sábado, julio 31, 2010

DONDE LAS PALABRAS BORDAN Y DESBORDAN...



-Ilustración: Ray Respall.
La Habana. Cuba.



VISIONES COMPARTIDAS*



Se sentó a descansar a la sombra de un pino. Echó la cabeza hacia atrás. Sorprendida, vislumbró en lo alto un perrito dorado con arnés y montura, suspendido en el aire. Pestañeó repetidamente y la visión se mantuvo. Estuvo media hora contemplando la imagen sin que se desvaneciera. De pronto, a su lado se detuvo aquel estudiante con el que solía iluminar sus fantasías.

¿Viste eso? – dijo él mirando hacia arriba.
¿Qué? – balbuceó, sin poder creer lo que estaba sucediendo.
Esa cosita dorada.

Recordó las palabras de la gitana: “Encontrarás el amor en aquel que comparta tus visiones”.

Parece un adorno, seguro lo dejaron colgado desde la última Navidad – continuó, estirando el cuerpo atlético para arrancarlo de un tirón –. Se lo voy a llevar a mi novia.
Será un lindo regalo, ¿no? – respondió ella, sonrojándose.

Pero él corría ya al encuentro de la muchacha que lo esperaba en la esquina.

Maldiciendo su exceso de fe, ella regresó a casa, sin molestarse en volver a mirar hacia arriba…

Entre las ramas del pino, la peculiar cabalgadura sonreía para sus adentros. Las señales pueden ser inequívocas, los sueños no: La vida se encargaría de traer a ese otro, capaz también de distinguirlo, y que ella aún no conocía.



*De Marié Rojas.
La Habana. Cuba.







CURA*




Es esa cosa lo que somos,
lo que no tiene nombre,
adentro, a veces perdido, el silencio,
sonidos que conmueven y agitan.


Es hora abalanzarse por el asedio de mi cuerpo,
contagiar la nostalgia y trasformarlo.
El padecimiento tiene una sustancia relativa
donde las palabras bordan y desbordan el consuelo,
surgen como lo-cura,
locura de todos, de otros, de dos.


*De Jenny Levine Goldner. jenny_offline@yahoo.com


-Jenny Levine Goldner nació el 27 de octubre de 1987 en México D.F. Ha estudiado poesía en los talleres de Raúl Renán y José Cedeño. Coantologa el libro Palabras en Poesía, diccionario poético por cincuenta poetas mexicanos (Siglo XXI Editores, 2008).
Ha sido tres veces miembro del jurado del Certamen Literario del Centro Deportivo Israelita. Estudia la carrera de Psicología en la Universidad Iberoamericana y se encuentra tras la publicación de su primer poemario.






El mellizo fallido*




*Por Juan Forn


La historia no es nueva, pero el título es sensacional: El buen Jesús y el cabrón de Cristo. Así se llama la novela que acaba de publicar en Inglaterra Phillip Pullman, uno de los más conspicuos ateos británicos, autor de celebradas sagas de fantasía como La materia oscura, cuyo propósito original fue, según su autor, liberar a los niños de "las supercherías reaccionarias católicas" de Las crónicas de Narnia de C. S. Lewis. La idea del libro sobre Jesús fue de un editor escocés que lanzó una colección en que escritores "serios" reformulan mitos y leyendas clásicos de distintas regiones o religiones del mundo (desde el Prometeo griego al Sansón judío, pasando por la bruja rusa Baba Yaga, los hermanos japoneses Izanagi e Izanami, el escandinavo aquelarre de Ragnarok o la amazónica ciudad de Eldorado). Si bien los autores eran de sólido renombre (la canadiense Margaret Atwood, el ruso Victor Pelevin, la británica Jeannette Winterson, el israelí David Grossman, la croata Dubravka Ugresic, el brasileño Milton Hatoum), se ve que la colección andaba necesitando un poquito de pimienta y todo parecía
indicar que Pullman la proveería de sobra, en cuanto se supieron el título de su libro y la decisión de la editorial de exigir a los periodistas trasladarse hasta sus oficinas en Edimburgo y firmar acuerdos de
confidencialidad antes de echar un vistazo a la novela.
La campaña de prensa funcionó: los primeros periodistas que leyeron fragmentos del libro fueron contando de uno en uno lo que habían leído como si se tratara de un folletín por entregas hecho de titulares en letras catástrofe. Pullman, por supuesto, despojaba a Jesucristo de sus atributos divinos. Además, lo convertía en dos hermanos mellizos. Cosas ambas que no eran nuevas: los evangelios gnósticos hallados en Nag Hammadi en los años '40 obviaban toda mención de milagros y resurrecciones, así como adjudicaban a Jesús un hermano gemelo, llamado en algunos casos Tomás y en otros Dídimo (vale la pena aclarar que Tomás en griego y Dídimo en arameo significan mellizo, y que en ambos casos tienen roles más que secundarios en la historia: emigran hacia Oriente cuanto Jesús empieza a predicar). La voltereta de Pullman consistía en hacer que Jesús y Cristo pasaran toda la vida juntos, uno como testigo silencioso del carisma del otro. Y, por supuesto, que fuese uno el que moría en la cruz y el otro quien "resucitaba" al tercer día.
Hay más. El ángel que se le aparece a María lo hace con aspecto humano, para no asustarla. Y no sólo le anuncia que llevará un hijo en su vientre, sino que procede a fecundarla él mismo, mientras le susurra que está plantándole la semilla de Dios. Cuando nacen los mellizos, uno es saludable y rozagante, el otro es flacucho y enfermizo (y por supuesto se convierte en el preferido de su madre, que lo apoda "mi mesías", es decir Cristo). Uno vive en perfecta comunión con la naturaleza y las personas del pueblo; el otro se dedica a estudiar las escrituras en sus largos períodos de convalecencia.
Uno comienza un día a comentar en voz alta su sencilla y explosiva visión del mundo; el otro -y aquí viene el gran rulo de la historia de Pullman- recibe un día la visita de un misterioso griego, que le explica cuál es su rol en la vida: poner por escrito las palabras pronunciadas por su hermano, para que no se pierdan ni se deformen con el paso del tiempo, para que el mundo no lo olvide. El Griego pasa a retirar cada tanto los pergaminos garbateados por Cristo. El Griego es el que le sugiere a Cristo que retoque ciertas cosas para que queden más claras, que aquí y allá agregue un milagro para estremecer aun más a los tibios de espíritu, porque de eso se trata: de hacer de Jesús la figura que tanto tiempo esperaron los judíos. Cuando eso empieza a suceder, sólo falta el último acto: que Jesús no esté, que muera en la cruz, para que sólo queden sus enseñanzas, convenientemente editadas.
Y sobre ellas construir la iglesia: aquello que hoy llamamos catolicismo.
Así separa Pullman cristianismo e iglesia. Es decir: lo moral de lo clerical, la pureza de lo humanístico versus el ansia de poder y dominio de lo institucional. Hay una gran anécdota sobre Thomas Jefferson, que dice que un día arrancó de su edición del evangelio todas las páginas que contenían milagros y alusiones a lo divino en Jesús, y se quedó con un extraordinario manual moral de cuarenta páginas. Albert Schweitzer se cansó un día de predicar la palabra de Cristo y se fue a Africa a practicarla, cuidando enfermos. Tolstoi renunció a la literatura y a sus tierras y hasta al sexo para vivir a la manera de Jesús el hombre, no el dios. El lado humano de Jesús movió desde el principio tantas montañas como su lado divino y la iglesia fue la primera en saberlo, según Pullman. Lo curioso es que, cuando se publicó El buen Jesús y el cabrón de Cristo el mes pasado, cuando por fin se pudo leer el libro entero y no meros fragmentos, no hubo escándalo. Al contrario: entre las primeras voces que se alzaron estuvieron las de Richard Holloway (ex obispo de Edimburgo) y Rowan Williams (arzobispo de Canterbury), quienes describieron al Jesús de Pullman como "una voz de genuina autoridad espiritual" y al libro como un dignísimo sucesor de la Vida de Jesús de Renan, El Jesús histórico de Schweitzer, La última tentación de Cristo de Kazantzakis e incluso el famoso capítulo titulado "El Gran Inquisidor" en Los hermanos Karamazov de Dostoievski.
Curiosamente, las críticas más ásperas vinieron del lado de los no creyentes, que acusan a Pullman de sonar más calvinista que ateo (recuérdese que calvinistas y protestantes no creen ni en la virginidad de María ni en la resurrección de Cristo ni en la infalibilidad del Papa), de utilizar el recurso de los mellizos a la manera del Jekill y Hyde de Stevenson (como si fueran el lado bueno y el lado malo que todos llevamos dentro), de sonar como un predicador, aplanando el lenguaje legendariamente rico de la Biblia del rey Jorge (en el que abrevaron todos los grandes escritores anglosajones, desde Milton hasta Faulkner) para que se entienda su mensaje, y hasta de querer subirse al carro del El código Da Vinci (Dan Brown también usaba la figura de los mellizos, pero hacía que Judas-Tomás muriera en la cruz permitiendo a Jesús escapar a Europa con María Magdalena para tener descendencia). La sibilina Jeannette Winterson fue, sin embargo, la que más hundió el dedo en la llaga: dice que el problema principal de Pullman es el narcisismo literario, la idea de hacer de Cristo el cronista de su carismático hermano. Porque no existe un solo escritor en el mundo que se atreva a convertir un personaje escritor en el verdadero villano de un libro, aun cuando lo anuncie desde el título.


*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-150363-2010-07-30.html






*



Reflexiones de Rubén Vedovaldi, desde Capitán Bermúdez, provincia de Santa Fe, la Argentina, a propósito de seis textos del poemario “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo” de Rolando Revagliatti.



*


“No es exactamente el amor lo que es ciego:
es más bien exactamente lo que no es el amor
lo que es ciego.”



Lo más difícil para el artista es pincharle al vox pópuli un lugar común. El lector está tan acostumbrado a oír que el amor es ciego y a repetir que el amor es ciego, que ante alguien que le da vuelta completamente el concepto, lo primero que siente es rechazo. La gente quiere seguir creyendo que sabe lo que repite de memoria acríticamente. La sociedad sigue condenando a muerte a Sócrates por su intento de pensar y hacernos pensar que, tal vez, nada sea lo que creemos de memoria. Pero aquí vuelve a brillar la verdad originaria que no pudo matar el lugar común repetido por siglos. Lo ciego es justamente lo que no es amor. Lo digo aunque me cueste mucho aceptarlo, porque implica aceptar que yo soy ciego. He estado en pareja desde 1994 hasta el 2002 y no he amado. ¿Cómo se puede no amar? No lo sé, pero una noche ella abrió los ojos y se dio cuenta de que no nos amábamos y se fue. No la perdí entonces, la perdí cuando la tuve y no la amé; la perdí y me perdí cuando la tuve y no la vi.




*


“A mi propio modo
marcho
hacia la consistencia.”



Este epigrama o aforismo resume lo que Frank Sinatra cantaba en “On my way” = A MI MANERA. Aunque, si el que habla aquí es el Yo del hombre coincidentemente con el yo del autor, habría que recordarle que toda consistencia es fugaz ilusión y en verdad el yo, como la democracia o como cualquier institución humana, llega con mucho esfuerzo a consistir por un tiempo y después vuelve dialécticamente a suceder la dispersión, la inconsistencia, la disolución de lo que consistió. Consisto, luego se pudre todo. Consisto hasta que la pulsión de muerte apaga mi lamparita y me manda a regar rabanitos desde abajo en la quinta del Ñato, me manda a consistir en ceniza que se lleva el viento.



*


“Cuando mi esposa
huyó con el Diablo
supe que un Dios
existía.”


El Diablo es, gracias a Dios o gracias a sí mismo, una manifestación de deseo.




*


“¿Cómo se abren los hombres?:
con dificultad.”


Esta idea de abrirse los hombres con dificultad, generaliza lo que más arriba sostiene el hablante poético al particularizar en el sentido de consistir a su modo. Consistimos y / o nos abrimos con dificultad. Nuestro modo, nuestro modus vivendi, es el modo que las dificultades más que nuestras facilidades, nos imponen.





*


“Estamos ganando nuestra mayor derrota:
el incuestionable triunfo sobre la Naturaleza.”



Otra vez aquí, como antes en el tema de si el amor es o no es ciego, se refuta un prejuicio o preconcepto muy enquistado en nuestra cultura, aunque en este caso no desde el saber popular o vulgar, sino desde la filosofía positivista y la ciencia moderna, dominar la Naturaleza. La idea errónea tal vez haya que retrotraerla al libro primero de Moisés, donde dice que Jehová mandó al hombre a señorear sobre lo creado, vos sos el patrón y soto de este jardín, pibe, hacete cargo. El primer conflicto con la Naturaleza es el que tiene la mujer con la serpiente cuando Dios o la culpa por morder el fruto le grita: Qué mierda hiciste, boluda, ahora vas a ver, pondré a tu especie como enemiga de la especie de las serpientes para siempre. Tal vez allí comienza el esquema vencedores / vencidos. Matar y ser inmortal como antítesis, como si pudiera el hombre inmortalizarse matando. Hoy hasta los presidentes reunidos en asamblea general de naciones unidas tienen que reconocer el "cambio climático", que es como llaman oficialmente a nuestro triunfo-derrota sobre la Naturaleza. Cuando en verdad, cuanto más quiero conquistar a la mujer más me derroto y la pierdo, y cuanto mas quiero conquistar al Nuevo Mundo más lo hecho a perder y me derroto a mí mismo. Hoy nadie podría cantarse a sí mismo y a todo lo que nos rodea con aquel optimismo triunfal de un Walt Whitman. Antes que muriera el Dios en boca de Zaratustra, ya había sido derrotado el hombre como un animal cultural escindido de y enfrentado a lo Natural.




*

“De jovencita
naufragó en la desdicha

Y aún persiste.”


La desdicha produce más acostumbramiento que la felicidad liberadora.



*Ruben Vedovaldi. RubenVedovaldi@netcoop.com.ar
*Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar







La placita*



*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar



Los pájaros son otros, los árboles son otros -menos añosos y los niños tampoco son aquellos de pies descalzos y cabezota rapada. Pero las calles son las mismas aunque el pueblo en general parezca otro. Tal vez por las calles asfaltados por los árboles tristes, chicos.
Una historia, dos historias, muchas historias humildes pueden pasar en un pequeño lugar que esconde algunas calles solitarias, una bandada de gorriones grises y un grupo de niños que exhiben sus ropitas pobres y su libertad de pajaritos sueltos.
En este mínimo mundo, en este rincón donde nunca pasa nada harán su aprendizaje hurgando en la matriz primera de las experiencias que habrán de marcarlos a todos para siempre, siendo ya más grandecitos se irán con sus familias en busca del horizonte que el pueblo les niega, o más adelante se irán solos.
¿Qué hará cada uno de ellos con esos recuerdos primarios y tan queridos?
¿Pensará cada uno en su coleto que lo debe compartir con aquellos compañeros antiguos, quizás amigos de toda la vida? ¿O, lo que es posible también, habrán canjeado aquellos sueños por "los tejidos grasos de la vida", como gustaba definir a Homero Manzi el abandono de los ideales puros?
Y ellos, aquellos chicos llenos de lastimaduras que le dejaban los cercos de espinas cuando la barra decidía robar una fruta, digo: ¿canjearán travesuras antiguas por recuerdos más gratos? Y pregunto ¿Cuánto sale en el mercado aquel crepúsculo incierto cuando pasaba el carro rechinante de don Angel
Pichichello con su carga de pasto y detrás era todo incendio violeta que arrasaba las casas? ¿Y la placita Sarmiento con mi Escuela al costado donde nos manchamos los dedos de tinta? ¿Y esa placita pequeña hoy -como ayer llena de pinos y repletos de pájaros, es visitada por niños y perros como era en los tiempos felices?
Esa placita tuvo en su tiempo una pista que la rodeaba y donde corríamos con nuestras bicicletas, para ver quien daba más vueltas. ¿Y Marcos, el valet de la directora que oficiaba de portero para tocar la campana llamando al recreo? Nunca vi negro más feo. Frente a la placita que se llama Sarmiento estaba el "almacén y despacho de bebidas de José Alé", más conocido como el Turco Alé. Hombre de rigidez de carácter, por no decir que lo tenía como el mismo demonio y era temido por todos los chicos y todos los borrachos que llevaron su marca, dicho "sarmientinamente".
Decir que era mal llevado es poco, a don José, o al Turco solo le oí ponderar admirativamente a Lisandro de la Torre, cuando una vez le pregunté si lo había conocido:
Sí -me dijo lo traté. ¡Era un superhombre¡ -fue la expresión de un hombre que al parecer no quería a nadie, pero se jactaba de ser el primer ateo militante del pueblo adonde había llegado casi en su fundación.
En las breves escalinatas donde entronca el pedestal que sostiene el busto de don Domingo Faustino Sarmiento nos sentábamos para armar una estrategia en las tardes tórridas de los carnavales de entonces.
Alrededor de esa placita vivían varias chicas de nuestra edad para ser consecuentemente empapadas, si es que no corrían más rápido que nosotros, o, en su defecto pudieran esquivar los baldazos un poco torpes que intentábamos propinarles.
Ya más grandecitos usábamos las mismas gradas para sentarnos al anochecer y verlas como pasaban con sus vestidos claros, con sus grandes ojos ya glaucos, ya oscuros paseando tomadas del brazo ("del bracete" decía mi madre) por "la vereda del Turco", ignorándonos olímpicamente como si fuéramos de vidrio.
Y si pienso en esa escuelita que siempre llevaré en el lugar más cálido de mis afectos y en mis primeros compañeritos, los que hicimos "primer grado inferior" -según la jerga educativa de entonces y que no volví a ver ¿Qué fue de Roque Pérez, ese chico cuyo papá trabajaba en "La Norte" como llamaba el pueblo a esa primera cerealera frente al boliche de don Marcos Markicich que se llevó un incendio? ¿Qué fue de aquellas compañeritas, Adela Avalos, a quien fastidiábamos con mi amigo Valentín tirándole la trenza? ¿Y las chicas Suárez? No eran parientes, pero eran seguramente las más admiradas del
grado: Ana María, María Esther, Emilce. Y las otras, las "Teresitas", Sanz que vivía camino al cementerio y la otra, la hija de "Marlero", la hermana de Adelqui -arquero del equipo del jazmín y de Koki y tal vez me olvide de algún otro hermano o hermana ¿Y qué fue del Bocha Peiró, hijo de Pepe,
sobrino de Taio?
La señorita Lidia, tan dulce, lo sentaba junto a Oscarcito Blanco, ya que eran los más bajitos del curso. No terminaba de tocar la campana que ya salían golpeándose por la galería y terminaban abrazados "como comadre en desgracia" diría el Mono Buccolini, hasta que alguien los separaba.
Cuando pasamos de grado el "Bocha" se mudó con sus padres y no lo vi más.
Ahora me siento yo adulto, en estos escalones solitarios, a sabiendas que hay cosas impagables. ¿Qué precio tiene por ejemplo el paso veloz de la bicicleta de Anselmo Vera, a quien llamábamos Verita, repartiendo mercaderías para el almacén de don Bernadino Giglio?
O el paso cansino del carro de don Miguel Balagué que llevaba un pájaro en el lomo del caballo.


*Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-24639-2010-07-29.html







UNA MÁS UNO (Uno)*




*Por Miriam Cairo. cairo367@hotmail.com


A Miryam Pirsch, la clocharde



Está claro que uno puede morir. Y está bien. Morir es lo más común y de tan común resulta lo más apropiado, lo menos costoso. Pero, a veces, entre Dios y el Diablo está uno, erguido durante unos minutos frente al espejo. Uno piensa en sí mismo de repente, y se apresura a usar, por un segundo, el derecho de creerse con vida.


*


Una puede dejarse morir y seguir pisando el suelo con pasos de fantasma. Con la interioridad bien diluida y los pantalones azul marino, una deja muy adentro lo profundo para que nadie lo vea.


*


También uno podría elegir no morir. Apenas si existe por momentos la diferencia entre el morir y el no morir. Sólo que el no morir puede arrojarnos nuevamente a la vida.


*


Y una no tiene más que ese momento. Nada puede estar más aniquilado fuera de ese momento. Incluso aquel error. Incluso aquel gesto insignificante. Porque en ese momento una que hasta entonces había mirado con los ojos, había caminado con los pies y había espantado el alma con las manos, se orienta hacia lo diametralmente opuesto, como una corriente cálida atravesando todo el invierno.


*


Entonces, en lugar de escapar corriendo, en lugar de emprender la huida en puntas de pie, uno se arranca las puntas de los pies, porque era lo único que lo mantenía muerto en el suelo de la vida.


*


Y una puede pensar que la culpa es suya, por haberse acostado con el lobo, porque sabe que ese desastre no pudo haberse hecho con otro precio, pero la palabra morir no es exacta, porque la muerte, en este caso, ha existido tan levemente que es mucho menos que indiferenciable, y una se confunde con el lobo.


*

Y uno decide quedar aferrado a su muerte porque no puede aferrarse a otra cosa. Porque a veces, la propia vida existe apenas, nadie la reconoce. Y es admirable cuánta energía se pone en no sobrepasar el apenas.


*


Naturalmente, aquí no está la verdad, pero a veces una pone la cabeza en la boca del lobo como un hábito adquirido. Sabe que la cabeza del lobo no es un lugar seguro, sabe que será irremediable el desgarrón, la corredera de sangre, pero se mete de lleno precisamente porque una lo sabe, porque lo conoce. Y es más fácil sentir otra vez el desgarrón conocido, que frenarse. Hay cierta seguridad establecida.


*


Uno camina por los bordes de un círculo. Y el borde nos pertenece sólo porque nos atenemos a su órbita. Uno camina como paseante, no se sumerge en lo profundo, uno está perdido. Uno queda al margen de su propia vida y nadie lo sabe pero a uno lo tratan como si todos lo supieran.


*


De vez en cuando, una cree que sabe a quién tiene delante del espejo. Pero una no es esa. Y una recién lo sabe cuando se encuentra desnuda en otro espejo, rodeada por brazos que no se mezclaron en el solvente del mundo, o que, como una, están tratando de recuperar la luz humana.


*


Porque si hay un objeto entre todos los objetos del mundo, que tiene un saber, es el espejo. Y uno hace bien en no mirarse. En mirar sin verse, porque el espejo, todo espejo, dice siempre la verdad. No es maravilloso. Es siniestro. Uno elije morir apropiadamente para sí mismo y para el resto, pero el espejo se empeña en mostrar el costado vivo. El pedazo no muerto. La pulsión de lo que queda de uno mismo.


*


Tal vez una no se haya esforzado demasiado en la tarea de morir. Y ha dejado que la domine el cansancio, y por ello, una haya conseguido apenas una muerte mediocre, una muerte honrada, una muerte continua como si en el corredor siguiente hubiera otra muerte esperándola, y otra, y otra. Y una se asusta, pero bebe un sorbo de agua y sigue, honradamente quieta.


*


Uno se pregunta hasta qué punto será difícil, qué fuerzas habrá que extraer de sí para que la muerte siga manteniendo la quietud, para que la vida no nos incendie, no nos ponga otra vez en tren de vivir. Y uno teme que nada sea posible. Uno teme que la ruidosa respiración de los sueños termine por salvarnos.



*Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-24674-2010-07-31.html








GAMA*





Asteriscos modula el aire

Prismas tricolores

bordan el follaje

La brisa bosteza

Estira la niña los brazos

mientras la nube se disfraza

Recorre, atrevido

el pájaro, el pincel

Aguarda

la paleta de colores

al bastidor.





*de Ana Romano romano.ana2010@gmail.com









Correo:


FERROCARRIL MIDLAND*


Hola Urbano:

Mi nombre es Eduardo, vivo en San Genaro (SF), una amiga me acercó tu trabajo de la Estación Coraceros del Midland. Realmente es como bucear en una cámara del tiempo y encontrarse en ese Viaje Inaugural con todas esas personalidades, las cuales muchas de ellas son habitué de las páginas de nuestra Historia Nacional. Me gustó que eligieras al guarda, como el personaje más agraciado de esa Historia, ya que seguramente sería saludado por los viajeros más importante de entonces. Además era quien decidía cuando el tren se pondría en marcha y el responsable del mismo.
Si ese Primer Tren te ha movilizado de esa manera, no quiero pensar que vas a escribir cuando conozcas las historias de vida de quienes se quedaron en el andén; y las de los viajeros, del no menos Histórico Ultimo Viaje desde Carhué a Puente Alsina en coche a motor.
Va un par de fotos de esa época, para que tengas una idea de cómo eran esos trenes; fijate hay una en que la locomotora va embanderada y laureada. Eso ocurría sólo en casos extraordinarios o bien de fechas Patrias importantes. No puedo asegurar que fue el Primer viaje; porque mentiría, pero sí te aseguro que para esa ocasión no pudo haber estado muy distinta.
Gracias por tu trabajo.


*Eduardo Juan Valle. lu3fvh@hotmail.com
San Genaro (SF)



*


Inventren Próxima estación: HENDERSON.



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INDACOCHEA. / LA RICA. / SAN SEBASTIÁN.

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KM. 55. / ELÍAS ROMERO. / KM. 38.

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VILLA CARAZA. / VILLA DIAMANTE. / PUENTE ALSINA.

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