sábado, octubre 17, 2009

HUÉRFANOS DE PALABRAS LOS ADIOSES EMPUJAN...






*



Deja que el viento
toque el ave.
dos libertades hermanas
vuelan juntas
en busca de astros quiméricos,
incontaminados,
lanzados a la eternidad.
Deja que el viento
acune el sueño
de quien busca amparo
en la paz eterna,
de quien es el faro
para nuestra vela
porque en ella el viento
anida y se queda.



*de Emilse Zorzut. zurmy@yahoo.com.ar





HUÉRFANOS DE PALABRAS LOS ADIOSES EMPUJAN...






LUPANAR DE LAS TRISTEZAS*



He llegado al lupanar de las tristezas.
Un hombre flaco, golondrinas cansadas
en sus ojos.


Otro hombre duerme a la vera de sus penas.
En el hueco calloso de su mano.
Adormilado, un pájaro descansa.
¿Quién ha de atreverse a despertarlos?
¿Adónde los llevará la noche?


Resbala por mi piel el anatema.
Ingreso al laberinto impenetrable.
Sola.
Alud de oscuridad.
Mierda y silencio. Páramo.
El infierno del Dante es una Rosa azul.
Fango.
En las botas de hierro pesa el mundo.


Huérfanos de palabras los adioses empujan.
Al fondo, profundamente quieta, está la vieja la puerta.
Siempre abierta, aún en la más negra de las noches.
Una mano arrugada se enciende en cicatrices
y me llama.
Atravieso la puerta.


La claridad, magnífica, opaca el aguijón.
Allí, encuentro el jardín y el ladrillero.
Arquitecto de soles temerarios.
Trabaja con sus manos, con el fuego y el agua.
Piel de piedra, arraigada, que brota de la tierra.
Nubes se transforman en el aire
Lluvia mansa envuelve al hombre,
Mientras la humanidad, mutable, imperfecta
Lo acompaña.
Mientras tanto, las golondrinas descansan
En los ojos del hombre con figura de cristo.



*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar










LA CULTURA DEL MALESTAR


El presente de una desilusión*




Hemos perdido nuestro cuerpo. Ya no habla sino través de síntomas e inhibiciones. El cuerpo de nuestro hoy es el cuerpo enfermo: enfermo de miedo, de impotencia, de silencio, de soledad, de insignificancia.
La coerción externa, cada vez más intensa, abusiva y arbitraria, va configurando una telaraña que deja sin escapatoria alternativa a los seres humanos engañados en sostener el conjunto social como único engranaje posible de vivencia y convivencia.
La decadencia institucional con su consecuente deterioro manifiesto en la totalidad de los vínculos y relaciones, históricamente instituidos a través de diversos dispositivos: familia, escuela, policía, iglesia, salud, justicia, denuncia la emergencia de un espacio – tiempo que requiere de construcciones que sirvan a la libertad.
Estado e institución, como reguladores de las relaciones entre los hombres, han concluido en demostrar, por fin, que su política y las condiciones generadas son equívocas y nocivas.
Podría resultar redundante, entre profesionales y técnicos de esta disciplina, enunciar la sintomatología escenificada a partir de cada una de las instituciones mencionadas. Aparece en la clínica diaria, en las demandas escolares, en las derivaciones e internaciones hospitalarias, en las crisis de los vínculos y mandatos familiares, en la perversión de las interpretaciones judiciales, en la devoción mística, en los efectos de la represión policial, en el vagabundeo adolescente en masa sin preguntas para sus respuestas: trastornos de aprendizaje, problemas de conducta, fobia, anorexia, pánico, narcotización, abuso de psicofármacos, embarazos y abortos clandestinos, suicidio, autoagresión, canibalismo, violencia, sometimiento, abandono, angustia, ansiedad, renegación, fraude, somatizaciones, enfermedades y frustración relacionadas con la dependencia hacia los vínculos virtuales, sexualidad castigada, simbiosis, parasitismo, culpa.
El rol subversivo del psicólogo, pues de ese modo se lo estimó en las décadas del ’60 y del ’70 del siglo pasado, situación que derivó en la proscripción de la formación académica y del ejercicio profesional del mismo, sufrió inevitablemente el atravesamiento de la represión como mandato institucional.
En consecuencia, el psicólogo corrió también el riesgo de normatizarse según las exigencias del poder y, en muchos casos, el riesgo se transformó en realidad de hecho.
El proverbio “Si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él” podría ser aplicable a este contexto, dado que, según mi perspectiva, la incorporación de licenciados psicólogos a innumerables corpus institucionales, se representó en la fagocitosis de los ‘agentes de salud’ como instrumentos – objetos del sistema para ejercer la normatización.
Gilles Deleuze enunció en 1972, en entrevista con Michel Foucault (Les intellectuels et le pouvoir’): “Todas las categorías profesionales van a ser convidadas a ejercer funciones policiales cada vez más precisas: profesores, psiquiatras, educadores en general, etc. Hay aquí algo que Usted anuncia desde hace tiempo y que se pensaba que nunca se produciría: el refuerzo de todas las estructuras de encierro”.
Foucault agrega: “Existe toda una serie de equívocos en relación a lo ‘oculto’, a lo ‘reprimido’, a lo ‘no dicho’, que permite ‘psicoanalizar’ a bajo precio lo que debe ser objeto de una lucha”.
En el ‘Curso del 14 de enero de 1976’ nuevamente Foucault describe: “Los avances de la medicina, la medicalización general del comportamiento, de las conductas, de los discursos, de los deseos, etc., tienen lugar en el frente en el que se encuentran los dos planos heterogéneos de la disciplina y de la soberanía.
(…) Y en esta medida, la utilización como llave crítica de la noción de represión se halla viciada, inutilizada desde el principio dada la doble relación jurídica y disciplinar que implica respecto a la soberanía y a la normalización”.
La concepción de higiene pública es una gran boca de lobo donde el psicólogo puede caer embaucado a riesgo de oscilar entre esta doble función liberadora o normalizadora.
Ya Sigmund Freud expresaba en 1927 que la cultura impone al ser humano preceptos imposibles de acatar, con el fin de regular las relaciones sociales, poniendo en juego la máxima cantidad de libido con fin inhibido (extrae de allí su energía). Y, en el caso de que no pueda compensarse la frustración que lo cultural provoca sobre lo instintual “habrá que atenerse a graves trastornos”.
El síntoma es, aquí, lo siniestro, aquello que habiendo debido permanecer oculto, se ha manifestado. Esta manifestación de lo oculto (lo reprimido) transforma lo familiar en espantoso. Lo egosintónico se hace egodistónico transmutando un rasgo de carácter en síntoma y/o viceversa.
La represión como mecanismo instaurador de lo cultural, aquello que nos diferenciaría de nuestros antecesores animales, es la herramienta de privación y frustración a través de la cual se vigila, se selecciona y se normatiza.
¿Sobre qué línea del margen de la represión nos hemos posicionado los técnicos de la salud?
¿De qué salud hablamos cuando hablamos de salud? ¿De qué lado del saber nos ubicamos?
Si el saber que adquirimos (en presente y en pretérito anterior), en tanto construcción del conocimiento que nos habilita a ejercer nuestro rol, transporta el mandato del poder instituido e instituyente, el riesgo de ocupar el lugar de herramienta normatizadora es harto elocuente.
Si nos proponemos revisar nuestro compromiso ético, en tanto discusión y planteo filosófico y antropológico que conduzca al ejercicio de la libertad (la libertad precede a la cultura, el espíritu libertario es ya reactivo), podría resultar, a simple vista, sencillamente facilitador. Pero ¿no corremos el riesgo de aparecer enarbolando la ortopedia de la impotencia, favoreciendo nuevos dispositivos de dependencia?
Reflexionando sobre el péndulo de ambos ‘aparentes’ extremos del ejercicio de la profesión – el destinatario y su servidor - creo interesante rescatar el siguiente comentario de S. Freud en ‘El porvenir de una ilusión’: “La certeza de que sólo habremos de contar con nuestras propias fuerzas nos enseña, por lo menos, a emplearlas con acierto”.


Referencias bibliográficas:
“El malestar en la cultura”
“El porvenir de una ilusión”
“Lo siniestro” - Sigmund Freud – Obras Completas – Edic. Biblioteca Nueva
“El discurso del poder” – Michel Foucault – Folios Ediciones
“Microfísica del poder” – Michel Foucault - Edic. La Piqueta



*de Lucía A. Cinquepalmi. luciaguionbajo@gmail.com
-Ponencia Congreso Nacional de Ejercicio Profesional - Julio 2004









ADIÓS AL PICHÓN QUINTANA*




para Clarita Quintana, cordial amiga



Soy escritor porque fracasé en el fútbol, o mejor dicho lo diré tomando un atajo de modestia: me dediqué a escribir cuando entendí que la carrera de crack me estaba vedada.
Hacia mis 18 años colisionaron en mí esas dos vocaciones, me decidí por la más laboriosa, más pacífica aunque sí desalentadoramente marginal, sin futuro promisorio. Escribir.
No sin cierta conmiseración comprensiva veo a la gente que se lanza en esta carrera en busca de estrellatos, con esperanza de triunfos y como estamos en la ley del capitalismo ello quiere verse traducida en dinero y fama televisiva. ¡Pobres, qué ingenuos! Por no decir qué necios. El éxito de la venta de un libro no garantiza la calidad del contenido del libro (Gelman , dixit) ni la calidad literaria de estos textos. Es de Perogrullo, pero pocos lo saben.
Lo cierto es que hasta ese momento mi vocación futbolera había sido excluyente, pero cuando me vine a estudiar, como además trabajaba para mantenerme, en los fines de semana no me quedaba otro espacio sino para el estudio, ni siquiera soñar con un mísero picadito.
En los años de la infancia, entre los partidos en la escuela, en la cortada del barrio El Jazmín y los demás barrios donde jugábamos los famosos “desafíos” o la misma cancha del Huracán, gloria y honor, donde jugábamos desde concluido el almuerzo hasta que la oscuridad de la noche creciente no nos dejaba ver la pelota, todo era fútbol en nuestras vidas.
Entonces, como todo era más lento y más lejano, disponíamos del tiempo de los sueños y del culto de los ídolos de aquellos campeonatos sin esponsors y de estos, del fútbol aguerrido e inocente de los pueblos.
Viajábamos en camiones, cuando algún hincha solícito que nunca faltaba ponía a nuestra disposición el vehículo, que no pasaba del chasis de un viejo Chevrolet o Ford o Diamond, como para recoger todo el polvo de los campos en esos caminos de tierra de entonces, y con la molestia del traqueteo, volvíamos o derrotados y silenciosos o gritando la victoria desde las últimas calles del pueblo.
¿Quiénes eran los hinchas fieles que siempre seguían al equipo en ese entonces? Retengo la imagen de unos pocos: el inefable Armando Mateucci, el Beco Gúbero, Perita Gabilondo, los hermanos Pesci, Cachete González, el Pampa Brog, el petiso Orsi, medio tartamudo y empleado de correos y Fermín Castillo, tartamudo entero y amigo de mi tío Berto Spagnolo, quien no se perdía partido ni entrevero con la hinchada contraria. También mi padre era de la partida, y el “Boca de Bronce” López, y Carlitos Benaglio y Cachito Jiménez y tantos otros que se me escapan por la memoria hilachienta.
Vendríamos contentos con alguna proeza del “Balazo” Renzi comentando alguna atajada memorable del Tin Morón o del Loco López o del Toti Sciarini, que tal vez con su arrojo nos podría haber dado un triunfo o una derrota, tan arriesgado y temeroso era. Todos líderes del arco y también mi amigo Roberto Pichi Vega, quien en los corners salía a tumbar delanteros contrarios antes que a buscar la pelota. O la endiablada cintura que tuvo Quinterito. O tal vez esa finura del aquel caballero de la cancha que fue el Negro Cornejo, o la violencia de shot del negro Remigio Gramajo o del mismísimo Ismael Durán que hacía temblar a los arqueros. Todo esto sin contar con el arte delicado del gran Juan Carlos Lallana, que pasó con su magia, resplandeció de gloria, nos dejó ciegos con su luz y se fue al fútbol profesional para vestir la azul y blanca y pasear el fútbol nuestro por otras canchas del mundo. Pero nosotros no olvidamos que primero vistió la casaca roja.
Entre los habilidosos jugadores de aquel tiempo, se encuentra el Pichón Quintana, quien nunca llegó a jugar en ningún campeonato porque se avergonzaba de que lo vieran vistiendo pantalones cortos. Una sola vez se los puso, para un amistoso y creo que fue en las inferiores, hasta que fingió una lesión y con un gesto actoral salió de la cancha para no volver a entrar nunca.
Pero llevaba el fútbol en la sangre y todas las tardes, venía con su bicicleta, su cuchara de albañil que dejaba sobre el asiento, se sacaba las alpargatas llenas de cal, se arremangaba los pantalones y se entreveraba en un picado en el que ya llevábamos varias horas, en nuestra gloriosa cancha. ¡Era total y absolutamente imposible quitarle la pelota cuando la tenía en los pies, si la mimaba como a una niña, cómo iba a dejarla!
Era un dribleador endiablado, tenía una forma extraña de proteger la pelota con el empeine y aunque era un poco mayor que nosotros, no era para nada brusco, al contrario, poseía un juego escondedor y elegante, el de los grandes, realmente.
El Pichón, el que se acaba de morir solterón, tal vez un poco misógino, silencioso, gran amigo, tal vez un poco solitario con su bicicleta y su eterna cuchara de albañil.
El Pichón, el del pelo crespo, el que amaba los colores rojos pero no pudo con su timidez y nunca pudo defenderlos.
Con pena escribo estos recuerdos, o mejor estas palabras donde digo que jamás pude sacarle una pelota de los pies, cuando nos mezclábamos en el desorden del picado, hace ya tanto, hace ya tiempo, hace tanto tiempo que el mismo tiempo “tiene un miedo ciempiés a los relojes” como supo decir Vallejo para siempre. Y yo para siempre quiero dejarlo al Pichón en estas páginas, puro, inalterable, nuestro, ahora que lo recuerdo al Pichón Quintana “tan niñín” que se nos fue.


*de Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar







Magia*


¿Cómo es que el tiempo pasa
y se lleva, arrasa,
el aroma de ese jazmín
la luz de aquella mañana?
¿Cómo es que el tiempo pasa
y se lleva, arrasa,
el canto de ese pájaro
la curiosa mirada al cielo?
¿Cómo es que el tiempo pasa
y yo te amo más y más
y más te deseo?
¿Cómo es, amor mío, cuál, acaso, tu magia?



*de Roberto Rodriguez Peyronel. rrpeyronel@yahoo.com.ar







Los shuar*




*Por Sandra Russo


Estaban los dos sentados en esos sillones con forma de huevo que diseñó el escandinavo Aalvar Alto, por los que tienen preferencia los hoteles de convenciones. Había tres sillones. Me senté en el restante. Los miré, me miraron. Los tres hicimos un gesto con la cabeza y murmuramos algo impreciso con una media sonrisa. Una ceremonia de cordialidad en una situación en la que no se comparten los idiomas.
Uno era un hombre un poco calvo y regordete, de rasgos mestizos y vestido de traje. El otro era un aborigen con camisa y pantalón, y plumas de colores muy fuertes en la cabeza. Nos quedamos en silencio un buen rato, mientras alrededor iba y venía mucha gente. En un momento el hombre calvo le dijo al
indio algo en español. Un español sudamericano que a mí se me hizo impreciso. Después de otro rato de silencio el hombre de traje finalmente hizo un poco de esfuerzo para asomarse desde su sillón huevo, y se dirigió a mí:
-Disculpe usted. ¿Usted es periodista?
-Sí. Argentina.
-¿Tendría la amabilidad de aceptarnos un regalo? -dijo, mirándonos alternadamente al indio y a mí.
-Claro -sonreí yo por impulso, dispuesta a esas comunicaciones espontáneas que surgen en esas convenciones. Entonces, el indio que estaba a mi derecha también se incorporó, y me dijo su nombre. No retuve ese nombre, pero sí la afirmación que hizo después:
-Soy jefe shuar.
El hombre calvo era alcalde de un pueblo amazónico ecuatoriano, cerca del cual había una comunidad shuar. Yo nunca había escuchado de ellos. Hace un mes, fueron los shuar los que friccionaron tan fuerte con el gobierno de Rafael Correa que hasta hubo un maestro shuar muerto. Los shuar y Correa
entraron en una polémica pública sobre la responsabilidad de esa muerte.
Hubo un reflejo rápido de ambas partes para evitar la ruptura. La Conaie, que nuclea a las comunidades del estado plurinacional que es Ecuador, necesita a este gobierno de un Estado unitario que de acuerdo con la Constitución rige a todos los ecuatorianos. Y Correa no habría llegado al poder sin esa fuerza, que representa a la organización social más grande del país. Los shuar son los más díscolos. Los más radicales.
El indio extendió hacia mí, entonces, un libro. Lo tengo aquí. Se llama (y obviamente copio letra por letra) Tarimiat Nunkanam Inkiunaiyamu. Es uno de los libros más maravillosos que he visto en mi vida. Tiene el tamaño de un manual, 500 páginas, señaladores numerados, ilustraciones, fotos, historias de vida, testimonios, análisis, opiniones y documentos sobre tres pueblos de la Cordillera del Cóndor, entre Perú y Ecuador. Los wampís, los awayun y los shuar son los pueblos que viven en esa zona. Los tres pueblos pertenecen a la familia lingüística del jíbaro.
El alcalde y el jefe shuar habían llevado al Foro Social Mundial algunos ejemplares de ese libro monumental, con CD y PDF. Pero no sabían qué hacer con él. Nadie parecía interesado en ellos. Fue así como me traje a casa el libraco, y ahora que los shuar protagonizaron el violento incidente en cuyo
esclarecimiento trabajan junto a funcionarios estatales, me di un baño de inmersión en una historia increíble.
Porque en esta semana, justo la del llamado Día de la Raza, la historia de los shuar pareció puesta en el camino. Una historia en el camino de la conciencia de este continente, tan raro incluso para los que nacimos en él.
Tan desconocido, tan ignorado, tan ausente de nuestras percepciones de la realidad.
Los shuar nunca fueron colonizados, hasta los '60 del siglo pasado. Pasaron quinientos años recorriendo la selva y la montaña, su lugar de origen hace unos 2500 años. Aferrados a su cultura, sabios en hierbas, cazadores, nómadas de esencia y espíritu. Los contactos con ellos siempre fueron en los alrededores de sus vastos territorios, pero hasta el siglo pasado nadie interfirió con sus vidas. Cuando llegaron las empresas mineras a la Amazonia, ahí sí aquel universo fue destrozado. Les arrebataron sus tierras,
las más biodiversas del planeta. Fueron confinados a reservas. Los curas salesianos arrancaron de sus comunidades a una generación entera de niños shuar. Desaprendieron su lengua y aprendieron español. Perdieron sus hábitos nómadas. Los curas los nombraron de otra manera. Esta generación de shuar, ya adulta, es la que hoy lidera la parte más radical y dura de las organizaciones aborígenes ecuatorianas. Domingo Ankuah, dirigente shuar a nivel nacional, cuenta en su biografía:
"Yo fui reclutado por los salesianos tal vez cuando tuve mis 4 o 5 años, que ellos determinan así. Lo primero que sé que ellos hicieron fue darme un nombre, o sea dos nombres, dos apellidos, porque mi padre cuando yo nací me dio un nombre pues era sólo nombre que los shuar teníamos. Pero cuando me
reclutaron, me dieron el nombre que todavía mantengo. Muy niño no conocía todo lo que sucedía en la vida, lo que hicieron los misioneros. Hice la primaria y estuve en el colegio de práctica agrícola de la misión salesiana hasta los 17 años".
Otro shuar dice en uno de los videos que acompañan el libro que ellos son "tan fuertes porque durante dos mil quinientos años no necesitamos dólar, y podemos seguir otros dos mil quinientos años sin un solo dólar". Sus mujeres viejas se quejan de que las mineras han alterado todo, y ya no crecen algunas de las plantas necesarias para su medicina. También se quejan de que sus mujeres jóvenes, criadas como Domingo Ankuah, ya no saben ni hacer ni cuidar sus huertas. No saben quiénes son. Hay conflictos familiares que no conocían desde que no pueden ser nómadas. El sedentarismo forzado los irrita en su faz más profunda. No viven de acuerdo con su naturaleza.
En una nota de análisis sobre el conflicto que enfrentó a los shuar y a Correa, el periodista Kintto Lucas -Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí- indica esta semana que hubo errores estratégicos de ambas partes, gobierno y comunidades, y que lo lógico es una mutua autocrítica.
Porque el gobierno unitario contra el que choca la nacionalidad shuar es el gobierno que más respeto les ha tenido en la historia moderna de ese país.
Aunque el daño causado a los shuar sea ya irreparable. Sobre las contradicciones como ésta que bullen en los países más progresistas de la región, sobre cómo leer esta realidad de gobiernos populares que, sin embargo, salvo en Bolivia, no han avanzado lo suficiente o dudan en hacerlo, Lucas cita a Saramago en este párrafo:
"A esta ciudad le basta saber que la rosa de los vientos existe. Este no es el lugar donde los rumbos se abren, tampoco es el punto magnífico donde los rumbos convergen. Aquí, precisamente, cambian los rumbos".


*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-133629-2009-10-17.html






el borracho*

a un poeta desconocido




bebía mi tercer cerveza en un bar de malamuerte
cuando se acercó arrastrando los pies
- ¿me daría unas monedas señor? –
- ¿y para que son amigo? –
- bueno, le aseguro que no son para comprar un litro de leche –
- bien, y dígame ¿qué hace usted de su vida? –
- beber ¿y usted señor? –
- yo… soy poeta… creo –
- ah, no está muy seguro, yo estoy seguro de ser borracho –
- de acuerdo y ¿qué hace un borracho cuando está sobrio para hacer de éste mundo perverso y absurdo un lugar mejor? –
- mire señor, yo no se muy bien la diferencia entre estar sobrio o borracho, pero de algo estoy seguro, los sobrios destruyeron el mundo –
- tiene razón amigo, el poeta es usted, tome este billete, pero con una condición, no lo vaya a gastar en leche -.



Un abrazo impetuoso.
*de aldo luis novelli. aldonovelli@yahoo.com
/desde los bordes del desierto.-

http://www.otros-fluidos-virtuales.blogspot.com
La poesía es un oasis en medio del desierto. El poema es la sed.

NOTA SOBRIA: borracho
En muchas regiones rurales de España, aún hoy es habitual servir el vino en odres o botas de cuero, usados desde muy antiguo con este objeto. En el catalán del siglo XIV y en el castellano del siglo XV, estos odres se llamaron borracha, palabra que, según Corominas, se habría formado por el cruce de las voces catalanas botella (odre) y morratxa (redoma). A su vez, esta última palabra se derivaba del árabe mirassa, que también significaba 'redoma'. Más adelante, se llamó en español borracho al sujeto que, igual que la bota, estaba 'lleno de vino', o sea, embriagado.







LA LUZ DE LOS OSCUROS*




*Por Miriam Cairo. cairo367@hotmail.com




LECCION DE ARTE
(El profesor a la alumna)
¡Sí, sí, sí, manzanas rojas sobre paño verde es naturaleza muerta, pero testículos rojos sobre mano blanca es pornografía, caramba!


ADARGA
Estas palabras no pertenecen a la realidad cualquier parecido es pura coincidencia.


CORAZ0N DENTRO DE UNA JAULA
"El sexo", dice la constructora de ruinas, "es una verdadera operación de alquimia". Y se siente original por decir estas cosas. "Una transmutación", agrega, luego de una pausa anaranjada.
"El sexo absorbe las inquietudes ambientales y las repercusiones propias", observa la elíptica, "ya que no devuelve a los amantes tal como los absorbió, sino convertidos en puras esencias sobrehumanas". Si le preguntaran algo más al respecto, la ingeniera contestaría que no cree en todo lo que dice pero hace todo lo que cree.


LA FUGITIVA
Entre sus muchos hábitos cuenta con el de estar ausente cuando no está presente. Es una de sus principales excentricidades: cuando no está no está, y hasta resulta imposible evocarla.


POIESIS
Antes de meter la cabeza dentro del horno, ella tiene pensado desarrollar otras habilidades. Por ejemplo, interrumpir al narrador que describe el tremendo mundo de Jack, porque un destripador merece más poesía y menos blablablá. La belleza de un destripador radica en que está terriblemente
solo y a fuerza de puñal, comunica su obra. El narrador no alcanza a expresar el relámpago en el momento de peligro. Jack mata y huye, crea y se resguarda. No deja pistas porque no quiere ser descubierto. Ama hasta la muerte. Huye hasta el anonimato. Un destripador no cabe en el cubículo
estrecho de un nombre. Y puesto que el arte es así, el arte no es poco.
No tiene nada de solemne. Cuando se le ocurre abismarse de esa manera ella deja la cabeza fuera del horno.


LA LUZ DE LOS OSCUROS
Ella quería ser buena, buena, buena como un ama de casa buena y consultó un curandero sexual que le aconsejó mirar entre sueños las cosas de los seres pajaritos cubiertos de niebla. Lo intentó tiernamente sobre la hierba bajo la cual respiraba pero ella no se curó y volvió a amar a su amante, nuevamente con otra destreza. Una luz tupida como lava brotaba en relámpagos. "El gorrión rojo no tiene ningún parentesco con el ruiseñor verde pero cuánta magia", dijo la abnegada con la lengua pegada a una
estrella. La oscura de tentaciones y destrezas todavía no será buena, buena, buena porque no sabe cómo ganarse el prestigio del tedio.


OJO SOBRE NIEBLA
Es esencial que los restos del destripador sigan a la vista de los que leen para que los conviertan en algo enloquecido y absurdo, sobre todo porque si Jack y los restos de Jack estuvieran prohibidos al lector serían condenados a un cliché novelesco y caníbal.



TEXTOS ULTIMOS
Surgidos de un silencio comunicante, permanecen en el último lugar, intencionados con alguna palabra para llamar la atención del lector que verifica, en el diario, la soberana realidad circundante. En el dorso del mundo, los últimos proyectan su mínima sombra y crean una atmósfera respirable, un lugar donde inquietarse. Los mínimos y últimos ni por tamaño ni por ubicación ni por misterio dejan de tender los vasos comunicantes entre realidad e irrealidad, pues una toma de la otra siempre los mejores
detalles.


LOS ANIMALES PEQUEÑOS
La mirona, cada noche, alimenta con queso a los ratones. De este modo, evita
que los animales pequeños le roben el hambre.


*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-20669-2009-10-17.html





*

Queridas amigas, apreciados amigos:


Este domingo 18 de octubre de 2009 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor brasilero Claudio Santoro. Las poesías que leeremos pertenecen a Clara Rebotaro (Argentina) y la música de fondo será de Tarpuy (Andes).
¡Les deseamos una feliz audición!


ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!! (Recomendamos usar http://24timezones.com/ para conocer las diferencias horarias).


REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!

Freundliche Grüße / Cordial saludo!

YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com

Schießstattstr. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067



*

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Colaboraciones a inventivasocial@yahoo.com.ar
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*

LA JIRIBILLA.

-Revista de cultura cubana.-

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