciones de derechos humanos. Y entonces un comando nazi encabezado por un autodenominado Castrogé tomó el estudio, nos tuvo de rehenes, nos dijo muchas veces que nos iba a matar. Fue una noche difícil -y sigue siendo otra discusión que no se ha dado.
Entre los argumentos que más me impresionaron -y fueron numerosos- están los de la línea Malena: "Sucede que somos un país semicolonial y Caparrós lo asume, pero derrotado. ¿Acaso no tenemos que recuperar nuestros recursos para desarrollar la industria y terminar con el hambre? ¡Cómo que no hay
hipótesis de conflicto! Por favor, el agua, la minería, el petróleo.". Ése sí que es un triunfo de la ideología contra la historia: imaginar, pese a tantos hechos y evidencias, que el ejército va a proteger los recursos naturales argentinos. ¿Para quién, para la Barrick Gold, para Repsol? Cuando tuvo poder, el ejército entregó más recursos que nadie. La tal entrega no es como en las películas: no vienen hordas de soldados a ocupar los pozos o las minas; llegan en jets privados ejecutivos con valijas de dólares para los funcionarios, jueces, periodistas, militares que pueden ayudarlos a quedárselos. Y el ejército después, si acaso, se los cuida.
Había otros argumentos, pero vuelvo a lo que más me sorprendió: que el segundo del ministerio de Defensa diga que nuestras fuerzas armadas no tienen hipótesis de conflicto -y no le importe a nadie. Aún cuando la ley 23.554 de Defensa Nacional, promulgada en 1988, diga tan claro en su artículo 8 que "el sistema de defensa nacional tendrá por finalidad: a) Determinar las hipótesis de conflicto y las que deberán ser retenidas como hipótesis de guerra; b) Elaborar las hipótesis de guerra, estableciendo para cada una de ellas los medios a emplear.". Alguien debería explicar por qué no cumplen con la ley.
Una noche, a mediados de los noventas, estuve en una rara cena en la embajada de México -yo no suelo estar en esas cosas- con Dante Caputo y Raúl Alfonsín. En un momento comenté lo curioso de que hubiera sido Menem quien limó el poder del ejército argentino, y Alfonsín y Caputo dijeron que esa debilidad les parecía contraproducente. Les pregunté por qué y Alfonsín dijo que el ejército era necesario porque servía de contrapeso; que, sin él, la policía sería la única fuerza armada en la Argentina y que no habría quién la controlara.
Era una hipótesis de conflicto muy rara -ejército versus las policías- pero, por lo menos, era una. Si el gobierno sigue diciendo que no tiene ninguna, deberemos quedarnos con la sospecha de que, en realidad, las fuerzas armadas argentinas están ahí para mantener, dentro del país, el poder de los que tienen poder en la eventualidad de que los que no tienen puedan amenazarlo: para la represión, que es lo que siempre han hecho. Lo cual está muy prohibido por la ley de Defensa Nacional, pero ya sabemos cuánto pesa eso en la Argentina. En todo caso, insisto, vale la pena discutirlo en serio.
*Fuente: http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=33185
LA PIEDRA*
*De Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu
Tomo esta piedra
la palpo, la sopeso,
la alzo y la imagino volar.
Si fuera geólogo la llamaría: roca
y sabría su origen, composición,
uso y hasta nombre científico,
pero no lo soy.
Por eso, simplemente: una piedra,
recogida del borde de un camino,
extraída del medio de una calle.
Si la guardo
nadie se ocupará de mí
y todos me seguirán llamando Miguel, Juan, Pedrito, o María,
en Honduras,
y Yasser, Hanni., Ahmad, o Murad,
en Palestina.
Pero, si la lanzo
a soldados y policías represores
entonces
algunos me llamarán: terrorista.
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Queridas amigas, apreciados amigos:
Este domingo 1 de noviembre de 2009 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música de los compositores peruanos Roberto Carpio, Alfonso de Silva y Theodoro Valcárcel. Las poesías que leeremos pertenecen a Vicente Girarte Martínez (México) y la música de fondo será de Totó la Momposina (Colombia).
¡Les deseamos una feliz audición!
ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!! (Recomendamos usar
http://24timezones.com/ para conocer las diferencias horarias).
REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Freundliche Grüße / Cordial saludo!
YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com
Schießstattstr. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067
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"Del derecho y del reves de la adversidad”
Noviembre
“El humor no es resignado, sino rebelde; no solo significa el triunfo del Yo, sino tambien del principio de placer, que en el humor logra triunfar sobre las adversidades de las circunstancias reales.”
Sigmund Freud, “El Humor” (1928)
Lunes 02/20:00
"La salud de los veteranos de guerra de Malvinas"
Ps. Maria Cristina Solano, con formacion psicoanalitica. Ex docente de la UNR, y de la UBA, actual docente invitada de las mismas universidades y de la Escuelas superiores de post grado de Moron, de la UBA y otras. Especialista en Servicios de Salud. Magister en Uso Indebido de Drogas (en presentacion de Tesis). Psicóloga desde 1978 hasta la actualidad en los Organismos de DDHH de Rosario y Buenos Aires. Co-fundadora de Asociación Anahi y Coordinadora de la Filial Rosario de la Asociación Anahi.
Psicóloga de los Veteranos de Guerra de Malvinas desde 1995.
Los soldados de la guerra de Malvinas sufrieron un serio deterioro de su salud física y mental en los meses que duro la misma. Esto se agravo por el abandono posterior sufrido por el Estado y la sociedad en su conjunto. Se hizo una investigación sobre su salud física, psíquica y social en 1996 -1998 pudiendo comprobarse el serio daño sufrido. El trabajo es el resultado de años de trabajo investigando y asistiendo a los ex soldados de Malvinas.
Lunes 09/20:00
“Semblante invisible partener; la relación Lacan / Blanchot”
Gabriel Roel, psicoanalista (Campo freudiano; Centro Descartes Bs. As.) poeta.
"una relacion dialectica, la cual, sin embargo, recusa (desune) la dialectica misma
(...) habla liberadora donde se encarna como falta y así finalmente se realiza".
Maurice Blanchot; L`entretiene infini, 1969.
Peripecias paradojales problematizadas en los años cincuenta del siglo XX de las nociones de lenguaje; memoria y percepcion en los discursos filosoficos; ante los restos del legado romantico, los idealismos esteticos literarios y el freudismo, con la introduccion de una dependencia significante como crítica a las nociones de representacion, en cuyas consecuencias clìnicas, epistemicas y politicas resulta el modo de configuracion y consistencia del sujeto.
Lunes 16/20:00
“El uso del humor como estrategia de afrontamiento en trabajadores de emergencias”
Ps. Lucia S. M. Bertolano Secretaria Academica Fac. de Psicologia de U.N.R. Docente e investigadora en la F. Psicologia UNR . Profesora Maestria en Salud Mental. Fac. de Trabajo Social UNER , Ps. Susana M. Sainz, Magister y Doctora en Salud Mental, integrante de la Red Latinoamericana de Psicologia para Emergencias y Catastrofes, Ps. Lorena Figueras, Docentes e investigadoras Facultad de Psicología de la UNR
Como efecto de una serie de investigaciones se ha determinado que el humor es la estrategia de afrontamiento de caracter más global y completo, ya que integra aspectos intelectuales, emocionales, fisicos e interaccionales de la persona. La investigacion se propone, además prevenir y promover la salud mental de los trabajadores, potenciando un recurso ya existente en ellos y en consecuencia, mejorar el desempeño y disminuir los efectos indeseables agudos y acumulativos, tanto en frecuencia como en intensidad.
Lunes 23/20:00
“Parejas en el siglo XXI. ¿Es posible conciliar la pasion y la convivencia?
Ps. Saul Fuks, Doctor en psicologia clinica, especialista en psicologia comunitaria, profesor de la UNR (F.Psicologia) y de universidades europeas y latinoamericanas. Autor de presentaciones y publicaciones sobre el tema.
En la sociedad occidental de las ultimos siglos, la relacion de pareja amorosa ha estado entrelazada y confundida con el matrimonio y su objetivo era fundar una familial tener hijos, asegurar el patrimonio y continuar las historias de los antepasados. Con los cambios sociales de las postguerras mundiales, la mujer ocupo un lugar distinto en la sociedad y en la vida familiar, al ganar libertad (social, economica y sexual) tambien se desbalanceo la relacion entre hombres y mujeres y empezo a ser aceptable la idea de la "relacion de pareja" como algo aparte de la relacion matrimonial. Pareciera que todo lo que necesitamos para tener una convivencia tranquila, va en direccion contraria de lo que necesitamos para mantener viva la pasion amorosa . En tanto lo que alimenta la pasion parece que convierte a nuestras rutinas diarias en un infierno. Despues de haber investigado el tema y entrevistado a "parejas exitosas", el autor tiene algunas pistas sobre como funciona la relacion de pareja en la actualidad.
Lunes 30/20:00
“Escritura colectiva”: Taller con los asistentes y la responsable del ciclo, entrega de certificados, cierre del ciclo anual.
Creadora y responsable del ciclo: Ps. Laura Capella, psicoanalista
Lunes 20 hs.
Entrada libre y gratuita
Se entregan certificados con el 75% de asistencia
Consultas: delderechoreves@yahoo.com.ar
Auspician:
· Facultad de Psicologia, UNR
· Colegio de Psicologos de la Prov. de Santa Fe, 2da Circ. y su Foro en Defensa de los Derechos Humanos (FODEHUPSI)
· CEIDH (Centro de Estudios e Investigacion en Derechos Humanos-Facultad de Derecho. UNR)
· IPF (Instituto de Investigaciones en Cs. Sociales, Etica y Practicas alternativas "Paulo Freire" - Facultad de Derecho. UNR.)
CENTRO CULTURAL BERNARDINO RIVADAVIA
*Laura Capella. elecapella@yahoo.com.ar
Hoy... Dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para siempre...
Alfredo Zitarrosa (Guitarra negra)
http://ddhhpsi.blogspot.com
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Inventren Próxima estación: CASBAS.
Colaboraciones a inventivasocial@yahoo.com.ar
http://inventren.blogspot.com/
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LA JIRIBILLA.
-Revista de cultura cubana.-
http://www.lajiribilla.cu/
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